viernes, 28 de enero de 2011

EL FRACASO DE LAS NACIONES UNIDAS EN HAITÍ

El fracaso de Naciones Unidas en Haití
Por Benjamin Fernandez







Los resultados de las votaciones del 28 de noviembre de 2010 para la elección de la presidencia de Haití todavía no se conocen de forma oficial. Por lo que el Consejo Electoral Provisional ha decidido posponer la segunda vuelta, que estaba prevista para el 16 de enero. En la edición francesa de enero, Le Monde diplomatique dedica dos artículos a las crisis política, humanitaria y social, que se agudizan en la isla. Al tiempo que aumenta el número de víctimas por la epidemia de cólera, también se intensifica la cólera de la población contra la Mision de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), acusada de haber introducido accidentalmente la bacteria en la isla.

Dos estudios epidemiológicos (1) internacionales han confirmado que el foco de la epidemia procedía del campamento de los cascos azules nepaleses de la MINUSTAH, situado cerca de Mirebalais, en el centro del país. Los residuos generados en el campamento se vertieron -"en cantidades enormes", según el informe- en un afluente del río Artibonite, el más importante del país.




Oficialmente la epidemia ya ha ocasionado más de 3.000 muertes y afectado a más de 52.000 personas. Pero, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2), el número de casos podría alcanzar los 70.000, y la enfermedad afectaría a aproximadamente 400.000 personas en el transcurso de los próximos doce meses. Por su parte, las autoridades sanitarias y las organizaciones no gubernamentales (ONG) han reconocido su incapacidad para frenar el contagio.

Estas revelaciones hacen tambalear la credibilidad de la fuerza internacional dirigida por Brasil, cuya eficacia ya había sido cuestionada. Al mismo tiempo que la incertidumbre sobre la cuestión del escrutinio electoral y las sospechas de fraude generan un nuevo estallido de violencia en la capital, Puerto Príncipe -donde casi un millón de personas viven todavía en campamentos insalubres amenazados por las bandas-, la acción de la ONU se percibe nuevamente como un fracaso. Fracaso que también ha reconocido Ricardo Seitenfus, representante de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Haití desde 2008: "Haití es la prueba del fracaso de la ayuda internacional", declaró en una entrevista concedida al periódico suizo Le Temps el 20 de diciembre. Inmediatamente después de estas declaraciones, el alto funcionario fue llamado a la sede de la organización.


La MINUSTAH es la quinta misión para el mantenimiento de la paz organizada con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que está presente en el país desde hace diecisiete años. La misión se estableció tras la intervención americana que destituyó al presidente electo Jean-Bertrand Aristide: su mandato de "restauración de la democracia" no dejó de suscitar ciertas dudas entre la población. Cuando se inició la misión, en junio de 2004, el ex secretario de Naciones Unidas Kofi Annan no disimulaba su inquietud al proferir la siguiente declaración: "Tratemos de conseguirlo esta vez".


No obstante, pocos reclaman todavía abiertamente la salida inmediata de los cascos azules del país. Éstos representan, aunque frágil, la última esperanza de seguridad en un país devastado y proclive a la inestabilidad política permanente, que ya no dispone de estructuras de protección civil eficaces. Sin embargo, la fuerza de la ONU debe hacer frente a serias dificultades de organización: aglutina a más de 7.800 militares, 2.136 policías (UNPOL) y más de 2.000 civiles, originarios de más de 41 naciones (principalmente del sur), y la coordinación logística es de una complejidad insalvable para el comando brasileño, todavía inexperto en este tipo de misiones.


Lo que es peor: la fuerza multinacional ha protagonizado numerosos escándalos. Dos años después del inicio de la misión, el jefe de la policía haitiana, Mario Andresol, tuvo que reconocer la colusión que vinculaba a las bandas del suburbio de Cité-Soleil con los servicios de policía y el contingente de cascos azules jordanos (4). En noviembre de 2007, 108 soldados de Sri-Lanka fueron repatriados por haber recurrido a los servicios de prostitutas menores de edad (5). El mes siguiente, una investigación revelaba que algunos trabajadores de la ONU eran culpables de mala gestión, fraudes y malversaciones cuyo valor ascendía a 610 millones de dólares (6). Por último, la muerte el 6 de enero de 2006 del anterior jefe militar de la misión, el teniente general brasileño Urano Bacellar, en su habitación de hotel en Puerto Príncipe, todavía representa uno de los sucesos más turbios en torno a la misión.


Incluso en cuestión de seguridad, el balance de la MINUSTAH es decepcionante. En un contexto de guerrilla urbana, ni los caros equipamientos ni las estrategias militares se han mostrado lo suficientemente preparados para hacer frente a las bandas que se pasean y se esconden a sus anchas en los suburbios de la capital. Regularmente las tropas son tiroteadas en estas zonas, y la réplica por parte de los cascos azules se cobra víctimas entre la población. Los duros métodos empleados por la policía han sido denunciados por Amnistía Internacional, que acusa a la MINUSTAH de respaldarla en las prácticas de violación sistemática de los derechos humanos, principalmente en los barrios desfavorecidos (7). En enero de 2006, la población quedó conmocionada cuando los cascos azules abrieron fuego contra la población que protestaba, en la frontera dominicana, por la muerte de veinticinco haitianos que fueron encontrados asfixiados en el país vecino.


