sábado, 30 de abril de 2011

25 AÑOS DE LA CREACIÓN DE IZQUIERDA UNIDA







"25 años de Izquierda Unida: 25 años luchando por un país mejor, menos injusto, más solidario", artículo de Marga Ferré
Viernes, 29 de abril de 2011 PÁSALO: Hace 25 años se creó Izquierda Unida.

25 años de IU que contienen una parte esencial de la Historia reciente de España y, lo que es mucho más importante, una parte de la biografía de miles y miles de hombres y mujeres que han formado (y forman) parte de este proyecto.

Puede pensarse que nacimos al calor de un fracaso, o de un impulso, el del referéndum de la OTAN, pero yo creo que fuimos hijos de varias crisis que confluyeron en un nuevo tiempo en la izquierda, para resistir y proponer ideas diferentes al proyecto “modernizador” de Felipe González: para decir No a la OTAN, para enfrentarnos a la reconversión industrial en Cádiz, en Sagunto, en Barakaldo, en Reinosa..., para contribuir a la Huelga General del 88, para enterrar a Dolores y demostrar que en este pueblo hay más rojos de los que a ellos les gustaría.

En los 90, para denunciar la corrupción intolerable, las privatizaciones. Recuerdo a Julio ofreciendo 25 puntos de políticas diferentes a un Felipe González que siempre prefirió mirar a la derecha. Para oponernos a la primera guerra del Golfo, cuando no era fácil ser pacifista, para exigir un referéndum sobre Maastricht y una Europa diferente. Perdimos elecciones, ganamos algunas, pero nos recuerdo siempre en la calle y con el viento en contra.


Tuvimos mil crisis, algunos se fueron y otros llegaron, pero estuvimos en las manis duras de la guerra de Irak, en ese triste 11 de marzo y en Génova, empujando un cambio de Gobierno. Ayudamos a hacer buenas leyes, y otras no tan buenas. Sacamos la tricolor de los armarios y a los nuestros de las cunetas. Y perdimos elecciones. Y nos caímos. Y nos levantamos.

En tiempos de crisis nos enfrentamos a los bancos y a la barbarie neoliberal. Pedimos una Huelga General a Zapatero y se la hicimos. Y nos reinventamos para refundar la izquierda.

Y enterramos a Marcelino, siempre adelante y siempre a la izquierda.

Supongo que cada uno tiene sus recuerdos y su forma de ver la historia, pero creo honestamente que sin Izquierda Unida, este país sería mucho peor. En estos días de aniversario he leído en blogs y foros a compañeros y compañeras que recuerdan el día y los motivos que decidieron sumarse a este proyecto. Recomiendo su lectura, que vuelve a demostrar que lo mejor de Izquierda Unida son los valores de lucha de sus militantes.

Por eso hay que celebrarlo, entre otras cosas, con una Fiesta (sin lluvia). Celebrar que durante 25 años, con nuestras miserias y nuestras grandezas, ha habido decenas de miles de hombres y mujeres que han formado parte de este camino luchando por los trabajadores, por la igualdad, por la democracia, por la paz... 25 años luchando por un país mejor, menos injusto, más solidario.

Eso hay que celebrarlo.

En la imagen, sección de la exposición sobre los 25 años de IU diseñada por Alfonso Grau.
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1º DE MAYO 2011: DE LA PORRA EN MANO DE LOS GRISES A LA "MANO INVISIBLE DEL MERCADO" DE ADAM SMITH







121 primeros de mayo en España
nuevatribuna.es |

Manifestación del 1 de mayo de 2010 en Madrid. Foto: CCOO Madrid

Otro Primero de Mayo más. Es la 121 ocasión que se celebrará en España, si bien la primera vez, en 1890, los actos se trasladaron al primer domingo siguiente al primer día de ese mes. Porque en España el 1 de Mayo no fue día festivo hasta 1931, una vez proclamada la Segunda República. Ahí está para el recuerdo la inmortal fotografía de esa fecha en la que aparecen manifestándose del brazo el alcalde de Madrid, Pedro Rico, Miguel de Unamuno, Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero. Seis años después, el 13 de abril de 1937, Franco suprimió esa festividad, pues no le bastaba con exterminar al movimiento obrero. Quería también eliminar cualquier vestigio de la cultura y de los rituales del trabajo. El general, sustituyó, en una cruel ironía, el uno de mayo por el diez y ocho de julio –fecha del golpe de estado- como “fiesta de exaltación del trabajo”.

Como el general era ultracatólico, envió a su ministro Solís Ruiz a la concentración que el Vaticano convocó en Milán el 1 de Mayo de 1956, una especie de celebración alternativa a la del movimiento obrero. Desde ese año volvió a restaurarse en España la festividad del 1 de Mayo. Claro está que se hizo dentro de los parámetros de la dictadura, dando paso a las “demostraciones sindicales” en el estadio Santiago Bernabeu. Esas que organizaban los sindicatos verticales, con el general y su esposa en el palco y que filmaba el NO-DO. Consistían en una mezcla de tablas de gimnasia, bailes regionales y juegos florales. Todo bastante cutre, en el mejor estilo franquista. Luego, a partir de 1966/67, cuando el movimiento obrero alcanzó pujanza, el 1 de mayo también significaba en España el encarcelamiento “preventivo” por dos o tres días de todos aquellos activistas de las Comisiones Obreras que estaban fichados por haberse significado en la defensa de los derechos de los trabajadores. Con eso y televisando una corrida de toros la dictadura pretendía evitar “disturbios” callejeros ese día.


El primer 1 de Mayo celebrado en libertad, después de Franco, fue el de 1978.Más tarde, toda vez muerto Franco, como los sindicatos de clase fueron legalizados en abril de 1977, pensaron ingenuamente que podían convocar manifestaciones en todo el país para celebrar tranquilamente el Día del Trabajo. Así lo hicieron y de manera unitaria CCOO, UGT y USO. Pero como estábamos en plena transición política –ese modelo que quisimos exportar a América Latina, luego al Este de Europa y ahora al mundo árabe-, el señor ministro del interior consideró que lo mejor sería mandar a los antidisturbios a persuadir a los trabajadores de que manifestarse no era buena idea. Y, como cupo esperar, se emplearon a fondo en la tarea. En Madrid, les persiguieron hasta por los túneles del metro de Portazgo, pues la manifestación se había convocado junto al campo del Rayo, en el corazón de Vallecas. De paso, los chicos de la prensa, que estaban cubriendo el acontecimiento, también se llevaron lo suyo, tal y como relataba el diario “El País” del día siguiente. Para que no se nos olvide: el ministro del interior era Rodolfo Martín Villa –la flexibilidad laboral en persona, pues lo mismo preside el franquista SEU, que forma parte del gobierno Súarez o que ocupa plaza en los consejos de administración de Sogecable o Aguas de Barcelona-. El “premier”, ya está dicho, era Adolfo Suárez.

Así las cosas, el primer 1 de Mayo celebrado en libertad, después de Franco, fue el de 1978. Resultó masivo, como el del año siguiente, al que acudió, al igual que en 1931, el alcalde de Madrid. Entonces era el recién elegido Enrique Tierno Galván.

Los “grises” ya no existen. De manera que por ese lado nada hay que temer. Tampoco hay peligro de que el alcalde de Madrid vaya a la manifestación. Sin embargo, en al año IV d.c. (léase “desde la crisis”) llueven los mamporros. Quien ahora nos sacude con saña es la “mano invisible” del mercado, esa de la que hablaba Adam Smith. De manera que más nos vale retorcer ese brazo al viejo grito de “hagamos de este 1 de mayo una jornada de combate”, por los derechos de los trabajadores. Que será un viejo grito, sí; pero es mucho más moderno que Adam Smith.

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jueves, 28 de abril de 2011

DEMOCRACIA EN CUBA

Democracia en Cuba


John Brown
Iohannes Maurus




"uno de nuestros mayores errores al principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo" Fidel Castro Ruz, 17 de noviembre de 2005

El sexto congreso del Partido Comunista de Cuba acaba de debatir y aprobar la versión definitiva de los lineamientos de política económica. Este acontecimiento resulta muy singular visto desde nuestra parte del mundo. En primer lugar, muestra que las cuestiones económicas pueden ser objeto de una decisión política y no están siempre ya decididas por la dinámica invencible de los mercados. En segundo lugar, la dirección comunista cubana nos muestra que unas directrices de política económica pueden ser enmendadas por la ciudadanía en el 60% de su contenido y ello tras un largo proceso de debate en el que han participado todas las categorías de la población en los barrios, las empresas, las universidades e incluso las escuelas secundarias.

Ambas experiencias, profundamente democráticas, son sencillamente inconcebibles en las sociedades capitalistas en que nos ha tocado vivir. Ningún gobierno europeo ha organizado ningún debate público sobre la financiación pública de los bancos tras la crisis de los activos tóxicos, ni sobre las reformas laborales, ni sobre la reducción generalizada de sueldos públicos y pensiones, ni sobre el aumento de la edad de jubilación. Ni siquiera los partidos neoliberales de izquierda o derecha que nos gobiernan propusieron nunca medidas semejantes en sus programas electorales. Sencillamente, en el capitalismo, sobre la economía no se puede decidir nada que vaya en contra de los mercados, es decir de los intereses sagrados del capital financiero. La idea misma de una consulta sobre esta materia resulta tan absurda como la decisión de una asamblea de internos del frenopático de que mañana haga sol y buen tiempo. Un país como Cuba resulta, a pesar de sus múltiples defectos de los que no sólo es reponsable el bloqueo, un pésimo ejemplo para el orden capitalista en el resto del mundo. El hecho de que allí se decida sobre la economía, significa que aquí se ocultan decisiones políticas efectivas bajo la apariencia mentirosa de que se está obedeciendo a leyes naturales. Basta para convencerse de ello leer La crisis que viene, un excelente librito descargable gratuitamente que explica con claridad y rigor cómo en Europa y en concreto en el Estado Español se está haciendo pasar por una fatalidad económica un conjunto de medidas de redistribución de la riqueza en favor de los más ricos.


Aparentemente, los lineamientos representan un ajuste económico sin precedentes en el que se prevé transferir a un sector privado aún por estructurar a medio millón de trabajadores del Estado, quedaría progresivamente eliminada la "libreta" de racionamiento, sustituyéndola, para las personas más necesitadas, por una subvención en metálico y pasarían a un naciente y limitadísimo sector privado toda una serie de actividades que hasta hoy han estado en manos del gobierno con resultados poco halagüeños. El mercado hace pues su entrada oficial en una economía hasta ahora casi monopolizada por el Estado. Hay quien dirá que esto es el comienzo del fin del socialismo y un regreso al capitalismo y que se prefigura en Cuba un modelo de desarrollo a la China con un amplio desarrollo del mercado y una dirección política autoritaria de la economía. No lo parece. En primer lugar, las medidas que se van a adoptar se aplicarán de forma no traumática y se mantendrá un sistema de protección social eficaz para el conjunto de la población, preservándose la enseñanza gratuita a todos los niveles y la sanidad gratuita y universal.

Csiderar que las medidas preconizadas por los lineamientos son "contrarias al socialismo" significa suponer que existe un único modelo de socialismo, que existe un saber sobre la economía y la sociedad que bastaría aplicar para construir un tipo de sociedad conocido de antemano. Sin negar que en la propia Cuba existió la tentación, sobre todo en los años 70, de afirmar que existía un modelo socialista identificado con el soviético, es importante destacar que la dirección comunista cubana antes y después de ese período se caracterizó por su flexibilidad y su capacidad de experimentar nuevas formas de organización y decisión con una participación nada simbólica de la población. La práctica del Che Guevara en los primeros años de la revolución es ejemplar a este respecto, pero no representa ni mucho menos el único caso de experimentación política y social de la construcción de una nueva sociedad. Por otra parte, la introducción de un espacio de mercado en la economía cubana sólo es una medida contraria al socialismo para quien identifique socialismo y economía de Estado. En sí, tanto el Estado como el mercado son obstáculos al único objetivo real del socialismo: el comunismo. El proceso de transición al comunismo que se denomina socialismo -no otro es el significado marxista de este término- no puede ser sino una desestabilización interna de los dos grandes dispositivos de dominación del capitalismo que son el Estado y el mercado generalizado en la perspectiva de la abolición de ambos.

El socialismo es según Marx una fase inestable de transición a un sistema en completa ruptura con el capitalismo que se denomina comunismo. El socialismo mantiene numerosos elementos del capitalismo: el Estado, elementos de mercado, el trabajo asalariado etc. El socialismo no es ningún modo de producción, sino una fase de desestabilización del orden capitalista determinada por la lucha de clases. Como lo hemos visto en los países de la Europa del Este, el socialismo no conduce sólo al comunismo. En las irónicas palabras de Etienne Balibar, el marxismo debería hoy plantearse el novedoso problema de la transición en un sentido regresivo: "del comunismo al capitalismo.." Esto significa algo muy sencillo para un materialista: no existe ninguna finalidad en la historia, no existe ningún "sentido de la historia" que pueda suplir a la providencia religiosa. Nada garantiza el comunismo y desde luego no el socialismo que, según Althusser reúne "todas las condiciones de imposibilidad del comunismo". El comunismo como régimen de abundancia y de libre acceso a los comunes productivos y a la riqueza social es un resultado aleatorio de una lucha social y política cuyo marco es el socialismo. El comunismo, además, no es posible en un solo país, ni siquiera en un país tan grande como era la URSS. Su requisito es una transformación social radical a nivel planetario.

Es absurdo plantearse hoy en Cuba una transición al comunismo independiente de un desarrollo comunista de la producción y de las sociedades a escala mundial. Con todo, la espera de una revolución mundial no puede ser pasiva. Mientras tanto, hay que hacer todo lo necesario para desarrollar la capacidad de acción, la potencia efectiva del conjunto de la población: la salud, la enseñanza y la cultura son a este respecto esenciales. Cuba ha cosechado en este terreno grandísimos éxitos que permitirían un paso sin demasiadas dificultades a una sociedad basada en el libre acceso a los comunes productivos. Sin embargo, quien hoy visita Cuba ve un contraste fortísimo entre una población sana, culta, correctamente vestida, más parecida a la del primer mundo que a la del tercero y unas condiciones materiales a menudo tercermundistas. Mantener el proceso revolucionario exige acabar con una escasez material excesiva que no puede sólo justificarse por el bloqueo, aunque éste es innegablemente muy dañino. Además de ser víctima del acto de guerra continuado que representa el bloqueo norteamericano, Cuba ha mantenido una especia de comunismo de guerra espartano que hoy, según los propios comunistas cubanos, ya no se puede mantener sin poner en peligro el conjunto del proceso. Una vida material aceptable para el conjunto de la población exige la movilización de la iniciativa particular de los ciudadanos tanto dentro de la economia estatal como en el sector mercantil.

Cuba nos da hoy un ejemplo de democracia efectiva. Nos muestra que es posible decidir independientemente de los mercados. Esa independencia es inseparable de la independencia nacional reconquistada en Cuba con la revolución de 1959. Sin embargo, para que esta independencia sea firme y efectiva, para garantizar precisamente que el mercado no vuelva a ser soberano, la revolución cubana tiene por delante un importante desafío: alentar no sólo la iniciativa económica, sino la iniciativa política del conjunto de la población. Para ello es necesario dar mayor contenido a las estructuras de poder popular hoy existentes haciendo no ya que evolucionen hacia un pluralismo partitocrático como en nuestros capitalismos "democráticos" de Europa y Estados Unidos, sino hacia formas de participación ciudadana efectiva basadas en otra forma más real de pluralismo que permita la expresión de las singularidades. La experiencia del debate sobre los lineamientos es un primer paso importante, aunque limitado. Unos medios de comunicación social públicos, pero libres y pluralistas, serían un elemento fundamental para este nuevo aliento político. En la Cuba actual los medios de prensa existentes, en particular la prensa comunista, son claramente inadecuados al nivel cultural y político de la población. La transición al comunismo no puede realizarse sólo en Cuba; por ello mismo, el período de inestabilidad y de experimentación permanente que constituye el socialismo perdurará aún durante bastante tiempo. Mientras tanto, la revolución cubana ha sabido mantener y desarrollar la posibilidad de un comunismo imposible. Esto es lo que explica, sin duda su pervivencia tras el derrumbe de un bloque socialista que había renunciado hacía tiempo a esa posibilidad de lo imposible.

