martes, 28 de febrero de 2012

29F: LOS SINDICATOS LLAMAN A LA MOVILIZACIÓN EN EUROPA Y ESPAÑA CONTRA LOS RECORTES SOCIALES Y LA REFORMA LABORAL










29F: CCOO y UGT llaman a la movilización contra los recortes sociales
Con motivo de la Jornada de Acción Europea en defensa del Empleo, los Servicios Públicos y la Justicia Social



España | Tercera Información | 28-02-2012 |

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha convocado el 29 de febrero una Jornada de Acción, para que los trabajadores y trabajadoras de la Unión Europea puedan expresar su rechazo a las políticas que las autoridades europeas están imponiendo y su apoyo a las alternativas del movimiento sindical para salir de la crisis.

CCOO y UGT hacen un llamamiento a los trabajadores y trabajadoras para que participen en las movilizaciones y actos que se celebren en todo el Estado, el próximo 29 de febrero, con motivo de la Jornada de Acción Europea convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en defensa del empleo, los servicios públicos y la justicia social, y también en nuestro país contra la reforma laboral impuesta por el Gobierno del PP. Con estas movilizaciones, los sindicatos quieren mostrar su firme oposición a las políticas de austeridad, ajustes presupuestarios y recortes sociales que llevan impulsando, desde hace dos años, las instituciones y Gobiernos europeos como única respuesta a la crisis, y que se están materializando, tanto en España como en la UE, en más paro y en importantes recortes de derechos laborales y sociales, así como en un aumento de la pobreza y la desigualdad.

Rechazo al nuevo Tratado y a las políticas de juste y recortes sociales

Desde mayo de 2010, las instituciones de la UE están imponiendo políticas de austeridad, ajustes presupuestarios, recortes sociales y las llamadas reformas estructurales, especialmente en los mercados laborales. Estas políticas, cuyos objetivos declarados eran ganar la confianza de los mercados para que los Estados pudieran financiarse con tipos de interés bajos y reducir los niveles de déficit y deuda públicos en un corto espacio de tiempo, han resultado un completo fracaso. La crisis de las deudas soberanas se ha extendido y hecho más aguda. Hoy, la prima de riesgo de la deuda pública española es más del doble de la que había en abril de 2010 y ha llegado a ser tres veces mayor en los peores momentos de inestabilidad financiera. Los objetivos de reducción de los déficits públicos tampoco pueden cumplirse, a pesar de los brutales recortes presupuestarios, o precisamente por ellos.

Los daños colaterales de estas políticas son dramáticos: se ha pasado de la recuperación de la economía a una nueva recesión en toda la UE, el paro ha aumentado, lo mismo que la pobreza y la desigualdad. La crisis ha pasado a ser, también, social y política.

Existen alternativas


El sindicalismo europeo ha presentado alternativas a políticas “tan injustas como fracasadas”. Frente a la crisis de las deudas soberanas proponen: emisión de eurobonos, reforma del Banco Central Europeo, impuesto a las transacciones financieras; supresión de los paraísos fiscales; regulación del sistema financiero para que los poderes públicos gobiernen a los mercados y no al revés como hoy sucede, etc. Frente a la recesión económica y el paro detallan: plan europeo de inversiones en economía sostenible, programa europeo de empleo juvenil, ampliación de los plazos para la reducción de los déficits públicos, etc. Frente a las contrarreformas estructurales piden: un Nuevo Contrato Social Europeo para renovar y reforzar los pilares del Modelo Social Europeo y preservar el Derecho Laboral y la negociación colectiva. Y, frente al modelo antidemocrático del nuevo Tratado: gobierno económico de Europa que tenga también competencias sobre impuestos y persecución del fraude fiscal, que priorice el empleo y el crecimiento sostenible, que se ocupe de las políticas industrial, energética y medioambiental, y que responda ante el Parlamento Europeo.