Esta multiplicidad de escándalos ha reavivado la cólera de la población haitiana, que ve sumarse a sus aflicciones una devastadora epidemia. Harta, exige saber cuándo se retirarán los soldados.


La especificidad del contexto político, social, histórico y geográfico hace de la MINUSTAH una de las misiones más delicadas, cosa que sabía bien el ejército americano, que durante su intervención en 2004 rodeó los suburbios para impedir un levantamiento popular en favor de Aristide, antes de dejar a Brasil como encargado de la gestión de la situación.


Aunque no deja de ser sorprendente que Estados Unidos aceptara confiar a Brasil la prosecución de las operaciones en el marco de una estrategia que ellos mismos han establecido. Con mayor razón por cuanto Brasilia se revela como el gran rival para asegurar la estabilidad regional, papel que Washington se reserva en exclusiva desde hace casi dos siglos (8). Algunos consideran que el éxito de la misión es en realidad un objetivo secundario... y que a la Casa Blanca no le afectaría demasiado ver a su "compañero" brasileño hundirse en el caos haitiano que el gigante del Norte ha dejado estallar.


Aunque los dos países manifiesten una perfecta avenencia, la toma de la dirección de las operaciones se efectuó en un contexto de desconfianza recíproca que ponen en evidencia los cables diplomáticos revelados por WikiLeaks: "No debemos considerar que Brasil está en nuestro bando", resume una misiva diplomática estadounidense (9).


Para Brasil, el desafío es considerable. El país pretende afirmarse como un actor imprescindible en la escena internacional, no sólo en el plano económico, sino también en el diplomático, militar y humanitario. ¿Con qué objetivo? Con el de imponerse como el candidato más serio del subcontinente americano para llegar a ser miembro permanente en la posible ampliación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.


En estas condiciones, Haití -laboratorio de la "acción humanitaria" contemporánea y objeto de todos los intereses diplomáticos- está siendo desgarrado por los desafíos que le superan y le perjudican. "En la escena internacional, Haití está pagando fundamentalmente su gran proximidad con Estados Unidos", aprecia Seitenfus, que aún va más allá: "Se quiere convertir a Haití en un país capitalista, una plataforma de exportación para el mercado americano, y es absurdo. (...) Así no se resuelve el problema, sino que se agrava la situación". Y el representante lanza un llamamiento a la comunidad internacional: "Basta ya de jugar con Haití".


Benjamin Fernandez



Notas:
(1) Las conclusiones del estudio epidemiológico realizado allí mismo en noviembre por el profesor Renaud Piarroux, especialista en cólera (Hospital Universitario de Marsella) que fue enviado por el gobierno francés, están disponibles en la página web del periódico Le Monde (PDF).
Un segundo estudio científico, publicado el jueves 9 de diciembre por el New England Journal of Medicine y realizado por científicos haitianos y americanos, ha confirmado la similitud entre la cepa viral aparecida en octubre en Haití y la que está causando estragos en Katmandú: "The Origin of the Haitian Cholera Outbreak Strain".

(2) "Haití: Cólera podría afectar a 400.000 personas, estima OMS", Centro de noticias de la ONU, 24 de noviembre de 2010.

(3) Desde 1993 hasta la actualidad, Haití ha acogido cinco misiones de apoyo y mantenimiento de la paz: la UNMIH (Misión de Naciones Unidas en Haití), la UNSMIH (Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Haití), la UNTMIH (Misión de Transición de Naciones Unidas en Haití), la MIPONUH (Misión de Policía Civil de Naciones Unidas en Haití), y la MINUSTAH en 2004.

(4) « L'ONU en échec dans les rues de Port-au-Prince », Le Figaro, 15 de octubre de 2007.


(5) Alterpresse, 15 de noviembre de 2007.

(5) Alterpresse, 15 de noviembre de 2007.

(6) "U.N. Finds Fraud, Mismanagement in Peacekeeping", The Washington Post, diciembre de 2007.

(6) "U.N. Finds Fraud, Mismanagement in Peacekeeping", The Washington Post, diciembre de 2007.

(7) Informe de Amnistía Internacional, AMR 36/005/2005, premonitorio.


(8) En virtud de la llamada doctrina "Monroe", nombre que se debe al presidente americano que la dictó en 1823, por la cual la potencia del Norte se reserva el derecho a intervenir en el conjunto del continente a fin de preservar sus intereses y los supuestos intereses de la región.

(9) « WikiLeaks : le Brésil et les Etats-Unis divergent sur le Vénézuélien Chávez », LeMonde.fr, 5 de diciembre de 2010.


No hay comentarios:

Publicar un comentario