Fuente: http://iohannesmaurus.blogspot.com/2011/04/democracia-en-cuba.html




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EGIPTO: LA REVOLUCIÓN SE REORGANIZA

. Egipto .
La revolución se organiza
VS 0 | | sección: web | 25/04/2011
Entrevista a Mahienur al-Massry, militante de Socialistas Revolucionarios

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Mahienur al-Massry es una joven militante de Alejandría. Comenzó su actividad política en el movimiento Kifaya en 2006, luego se unió a los Socialistas Revolucionarios en 2008.

¿Bajo qué ángulo es criticada la política del Consejo Militar en estos momentos?

Son los generales los que tienen interés por los acuerdos de Camp David y la financiación americana. Y son también hombres de negocios, poseen una parte de Egipto, pero ni los oficiales de baja graduación ni los soldados se aprovechan de ello. El 9 de abril, éramos mucha gente en la calle, tanto en El Cairo como en Alejandría y aparecieron fisuras en el ejército. El hecho de que jóvenes del ejército se unieran a los manifestantes en la plaza Tahrir muestra que el sentimiento de opresión y de injusticia estaba presente. No hablaban de ello hasta entonces, como tampoco el pueblo egipcio antes de que todo tomara la forma de una revolución. Un punto desconocido es que la primera vez que los carros del ejército aparecieron al comienzo de la revolución, ¡la gente los atacó! No había la famosa línea roja a propósito del ejército.

¿Qué hay de la gran movilización obrera que precedió y sucedió a la caída de Mubarak? ¿Y del proceso de organización independiente de los trabajadores?

Hasta el 9 de febrero, los trabajadores participaban en tanto que individuos, luego las huelgas comenzaron y, sin haber estado en la base de la revolución del 25 de enero, aceleraron el proceso y pusieron fin al gobierno, cuando la batalla se hacía difícil. Ahora el Consejo Militar teme las huelgas y su generalización, que podrían proseguir las reivindicaciones que eran las nuestras durante la revolución. En estos momentos las huelgas se han ralentizado, se está más en la fase de la construcción de los sindicatos, lo que no está mal. Se crean sindicatos independientes en los sectores más diversos. Por ejemplo hace tres días eran los artesanos los que se reunían para hablar de la creación de un sindicato; también los ingenieros del sector petrolero. Es la prueba de que, en los últimos años, lo que había entre los trabajadores no era indiferencia, sino paciencia.



¿Cuáles son las especificidades de Alejandría desde el punto de vista del movimiento y de la red política en su seno?

Alejandría es una ciudad pesquera, pero también industrial con una tradición que se remonta a comienzos del siglo XX. Es la primera ciudad para los Hermanos Musulmanes, y los salafistas son muy numerosos. También hay un fuerte movimiento de jóvenes que comenzó con Kifaya y se desarrollo con el drama de Khaled Said (en junio de 2010). Antes de esto, se pensaba en general que si tú no estás implicado en política, ni eres demasiado religioso, ni demasiado pobre, el sistema no te haría nada. Sin embargo Khaled Said era todo eso, y sin embargo la policía le mató. Esto implicó a mucha gente, particularmente de la clase media. Hasta entonces cuando había 100 personas en una manifestación, era un éxito, y entonces se alcanzaron las 6.000 personas. El día en que la foto de Khaled Said apareció en Internet, hubo jóvenes que se concentraron ante la comisaría de la policía dispuestos a hacerla frente. La diferencia en Alejandría es que los jóvenes dominan el movimiento. Desde los Hermanos Musulmanes hasta nosotros pasando por los liberales, se trabaja conjuntamente a la vez que gestionamos nuestras diferencias. Así se creó en mayo de 2010 una oficina de coordinación /1 y todos los miembros tienen entre 15 y 33 años. Somos pocos y por tanto tenemos necesidad los unos de los otros, pero no se borran las diferencias ideológicas, se debate permanentemente. Se ha trabajado así hasta la revolución, o más bien la etapa revolucionaria. Y a partir del 25 de enero, pero más seriamente a partir del 27, ha sido ese grupo el que ha organizado el movimiento en Alejandría. Después de esto han aparecido problemas con los Hermanos Musulmanes por su orientación reformista, y luego con la constitución /2. Más aún sobre el tema de la toma del edificio de la Seguridad Nacional /3. Nos encontramos con jóvenes militantes del movimiento, la izquierda y los salafistas, sin liberales, y los Hermanos Musulmanes se negaron a participar. Sin embargo, son una parte de la revolución, sería falso negarlo, como negar que participan en la contrarrevolución ahora.

¿Dónde intervenís los socialistas revolucionarios?

Los sindicatos independientes son una base de nuestro programa, pensamos que no habrá verdadero cambio sin que los trabajadores sean liberados de la dominación del estado en sus organizaciones. Luego están los comités populares de defensa de la revolución /4, que tienen su origen en los comités de defensa de barrio. Tras la etapa revolucionaria, los jóvenes, que habían permanecido juntos durante todo el período, han visto que su papel era también político. Esos comités son medios para aparecer públicamente y proporcionarán candidatos para las elecciones municipales o locales. Organizan también un grupo de defensa de las manifestaciones. En los dos casos, no son organizaciones socialistas sino que se practica en su seno una democracia por abajo, se conjugan reivindicaciones democráticas y sociales. Así si hay una nueva conmoción, tendremos herramientas para obtener victorias para el pueblo, de las que se ha carecido durante la revolución.

22/04/2011

Entrevista realizada por Melanie Souad

Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR

Notas

1/ Compuesto por los Hermanos Musulmanes, el Ghad, el partido al Gabha, el Movimiento del 6 de abril, Al Karama, Justicia y Libertad, Al Hachd (movimiento popular democrático) y los Socialistas Revolucionarios.
2/ Los Hermanos Musulmanes se han aliado al Consejo Militar para apoyar el si en las enmiendas constitucionales, contra la izquierda y una parte de los liberales.
3/ El 4 de marzo, el edificio de la Seguridad Nacional en Alejandría fue tomado por asalto por los manifestantes, abriendo la ola en el país. 4/ Hay 40 comités, con de 7 a 8 personas cada uno, en Alejandría.

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NUEVAS PERSPECTIVAS PARA CUBA TRAS EL CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA

El sexto congreso del Partido Comunista de Cuba abre nuevas perspectivas para la nación caribeña

¿Zanjón o Baraguá?





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14:11h. del Miércoles, 27 de abril
Guillermo Nova | La República | La Habana

El esperado sexto congreso del Partido Comunista de Cuba, centró la atención mundial sobre las perspectivas de futuro del proceso revolucionario en el país caribeño, marcado por los debates sobre los denominados cambios, reformas, transición o actualización del modelo, según el analista consultado.

Más allá de la discusión sobre el cambio generacional, realmente lo que se debatió en Cuba fue la búsqueda de un consenso sobre el país que quieren los cubanos, donde se mantendrán los logros sociales pero se abrirá la economía a la iniciativa privada de los trabajadores por cuenta propia.



Los mil delegados eligieron un Comité Central heterogéneo y joven, donde la presencia de la mujer se triplicó respecto al periodo anterior y la representación de los negros y mestizos aumentó un 10 por ciento.

En su mayoría son profesionales preparados y con estudios superiores y están llamados a ser la cantera del futuro de la Revolución, relevo que se hace cada vez más presente ahora que se han limitado a 10 años, dos mandatos de cinco años consecutivos, el tiempo de permanencia de todos los cargos públicos.

El verdadero congreso sobre los cambios económicos se debatió previamente en miles de asambleas abiertas en los barrios y centros de trabajo, en las que el futuro de la cartilla de abastecimiento, la autorización para la compra y venta de casas y vehículos y las nuevas licencias para trabajadores por cuenta propia centraron los debates.

Si bien hubo disparidad de opiniones, algunas hasta sorprendentes como fue el caso de la de un vecino, del municipio capitalino de 10 de octubre, que se quejó amargamente de no poder comprarse un yate.

Este apasionado de la náutica trabaja para la representación de una empresa extranjera y no entendía que si tenía el dinero para adquirirlo, la legislación actual le impidiera poder pasearse en la embarcación.

Mientras el resto de vecinos que asistían al debate, estupefactos por la sorprendente propuesta estaban más preocupados, como pasó en la mayoría de los encuentros, por la retirada de la cartilla de abastecimiento, que aunque sus productos fuertemente subvencionados como el arroz o el aceite no alcanzan para todo el mes, al menos significan una ayuda importante.

La apuesta por el socialismo tropical

La opción de convertirse, como otros países centroamericanos, en una maquila barata y de rápida exportación al mercado norteamericano de bienes de equipo, como lavadoras, automóviles o tostadoras, fabricando productos de poco valor añadido pero competitivos por sus bajos costes laborales, no está entre las apuestas de Raúl Castro.

La gran diferencia con los países del socialismo asiático es que estas son naciones de cientos de millones de trabajadores y a la vez consumidores, las cuales llevan décadas absorbiendo las deslocalizaciones de las multinacionales que buscan mano de obra calificada y “disciplinada”.

En un país como Cuba, con poca población y escasa demanda interna, la cercanía a estos proyectos socioeconómicos se centra más en la voluntad de crear un sector estatal que intervenga en la economía y controle los sectores estratégicos para garantizar la soberanía.

Para conseguirlo Raúl Castro apuesta por una mayor autonomía de la administración pública en la toma de decisiones, en la que el Partido tiene que jugar un papel orientador, legitimado en la autoridad moral ganada ante la población con el ejemplo y el sacrificio.

El debate de los derechos humanos

Durante los debates internos que se realizaron irrumpió como factor externo la cuestión de la violación de los derechos humanos en la Isla. Las damas de blanco hasta hacía poco tiempo desactivadas empezaron a coger de nuevo protagonismo.

Las negociaciones tripartitas entre el gobierno cubano, la Iglesia católica y el canciller español Miguel Ángel Moratinos consiguieron la liberación de 127 opositores presos que pudieron viajar a España acompañados de 750 familiares buscando mejores oportunidades en la vida.

Recientemente la decisión se amplió incluso a presos por acciones violentas como Efraín Rivas, el cual en una incursión armada desde la Florida tiroteó en 1996 las instalaciones del hotel Meliá Las Américas, en el balneario de Varadero.

Con este complejo proceso negociador, las autoridades cubanas desmontaron las acusaciones de la falta de respeto a los derechos humanos en la Isla.

Mientras el mantenimiento de la Posición Común de la Unión Europea contra el país antillano, la cual es subsidiaria del bloqueo norteamericano, dejó al descubierto la verdadera apuesta política de injerencia hacia la Isla.

La propuesta no es nueva en la historia de Cuba; en 1878 los líderes mambises firmaron con el general español Arsenio Martínez Campos el pacto de Zanjón, por el que se alcanzaba la paz sin la independencia del país ni la abolición de la esclavitud.

A pesar del desgaste de la guerra, Antonio Maceo desde Oriente lanzó la protesta de Baraguá, por el que los cubanos juraron estar dispuestos a continuar la lucha hasta lograr la plena independencia. En 1898 la consiguieron aunque tuvieron que esperar hasta el primero de enero de 1959 para alcanzarla plenamente.

Un veterano dirigente sindical español recientemente me comentaba que los cubanos durante estos cincuenta años de lucha frente a un gigante como Estados Unidos, se habían ganado por esfuerzo propio el derecho a decidir por sí mismos su futuro y si fuese el caso “incluso a equivocarse”.



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miércoles, 27 de abril de 2011

LA PRIVATIZACIÓN DEL PLANETA ¿UN MUNDO DEMASIADO GRANDE PARA CAER?

La privatización del planeta: ¿un mundo demasiado grande para caer?
Noam Chomsky · · · · ·

24/04/11





El levantamiento democrático en el mundo árabe ha sido un espectacular ejercicio de coraje, dedicación y compromiso de las fuerzas populares que ha venido fortuitamente a coincidir con una notable rebelión de decenas de millares de personas a favor del pueblo trabajador y de la democracia en Madison, Wisconsin, y otras ciudades norteamericanas. Hay que decir, empero, que si las trayectorias de las revueltas en El Cairo y en Madison llegaron a intersectar, estaban aproadas en sentido opuesto: mientras en El Cairo se encaminaban a la conquista de derechos elementales negados por la dictadura, en Madison apuntaban a la defensa de derechos que habían sido conquistados con largas y duras luchas y que ahora están sometidos a un desapoderado asalto.

Uno y otro caso son un microcosmos de tendencias presentes en la sociedad global que siguen una variedad de cursos. La cosa no ofrece duda: tendrán consecuencias de largo alcance. Tanto lo que ahora mismo está aconteciendo en el decadente corazón industrial del país más rico y poderoso de la historia humana, como lo que está pasando en lo que el presidente Dwight Eisenhower llamó "el área estratégicamente más importante del mundo" ("una estupenda fuente de poder estratégico" y "probablemente el mayor premio económico del mundo en el campo de la inversión extranjera", en palabras del Departamento de Estado de los años 40, un premio que los EEUU trataron de reservarse en exclusiva, para sí propios y para sus aliados, en el incipiente Nuevo Orden Mundial de la época).

A despecho de todos los cambios habidos desde entonces, se puede razonabilísimamente suponer que los actuales decisores políticos mantienen básicamente su adhesión al juicio del influyente asesor del presidente Franklin Delano Roosevelt, A.A. Berle, según el cual ese control de las incomparables reservas energéticas del Oriente Próximo traería consigo "un control substancial del mundo". Y análogamente y por contraste, que la pérdida de ese control amenazaría el proyecto de dominación global claramente articulado durante la II Guerra Mundial y persistentemente mantenido aun frente a los decisivos cambios experimentados por el mundo desde entonces.

Desde que rompió la Guerra en 1939, Washington anticipó que ésta

terminaría con los EEUU en una posición de supremacía. Funcionarios de alto nivel del Departamento de Estado y especialistas en política exterior se reunieron repetidamente durante la Guerra a fin de diseñar planes para el mundo de postguerra. Perfilaron una "Gran Área" que los EEUU tenían que dominar, y que incluía el Hemisferio Occidental, el Extremo Oriente y el antiguo Imperio Británico, con sus recursos energéticos del Oriente Próximo. Cuando Rusia comenzó a demoler los ejércitos nazis luego de la batalla de Stalingrado, los objetivos de la Gran Área comenzaron a extenderse hasta abarcar la mayor zona posible de Eurasia, y al menos su núcleo económico en Europa Occidental. Dentro de la Gran Área, los EEUU mantendrían un "poder indiscutible", con "supremacía militar y económica", al tiempo que se asegurarían de "limitar el ejercicio de la soberanía" de los estados capaces de interferir en los propósitos globales estadounidenses. Los circunstanciados planes del tiempo de guerra no tardaron en ponerse por obra.

Siempre se reconoció que Europa podría optar por un curso independiente. La OTAN se concibió en parte para contrarrestar la amenaza de esa independencia. No bien se disolvió en 1989 el pretexto oficial que había dado lugar a la OTAN, la OTAN se expandió hacia el este, en flagrante violación de las promesas verbales hechas al dirigente soviético Mijail Gorbachov. Desde entonces, se ha convertido en una fuerza de intervención manejada por los EEUU. El amplísimo radio de acción que se arroga lo expresó bien el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, al informar en una conferencia de la organización que "las tropas de la OTAN tienen que vigilar los oleoductos que transportan petróleo y gas en dirección a Occidente", y más en general, proteger las rutas navales utilizadas por los cargueros y otras "infraestructuras cruciales" del sistema energético.

Las doctrinas de la Gran Área dan manifiesta licencia para la intervención militar arbitraria. Eso quedó patentemente sentado bajo la administración Clinton, que proclamó el derecho de los EEUU a servirse de la fuerza militar para garantizar el "acceso irrestricto a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos", y urgió a mantener "desplegadas hacia Europa y Asia enormes fuerzas militares, "a fin de modelar las opiniones de la gente sobre nosotros" y de "modelar los acontecimientos que afecten a las probabilidades de nuestra seguridad".

Idénticos principios rigieron la invasión de Irak. A medida que se ha ido haciendo evidente la incapacidad de los EEUU para imponer su voluntad en Irak, los objetivos reales de la invasión no pueden seguir camuflándose tras una retórica encandilante. En noviembre de 2007, la Casa Blanca emitió una Declaración de Principios exigiendo que las fuerzas estadounidenses se mantuvieran indefinidamente en Irak y ligando la suerte de ese país al privilegio de inversores norteamericanos. Dos meses después, el presidente Bush informaba al Congreso de que vetaría la legislación que pudiera poner límites al permanente estacionamiento de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Irak o "al control, por parte de los EEUU, de los recursos petrolíferos de Irak": unas exigencias que los EEUU tuvieron que abandonar, a la vista de la resistencia iraquí.