No a la reforma laboral

El Gobierno del PP acaba de aprobar por Decreto-Ley, sin consulta alguna con los interlocutores sociales, una reforma laboral que supone, a razón de los sindicatos, “el mayor ataque a los derechos de los trabajadores y trabajadoras en democracia.” Esta reforma laboral facilita y abarata el despido: la mayoría podrán ser considerados procedentes, con 20 días de indemnización por año trabajado, y la indemnización de los improcedentes se rebaja de 45 a 33 días y su tope de 42 a 24 meses. Se suprime la autorización administrativa para los ERE y se abre la puerta para despedir a los contratados laborales fijos de las Administraciones Públicas. Se permite el despido procedente de trabajadores en baja justificada por enfermedad. El nuevo contrato para empresas de menos de 50 trabajadores, especialmente bonificado, tendrá despido libre y gratuito durante el primer año. Este contrato junto con el nuevo, y también precario, de formación para jóvenes desmienten todo lo dicho sobre la necesidad de reducir los tipos de contrato. También se degrada el contrato a tiempo parcial permitiendo que el empresario modifique unilateralmente su jornada.

Uno de los peores capítulos de la reforma es el que se refiere a la negociación colectiva. Vulnerando en cuestiones clave el acuerdo recién suscrito entre CCOO, UGT y CEOE-CEPYME, concede al empresario la capacidad para modificar unilateralmente todo lo pactado en el convenio, incluidos los salarios, equiparando las causas de descuelgue a las del despido objetivo. Toda la nueva norma está orientada a individualizar las relaciones laborales, potenciar el convenio de empresa –debilitando los convenios sectoriales– y reforzar al máximo la capacidad de decisión unilateral de los empresarios para fijar las condiciones de trabajo, limitando la capacidad de acción de los sindicatos para defender a los trabajadores y trabajadoras.

La imagen del ministro Guindos diciendo servilmente al comisario Rehn que la reforma “va a ser extremadamente agresiva… te va a gustar” lo dice todo sobre las relaciones entre el Gobierno de España y las autoridades europeas.


Leer más...

¿QUIÉN CERRÓ EL DIARIO ESPAÑOL "PÚBLICO"?









¿Quién cerró el diario español Público?


Artículos de Opinión | Pascual Serrano | 26-02-2012 |
Finalmente el diario Público ha desaparecido en su versión en papel, aunque se mantiene la digital. Público llegó a los quioscos el 26 de septiembre de 2007, editado por Mediapubli, y hoy llevaba perdidos unos 80 millones de euros con una deuda total actual que ronda los 21 millones1. Jaime Roures, principal impulsor del rotativo, anunció a la plantilla que la empresa necesitaba unos nueve millones de euros para mantener la edición impresa en las actuales condiciones, por lo que él y sus socios estaban buscando inversores. Tenían alrededor de un mes para reunir el capital, plazo que marca la ley para presentar un plan de viabilidad tras la suspensión de pagos, pero las gestiones llevadas a cabo —tanto en España como en América Latina— no prosperaron.

Según la empresa, la suspensión de pagos se hacia debido a “la intensificación de la crisis publicitaria, la profunda transformación que está sufriendo el sector de la prensa escrita y las dificultades para acceder a nueva financiación”. Roures dijo, desde un hotel de Beverly Hills en los Ángeles, que las razones eran “la crisis económica, la del papel frente al medio digital y la de la política de izquierdas en España”2

¿Por qué ha resultado inviable Público? Su director, Jesús Maraña, en una despedida repleta de lanzamientos de balones fuera, aporta razonamientos demasiado imprecisos: “La agudísima crisis económica, la publicitaria, la del papel… son factores decisivos que han hecho inviable el proyecto de ‘Público’, como también lo son los propios errores desde la dirección del diario o desde la empresa editora”3. Hasta el último momento la dirección del periódico alardeaba de ventas y lectores; y si de errores de la dirección y de la empresa se trata, podría el director precisarnos algo más.

El colaborador Antonio Avendaño reconoce en su columna de despedida4, con metáfora sanitaria incluida, que él no entiende muchas cosas:

“de la muerte de Público, que se hace efectiva hoy 24 de febrero del año de desgracia de 2012, apenas sabemos nada. Por no saber, ni siquiera sabemos si se ha muerto o lo han matado (…) . No se sabe muy bien qué pasó allí dentro ni quiénes eran los especialistas llamados a salvar a Público, pero sí sabemos que fracasaron, aunque no por qué se produjo ese fracaso: si por falta de fe, por falta de pericia o, simplemente, porque no hubo forma humana de acopiar esas pocas pero cruciales bolsas de sangre que había que transfundir con urgencia al enfermo, aunque también es verdad que la sangre que gastaba el puñetero es de un tipo muy poco usual y muy difícil de encontrar en los bancos (de plasma sanguíneo).