En Túnez y Egipto, los recientes levantamientos populares han ganado imponentes batallas, pero, como informaba el Carnegie Endowment, aunque los nombres han cambiado, los regímenes permanecen: "Un cambio en las elites dominantes y en el sistema de dominación es todavía una meta lejana". El informe analiza los obstáculos internos atravesados en el camino de la democracia, pero ignora los exteriores, que, como siempre, son significativos.

Los EEUU y sus aliados occidentales están resueltos a hacer todo lo que puedan para prevenir una auténtica democracia en el mundo árabe. Para entender por qué, basta echar una ojeada a las encuestas de opinión realizadas en el mundo árabe por las agencias norteamericanas de sondeos. Aunque se ha hecho poca publicad de sus resultados, no por eso dejan de ser conocidos por los planificadores estadounidenses. Revelan que mayorías abrumadoras de árabes ven a los EEUU y a Israel como las mayores amenazas a que se enfrentan: así ven a los EEUU el 90% de los egipcios, y en el conjunto de la región, un 75% de los encuestados. Algunos árabes ven como amenaza a Irán: un 10%. La oposición a la política de los EEUU es tan fuerte, que una mayoría cree que la seguridad mejoraría si Irán dispusiera de armamento nuclear (eso cree, por ejemplo, el 80& de los egipcios). Otros cuadros de opinión arrojan resultados semejantes. Si la opinión pública pudiera influir en las decisiones, los EEUU no sólo no podrían controlar la región, sino que serían expulsados de ella junto con todos sus aliados, lo que socavaría los principios fundamentales de la dominación global.

La mano invisible del poder

El apoyo a la democracia es la provincia de los ideólogos y los propagandistas del sistema. En el mundo real, el asco que por la democracia siente la elite es la norma. Son abrumadoras las pruebas de que la democracia sólo es apoyada mientras pueda contribuir a objetivos sociales y económicos, una conclusión a la que reluctantemente llegan los académicos más serios.

El desprecio de la elite por la democracia se reveló espectacularmente en la reacción a las filtraciones de WikiLeaks. Las que mayor atención recibieron, con comentarios rayanos en la euforia, fueron los cables en los que se informaba del apoyo de los árabes a la posición de los EEUU frente a Irán. La referencia, claro, era a los dictadores árabes. Las actitudes de la opinión pública ni siquiera recibían mención. El principio rector fue claramente sentado por el especialista del Carnegie Endowment para Oriente Próximo, Marwan Muasher, un ex alto funcionario del estado jordano: "Nada va mal, todo está bajo control". En suma: si los dictadores nos apoyan, ¿qué tendría que preocuparnos?.

La doctrina Muasher es racional y venerable. Para reducirnos a un solo caso hoy particularmente pertinente, en un debate interno habido en 1958 el presidente Eisenhower manifestó su preocupación por la "campaña de odio" contra nosotros librada en el mundo árabe, no por los gobiernos, sino por las poblaciones. El Consejo Nacional de Seguridad (NSC, por sus siglas en inglés) explicó que en el mundo árabe se tenía la percepción de que los EEUU apoyaban a los dictadores árabes y bloqueaban la democracia y el desarrollo para asegurarse el control de los recursos de la región. Por lo demás, esa percepción es básicamente correcta, concluía el NSC, y eso es lo que tenemos que hacer, secundar la doctrina Muasher. Estudios realizados por el Pentágono luego del 11 de septiembre confirmaron que lo mismo vale para hoy.

Es normal que los vencedores arrojen la historia al basurero, mientras las víctimas se la toman muy en serio. Unas breves observaciones sobre este importante asunto acaso resulten aquí de utilidad. No es la primera vez que Egipto y los EEUU se enfrentan a problemas similares y se mueven en direcciones opuestas. Ya ocurrió también a comienzos del siglo XIX.

Los historiadores económicos suelen sostener que Egipto estaba bien situado para emprender un rápido crecimiento económico al mismo tiempo que los EEUU. Ambos países disponían de una rica agricultura, incluido el algodón, combustible de la primera revolución industrial: pero, a diferencia de Egipto, los EEUU tenían que desarrollar la producción de algodón y una fuerza de trabajo mediante la conquista, el exterminio y la esclavitud, con consecuencias que resultan evidentes todavía hoy en las reservas para supervivientes y en las cárceles que han proliferado rápidamente desde los tiempos de Reagan para albergar a la población que la desindustrialización neoliberal hizo sobrera.

Una diferencia fundamental fue que los EEUU lograron su independencia, lo que les dio libertad para ignorar las prescripciones de la teoría económica, impartidas en la época por Adam Smith en unos términos parecidos a los que ahora se predican para las sociedades en vías de desarrollo. Smith urgió a las colonias emancipadas a producir materias primas para la exportación e importar, en cambio, superiores manufacturas británicas, y desde luego, a no tratar de monopolizar bienes cruciales, singularmente el algodón. Cualquier otra senda, advirtió Smith, "lejos de acelerar, retrasaría el ulterior incremento del valor de su producción anual, y lejos de promover, obstruiría el progreso de su país hacia una riqueza y una grandeza reales".

Lograda su independencia, las colonias fueron libres para ignorar este consejo y emprender, en cambio, el curso seguido por Inglaterra, el curso, esto es, de un estado independiente capaz de promover públicamente su propio desarrollo con elevadas tarifas arancelarias pensadas para proteger a su industria de las exportaciones británicas –por lo pronto, los textiles; luego, el acero y otros productos— y para poner por obra muchos otros mecanismos aceleradores del desarrollo industrial. La República independiente buscó hacerse también con el monopolio del algodón, a fin de "poner a todas las demás naciones a nuestros pies", señaladamente al enemigo británico, como no se privaron de declarar los presidentes jacksonianos al conquistar Texas y la mitad de México.

En el posible camino análogo de Egipto se atravesó, empero, la potencia británica. Lord Palmerston declaró que "ninguna idea de equidad puede ser obstáculo en el discurrir de intereses tan grandes y supremos" como los británicos en su afán de preservar su hegemonía económica y política. Lo declaró expresando, de pasada, su "odio" hacia el "bárbaro ignorante" de Muhammed Ali, que se había avilantado a proponer un curso independiente, y desplegando la flota y el poder financiero británicos para poner fin a la lucha de Egipto por la independencia y el desarrollo económico.

Luego de la II Guerra Mundial, cuando los EEUU desplazaron a Gran Bretaña de la hegemonía global, Washington adoptó la misma posición, dejando claro que los EEUU no proporcionarían la menor ayuda a Egipto, a menos que acatara las normas usaderas para los débiles, normas, dicho sea de paso, que los EEUU siguieron violando, imponiendo elevados aranceles al algodón egipcio y causando una debilitadora escasez de dólares. La interpretación habitual de los principios del mercado.

Difícilmente sorprenderá, pues, que la "campaña de odio" contra los EEUU que preocupaba a Eisenhower se base en la percepción de que los EEUU apoyan a dictadores y bloquean la democracia y el desarrollo, como hacen también sus aliados.

Ha de añadirse en defensa de Adam Smith que sí se percató claramente de lo que ocurriría si Gran Bretaña seguí las reglas de la teoría económica al uso, que ahora llamamos "neoliberalismo". Alertó de que si las industriales, los comerciantes y los inversores británicos se abrían al mundo, podrían sacar beneficios, pero Inglaterra sufriría. Pero sintió que se dejarían guiar por un sesgo nacional, como si por una mano invisible a Inglaterra no le estuvieran reservados los desquites de la racionalidad económica.

El paso es difícil de olvidar. Es la única vez en que aparece la célebre frase de la "mano invisible" en toda la Riqueza de las naciones. El otro fundador de la economía clásica, David Ricardo, sacó parecidas conclusiones, en la esperanza de que el sesgo nacional llevaría a los hombres de propiedad a "contentarse con las baja tasas de beneficio en su propio país, antes que a buscar un empleo más ventajoso de su riqueza en las naciones extranjeras"; sentimientos., éstos, que, añadía, "lamentaría ver debilitados". Predicciones aparte, los instintos de los economistas clásicos rebosaban de buen sentido.

Las "amenazas" iraní y china

El levantamiento por la democracia en el mundo árabe se compara a veces con el registrado en la Europa del este en 1989, pero con razones harto dudosas. En 1989, el levantamiento democrático fue tolerado por los rusos, y apoyado por las potencias occidentales conforme la doctrina asadera: se acomodaba patentemente a los objetivos económicos y estratégicos, lo que hizo de él un logro nobilísimo, honrado por doquiera, a diferencia de las luchas que paralelamente se desarrollaban en América Central por la "defensa de los derechos fundamentales del pueblo", en palabras del Arzobispo de El Salvador, uno de los centenares de miles de víctimas de las fuerzas militares armadas y entrenadas en Washington. No había Nunkun Gorbachov en Occidente durante esos horrendos años, y sigue sin haberlo. Y las potencias occidentales siguen siendo hostiles a la democracia en el mundo árabe por muy buenas razones.

Las doctrinas de la Gran Área siguen aplicándose a las crisis y a las confrontaciones de nuestros días. En los círculos occidentales de toma de decisiones políticas, lo mismo que entre los comentaristas políticos, se considera que, por lo mismo que la amenaza iraní representaría el mayor peligro para el orden mundial, la política exterior de los EEUU debería centrarse primordialmente allí, dejando a la política exterior europea el papel de las educadas negociaciones diplomáticas.

Ahora bien; ¿en qué consiste exactamente la amenaza iraní? El Pentágono y los servicios de inteligencia estadounidenses nos proporcionan una autorizada respuesta. En sus informes del año pasado sobre la seguridad global, dejaron claro que la amenaza no es de naturaleza militar. El gasto militar iraní es "relativamente bajo en comparación con el resto de la región", concluían. Su doctrina militar es estrictamente "defensiva, concebida para frenar una posible invasión y forzar a una solución diplomática de las hostilidades". Irán sólo tiene "una capacidad limitada de proyectar su fuerza más allá de sus fronteras". Respecto de la opción nuclear, "el programa nuclear de Irán, y su disposición a mantener abierta la posibilidad de desarrollar armamento nuclear, es una parte central de su estrategia de disuasión". Hasta aquí las citas.

El brutal régimen clerical iraní, la cosa no ofrece duda, representa una amenaza para su propio pueblo, pero difícilmente puede decirse que sobrepasa en esta materia a los aliados de los EEUU. Mas la amenaza radica en otra parte, y es, en efecto, ominosa. Un elemento de ella es la capacidad potencial iraní para la disuasión, un ilegítimo ejercicio de soberanía que podría interferir en la libertad de acción de los EEUU en la región. Resulta manifiestamente obvio porqué Irán busca construir una capacidad disuasoria: para explicarlo, basta echar un vistazo a la distribución de bases militares y fuerzas nucleares en la región.

Hace siete años, el historiador militar israelí Martin van Creveld escribió que "el mundo ha sido testigo de cómo los EEUU han atacado a Irak, según ha terminado por verse, sin la menor razón para ello. Si los iraníes no trataran de construir armamento nuclear, estarían locos de remate", sobre todo hallándose, como se hallan, bajo constante amenaza de ataque en violación de la Carta de NNUU. Que terminen construyéndolo o no, es una cuestión sin responder, pero quizá sí.

Ello es que la amenaza iraní va más allá de la capacidad disuasoria. También busca expandir su influencia en los países vecinos, subrayan el Pentágono y los servicios estadounidenses de inteligencia, y así, "desestabilizar" la región, como se dice en la jerga técnica del discurso de la política exterior: la invasión y ocupación militar norteamericanas de los vecinos de Irán es "estabilización"; los esfuerzos de Irán por extender hacia ellos su influencia, algo de todo punto ilegítimo.

Esos usos lingüísticos se han hecho rutinarios. Así, el prominente experto en política exterior James Chace usaba propiamente el término "estabilidad" en su sentido técnico, cuando explicaba que, para lograr "estabilidad" en Chile, era necesario "desestabilizar" el país derrocando al gobierno electo de Salvador Allende e instalando la dictadura del general Augusto Pinochet. Hay otras preocupaciones suscitadas por Irán dignas de ser exploradas, pero tal vez baste lo dicho para ilustrar los principios rectores y el estatus de que gozan en la cultura imperial. Como subrayaron en su día los planificadores de Franklin Delano Roosevelt en el alba del sistema mundial contemporáneo, los EEUU no pueden tolerar "ningún ejercicio de la soberanía" que interfiera en sus propósitos globales.

Los EEUU y Europa van a la una en punto a castigar a Irán por su amenaza a la estabilidad, pero resulta útil recordar lo aislados que están. Los países no alineados han apoyado vigorosamente el derecho de Irán a enriquecer el uranio. En la región, la opinión pública árabe es todavía más favorable al desarrollo de armas nucleares por Irán. La mayor potencia regional, Turquía, votó contra las últimas sanciones propiciadas por EEUU en el Consejo de Seguridad, y lo hizo junto a Brasil, el país más admirado en el Sur. Su desobediencia fue drásticamente censurada, y no por vez primera: Turquía fue ya agriamente condena en 2003, cuando su gobierno secundó la voluntad del 95% de su población y se negó a participar en la invasión de Irak, demostrando así su débil noción de "democracia" el estilo occidental.

Luego de su fechoría en el Consejo de Seguridad el año pasado, Turquía fue amonestada por el jefe de la diplomacia de Obama en los asuntos europeos, Philip Gordon: tenía que "demostrar su compromiso como socio de Occidente". Un académico que trabaja para el Consejo de Relaciones Exteriores se preguntaba: "¿Cómo mantener a los turcos en el sendero que les toca?". Pues obedeciendo órdenes, como buenos demócratas. El Brasil de Lula fue amonestado en un editorial del New York Times: sus esfuerzos conjuntos con Turquía para abrir una solución el problema del uranio enriquecido fuera del marco establecido por la potencia estadounidense era una "tacha en el legado del dirigente brasileño". En una palabra: haced lo que os decimos, a ver si no.

Una interesante luz lateral, finalmente apagada, la ofrece el hecho de que la negociación Irán-Turquía-Brasil gozó de la previa aprobación de Obama, presumiblemente en la idea de que fracasaría, suministrando, así, una nueva arma contra Irán. Cuando culminó con éxito, la aprobación trocó en censura, y Washington se aprestó a imponer a trancas y barrancas una resolución del Consejo de Seguridad que al final resultó tan débil, que hasta China la suscribió: ahora se la castiga por atenerse a la letra de esa resolución, en vez de secundar las directrices unilaterales de Washington.

Aunque los EEUU pueden tolerar la desobediencia turca, aun si con desaliento, China resulta harto más difícil de ignorar. La prensa alerta de que "los inversores y los comerciantes chinos están llenando ahora un vacío en Irán, en la medida en que las empresas de muchas otras naciones, señaladamente europeas, se van: preocupa especialmente la expansión de su papel dominante en las industrias energéticas iraníes. Washington está reaccionando con un punto de desesperación. El Departamento de Estado advirtió a China de que si desea ser aceptada en la comunidad internacional –un término técnico para referirse a los EEUU a quienquiera que esté de acuerdo con ellos—, no puede "mantenerse al margen y evadirse de las responsabilidades internacionales, [que] están bien claras", y es a saber: secunda las órdenes de los EEUU. Es muy poco probable que eso causara la menor impresión en China.

Hay mucha preocupación también con la creciente amenaza militar china. Un estudio reciente del Pentágono alertaba de que el presupuesto militar chino se acerca a "un quinto del gasto del Pentágono en operaciones bélicas en Irak y Afganistán", a su vez una fracción del presupuesto militar estadounidense, huelga decirlo. La expansión de las fuerzas militares chinas podría "cegar la capacidad de los barcos de guerra norteamericanos para operar en aguas internacionales fuera de sus costas", añadía el New York Times.

Fuera de las costas de China, claro está; nadie ha propuesto todavía que los EEUU eliminen las fuerzas militares que cierran el Caribe a los barcos de guerra chinos. La incapacidad china para entender las reglas de la civilidad internacional queda ulteriormente ilustrada con sus objeciones a los planes para que el portaviones nuclear George Washington se sume a los ejercicios navales desarrollados a unas pocas millas de la costa china, supuestamente con capacidad para bombardear Beijing.

En cambio, Occidente comprende cabalmente que esas operaciones estadounidenses se emprende, todas, para defender la estabilidad y su propia seguridad. El periódico liberal de izquierda New Republic expresa su preocupación por que "China envía diez barcos de guerra a aguas internacionales, justo ante la isla japonesa de Okinawa". Es una provocación, a diferencia del hecho, que ni se molesta en mencionar, de que Washington haya convertido la isla en una gran base militar, desafiando las vehementes protestas de la población de Okinawa: eso no es una provocación, conforme al usadero principio de que nosotros somos los propietarios del mundo.

Dejando de lado la arraigadísima doctrina imperial, hay buenas razones para que los vecinos de China se preocupen por el creciente poder militar y comercial de ésta. Y aunque la opinión pública árabe apoya un posible programa iraní de armas nucleares, nosotros, desde luego, no deberíamos hacerlo. La bibliografía especializada en política internacional está llena de propuestas para evitar esa amenaza. Una muy obvia rara vez merece discusión: trabajar a favor del establecimiento de una Zona Libre de Armas Nucleares (ZLAN) ne la región. La propuesta, una vez más, nació en la conferencia del Tratado de No Proliferación (TNP) celebrada en el cuartel general de las Naciones Unidas el pasado mes de mayo. Egipto, en su calidad de presidente de las 118 naciones que componen el Movimiento de No Alineados, hizo un llamamiento para comenzar negociaciones para una ZLAN en Oriente Próximo, como había sido acordado, también por Occidente –incluidos los EEUU—, en la conferencia del TNP de 1995.

El apoyo internacional a esta propuesta es tan abrumador, que Obama no tuvo otro remedio que sumarse formalmente a ella. Buena idea, dijo Washingtn en la conferencia; pero no ahora. Los EEUU dejaron claro, además, que Israel debería quedar al margen de eso: no son admisibles propuestas que pretendan poner el programa nuclear israelí bajo los auspicios de la Agencia Internacional de Energía Atómica o que exijan información sobre "las instalaciones y las actividades nucleares de Israel".

Baste eso para hacerse una idea del método con que se aborda el problema de la amenaza nuclear iraní.

La privatización del planeta

Aunque la doctrina de la Gran Área sigue vigente, la capacidad para ponerla por obra ha disminuido visiblemente. La cima del poder estadounidense se dio luego de la II Guerra Mundial, cuando disponía literalmente de la mitad de la riqueza del mundo. Pero es, como es natural, fue declinando, a medida que otras economías industriales fueron recuperándose de la devastación bélica y la descolonización echó tortuosamente andar. A comienzos de los 70, la participación de los EEUU en la riqueza mundial había disminuido hasta el 25%, y el mundo industrial se había hecho tripolar: Norteamérica, Europa y el Este asiático (entonces con base en Japón).

Hubo también en los 70 un cambio drástico en la economía estadounidense, que derivó hacia la financiarización y la exportación de la producción. Varios factores convergieron para crear un círculo vicioso de radical concentración de la riqueza, primordialmente en la fracción del 1% de la población en la cúspide: básicamente, altos ejecutivos, gestores de fondos e inversión libre y gentes por el estilo. Eso trajo consigo la concentración del poder político, lo que a su vez trajo consigo políticas públicas favorables al incremento de la concentración económica; políticas fiscales, normas de gobernanza empresarial, desregulación, etc., etc. Entretanto, los costes de las campañas electorales se dispararon, empujando a los partidos políticos hacia los bolsillos del capital concentrado, crecientemente financiero: los Republicanos, a conciencia; los Demócratas –que ahora son lo que antes solíamos llamar Republicanos moderados—, a la zaga.

Las elecciones se han convertido en una farsa grotesca manejada por la industria de las relaciones públicas. Tras su victoria de 2008, Obama ganó un premio concedido por esta industria a la mejor campaña de marketing del año. Los ejecutivos del sector estaban eufóricos. Explicaban en la prensa del mundo de los negocios que desde la época de Regan habían venido haciendo publicidad de los candidatos como si de una mercancía cualquiera se tratara, pero que la campaña de 2008 fue su gran logro y que esa campaña cambiaría el estilo publicitario de las direcciones de las grandes empresas. Se espera que las elecciones de 2012 costarán 2 mil millones de dólares, básicamente aportados por la gran empresa privada. No puede, pues, sorprender a nadie que Obama esté eligiendo a dirigentes del mundo de los negocios para ocupar altos cargos. La opinión pública está enojada y frustrada, pero en tanto rijan los principios de Muasher, eso carece de importancia.

Mientras la riqueza y el poder han ido concentrándose en una estrecha franja, los ingresos reales del grueso de la población se han estancado y la gente está cada vez más cargada de horas de trabajo, de deudas y de inflación de activos regularmente destruidos por la crisis financiera que empezó a amagar desde que el aparato regulatorio comenzó a ser desmantelado a partir de los años 80.

Nada de eso resulta problemático para los muy ricos, que se benefician de una póliza pública de seguros llamada "demasiado grande para caer". Los bancos y las empresas de inversión pueden hacer transacciones arriesgadas, con grandes rendimientos, que cuando el sistema inevitablemente se desploma siempre pueden acudir al papá estado para que el contribuyente los rescate, eso sí, bien asiditos a sus ejemplares de los libros de Friedrich Hayek y Milton Friedman.

Tal ha sido el proceso más común desde los años de Reagan, siendo cada nueva crisis más extrema que la anterior (para el grueso de la población, claro está). Ahora mismo, el desempleo real se halla a niveles de la Gran Depresión para buena parte de la población, mientras que Gdman Sachs, uno de los principales arquitectos de la presente crisis, es más rico que nunca. Acaba de anunciar, impertérrito, la cifra de 17,5 mil millones de dólares en concepto de remuneraciones para sus ejecutivos en el pasado año, y el presidente de su consejo de administración, Lloyd Blankfein, sólo en concepto de bonos, recibirá 12,6 millones de dólares, mientras su salario base se triplicará.

No se adelanta nada centrándose en este tipo de hechos. Consiguientemente, la propaganda tiene que buscar otros culpables: estos últimos meses, a los trabajadores del sector público, a sus salariazos, a sus exorbitantes pensiones de jubilación, y así por el estilo. Todo en la mejor tradición del imaginario reaganitas, con mamás negras llevadas en limousinas por sus chóferes a cobrar los cheques en las dependencias públicas de bienestar social, y otros modelos por el estilo que no merece la pena siquiera mencionar. Todos tenemos que apretarnos el cinturón; bueno, casi todos.

Los maestros y profesores constituyen un blanco particularmente adecuado, como parte del deliberado empeño en destruir el sistema público de educación, desde las guarderías de infancia hasta las universidades, por la vía de la privatización: una vez más, una política buena para los ricos, pero desastrosa para la población, así como para la salud a largo plazo de la economía. Pero eso es otra de las externalidades que hay que dejar de lado, mientras prevalezcan los principios del mercado.

Otro blanco estupendo: los inmigrantes. Eso ha sido así a lo largo de la historia de los EEUU, más aún en tiempos de crisis económica, pero ahora exacerbado por un sentido de que nuestro país nos está siendo arrebatado: la población blanca pronto será una minoría. Se puede entender el miedo de individuos que se sienten agraviados, pero la crueldad de las políticas migratorias resulta estupefaciente.

¿Qué inmigrantes se convierten en blanco de esos ataques? En el este de Massachusetts, que es donde yo vivo, muchos son mayas que lograron escapar al genocidio perpetrado en los altos guatemaltecos por los asesinos preferidos de Reagan. Otros son mexicanos, víctimas del acuerdo NAFTA de libre comercio propiciado por Clinton, uno de esos raros acuerdos entre gobiernos que consiguen perjudicar a los pueblos de todos los países participantes (tres, en este caso: EEUU, México y Canadá). Cuando el NAFTA fue aprobado en el Congreso contra las objeciones populares en 1994 fue cuando Clinton inició también la militarización de la fontera entre México y los EEUU, antes razonablemente abierta. Sabiendo que los campesinos mexicanos no podrían competir con el agronegocio públicamente subsidiado en los EEUU y que las empresas mexicanas no sobrevivirían a la competencia de las trasnacionales estadounidenses. Transnacionales a las que debe considerarse como "nacionales", conforme al falso remoquete de los acuerdos de libre comercio: un privilegio, dicho sea de paso, sólo acordado a las personas jurídicas que son las empresas, no a las personas de carne y hueso. Como cabía esperar, esas medidas trajeron consigo una correntada de refugiados caídos en la desesperación, y a la consiguiente histeria anti-inmigratoria entre las víctimas internas de esas mismas políticas del estado y de las grandes empresas privadas.

Algo muy parecido está ocurriendo en Europa, en donde el racismo es probablemente más virulento que en los EEUU. Uno no puede menos de observar con estupor cuando Italia se queja del flujo de inmigrantes procedentes de Libia, aquel escenario del primer genocidio posterior a la I Guerra Mundial –acontecido en el ahora liberado este del país— a manos del gobierno fascista de Italia. O cuando Francia, todavía hoy la principal protectora de las brutales dictaduras que gobiernan sus antiguas colonias, se las arregla para pasar por alto las odiosas atrocidades sometidas por ella en África, mientras el presidente francés Nicolas Sarkozy alerta, sombrío, sobre la "ola de inmigrantes" y Marine Le Pen le objeta que no hace nada por prevenirla. No necesitaré mencionar a Bélgica, que se llevaría la palma en lo que Adam Smith llamó "la salvaje injusticia de los europeos".

El ascenso de los partidos neofascistas en buena parte de Europa resultaría ya un fenómeno suficientemente aterrador, aun sin necesidad de recordar lo que ocurrió en el continente en un pasado reciente. Imaginad la reacción, si los judíos fueran expulsados de Francia, condenados a la miseria y la opresión, y comparad con la falta de reacción cuando eso mismo ocurre con los gitanos, la población más brutalizada de Europa, asimismo víctima del Holocausto .

En Hungría, el partido neofascista Jobbik logró un 17% de los votos en las elecciones nacionales, algo que acaso no resulte tan sorprendente, si se recuerda que tres cuartas partes de la población cree estar peor ahora que bajo la dominación comunista. Podríamos sntirse tal vez aliviados por el hecho de que en Austria el ultraderechista Jörg Haider lograra sólo el 10% del sufragio en 2008, si no fuera porque el nuevo Partido de la Libertad, que está todavía más a su derecha, logró rebasar el 17%. Resulta escalofriante recordar que en 1928 los nazis consiguierion menos del 3% del sufragio en Alemania.

En Inglaterra, el Partido Nacional Británico y la Liga de Defensa Inglesa, en la derecha ultrarracista, son fuerza importantes. (Lo que está pasando en Holanda lo sabréis mejor vosotros que yo.) En Alemania, [ex socialdemócrata] Thilo Sarrazin se lamenta de que los inmigrantes estén destruyendo el país y consigue un superventas con su lamento, mientras que la Cancillera Angela Merkel, aun condenando el libro, declara que el multicultutralismo ha "fracasado estrepitosamente": los turcos importados para hacer los trabajos sucios en Alemania han fracasado en punto a volverse rubios de ojos azules, auténticos arios.

Quienes conserven un sentido para la ironía recordarán que benjamin Franklin, una las principales figuras de la Ilustración, alertó de que las recientemente emancipadas colonias norteamericanas deberían andarse con cuidado a la hora admitir la inmigración de alemanes, porque eran demasiado morenos; y lo mismo los suecos. Hasta bien entrado el siglo XX, los mitos ridículos sobre la pureza anglosajona eran comunes en los EEUU, incluso entre presidentes y otras figuras de viso. El racismo en la cultura literaria ha sido una obscenidad insalubre; pero peor ha sido en la práctica, huelga decirlo. Esmucho más fácil erradicar la poliomielitis que esta horrible plaga que una y otra vez reaparece, y con mayor virulencia, en tiempos de malestar económico.

No quiero terminar sin mencionar otra externalidad que se pasa por alto en los sistemas de mercado: el destino de la especie. Al riesgo sistémico en el sistema financiero puede ponerle remedio el sufrido contribuyente, pero nadie vendrá a rescatar el medio ambiente que está siendo devastado. Que deba se devastado, es poco menos que un imperativo institucional. Los dirigentes empresariales que están desarrollando campañas publicitarias para convencer a la población de que el calentamiento global antropogénico es un bulo izquierdista entienden perfectamente la gravedad de la amenaza, pero tienen que maximizar sus beneficios y sus cuotas de mercado a corto plazo. Si no lo hacen ellos, lo harán otros.

Ese círculo vicioso podría terminar siendo letal. Para percatarse de lo perentorio del peligro, basta con echar un vistazo al nuevo Congreso de los EEUU, entronizado por la financiación y la publicidad empresariales. Casi todos son negacionistas climáticos. Ya han empezado a cortar fondos destinados a medidas capaces de mitigar la catástrofe medioambiental. Y lo que es peor: alguno de ellos se lo creen de verdad; por ejemplo, el nuevo jefe del subcomité de medioambiente, que va por ahí explicando que el calentamiento global no puede ser un problema porque Dios prometió a Noé que no habría otro diluvio universal.

Si tales cosas estuvieran pasando en algún paisito remoto, hasta podríamos sonreírnos. Pero están pasando en el país más rico y poderoso del mundo. Y antes de que nos entre la risa boba, tenemos que recordar que la presente crisis económica se remonta en no pequeña medida a la fe fanática en dogmas como el de la hipótesis de la eficiencia de los mercados, y en general, en lo que el premio Nóbel Joseph Stiglitz llamó hace ya 15 años la "religión" de la omnisciencia de los mercados: una religión que impidió que los bancos centrales y los economistas profesionales se percataran de la existencia de una enorme burbuja inmobiliaria sin la menor base en los fundamentos de la vida económica y que, al estallar, resultó devastadora para el conjunto de la economía.

Todo eso, y mucho más, puede seguir su curso mientras rija la doctrina Muashar. Mientras el grueso de la población se mantenga pasiva, apática, entregada al consumismo o al odio contra los vulnerables, los poderosos del mundo podrán seguir haciendo lo que les plazca, y a los que sobrevivan a eso no les quedará sino contemplar el catastrófico resultado.

Noam Chomsky es profesor emérito del Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT. Universalmente reconocido como renovador de la lingüística contemporánea, es el autor vivo más citado, el intelectual público más destacado de nuestro tiempo y una figura política emblemática de la resistencia antiimperialista mundial. El texto aquí traducido procede de una conferencia dictada en Amsterdam el pasado mes de marzo.

Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss


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lunes, 25 de abril de 2011

ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES: FUERA EL FMI DE PORTUGAL






Sindicatos lusos preparan una huelga general: “Queremos al FMI fuera de Portugal”
Sábado, abril 9, 2011, 12:44

Los sindicatos portugueses anunciaron este viernes que se preparan para convocar una gran huelga en rechazo al plan de rescate financiero de la nación lusa.
La Federación Nacional de Sindicatos de la Función Pública, afiliada a la Confederación General de Trabajadores de Portugal, indicaron que el próximo 6 de mayo saldrán a las calles para protagonizar un gran jornada de protesta nacional.

La Confederación de Trabajadores de Portugal reúne a unos 700.000 afiliados en un país de poco más de once millones de habitantes.

La Federación Nacional de Sindicatos de la Función Pública, es la institución más importante del sector, porque entre otras cosas aglutina a más de medio millón de trabajadores que emplea el Estado portugués a través de la Administración y de las empresas públicas.

Los trabajadores rechazan los sacrificios mayúsculos que pide el Fondo Monetario Internacional (FMI) como contrapartida para otorgar el respaldo económico de Bruselas.

Los organizadores de la protestas indicaron “no queremos más de lo mismo y queremos al FMI fuera de Portugal”.



Aseveraron que de aprobarse el plan de rescate las consecuencias para la masa laboral serían nefastas, la reducción de salarios, la congelación de promociones y el aumento de la edad de jubilación a los que se han visto sometidos los funcionarios en los últimos años.

El opositor partido Social Demócrata (PSD) de tendencia derechista, que hasta el momento lidera las encuestas electorales, anunció su voluntad neoliberal de “racionalizar la dimensión” del Estado, con la excusa de que Portugal no tiene dinero para mantener su “gigantesco” tamaño.

En conmemoración del 25 de Abril reproduzco un artículo de Filipe Diniz "El FMI para legos", publicado en Avante en unos momentos terribles para Portugal, donde la celebración de los 37 años de una revolución ejemplar se ven oscurecidos por los embates del capital internacional para dominar, de nuevo, al pueblo portugués.

Filipe Diniz, en pocas líneas, explica de forma muy clara y simple qué es y significa el FMI, su falta de representatividad, y sus amenazas actuales para Portugal. Y nos dice:

"El FMI es una estructura de coordinación financiera del gran capital transnacional. Su objectivo declarado es la cuadratura del círculo: el capitalismo pretendía, al crearlo, estabilizar su sistema monetario y preservarse de las crisis cíclicas del capitalismo.