¿Nos morimos solos o nos matan? De algún modo, todos los que mueren antes de tiempo mueren porque los matan. Público se ha muerto antes de tiempo. Y si es así, ¿quién lo ha matado? Es cierto que también se puede morir de muerte natural antes de tiempo, pero cuando se producen tales muertes todos tenemos la impresión de que no han sido muertes naturales en sentido estricto. Con Público nos pasa algo de eso: muere tan joven que nos cruza velozmente por la cabeza el mismo pensamiento que cuando muere una muchacha en el esplendor de su juventud: por qué diablos vivirán tantos años algunos que no lo merecen y tan pocos años estos otros que nos hacían la vida tan interesante”.

Mi admirado Isaac Rosa tampoco aporta muchas claves de los sucedido, en parte por su estado de ánimo: “Otro día, si quieren, discutimos sobre qué hay que hacer (y qué no hay que hacer) para tener un medio crítico, y qué lecciones hay que aprender de Público. Hoy, como comprenderán, no tengo humor para ello”. Aunque sí insinúa que Público ha estado funcionando gracias a la heroicidad de sus trabajadores: “Ni la independencia, ni la voz crítica, ni la libertad ni la valentía surgen espontáneamente por fundar una cabecera, ni aparecen de la nada porque así lo quiera la empresa o porque figuren en una declaración de principios. Hay que pelearlos día a día, dejándose horas, esfuerzo, nervios y no poca salud, atreviéndose a mirar donde otros no miran y a preguntar donde otros asienten; hay que dar la cara como la han dado todos estos trabajadores hasta el último día (…)”. Pero Rosa también insinúa soledad por parte de ellos: “Ya sé que hoy es día de lamentar el daño a la pluralidad informativa, la pérdida de una voz crítica, la orfandad de tantos lectores o el hueco que queda en el lado izquierdo del kiosco cuando más falta hace tenerlo cubierto, en tiempos de ofensiva reaccionaria. Pero me permitirán que no gaste mi última columna en repetir tópicos, pues ninguno de ellos ha salvado el periódico, ni tampoco han sido esos lugares comunes y afectados los que han hecho posible que el diario esté en la calle cuatro años y medio”.

Por último, los trabajadores en su comunicado hablan de “mala gestión de la empresa”, sin ahondar más en el asunto.


Según los últimos datos de la OJD, el periódico tenía un promedio de tirada de 129.679 ejemplares, y 87.983 de difusión6. Si uno consulta el listado de diarios de información general auditado por la OJD, descubre que, de casi un centenar, Público se encontraba el séptimo en tirada y octavo en difusión. Es verdad que los regionales se pueden permitir menos tirada porque conllevan menos coste en distribución y en elaboración, pero es indiscutible que la acogida de lectores de Público no era mala. Es evidente por tanto que los datos de ventas y lectores no justifican por sí solos la inviabilidad del proyecto.

Pero creo que la izquierda debería reflexionar sobre lo sucedido con Público y aprender algo de la experiencia. Lo primero a destacar es que, aunque se presentaba como una propuesta informativa de izquierdas, sus propulsores, o mejor dicho su propulsor, era un empresario adinerado que asumía económicamente la iniciativa, Jaume Roures. Un financiador que intentó jugar simultáneamente a dos cartas: seducir a la ciudadanía más radical presentando sin ambages un periódico de izquierdas y prestar un leal servicio a un sector del entonces gobernante partido socialista, excesivamente dependiente del grupo PRISA. Los primeros servían como caladero de lectores en un panorama huérfano de medios que se posicionaran en la izquierda nacional e internacional, y los segundos para conseguir unas buenas relaciones con un poder político que le garantizaran acceso a adjudicaciones a su productora (RTVE), licencias de emisión, acceso a diferentes servicios lucrativos (fútbol), etc... El plan parecía estratégicamente acertado pero incluía una grave contradicción: te unías a los rebeldes por un lado y aceptabas las reglas de juego por otro. Es decir, como se diría en castellano antiguo, querían estar en misa y repicando.