Los países miembros tienen derecho a voto en proporción a su contribución al Fondo. Los 10 mayores contribuyentes – EUA, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Arabia Saudita, R. P. China, Canadá, Rusia – representan el 55,3% de la capacidad total de votos. De todos los países miembros del consejo ejecutivo, sólo uno tiene derecho de veto – los EUA.

En la historia del FMI destaca su simpatía por las dictaduras fascistas y tiranías militares. Ciertamente, regímenes de este tipo facilitan la aplicación de sus recetas de "estabilización financiera" cuyo patrón común son los recortes de los servicios públicos y de los derechos de los trabajadores, las privatizaciones, las "medidas de austeridad" para el pueblo. Los resultados conseguidos son, en todos los casos, muy parecidos: el apoyo del FMI al Chile de Pinochet se tradujo en un aumento de la deuda del 47%; en el Haití de Jean-Claude Duvalier, del 78%; en la Indonesia de Suharto, del 98%; en el Paraguay de Stroessner, del 96%1.

El actual presidente del FMI es un «socialista» francés, Dominique Strauss-Kahn. Entre su importante currículum estaca un informe que documenta el carácter radicalmente antidemocrático del proyecto de «construcción europea» del gran capital. Tiene fecha del 2004, y sus «50 propuestas» señalan el camino de la unión política de una UE federal, imperialista, regida por las grandes potencias europeas, construída según un programa verdaderamente totalitario en el que los pequeños países quedarían totalmente aplastados. La primera etapa de ese proceso ya se concretó con la aprobación, con otro nombre, de la "Constitución Europea" que este informe preconizaba.

La salida de la crisis no pasa por el FMI, ni por esta UE, ni por el gran capital europeo. Pasa por combatir sus ingerencias y negarse a aceptar sus propuestas."


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LA CLASE TRABAJADORA EN ESPAÑA

La clase trabajadora en España
Vicenç Navarro · · · · ·

24/04/11





El Economic Policy Institute de Washington, uno de los centros de investigación económica más conocidos y prestigiosos de EEUU, publica cada dos años un informe sobre la situación de la población trabajadora en EEUU (The State of Working America) que es una referencia muy utilizada –incluso por el Congreso de EEUU– por su documentación exhaustiva sobre el mundo del trabajo en aquel país. Incluye también información sobre las condiciones laborales en la mayoría de países de la OCDE de semejante nivel de desarrollo económico, presentando datos y gráficos que son de una gran utilidad para los estudiosos del mundo laboral en los países con mayor nivel de desarrollo económico.

En su último informe, publicado hace sólo unas semanas, hay datos económicos y sociales que cuestionan claramente los datos que constantemente se utilizan en los centros que reproducen la sabiduría convencional de España. Así, en el capítulo sobre horas anuales de trabajo por trabajador, España (presentado frecuentemente como un país de gran laxitud e indisciplina laboral) aparece como uno de los países en los que los trabajadores trabajan más horas al año. Concretamente 1.654 horas, muy por encima del promedio de los países de la OCDE, 1.628 horas.




Otra sorpresa es el indicador que contradice otro elemento de la sabiduría convencional que habla constantemente del escaso crecimiento de la productividad como causa de la escasa recuperación económica española. El informe señala que el crecimiento de la productividad en España durante el periodo 2007-2009 fue el mayor (5,4%) de los países de la OCDE, cuyo promedio fue de -1,1%. El de Estados Unidos fue menor que el de España, un 4%, lo que contrasta con la mayoría de países de la OCDE, que sufrieron un descenso de su productividad. España fue también el país que destruyó más empleo, con una tasa negativa de producción de empleo (-7,2%).

Otro dato interesante es el nivel de productividad, dato diferente al del crecimiento de la productividad. De nuevo, las cifras contradicen la visión promovida por conservadores y neoliberales que constantemente se refieren a España como un país con muy baja productividad. El informe señala que la productividad española está por encima no sólo de Grecia, Portugal e Italia, sino también de Japón y Nueva Zelanda.

Es también interesante analizar los salarios. España tiene los más bajos de la OCDE (junto con Grecia y Portugal). Su compensación salarial por hora en la manufactura (cuyos trabajadores son los mejor pagados en cualquier país) es sólo el 85% del de EEUU. La mayoría de los países de la UE-15 están muy por encima de EEUU (Dinamarca 172%, Suecia 147%, Noruega 197%, Alemania 153% o Austria 144%). Tales datos muestran que no pueden justificarse los bajos salarios de España recurriendo al argumento de una supuesta baja productividad. En realidad, España no está a la cola de la productividad de la OCDE. Sí que está, en cambio, a la cola de los salarios. En realidad, el nivel salarial responde más a causas políticas que a causas económicas. Así, la variable que tiene un gran poder determinante del nivel salarial (y también, por cierto, de la actividad redistribuidora del Estado) es el poder sindical. A mayor poder sindical, mayores salarios, menores desigualdades y mayor productividad.

Otro dato de gran interés es que, en el análisis del sector público, el informe señala que España es uno de los estados menos redistributivos. El indicador que el informe utiliza para medir la capacidad redistributiva del Estado es el porcentaje de la población en situación de pobreza antes y después de las intervenciones del Estado. El Estado, a través de impuestos, por un lado, y las transferencias públicas, por el otro, afecta a la distribución de la renta de un país. Pues bien, España es uno de los países donde el Estado tiene menos impacto en la reducción de la pobreza. Esta pasa de ser el 17,6% de la población, antes de que intervenga el Estado, a un 14,1%, sólo 3,5 puntos menos. En la gran mayoría de países, la reducción es mucho mayor. EEUU, uno de los países con mayores desigualdades, reduce la pobreza 9,2 puntos, más del doble que España. Y si vamos a países de tradición socialdemócrata como Suecia, vemos que la reducción de la pobreza es de 21,4 puntos. España, repito, sólo 3,5 puntos. Esto quiere decir que los impuestos son muy regresivos y las transferencias públicas muy escasas.

Los países nórdicos, junto con Francia, son los más redistributivos. España, junto con Holanda, Japón y EEUU, son los menos redistributivos. Es interesante señalar que los países más redistributivos (Suecia, Noruega, Dinamarca) están por encima del promedio de productividad de la OCDE.

Noruega es el país del mundo con mayor productividad, y también uno en los que su Estado tiene mayor impacto redistributivo. Esto cuestiona el dogma neoliberal según el cual la eficiencia económica requiere inequidad.
Lo que también llama la atención son los datos sobre igualdad de oportunidades medida por la tasa de movilidad vertical (de padres a hijos) entre generaciones. España, junto con Italia, Irlanda y EEUU, es uno de los países que tiene menos movilidad social. El sistema educativo tiene escaso impacto en igualar las oportunidades de las distintas generaciones. Esto está relacionado con el sistema educativo dual con las clases pudientes enviando sus hijos a la escuela privada, y las clases trabajadoras y medias enviando sus hijos a la escuela pública. En estos países, los hijos de la clase trabajadora lo tienen más difícil para alcanzar niveles de clases de renta superior. Y ahí termina la fotografía –no muy halagadora– de la situación de la clase trabajadora en España.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra y profesor de Public Policy en The Johns Hopkins University



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domingo, 24 de abril de 2011

ISLANDIA DESPUÉS DEL NO

Islandia después del NO
Michael Hudson · · · · ·

18/04/11





"De ninguna nación soberana puede esperarse que se allane a imponer a toda una generación la austeridad financiera, la contracción económica y la emigración forzosa de sus trabajadores sólo para poder subvenir a los costos del fracasado experimento neoliberal que ha terminado por arruinar a tantas economías europeas."



La alianza de Liberales y Verdes llevó a Irlanda al suicidio económico; la alianza de Verdes y Socialdemócratas podría haber despeñado a Islandia por parecido derrotadero, pero el pueblo islandés frenó de momento la deriva hacia el suicidio financiero votando masivamente No al irresponsable acuerdo a que su gobierno (y su parlamento) habían llegado con los negociadores financieros europeos. Segunda incursión del analista financiero Michael Hudson en lo que andaba en juego en el referéndum islandés del pasado 9 de abril, forzado, contra gobierno y parlamento, por el presidente de la República de Islandia, Olafur Ragnar Grimsson. (Para ver la primera, pulse AQUÍ.)

Cerca del 75% de los votantes islandeses acudieron el pasado sábado, 9 de abril, a las urnas para rechazar la propuesta del gobierno Socialdemócrata/Verde de pagar 5.200 millones de dólares a las aseguradoras bancarias británicas y holandesas por el colapso de Landsbanki-Icesave. Todos y cada uno de los seis distritos electorales de Islandia votaron No en una proporción nacional del 60% (en enero de 2010, dijo otro No el 93%).

El voto reflejó la extendida creencia de que los negociadores del gobierno no habían sido lo bastante enérgicos en la defensa de la causa jurídica islandesa.

La situación no puede menos de traer a la memoria el embrollo de la deuda de guerra entre los aliados tras la I Guerra Mundial. Lloyd George [el primer ministro británico] describió entonces las conversaciones sobre las deudas británicas de armamento entre el Secretario del Tesoro norteamericano Andrew Mellon y el británico Stanley Baldwin como "una negociación entre una comadreja y su presa. El resultado fue un acuerdo que arruinó la reputación del cobro de las deudas internacionales (…) No es que los funcionarios del tesoro norteamericano hicieran farol, pero, como es de razón, comenzaron las conversaciones planteando exigencias máximas: para su sorpresa, el Dr. Baldwin dijo que, en su opinión, sus exigencias eran justas, y las aceptó (…) Ese crudo desempeño, jocosamente llamado 'convenio', hubo de tener efectos desastrosos sobre el curso entero de las negociaciones…".

Y así ocurrió también con la negociación de Islandia con Gran Bretaña. Es verdad: consiguieron dilatar en el tiempo el horizonte la devolución de la deuda islandesa. Pero ¿de dónde iba a sacar Islandia las libras esterlinas y los euros, dada la contracción de su economía? Ese es el mayor riesgo en los pagos, y sigue sin afrontarse. Amaga con desplomar la tasa de cambio de la corona islandesa.

Además, el acuerdo al que se había llegado implicaba aceptar los cargos de intereses del rescate desde 2008, incluidos los extremadamente elevados cargos de intereses que sirvieron de cebo para que los depositantes privados británicos y holandeses pusieran su dinero en las cuentas de Icesave. Los islandeses ven esos intereses extraordinarios como compensación por los riesgos: riesgos que fueron aceptados por los depositantes, razón por la cual esos depositantes por Internet tendrían ahora que arrostrar las consecuencias.

Así pues, el problema de Icesave terminará ahora en los tribunales. La directriz pertinente de la Unión Europea reza así: "el coste de financiación de este tipo de esquemas tienen que soportarlo, en principio, las propias entidades de crédito". Como reclamantes prioritarios, Gran Bretaña y Holanda se llevarán, en efecto, la parte del león del cadáver de Landsbanki. Pero no era eso lo que se sometía al sufragio de los votantes islandesas. Lo único que ellos querían era salvar a Islandia de una obligación indefinida de cargar con las pérdidas de un banco privado por la vía de incorporarlas a las cuentas públicas sin un plan que dibujara claramente el modo en que Islandia podía obtener el dinero para pagarlas.

La primera ministra, Johanna Sigurdardottir, alerta de que el resultado del referéndum puede traer consigo "el caos político y económico". Pero tratar de pagar trae consigo lo mismo. El pasado año ha sido testigo de la desastrosa experiencia griega e irlandesa; ahora vemos como Portugal se apresta también a incorporar a sus cuentas públicas las deudas temerariamente contraídas por su sector bancario privado. Difícilmente puede esperar de una nación soberana que imponga a su economía una década o más de profunda depresión, siendo así que el Derecho Internacional autoriza a todas las naciones a actuar conforme a sus propios intereses vitales.

Los intentos de los acreedores por persuadir a las naciones de que se allanen a rescatar a los bancos a costa del erario público no es, a fin de cuentas, sino un manipulatorio ejercicio de relaciones públicas. Los islandeses han podido ver el éxito de la Argentina luego de reestructurar su deuda y recortar radicalmente las pretensiones de sus acreedores. También han podido asistir al colapso político de Irlanda y de Grecia, resultante de su empeño en pagar sin atender a los medios necesarios para hacerlo.

Lo menos que puede decirse es que los acreedores no ponderaron mucho las cosas cuando convencieron al gobierno Verde-Liberal de Irlanda de que podía asumir públicamente las quiebras de sus bancos privados sin hundir en la depresión a su economía. Ahí está ahora la experiencia de Irlanda, plantada como una señal de alarma para otros países: no se puede confiar en los pronósticos manifiestamente optimistas de los banqueros centrales. En el caso de Islandia, los expertos del FMI hicieron en noviembre de 2008 proyecciones, según las cuales la deuda exterior bruta sería del 160% del PIB a fines de 2009. Para decirlo todo, añadieron que una ulterior depreciación de la tasa de cambio del 30% podría llegar a causar un aumento importante de aquella proporción de la deuda. Y eso es lo que ha ocurrido. En noviembre de 2008, el FMI avisó de que la deuda externa que había proyectado para fines de 2009 podría llegar a alcanzar el 249% del PIB, un nivel que consideraba "claramente insostenible". Pero el actual nivel de la deuda ha sido estimado ya en el 260% del PIB islandés, ¡y eso aun sin incluir, entre otras, la deuda privada de Icesave que el gobierno Socialdemócrata-Verde quería asumir públicamente!

El problema capital de las obligaciones de Islandia con Gran Bretaña y Holanda es que la deuda exterior –contraída en moneda extranjera— no se paga a partir del PIB. Aparte de lo que se recupere de Landsbanki (ahora, con ayuda de la Oficina Británica para el Fraude Grave), el dinero debe pagarse con exportaciones. Pero no ha habido negociaciones con Gran Bretaña y Holanda sobre qué bienes y servicios islandeses aceptarían esos países como pago. Ya en los años 20 del siglo pasado, John Maynard Keynes dejó escrito que la nación acreedora aliada tenía que responsabilizarse de un modo u otro de las posibilidades de que Alemania pudiera pagar sus reparaciones de guerra, si no era mediante la exportación a la nación acreedora. En la práctica, lo que hicieron las ciudades alemanas fue tomar préstamos en Nueva York y pasar los dólares así habidos a Reichbank [el banco central de la República alemana] para que pagara a Gran Bretaña y a Francia, las cuales, a su vez, usaban ese dinero para transferirlo al gobierno estadounidense en concepto de satisfacción de la deuda interaliada contraída en la compra de armamentos. En otras palabras: Alemania "tomó prestada su vía de salida de la deuda". Con el tiempo, eso nunca funciona.

La práctica normal para Islandia sería nombrar un grupo de expertos que sentara las bases más firmes posibles para defenderse. De ninguna nación soberana puede esperarse que se allane a imponer a toda una generación la austeridad financiera, la contracción económica y la emigración forzosa de sus trabajadores sólo para poder subvenir a los costos del fracasado experimento neoliberal que ha terminado por arruinar a tantas economías europeas.

Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor investigador en la Universidad de Missouri de la ciudad de Kansas, es autor de numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire.



Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella


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"EL EVANGELIO DE SAN JUAN", LA PALABRA HECHA PENSAMIENTO CRÍTICO POR OBRA DE "EL BRUJO"








El Brujo preconiza el despertar de la conciencia en El evangelio de San Juan
Una nueva muestra del arte dramático como forma de mover el pensamiento crítico
Publicado el Miércoles 20 de abril de 2011, a las 13:18





El Evangelio de San Juan


Julio Castro – laRepúblicaCultural.es

Plantearía este gran trabajo de Rafael Álvarez como un acto de suprema provocación que, afortunadamente, tiene respuesta y comprensión por parte de un público bastante numeroso. Sin embargo, me parece que se quedaría corta la definición de lo que el actor y dramaturgo quiere y consigue a través de El evangelio de San Juan, un texto de Speck-Silva cuyo reestreno en Madrid con ciertas modificaciones respecto del trabajo original se presentó hace unos días.

Quien piense que el actor no se implica, y que deja al público la libertad de decisión, en primer lugar no le conoce, en segundo lugar la religión le ha hecho perder la noción de la realidad, el sentido crítico y el del humor. Un aire que sin duda me recuerda al trabajo de San Francisco Juglar de Dios, pero en un formato más completo, permite una nueva incursión en las facetas de la mito-historia del cristianismo a través del que debiera ser el más creíble de los textos que originan esa religión, y que como refiere de pasada en un momento dado, sus claves están bajo llave en el archivo Vaticano, por si a alguien le da por explorar la realidad.

Dos broches cierran la obra, uno de ellos dice “El drama es el despertar de la conciencia en la humanidad”, primera de las dos últimas frases en escena, que culmina el trabajo de este “evangelio”, a la vez que sintetiza el contenido, la intención, la función principal del teatro y lo que algunos queremos que se rescate y se transmita desde los escenarios. Del resto, permanezcan atent@s en sus butacas.




De nuevo creo que El Brujo es un monstruo de la escena como hay pocos, y que ha nacido para ser uno de esos elementos del pueblo, con capacidad de trasladar al público en masa lo que la mayoría de los medios de comunicación no conseguirían con una manipulación más cara y complicada. Si en algunos trabajos escénicos ha tratado de parecer sentado en las butacas con el público, en tanto que en otros se limitaba a exponer su texto desde el escenario (desde mi punto de vista, siempre de forma magnífica), en este caso es capaz de hacer ambas cosas a la vez y parecer que está en la butaca contigua y en escena a la vez, de manera que es público de sí mismo y comparte el resultado de lo que hace. Únicamente a un par de personas he visto lograr esto, y es que es un estilo muy peculiar del entorno teatral de Dario Fo, un teatro que genera escuela y que no todo el mundo puede ser capaz de abordar con el nivel adecuado.

Con su peculiar gracia y humor, El Brujo nos hará una síntesis con acompañamiento de músicos en escena (que esporádicamente intervienen en el texto), de manera que el recorrido del bautista junto al maestro tendrá en ocasiones la faceta de protagonista, en tanto que en otras será el objeto de descripción. El milagro de las bodas de Caná (con un inmenso lienzo de fondo que reproduce la obra a cargo del Veronese, para permitirse criticar la visión fastuosa de la nobleza veneciana), el milagro de la multiplicación de panes y peces en forma de bocata, Lázaro que se levanta y camina con las piernas vendadas y todo, el discípulo que se cita como “ese”, pero que no se sabe quién es pese a aparecer en los momentos clave… y la música y los músicos que se integran como si a Rafael, El Brujo, le saliera del cuerpo, que no del alma.

Quien haya visto anteriores trabajos suyos podrá observar cómo integra movimientos y gestos ya trabajados, y tan suyos, en los personajes que reaparecen respecto de aquel San Francisco, que le ha servido en tantas ocasiones para llegar a un público en aquellos intermedios participados que hacía y que alargaban la obra un buen rato más, como en El Testigo metía fragmentos de otros trabajos hasta incrementar la duración hasta una hora, o el Quijote, que sólo le duraba diez minutos de trama central, pero hasta tres horas de trabajo escénico (a voluntad).

Es cierto que la puesta en escena de Una noche con El Brujo me sigue pareciendo el trabajo más entrañable, honesto y sincero del actor, pero incluso en un trabajo como el de El Contrabajo, de Patrick Süskind, me parece que es uno de los grandes genios de la escena que, espero, no le conduzca nunca a la cumbre de la estulticia social, porque dejaría de ser él mismo.

Sin duda, con este trabajo se completa un nivel de su trayectoria teatral, con un ramillete de obras que permitirán al público recuperar parte de su sentido crítico, a la vez que el teatro retoma un fragmento de su integridad que, en tantas ocasiones, tiende a venderse o desperdiciarse en numerosas taquillas.

Sinopsis

El Evangelio de San Juan es el título del nuevo trabajo que presenta El Brujo. El espectáculo hunde sus raíces en las más antiguas tradiciones orales del Mediterráneo.

Esta particular versión de El Evangelio de San Juan se inscribe en el ámbito propio de la juglaría, con el humor, la vitalidad y el ritmo propios de la comedia, pero al mismo tiempo con una fuerte carga poética, provocada por el lenguaje propio del texto y la ternura y simbolismo de alguna de sus situaciones.

Si el lenguaje es el espejo del poder, el Jesús de San Juan es un escándalo. Ejerce violencia poética sobre el lenguaje caduco del mundo, lo subvierte con fuerza y renovando así el lenguaje, renueva la vida. La novedad radical del mensaje de Jesús, su “libertad de expresión” choca brutalmente contra la inercia opaca del poder.

En resumen: La Palabra viene al mundo, pero su luz ciega, confunde al mundo. Y finalmente el poder crucifica La Palabra.



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sábado, 23 de abril de 2011

LA IZQUIERDA, LA CRISIS DE DEUDA SOBERANA Y EL EURO

La izquierda, la crisis de deuda soberana y el euro
Álvaro Rein
‘Las soluciones a los conflictos causados por la crisis financiera y el fracaso de los bancos deben de tener en cuenta......los
principios democráticos’ . – Olafur Ragnar Grimsson, Presidente de Islandia
El estallido de la crisis soberana en Europa ha vuelto a reavivar el debate entre la izquierda continental
sobre la naturaleza histórica del proyecto del euro, su viabilidad a medio plazo y la posición que debe
adoptar la izquierda transformadora frente a la moneda única.
Este artículo trata de aportar una crítica constructiva de los argumentos y análisis realizados recientemente
por economistas críticos y de izquierdas. El artículo toma como referencia principal el análisis contenido en
los dos informes publicados en marzo y septiembre de 2010 por el instituto `Research on Money and
Finance (RMF)’, pero tambien aborda análisis publicados recientemente por economistas como Pedro
Montes, Daniel Albarracín, Özlem Onaran, Michel Husson y Costas Lapavitsas [varios de ellos,
recientemente publicados en la revista Viento Sur].
Me centraré en los análisis publicados por RMF porque sintetizan bien la mayor parte de las concepciones,
en mi opinión, fundamentalmente erróneas, pero en las que en estos momentos toma pie una gran variedad
de interpretaciones y propuestas aportadas desde perpectivas críticas de izquierdas.