Como resultado de este doble juego aparecían cosas curiosas que resultaban imperdonables para los lectores de la izquierda (la de verdad, no la que gobernó en nombre de los mercados). No se comprendía que se le concediese el artículo estrella de opinión al embajador israelí, que se uniese al final al discurso de hostilidad contra los gobiernos progresistas latinoamericanos, que tuviese tres directores en tres años y uno terminara en la nómina del gobierno socialista, que incorporase analistas oportunistas de El País (Ernesto Ekaizer) o que la presencia de líderes del PSOE fuera constante. Ahora leo algún twitter de periodistas de Público quejándose “las interferencias constantes de Roures en el trabajo de la redacción”. Por otro lado, la pata de “apoyo político” se le quebró cuando el PSOE pierde las elecciones generales y el sector del partido más cercano a Público pierde el congreso. El resultado es que quisieron jugar a dos bandas y se quedaron en tierra de nadie.

Además, en su diseño y forma Público jugó a ese periodismo moderno de urgencia y brevedad, es decir, se fue a jugar a un terreno que no es el del periodismo escrito, sino que es el de internet y perdió, sin que su buena selección de DVD’s y libros de regalo lo pudieran evitar. Las películas y los libros sirven para vender ese día -aumentar la tirada y poder contratar la correspondiente publicidad- pero no te garantiza fidelidad diaria que es lo que necesita un periódico.

Por último, cuando los directivos y accionistas de Público veían que se acercaban al abismo pidieron ayuda a los lectores, apelaron a nuestro compromiso con un medio de izquierdas. Era lógico que así lo hicieran, pero para pedir ayuda a los “camaradas” hay que poner las cartas sobre la mesa: compartir la contabilidad, hacer públicos los sueldos y honorarios de todos los que trabajan, ofrecer cauces de participación para la selección de los contenidos, firmas y sueldos; y probablemente cambiar el modelo de accionariado. En Italia, Il Manifesto también ha declarado recientemente suspensión de pagos, pero ellos llevan años explicando su política salarial y exponiendo a los lectores su contabilidad.

Pero sería injusto, desde la izquierda, limitarnos a criticar a Roures y al resto de accionistas de su proyecto. Antes de Público, con todos sus errores y contradicciones, estábamos peor, su aparición tampoco obstaculizaba ningún otro plan mediático más radical. Basta observar cómo molestaba a la derecha mediática montaraz, la fauna de “intereconomía” no dejaba de embestir contra ellos y se jactaron de un modo miserable de su cierre7. También toca hacer alguna autocrítica de los lectores y audiencias de izquierda. La mayoría sigue esperando el “mirlo blanco” millonario o empresario: Roures con Público, Teodulfo Lagunero con La Voz de la Calle. Un medio de izquierdas con un contenido valioso y verdaderamente alternativo sólo puede existir si hay una audiencia que le apoya y le promueve, en realidad es lo mismo que sucede con un sindicato o un partido político, nadie va a hacer el trabajo que sólo la colectividad puede hacer. No podemos poner la esperanza mediática de la izquierda en manos de un empresario que le pilla el cierre de su periódico en un hotel de Beverly Hills con motivo de los Óscar.

Y así llegamos al terreno de la economía. La izquierda no puede estar pidiendo información gratis, reportajes gratis y periodismo gratis y luego quejarse con tristeza cuando ve cómo las iniciativas terminan arruinadas. O pagamos nosotros o pagan los poderes públicos. La derecha no tiene ese dilema porque cuenta con grupos económicos dispuestos a poner -y perder- el dinero que haga falta: como accionistas, como anunciantes, como patrocinadores. Por eso Libertad Digital gana dinero aunque tenga menos lectores que muchos medios digitales alternativos de izquierda, o La Gaceta no cierra aunque su cifra de difusión sea la mitad que Público (según la OJD 45.835 respecto a 87.983 de Público). Se juegan la defensa ideológica del mantenimiento de su modelo, es lógico que estén dispuestos a pagar por ello. Por el contrario, la izquierda, o logra que los gobiernos colaboren como lo hacen con otros servicios públicos como la sanidad o la educación, o lo pagamos entre todos para que se mantengan. Si observamos el panorama de medios de prensa verdaderamente de izquierda que hay en el mundo, ninguno se mantiene gracias a un millonario. Detrás hay lectores que se creen el proyecto y lo pagan: Le Monde Diplomatique, Il Manifesto, El Viejo Topo, Diagonal. U organizaciones que asumen las pérdidas, en el caso de Mundo Obrero con el Partido Comunista. Pueden tener algunos textos gratuitos en internet pero ninguno se encuentra íntegramente en la red. Es curioso, El País, ABC o La Gaceta sí están enteros en internet. Acaso alguien cree que ellos están más preocupados por la “socialización de la información”. ¿No será que ellos tienen ya a El Corte Inglés, Repsol, BBVA o Telefónica para sobrevivir y no necesitan lectores que paguen?