Las causas de la crisis europea, según RMF
RMF afirma que la crisis económica europea actual tiene dos causas fundamentales. La primera: la crisis
financiera que tuvo sus origenes en los EE.UU en verano de 2007, y que pronto se convirtió en una recesión
global.
La segunda causa sería la acumulación insostenible de lo que RMF llama ‘desequilibrios estructurales`
dentro de la zona euro. Esos desquilibrios traerían su origen en la coexistencia de importantes déficits por
cuenta corriente en los paises ´periféricos´ (principalmente Grecia, Portugal, España e Irlanda) con
importantes superávits por cuenta corriente en los paises del ‘nucleo’ (esencialmente, Alemania). La
persistencia y agudización de esos desequilibrios se explicaría por la incapacidad del grupo de paises
`periféricos’ de competir con Alemania.
Los déficits por cuenta corriente de la periferia, resultantes de esos desequilibrios competitivos, deben por
definición ser financiados de alguna manera, y según RMF, lo son principalmente por flujos de capital
privado procedentes de los paises del ´nucleo´. Tales flujos consisten sobre todo en compras de deuda
privada de los paises periféricos por parte de los bancos de los paises del ´núcleo´.
Como veremos más adelante, según RMF, la principal responsable de que los desequilibrios competitivos
entre ´periferia´ y `núcleo´se hayan acentuado es la existencia misma de la zona euro.
Álvaro Rein: La izquierda, la crisis de deuda soberana y el euro www.sinpermiso.info , 18 abril 2011
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Esta visión de que el origen de los desequilibrios económicos que nos han llevado a la actual crisis ha de
buscarse en la incongruencia original, y por lo tanto, en el ‘fracaso historico’ del proyecto de la moneda
única europea es compartido por otros economistas críticos de izquierda españoles (como Pedro Montes o
Daniel Albarracín) y por neokeynesianos famosos como Krugman o Stiglitz, pero tambien por toda una
corriente de economistas neoliberales.
Más, todavía: según RMF, la creación de la moneda única europea habría propiciado la creciente
‘financiarización’ de la zona euro, facilitando así la financiación de los crecientes déficits por cuenta corriente
de los paises ´periféricos’ y el consiguiente endeudamiento de sus economías.
El termino ‘financiarización’, tan usado como abusado por diversas escuelas de economistas de izquierda,
es definido vagamente por RMF como un proceso, a través del cual el sector financiero adquire cada vez
más peso dentro de la economías en relación con el sector productivo real. El endeudamiento, tanto el
interno como el externo, de una economía sería uno de los indicadores que apuntan a un proceso de
creciente ‘financiarización’ de la misma. RMF define la actual crisis como una crisis de la ‘financiarización’,
ya que la crisis en el fondo tambien refleja la culminación de un proceso de transformación de las
economías capitalistas avanzadas, a través del cual el sector financiero ha ido adquiriendo vada vez mayor
peso.
‘La competitividad’ es una mala explicación de los déficits por cuenta corriente
Para RMF, el aumento de los déficits por cuenta corriente de los paises periféricos, y el paralelo aumento
del superávit alemán por cuenta corriente desde 2000, reflejan la perdida relativa de competitividad de los
primeros frente a Alemania durante estos años. Los economistas, tanto de izquierda como de derecha, que
sostienen este argumento típicamente esgrimen como prueba un gráfico comparando la evolución de los
costes laborales unitarios (CLUs) entre esos paises con base en el año 2000 o 1999. Este gráfico muestra
una linea que cae para Alemania con respecto al valor del indice en el año 2000 y otras lineas que
aumentan para los paises periféricos. Como es sabido, los CLUs son un indicador popular para medir la
competitividad que pone en relacion los costes laborales con la productividad del trabajo.
La teoría de que existe una relación entre la evolucíon de la competitividad y las cuentas corrientes de estos
paises no encaja con una serie de datos. Por ejemplo: no explica porqué si los CLUs de España, como los
de Portugal, como los de Italia, se dispararón desde 2000 con respecto a Alemania en proporción similar, la
cuenta corriente de Italia se mantuvo en déficit ,pero en un nivel estable, mientras que los déficits por
cuentas corriente de España y Portugal aumentaron de manera totalmente desproporcionada. La teoría de
la competitividad basada en los CLUs tampoco explica porqué, a pesar de que los CLUs de Francia
(medidos siempre en relación a los CLUs alemanes) han aumentado muchísimo menos que los de España
y Portugal desde 2000, la cuota de mercado de las exportaciones francesas ha caido en picado desde
entonces, mientras que, en cambio, las cuotas de mercado de las exportaciones españolas y portuguesas
se han mantenido mucho más estables aun habiendo caído también ligeramente.
Si observamos la evolución de la cuota de mercado de cada país de la zona euro atendiendo únicamente al
comercio que se da dentro de la propia zona euro, resulta que la cuota de mercado de las exportaciones
españolas en la zona euro se ha mantenido prácticamente estable en torno del 3.5% desde el año 2000,
mientras que la de Alemania apenas ha aumentado (un 0.2% más durante todo este periodo). La cuota de
mercado dentro de la zona euro de las exportaciones de países como Francia, por ejemplo, ha caido un
1.3% desde el año 2000, a pesar de que los CLUs franceses empeoraron muchísimo menos en relación a
Alemania que los españoles. La cuota de importaciones españolas en Alemania, por ejemplo, también
arroja un perfil relativamente estable y procíclico.
La falta de evidencia empírica que establezca una relación inversa consistente entre la evolución de los
CLUs y la evolución de la cuota de mercado de un país o de su crecimiento económico fue ya en su día
constatada por economistas como Kaldor –en un estudio basado en el período de expansión posterior a la
segunda guerra mundial—, así como en un estudio de Fagerber basado en datos de 1978-94. Esta vieja
paradoja es, en efecto, conocida como ‘la paradoja de Kaldor’ en la bibliografía académica.
La teoría de los CLUs tampoco explica porqué si Irlanda fue el país periférico en donde más aumentaron los
CLUs, fue tambien el pais periférico en donde más crecieron las exportaciones durante el mismo período y
el país periférico en donde menos aumentó el déficit por cuenta corriente.
Álvaro Rein: La izquierda, la crisis de deuda soberana y el euro www.sinpermiso.info , 18 abril 2011
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Todas estas incongriencias apuntan necesariamente a la existencia de otros factores ignorado por el
simplista análisis que lo fía todo a los CLUs, desde la explicación de la evolución de la competividad, hasta
la de las cuentas corrientes de los paises periféricos.
Como han señalado numerosas veces diversos autores (economistas como David Gros, Charles Wyplosz o
Jesús Felipe y Utsav Kumar, por ejemplo), indicadores como los CLUs no solo son un instrumento deficiente
para medir un concepto complejo y multifacético como la competitividad, sino que, además, suelen servir de
poco a la hora de explicar y predecir la evolución de las exportaciones de un país. Sin embargo, de acuerdo
con la teoría de RMF, la evolución de las exportaciones condicionada por la competividad (medida en base
a los CLUs) es nada menos que el factor principal que influye directamente en la balanza por cuenta
corriente de un país.
Pero ‘la competividad’ no se puede reducir a simples indicadores de precio o coste, ya que existe toda una
dimensión adicional basada en ´la calidad´ diferenciada de los distintos productos que también condiciona el
grado en que un producto nuevo resulta más o menos sustituible por otro en el mercado. Existe toda una
amplia bibliografía académica, no precisamente nueva, que explica cómo el comercio entre economías
avanzadas, como las de la zona euro, solo puede explicarse cada vez más como comercio basado en el
intercambio de productos altamente diferenciados entre sí por su calidad o caracterísicas específicas.
Según esa veterana teoría del comercio internacional son estas caracteristicas ‘únicas’ las que confieren al
productor cierto poder monopolístico sobre su mercancia a la hora de fijar su precio, y por lo mismo, las que
le permiten también financiar costes relativamente más elevados a partir de sus rentas monopolísticas. Esta
condición, sin embargo, no les libra completamente de tener que competir con otros productores que
eventualmente puedan llegar a idear productos de una mayor calidad que el suyo. La existencia de este tipo
de ‘competencia monopolística’ indica que los aumentos de coste o precio de un produco, lejos de reflejar
una pérdida de competitividad, pueden a menudo reflejar una mejora de la calidad del producto, mejora que,
en efecto, lleva al productor a mejorar su competitividad y a aumentar su cuota de mercado.
Lo cierto es que existen también otras teorías del comercio internacional que no se reducen a los costes
laborales, sino que buscan explicar los intercambios comerciales entre países también como resultado de
las decisiones de ciertas industrias y empresas transnacionales de deslocalizar y descentralizar las distintas
fases de su cadena de producción o de sus distintos productos en distintos paises. Un ejemplo clásico, por
supuesto, es el de la industria europea del automóvíl y todo el comercio entre países europeos ligado a la
industria auxiliar y de componentes que va asociada a aquella. Este tipo de comercio es de bastante
relevancia en el caso de España, en donde, tradicionalmente, la cuarta parte de las exportaciones estan
compuestas de automovíles producidos por transnacionales extranjeras, cuyas fébricas, a su vez, importan
numerosos componentes intermedios de otros países de la zona euro.
Otro ejemplo obvio es el del conjunto del comercio intraindustrial relacionado con la decisión de grandes
transnacionales de la informática de utilizar a Irlanda como base exportadora y de importar toda una serie
de productos intermedios que acaban formando parte de productos finales que son reexportados desde
Irlanda.
Curiosamente, a pesar de la ‘rigidez de sus mercados laborales’ y de la falta de ´competitividad´ de la que
son a menudo acusados países como España y Portugal, sus sectores exportadores exhiben en estos
momentos posrecesivos un alto ritmo de crecimiento y un dinamismo que contrasta con el estancamiento de
sus sectores nacionales. La exportaciones de estos países ya casi han recuperado el terreno perdido
durante la crisis y muestran una correlación positiva con las exportaciones alemanas. El gran ausente es
Grecia, que parece ser el único pais de la zona euro en el que todavía caen las exportaciones, a pesar de
que en los anteriores ciclos la evolución de sus exportaciones siempre anduvo positivamente correlacionada
con las de los otros paises europeos. ¿Otro ejemplo del éxito de las políticas de reformas estructurales
impuestas a Grecia por la Comisión Europea, el FMI y el BCE?
En un magnífico artículo académico publicado en febrero àsado, Jesús Felipe y Utsav Kumar explican
cómo, contrariamente a lo que muchos piensan, los CLUs, cuando son calculados en base a agregaciones
del valor añadido para toda una economía o para todo un sector económico, dejan de ser una medida de
competitividad, ya que lo que miden en realidad es la evolución de la distribución de la renta entre capital y
trabajo, en una economía o en un sector, multiplicada por el deflactor de precios de la economía o sector en
cuestion. Éste es también el caso cuando se miden los CLUs en base a la productividad y los costes
laborales de una sola empresa que produce un producto; pero la diferencia fundamental es que cuando se
utiliza un deflactor de precios agregado para toda la economía o todo un sector, en vez de para un único
Álvaro Rein: La izquierda, la crisis de deuda soberana y el euro www.sinpermiso.info , 18 abril 2011
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producto, la medida resultante de CLUs deja de medirse en unidades reales de un producto específico, y
por lo tanto, pierde sentido como indicador que relaciona la productividad con los costes laborals.
Partiendo de esta premisa, Jesús Felipe y Utsav Kumar descomponen la evolución de los CLUs en cada
economía de la zona euro en sus dos elementos constitutivos: 1) la evolución de la distribución de la renta
entre capital y trabajo en cada país; y 2) la evolución del deflactor de precios en cada uno de ellos. Con esta
perspectiva analítica, descubren que, en todos los paises, salvo en Grecia (en donde la distribución de la
renta destinada a salarios es relativamente estable), la proporción de la renta acaparada por los salarios
cae, y por lo tanto, el principal factor explicativo del aumento/caida de los CLUs es si el deflactor de precios
en los distintos paises aumenta en mayor o menor medida con respecto a la porción de la renta destinada a
los salarios en cada país. De modo, así pues, que el aumento de los CLUs en Portugal, España, Irlanda y
Grecia respecto de Alemania lo que vendría a reflejar estadisticamente es simplemente que el deflactor de
precios ha crecido relativamente más rapido en las cuatro primeras economías que en la última.
Una explicación alternativa a la basada en los CLUs y la competitividad es simplemente que la asimetría en
la evolución de las cuentas corrientes entre los periféricos y Alemania durante estos años se debió más a la
divergencia en el crecimiento de la demanda interna en cada uno de estos países que a divergencias en su
competitividad. Como es harto sabido, el diferencial negativo entre ahorro e inversión interiores en los
paises periféricos se disparó durante estos años tanto por el aumento de la inversión nacional como por el
aumento del consumo interior y la consiguiente caída del ahorro. De acuerdo a la contabilidad nacional, los
déficits por cuenta corriente reflejan exactamente el diferencial negativo entre ahorro e inversión interiores, y
a estos deficits les corresponde por definición contable un superávit en la cuenta de capital que permite su
financiación.
El euro, las contrareformas salariales y los desequilibrios competitivos entre paises
Supongamos por un momento que la teoría de RMF, según la cual el aumento de los déficits por cuenta
corriente de los países periféricos fue resultado de la pérdida de competitividad de éstos en relación con
Alemania, fuera cierta. Pues bien: ¿cómo fue exactamente que la creación de la moneda única pudo
acentuar los desequilibrios competitivos entre la periferia y el núcleo?
El argumento de RMF parece ser que, en general, el marco institucional en el que se ha construido la zona
euro deprime, por su propia naturaleza, los salarios al generar una especie de competencia a la baja en
temas de derechos laborales y salariales entre los paises miembros. De acuerdo a RMF, la relativa caída de
los CLUs en Alemania respecto de los paises de la periferia desde el año 2000 demuestra que Alemania
‘ganó’ esta competencia a la baja.
Mas no se ve porqué el marco institucional en el que desempeña el euro tuvo que que tener más exito a la
hora de reducir salarios en Alemania que en España. Sobre todo considerando que los niveles estructurales
de desempleo en España se mantuvieron mucho más elevados que en Alemania durante todo este período,
lo que induciría e pensar que tendría que haber sido mucho más facil contener el crecimiento salarial en
España que en Alemania. La explicación ortodoxa sería que en Alemania aumentó la productividad mucho
más que en España durante todo este periodo, y que eso explicaría que los CLU cayeran en la primera
mientras aumentaban en la segunda. Pero tampoco aquí se ve qué relación con el euro puede guardar
exactamente el hecho de que la productividad alemana creciera más que la española.
Es verdad: difícilmente podrá negarse ahora la relación tan directa que existe entre el actual marco de la
zona euro y la presión bajista sobre los salarios cuando uno piensa en el caso de países como Grecia,
Irlanda o Portugal, sometidos directamente a los planes de ajuste del FMI/Comisión Europea/BCE como
condición para poder recibir los fondos de ayuda europeos. Baste para convencer de ello una simple lectura
del menu de reformas contenidas en el último Memorandum of Understanding entre FMI/Comision
Europea/BCE y los gobiernos de Grecia o Irlanda.
Pero también es difícil cómo pudo el propio marco institucional de la zona euro, antes de que estallase la
actual crisis, ser capaz de imponer a cada uno de los paises miembros contrarreformas laborales o
reducciones salariales. Sin duda, éste habría sido el sueño de los arquitectos neoliberales de la Comisión
Europea y del BCE. Sin embargo, la historia de las distintas contrarreformas sociales que se han dado en
los paises del euro desde el año 2000 lo que parece indicar es que éstas han obedecido más a situaciones
políticas concretas, que se fueron dando en distintos momentos en cada país, que a la aplicación de planes
detallados articulados a escala europea.
Álvaro Rein: La izquierda, la crisis de deuda soberana y el euro www.sinpermiso.info , 18 abril 2011
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Las reformas de los mercados laborales que se han ido produciendo desde la introducción del euro, como la
`Hartz IV’ del año 2004 en Alemania, que recortaba las prestaciones de desempleo, o las distintas reformas
del mercado laboral acontecidas en España con anterioridad a la actual crisis (como las de 1994, 2002 o
2006), han obedecido a dinámicas políticas de nivel nacional, y no a la imposición de supuestas directrices
europeas, por mucho que a nivel europeo se haya hablado siempre de manera general de la conveniencia
de ´flexibilizar´los ‘ rígidos’ mercados laborales europeos.
Es verdad que acuerdos como la llamada `agenda o estrategia de Lisboa` del año 2000, cuya meta era ni
más ni menos que convertir a la UE en ‘la economía del conocimiento mas competitiva y dinámica del
mundo para el año 2010’, incluía entre sus objetivos aumentar la flexibilidad de los mercados laborales y
reformar los sistemas de pensiones (salarios diferidos), pero este pacto siempre fue más una declaración de
intenciones por parte de los gobiernos signatarios que un acuerdo capaz de imponer políticas salariales a
los distintos países. De hecho, esta ha sido siempre una de las críticas principales que hicieron del pacto la
Comisión Europea y otros de sus promotores neoliberales. La propia Comisión Europea, a través del
informe Kok de 2004 y del propio Barroso en 2005, básicamente reconocieron que la realización de la
estrategia de Lisboa fue un fracaso precisamente por la incapacidad de Bruselas de imponer sus “reformas”
a los distintos países miembros si los gobiernos de éstos carecían de voluntad política para aplicarlos.
Está claro que, para países como Grecia, Portugal e Irlanda, la invención del Fondo de Estabilidad
Financiera Europea (EFSF, por sus siglas en inglés) ha supuesto que unos paises miembros de la zona
euro se hallen totalmente, y por primera vez en la historia de la UE, a merced de la voluntad y de los
diseños neoliberales de la Comisión Europea y del BCE. En este sentido, los sueños hayekianos para estas
instituciones europeas se han visto por fin realizados gracias a la crisis de la deuda soberana. Sin embargo,
dificilmente podrían esas instituciones tratar de dictar este tipo de políticas a otros países de la zona euro en
estos momentos, y mucho menos al núcleo de Francia y Alemania. Lo demuestra, por ejemplo, el modo en
que Francia y Alemania decidiron ´flexibilizar´el pacto de estabilidad a su antojo en 2005, cuando eran ellos
los que corrían el riesgo de sufrir sanciones.
La política anti-inflacionista del BCE como enemiga del crecimiento salarial
Algunos autores tambien han recurrido a la política antiinflacionista del BCE para tratar de explicar cómo la
creación de la zona euro impulsó una competencia a la baja entre los salarios de los trabajadores de los
distintos países pertenecientes a la moneda única.
De acuerdo con este argumento, la política del BCE contribuía a mantener los niveles de desempleo más
elevados de lo que habría sido el casi, si su política monetaria hubiese concedido menos importancia a
mantener el nivel de inflación por debajo del 2% y más importancia a mantener los niveles de desempleo
bajos. Según esta teoría, al mantener deliberadamente altos los niveles de desempleo, el BCE mantenía
también controlado el crecimiento de los salarios y la inflación. Volviendo a las tesis de RMF por un
momento, no se ve cómo una misma política monetaria puede ser, a un tiempo, capaz de aumentar las
divergencias competitivas entre los paises de la periferia y Alemania y capaz de mantener el crecimiento de
los salarios reprimidos en todos los paises. ¿Por qué la misma política monetaria sería una de las causas de
que aumenten los CLUs en la periferia y de que caigan en Alemania, si precisamente la tasa de desempleo
es relativamente más elevada en el primer grupo de países que en el segundo? Si la explicación la dan, una
vez más, los diferenciales de crecimiento de productividad, no se ve tampoco qué tiene que ver una politica
monetaria única con que aumente más la productividad en unos países que en otros.
La teoría que culpa a la política antiinflacionista del BCE de elevadas tasas de desempleo en la zona euro y
de la consiguiente presión a la baja sobre los salarios asume, además, entre otras cosas, que existe una
relación estable e inversa entre el nivel de desempleo y la inflación, algo –basta pensar en lo vivido en los
años 70— que está en contradicción con la propia experiencia histórica del capitalismo, que enseña
elocuentemente que la relación entre estas dos variables es harto más compleja, condicionada como está
por otros factores (como la productividad, la estructura económica, etc.).
Curiosamente, muchos de los autores que critican la política ‘antiinflacionista’ del BCE han dicho en
numerosas ocasiones que la política ‘del 2%’ es demasiado ‘acomodaticia’ para países acostumbrados a
niveles de inflación relativamente elevados como España, y demasiado ‘restrictiva’ para países como
Alemania. Pero este es un argumento dificil de casar con el que culpa al BCE de seguir una política
monetaria demasiado restrictiva para toda la zona euro. Lo cierto es que el país que más contribuyó a la
creación de empleo a nivel agregado de la zona euro durante la anterior fase ‘acomodaticia’ de la política
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monetaria del BCE (que empezó en el año 2001) fue precisamente España, en donde se crearon 4 millones
de empleos nuevos entre 2001-2007.
Algunos de estos mismos autores dirán que lo que precisamente demuestra esto es que es incongruente
que economías tan distintas como España y Alemania compartan una misma politica monetaria y una
moneda común. Pero es que dentro del proprio estado español tambien conviven regiones caracterizadas
por estructuras y dinamicas económicas totalmente distintas sometidas a una misma política monetaria y sin
embargo esto no es cuestionado. En la actualidad, por ejemplo, Canarias y Andalucia tienen tasas de paro
del 28% mientras que en el Pais Vasco el paro es de un 10%.
Repondrán que esto es cierto pero que a diferencia de la zona euro dentro de España existe un sistema de
tranferencias fiscales de unas regiones a otras que actua como contrapeso a las diferencias intra-regionales
que existen. Lo que es sin duda cierto, y a la zona euro efectivamente le convendría enormemente dotarse
de un sistema de transferencias fiscales entre paises, aparte de una mayor harmonización fiscal. Pero,
contrariamente a lo que comúnmente se supone, eso nada tiene que ver con la cuestión de si es no
congruente el que estructuras económicas diversas compartan una misma moneda, o con la hipótesis de
que esas incongruencias tengan que llevar inevitablemente a la ‘desintegración’ de la zona euro.
¿Desde cuándo es condición necesaria para que dos regiones económicas distintas compartan ‘con éxito’
una misma moneda y una misma politica monetaria el que hayan de tener antes niveles de desarrollo y
estructuras económicas parecidos? La teoría clásica del comercio internacional, sin ir más lejos, sostiene
que la integración comercial entre paises diversos se produce precisamente en base a las diferencias y no
las similitudes entre sus estructuras económicas y niveles de productividad. Es más: nada hace pensar que
ni la integración económica ni la comercial entre dos regiones tengan que conducir inexorablemente a una
creciente similitud en sus respectivos niveles de productividad y estructuras. ¿Si esto no sucede entre las
distintas regiones de un mismo país (ya sea dentro de España, entre el norte y el sur de Italia, entre el oeste
y el este de Alemania o dentro de los EE.UU), donde sí existen mecanismos de transferencias fiscales
intraregionales, por qué habría que pensar que la homogeneidad resulta indispensable entre los distintos
países que forman parte de una unión monetaria?
La relación entre crisis bancarias y crisis soberanas
Tanto Husson como Lapavitsas afirman en sus artículos que la intervención estatal para salvar los bancos
fue lo que transformó la crisis financiera en una crisis de deuda pública soberana europea. Lo fue sin duda
alguna el caso de Irlanda. No es, empero, el caso de Grecia, ni el de Portugal; y sólo indirecta y
parcialmente es el caso de España.
Los bancos griegos y portugueses no tenían realmente problemas financieros significativos –no habían
financiado burbujas inmobiliarias, como en Irlanda y España—, hasta que la crisis de la deuda de sus
gobiernos les cortó el acceso al mercado mayorista de financiación. Como es sabido, cuando el mercado
determina el tipo de interés al que presta dinero a los bancos de un país y valora el riesgo que asume con
ese préstamo, siempre toma como base de referencia el riesgo y el tipo de interés al que puede tomar
prestado dinero el gobierno del país del banco deudor. El mercado siempre asume que si hay riesgo de que
el gobierno de un país se hunda, los bancos de ese país se hundirán con él. Ésta es también, por cierto, la
razón fundamental de que a los últimos a los que interesen las subidas de los intereses de la deuda pública
sean los bancos de ese mismo país: saben que eso repercutirá directamente en los costes de y en su
acceso a la financiación. De aquí que resulten tan absurdas las teorías conspirativas empeñadas en señalar
a los bancos nacionales como responsable de la especulación contra la deuda de sus propios gobiernos.
Al contrario de lo ocurrido en Irlanda, en Grecia y en Portugal fue el problema de la deuda soberana el que
terminó convirtiéndose en un problema para los bancos. El problema de la deuda soberana en estos paises
tuvo su origen principalmente en una caída en picado de la recaudación fiscal de los gobiernos provocada
por la crísis económica. Eso mismo sucedio también en otros paises que no se vieron afectados del mismo
modo por la crisis soberana, pero en el caso de Irlanda, como en el de Grecia y Portugal, la enorme
dependencia de la financiación extranjera de sus mercado de deuda pública –que refleja la enorme posición
deficitaria de la balanza de sus cuentas corrientes— añadía un factor de riesgo considerable.
En el caso de España, la caída en picado de la recaudación fiscal del gobierno provocada por la crisis
económica fue asimismo una causa importante del estallido de la crisis soberana. Pero tambien es cierto
que esta caída en la recaudación fiscal iba estrechamente ligada a la caída del sector inmobiliario y del de la
construcción, que arrastraron consigo a la economía, y a los que se hallaba muy expuesto el sector
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bancario nacional. Con todo y con eso, al contrario que en Irlanda y a pesar de que el sector bancario
español tambien acumula importantes riesgos, lo cierto es que la crisis soberana no estalló luego de una
crisis del sector bancario español, sino antes. Porque el caso es que la tan augurada ‘crisis bancaria
española’, al contrario que la irlandesa, tiene todavía que materializarse. La crisis de la deuda pública
española, en cambio, sí que ha limitado notablemente el acceso al mercado mayorista de las entidades
bancarias españolas, aumentando de manera despropocionada su dependencia respecto de la financiación
del BCE del mismo modo que ha sucedido con Portugal, Grecia e Irlanda.
Los bancos centrales y la ´monetización´de los déficits públicos
Otro malentendido terriblemente extendido entre los economistas de izquierda en todo este debate consiste
en pensar que al banco central estadounidense, ´la Fed´, le está permitido ´monetizar los déficits públicos´
porque compra deuda pública norteamericana (los famosos programas bautizados como QE1 y QE2 por el
mercado), y en cambio, al BCE, no; de lo que infieren que un objetivo deseable sería que el BCE pudiese
hacer lo que hace la Reserva Federal.
Tanto los estatutos de la Fed (sección 14 del Federal Reserve Act) como los del BCE (artículo 21.1 de su
Estatuto y artículo 123 del Tratado de Lisboa) prohíben expresamente a los dos bancos centrales comprar
directamente deuda pública de sus gobiernos centrales, aun autorizándoles a comprar este tipo de deuda si
las compras se realizan en los mercados secundarios.
Quienquiera que haya estudiado economía, recordará de su primer año de carrera la lección de que los
bancos centrales influyen en los tipos de interes inyectando la liquidez que necesita el sistema bancario
(normalmente, para poder financiar el dinero al contado que deben comprarle al banco central) mediante
compras de bonos del gobierno central a los bancos.
Este ejemplo de las clases de primer año de carrera está en gran medida basado en la experiencia concreta
norteamericana. Efectivamente, las compras de deuda pública en el mercado secundario eran ya (antes de
la crisis y del QE1 y QE2) el método tradicional por el cual la Fed inyectaba regularmente liquidez en el
mercado interbancario para suplir la demanda estructural de liquidez de los bancos generada por la
necesidad que tienen estos de comprarle el dinero en contante al banco central. El BCE tradicionalmente ha
inyectado liquidez en el mercado interbancario a través de préstamos contra colateral en forma de títulos del
estado o de entidades bancarias (las llamadas simultáneas o repo), pero podría perfectamente haber hecho
lo mismo a través de compras directas en el mercado secundario de deuda pública, tal como se lo permite
también su estatuto.
El método concreto por el que se inyecta liquidez –compras directas en el mercado secundario o repo de
deuda pública o privada— es irrelevante, ya que lo que se está haciendo es simplemente satisfacer una
previa demanda estructural de liquidez del sistema interbancario. La razón por la que muchos bancos
centrales dan preferencia a la deuda pública, en vez de a la privada, como instrumento usadero para
inyectar liquidez se debe, por lo pronto, a que el mercado de deuda pública suele ser el mercado de titulos
más grande y más liquido; y luego, al hecho de que el riesgo de impago que asume el banco central cuando
inyecta liquidez a través de la compra de deuda pública es relativamente menor.
Los programas adicionales de compras de deuda pública norteamericana que lanzó la Fed durante la crisis
(el QE1 y QE2) no tenían nada que ver con un supuesto intento de la Fed de ´monetizar el deficit´ del
gobierno estadounidense. Esos programas se lanzarón cuando la Fed había ya reducido su tipo de interés
de referencia hasta el nivel màs bajo posible (a una banda entre el 0-0.25%). Habiendo agotado toda su
política de estímulo monetario basada en las bajadas de los tipos de interés a corto plazo, la Fed se dispuso
a continuar presionando a la baja los tipos a largo plazo mediante un aumento masivo de la liquidez a través
de la compra de cantidades adicionales (nunca ilimitadas, y siempre fijadas de antemano) no sólo de deuda
pública norteamericana, sino también de títulos de deuda privada (como las Mortgage Backed Securities), y
aunque en menor medida, también de titulos de deuda de las agencias Freddie Mac y Fannie Mae.
El BCE lanzó un programa de compra de títulos de deuda pública en los mercados secundarios de deuda
de los países perifericos de la zona euro (llamado el SMP) en Mayo del 2010 con el objetivo de intervenir y
tratar de estabilizar estos mercados de deuda cada vez que se desplomaban sus precios. Hasta la fecha, ha
acumulado ya una cartera nada despreciable valorada en 77.000 millones de euros en deuda pública
periférica atraves del SMP. Tampoco aquí tiene este programa nada que ver con la famosa ‘monetización
de los déficits públicos’, sino que su objectivo es estabilizar la prima de riesgo de países muy concretos.
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Así pues, en resolución, el hecho en sí de que un banco central compre o no deuda pública no tiene nada
que ver con la llamada ´monetización de los déficits fiscales de los gobiernos´, si por este concepto se
entiende la financiación ilimitada del deficit fiscal de un gobierno por parte de un banco central a traves de la
creación de dinero nuevo por parte del banco central.
Otro malentendido consiste en pensar que una supuesta monetización del deficit público es
automáticamente inflacionista. Pero la creación de dinero sólo puede ser inflacionista cuando está
relacionada con el gasto en la economía, y el aumento del gasto, a su vez, sólo puede presionar al alza la
inflación de manera sostenida, si y sólo si la economía se halla en una situación tal, que todos sus recursos
productivos están ya empleados a plena capacidad. Cuando la economía se halla en un estado de recesión,
con numerosos recursos productivos ociosos, un aumento del gasto aumentará el grado de utilización de
recursos que previamente habían dejado de ser empleados en la producción. pero no llevará a un aumento
sostenido de los precios. Por eso cuando, pongamos por caso, el Banco de Inglaterra ideó su programa de
compra de deuda pública, calculó la cantidad de esta deuda que tenía como objetivo comprar en base a su
estimación del output gap o hiato de resultados –el nivel de ociosidad de los recursos productivos realmente
disponibles de una economía— de la economía británica.
Sobre la independencia de los bancos centrales
Algunos economistas de izquierda también han argüido que el problema es la supuesta ´independencia´del
BCE’, que le exime del control democrático y, ofuscado por su obsesión con la inflación, no le priva de la
posibilidad de comprar deuda para apoyar a los gobiernos de la zona euro. Según estos autores, el BCE
debería ser más como la Fed y menos `independiente´.
Sobre este tema basta aclarar que tanto la Fed como el BCE son bancos centrales independientes. El
dueño formal de la Fed es el Congreso de los EE.UU (no el gobierno), pero éste le ha dado un mandato a la
Fed (incorporado a sus estatutos) y le ha delegado la autoridad para aplicar ese mandato según le acomode
y llevar a cabo la política monetaria. A partir de propuestas del Presidente de los EE.UU es el Congreso
quien tiene el poder formal de aprobar o no la elección de la mayoría de los miembros que componen el
comité que decide la política monetaria de la Fed de manera independiente. En el caso del BCE, su dueño
es el Consejo Europeo de jefes de gobierno y de estado, que es el que ha autorizado su mandato y sus
estatutos (y el que los puede cambiar), siendo también el que elige a su presidente y a los demás miembros
de su consejo de gobierno. El Consejo Europeo, al igual que el Congreso de los EE.UU, ha delegado en el
BCE la autoridad para aplicar su mandato y desarrollar la política monetaria: en eso consiste su
´independencia´.
Los distintintos gobiernos que componen el Consejo Europeo han decidido, por cuestiones de principio,
controlarse unos a otros, y no interferir en el modo en que el BCE desarrolla su mandato: eso es lo que
quiere decir respetar su ´independencia´; pero si quisiesen, nada les impediría formalmente acabar con ella,
siempre que estuviesen todos de acuerdo en hacerlo. Eso no es óbice para que, de vez en cuando, algunos
primeros ministros o jefes de estado critiquen en público al BCE; pero siempre que esto pasa, Alemania u
otros gobiernos salen en defensa del BCE, y la cosa queda en nada.
La cuestión de la independencia de los bancos centrales es, en realidad, análoga a la de la función del
estado bajo el capitalismo. El capitalismo, por definición, está compuesto de intereses particulares o
capitalistas específicos que se hallan en competencia y conflicto permanente entre si. Precisamente por eso
precisa el capitalismo de la ´independencia´del estado (independencia repecto de los intereses de los
capitalistas particulares): para proteger el sistema en su conjunto de los intereses contradictorios de los
capitalistas particulares. Por el bien de los intereses comunes de los capitalistas, el sistema capitalista
también necesita de la ‘independecia’ del banco central, a fin de protegerse de los intereses inmediatos de
los capitales particulares.
Los intereses contradictorios de los capitalistas se evidencian, por ejemplo, cuando el capital industrial pide
a gritos que el banco central le mantenga los tipos de interés bajos para ayudarle, o cuando los bancos con
más problemas le piden lo mismo porque su supervivencia depende de los costes bajos de refinanciación. Y
eso sucede al mismo tiempo que los bancos más fuertes y los fondos de inversión le piden al banco central
que suba ya los tipos para que puedan mejorar sus márgenes de explotación financiera. El papel del banco
central ‘independiente’ consiste en sobreponerse a todos esos intereses encontrados. y tratar de pensar en
lo que realmente conviene a la estabilidad y el buen funcionamiento del sistema en su conjunto.
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Esta lógica es tambien la que en el fondo da razón las decisiones que ido tomando el BCE durante la crisis.
El BCE no decidió comprar deuda pública periférica o inyectar liquidez para proteger las carteras de los
bancos alemanes o ayudar a enriquecer a los ‘especuladores de deuda pública’. El BCE hizo siempre estas
cosas, sólo cuando pensaba que la estabilidad del capitalismo financiero de la zona euro en su conjunto
estaba en juego.
Tomemos como ejemplo la oposición del BCE a que los bancos Irlandeses puedan aplicarle una quita a su
deuda senior. Ni cabe duda de que eso ayudaría a los bancos irlandeses y de que el impacto sobre los
acreedores individuales seria seguramente mínimo, ya que en proporción a la cartera global de la mayoría
de los bancos acreedores esta deuda representa una proporción ínfima del total, además del hecho de que
una gran parte de los acreedores probablemente son bancos británicos y no de la zona euro. El BCE, sin
embargo, se opone frontalmente a eso, porque piensa que tal medida sentaría un precedente peligroso para
el sistema financiero en su conjunto y llevaría al mercado a demandar una prima de riesgo añadida a la
deuda senior de todos los bancos de la zona euro para compensarles ante este riesgo.
Que el BCE vele por los intereses generales del capitalismo financiero de la zona euro, no quiere decir, por
supuesto, que tenga siempre claro cómo se hace eso, ni que todos los mienbros de su consejo de gobierno
estén siempre de exactamente acuerdo la mejor manera de alcanzar este objetivo. Lo que está claro es que
el objetivo de defender los intereses generales del sistema del mejor modo posible tambien podría dar
cabida a apoyar medidas como la restructuración (o el impago parcial) de la deuda pública de los paises
periféricos, contrariamente a lo que parecen pensar algunos en la izquierda.
La posibilidad de que Grecia cometa un impago o restructure radicalmente su deuda, por ejemplo, ya hace
tiempo que ha sido descontada por el mercado en el precio al que valora los bonos griegos, por mucho que
las autoridades europeas se nieguen a reconocer tal posibilidad. Y de acuerdo con algunas estimaciones, el
mercado está actualmente descontando con una probailidad que ronda el 60% que Grecia cometa un
impago y realice quitas de al menos el 50% del valor nominal de su deuda. Hablar de ´impago dirigido por
los acreedores’ como la opción ´light´ y plantear, frente eso, el ‘impago dirigido por los deudores’ como la
única opción radical respetablemente de izquierda, según hace Costas Lapavitsas, no tiene mucho sentido,
cuando parece que el mercado hace ya tiempo que, con el sufragio de sus precios, se ha anticipado a la
opción que propugna ese sector de la izquierda radical. Este voto del mercado no tiene nada que ver,
huelga decirlo, con principios de justicia, sino con un simple analisis realista de sostenibilidad que indica que
para maximizar las posibilidades de que Grecia algún dia devuelva al menos parte de su deuda es
necesario que se ‘libere’ tambien de una parte de ella.
Salirse del euro o gobernarlo de manera alternativa
El debate sobre las causas de la actual crisis soberana europea ha llevado a algunos a plantear que la
alternativa más favorable para la clase trabajadora tiene que construire a partir de una salida del euro.
Sobre este punto, los argumentos de Husson me parecen bastante más razonables que los de Lapavitsas.
Para empezar, si Grecia, por ejemplo, se saliese del euro ahora mismo, no cabe duda de que el tipo de
interes que tendría que pagar sobre su deuda se dispararía todavía más para compensar a los acreedores
del riesgo adicional de una devaluación (seguramente inevitable) de su nueva moneda con respecto al euro.
Grecia tendría que financiar las amortizaciones de su deuda ya existente acudiendo al mercado con nuevas
emisiones. Suponiendo que todavía quedase alquien en el mercado dispuesto a comprar estas nuevas
emisiones de deuda, y a asumir el riesgo una vez que la UE le hubiese retirado todas las ayudas y garantías
implicitas a la deuda griega por haberse salido del euro, Grecia tendría que colocar sus nuevas emisiones a
tipos tan elevados, que sólo harían que su deuda fuese todavía menos sostenible a medio plazo de lo que
es ahora. Es dudoso que una devaluación incentivara lo suficiente las exportaciones (que por otro lado
están ya creciendo de manera acelerada en Irlanda y Portugal, como en España, aunque no en Grecia) a
medio plazo como para compensar el brutal ajuste que se produciría en el poder adquisitivo de los hogares,
en el gasto y en el crédito interno para reducir el deficit por cuenta corriente una vez que se hubiese perdido
el acceso a la financiación externa.
¿Controles de capital? ¿Nacionalizaciones de la banca? El problema aqui es que con un deficit por cuenta
corriente del tamaño del que existe actualmente en Grecia el país simplemente no puede prescindir de
grandes flujos de capital externo para financiarse, a menos que se produzca una contracción significativa de
la demanda interna. ¿Quién va a querrer meter más dinero en un país de donde no lo va a poder sacar
luego y que amenaza con un impago de dimensiones desconocidas? ¿Sería menor el problema de
refinanciación de las amortizaciones, si se restructurara la deuda y se aplicara una quita radical? Sí, pero no
Álvaro Rein: La izquierda, la crisis de deuda soberana y el euro www.sinpermiso.info , 18 abril 2011
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haría desaparecer el problema de cómo continuar financiando el enorme deficit fiscal que mantiene el
gobieno griego en la actualidad para poder seguir funcionando.
La alternativa, a mi parecer, tiene que estar basada en mantener las ayudas que actualmente recibe Grecia
de sus socios de la UE para protegerse de la necesidad de tener que acudir al mercado de capital privado y
así ganar tiempo. Pero en vez de plantear como condiciones para recibir esta ayuda un programa de ajuste
neoliberal que lo único que está consiguiendo es deprimir aún más las perspetivas de crecimiento de la
economía griega –lo cual. al final, también aumenta la probabilidad de impago—, estas ayudas pueden
estar basadas en un programa alternativo que ataje los problemas estructurales de la economiía griega en
base a reformas socialmente progresistas. En vez de ser dictado por sus socios de la UE, este programa se
podría elaborar mdiante un proceso democrático con destacada participación de los sectores populares
griegos. Este programa por supuesto que también podría incluir un quita y una restructuración de la deuda
para hacerla más sostenible y liberar así el dinero público necesario para financiar reformas alternativas de
caracter progresista.
¿Pero cómo responderían los mercados? Los mercados lo que quieren ver es que la sostenibilidad de la
deuda en estos paises (y por lo tanto, tambien la probabilidad de recuperar su dinero) mejora a medio
plazo. Esta sostenibilidad de la deuda sólo mejorará, si se consigue que estas economías vuelvan a crecer
de manera significativa y esto es precisamente lo contrario de lo que estan consiguiendo actualmente las
polítical neoliberales que recortan todavía más la demanda interna y restringen el crecimiento.
¿Es este un objetivo imposible de realizar? Para empezar, haría falta que el gobierno actual ‘socialista’
griego fuese sustituido por otro que, en vez de mostrarse partidario de una política económica neoliberal
para salir de la crisis, se empeñase en contruir alianzas con los gobiernos de los otros paises en situaciones
parecidas (Irlanda y Portugal) para plantear a nivel de la UE un programa alternativo al ajuste neoliberal.
Este gobierno tambien tendría que tener el valor de dirigirse directamente a las clases trabajadoras de los
paises acredores y explicarles que a ellos tampoco les interesa a medio plazo que se les impongan ajustes
neoliberales a los trabajadores de los paises periféricos. No les interesa, por la sencilla razón de que el
ajuste neoliberal en la periferia de Europa servirá de justificación y de trampolin para aplicar tambien
politicas neoliberales en los paises acreedores. Los gobiernos de los paises acreedores de hecho ya
advierten a sus trabajadores de que, para evitar convertirse en ‘peifericos’, ellos tampoco tienen otro
remedio que aplicar reformas neoliberales ‘preventivas’.
El discurso que debe hacerse oir es que el principal problema de la clase trabajadora alemana no es
minimizar la financiación, atraves de sus impuestos, de ayudas para mantener a flote a la periferia y
asegurarse de que les devuelvan el dinero lo más rapido posible. Al contrario: el principal peligro para sus
intereses es olvidarse de que al final comparte los mismos intereses con los trabajadores de la periferia y de
toda Europa y que esos intereses son diametralmente opuestos a los de las élites políticas y económicas de
sus países, empeñadas en dividirles y separarles de sus herman@s de clase.
Álvaro Rein es el heterónimo de un analista económico y financiero que colabora regularmente con Sin Permiso en temas de la
Unión Europea.
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