Detrás de proyectos alternativos escritos que funcionan como The Nation en Estados Unidos o New Left Review en el Reino Unido hay unos lectores convencidos de la necesidad de mantenerlos y financiarlos. Il Manifesto periódicamente se ve obligado a sacar un ejemplar por cincuenta euros para tapar sus frecuentes agujeros económicos, La Jornada de México logró fondos subastando cuadros y The Nation cuenta con 30.000 socios solidarios que pagan por encima del precio de la suscripción. Nosotros, en cambio, queremos que esté gratis en internet y comprarlo los domingos cuando nos regalen un DVD.

Luego están los gobiernos progresistas latinoamericanos, que, con razón, se quejan de la “dictadura mediática” que domina la información mundial y que tanto les vapulea, manipula y tergiversa. Muchos de esos gobiernos, con gran acierto, han desarrollado sus medios públicos, aprobado legislaciones destinadas a avanzar en la democratización de la comunicación concediendo licencias a los movimientos sociales, han establecido límites a la concentración de medios en sus países. Pero la información ya no tiene fronteras, deben tener la audacia y la visión para pensar fuera de su país. Si sus recursos naturales son gestionados por las empresas españolas, muchos de sus servicios públicos también son prestados por estas empresas e incluso parte de sus medios de comunicación están en poder de multinacionales españolas, ¿por qué no se plantean esos gobiernos la necesidad de dedicar parte de su esfuerzo y recursos a participar en alguna opción mediática española que rompa el monopolio de la derecha? ¿cómo esperan que mejore la imagen falsa y manipulada que existe en España de esos gobiernos? ¿esperan que rompamos ese cerco mediático y logremos llevar la verdad de esos países a los españoles unos cuantos periodistas con nuestras páginas webs?

Como conclusión sólo resta decir que no es fácil enfrentar el actual panorama monolítica de medios de derecha, incluso no sé siquiera si es posible si tampoco sabemos cambiar los gobernantes y continuamos con gobiernos que se rinden ante el mercado que, al igual que hacen con el resto de los sectores económicos, dejan a él el control de la información y el periodismo. Pero generaciones y generaciones de hombre y mujeres han luchado en la historia de la humanidad por cambiar situaciones que parecían más difíciles que las actuales. Y algunas veces -no muchas- lo consiguieron. Por pocas que fueran nos deben de bastar para apostar por seguir luchando.

Pascual Serrano es periodista. Entre sus libros destacan"Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuścińsky, Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa" (Editorial Península) y Traficantes de información. La historia oculta de los grupos de comunicación españoles. (Foca)

Fuente: http://www.pascualserrano.net/notic...


Leer más...

APRENDIZAJES SOBRE LA #PrimaveraValenciana








Aprendizajes sobre la #PrimaveraValenciana

Publicado por Socialismo21

"...Yo no te estoy enseñando nada, sólo te ayudo a que te conozcas a ti mismo. Conociendo la naturaleza del contrario no será difícil sincronizarlo y convertirlo en una ventaja a nuestro favor..."

Bruce Lee




1. “La calle es mía” o Fraga Reload: El PP quiere recuperar el control, manejar lo que pasa en la calle. No es que vaya a prohibir las manifestaciones, hablamos de algo quizás más importante, nos referimos a la calle como lugar público, donde la gente pueda expresar su malestar directamente, sin tener que ser convocado por una gran organización. Saben muy bien que una expresión puntual de cualquiera que hable para el conjunto de la sociedad, por pequeña que sea, puede llegar a conectar con muchos otros.





Desde mayo algo ha cambiado, la calle se ha convertido en una espacio de encuentro entre diferentes, donde estar juntos cobra sentido más allá de protestar contra una medida concreta. La recuperación del espacio público por la gente es lo que realmente preocupa al Gobierno y por eso se proclama defensor de los derechos de los que no acuden a las protestas, ¿será que a ellos no les roban?

2. Dar cera, pulir cera: El PP sabe que la violencia puede ser un efectivo método para convertir las calles en un lugar hostil, que ya no sean percibidas como lugar de encuentro, sino de enfrentamiento. Para las “autoridades”, el control de la situación pasa por poner a prueba el aguante de la gente y así medir qué tipo de actuación es más eficaz: multas, cargas, detenciones o una mezcla en diferentes dosis acompañada de un buen despliegue mediático. Si echamos un vistazo a las portadas y artículos de opinión de ABC y La Razón de los últimos días, se evidencia la importancia que se da desde el Gobierno y sus sectores afines a ganar la batalla comunicativa. La táctica consiste en utilizar dispositivos represivos y comunicativos a distintos niveles con la intención de cortar las posibles conexiones entre cualquier protesta y el resto de la gente. Como estamos viendo estos días, trantan de restar legitimidad a los que protestan, ya sea descalificando, acusando, confundiendo o, desde posiciones más amables, reconociendo que sus razones son entendibles a la vez que apelan a la responsabilidad debido a la crisis que vive el país. Rajoy pide calma, como si no supiéramos que toma decisiones a costa del 99%.



3. Meter miedo a propósito de Grecia: El Gobierno de Mariano Rajoy utiliza Grecia para asustar, una imagen que evoca un lugar apocalíptico, un escenario al que podrían conducirnos las protestas, donde la vida es insoportable y la supervivencia casi imposible. La Empresa-España debe dar buena imagen, ser un país donde la gente asuma que no hay alternativa. La economía financiera aparece claramente como dispositivo de control social. Si sales a protestar, no tendremos créditos europeos. Ese mantra oculta que la situación griega ha sido provocada por medidas que el Gobierno de Rajoy respalda; con bonos europeos la deuda de Grecia no se habría multiplicado. Pero lo que nunca dirán es que son las personas que salen a la calle en Grecia las que garantizan la vida de la gente, que esos cientos de miles de personas son los que están luchando por la dignidad y la supervivencia colectiva. Gente que no sólo sale a protestar, sino que colabora para mantener el acceso a los servicios, reparte comida, intercambia recursos y, pese a todo, sigue tejiendo futuro.

4. La comunicación es nuestro escudo: Ante la violencia policial, se pone en marcha una estrategia comunicativa con miles de puntos desde los que transmitimos y difundimos lo que pasa para proteger a quienes están en peligro. En esos flujos de comunicación también surgen las formas de organizarnos para salir a poner el cuerpo en la calle. Los vídeos que la gente cuelga de manera instantánea y los tweets que se propagan antes de que lleguen los periodistas, están demostrando un enorme poder: no pueden negar la represión enloquecida. Sabemos que somos muchos, en muchas partes, y eso hace que salgamos a la calle sintiédonos protegidos.

Hay que recordar que han sido muchas las protestas apagadas bajo la presión represiva y que las lógicas de acción-represión-acción nos pueden acabar situando en un tablero de juego con movimientos limitados y posiciones cada vez más minoritarias. Cuando salir a la calle da miedo, dejan de estar los niños, los abuelos, las mujeres y hombres adultos y en los enfrentamientos quedan sólo jóvenes, sobre todo chicos, fáciles de aislar y criminalizar. Esto es lo que, con mucha inteligencia, evitaron los estudiantes valencianos que desde la primera sentada frente al instituto Lluís Vives han defendido su derecho a estar en la calle poniendo en evidencia la brutalidad policial. No debemos olvidar que no basta con tener razón para enfrentarse a la policía, es más importante hablar para la gente que enfrentarse al Estado.

Como los jóvenes de Valencia decimos: “Cuidado, salgo con un arma, llevo un móvil”. En este contexto, las formas tradicionales del conflicto resultan ser las que mejor se amoldarían al escenario que el Gobierno quiere construir. Así, no ser violentos resulta ser mucho más potente que serlo. El Gobierno busca insistentemente una respuesta violenta y por ese motivo agudiza su dinámica represiva, pero es como disparar cañonazos contra un enjambre o intentar cazar un fantasma.

5. Devolver el golpe de otra manera: #YoTambiénSoyElEnemigo, el magnífico hashtag, utilizado masivamente en Twitter para contestar a ese llamamiento a la fractura de quién habla de enemigos, hizo posible recuperar un lenguaje de mayorías que quieren estar juntas. No es algo que se le diga al “poder”, sino algo que nos decimos entre nosotros y nosotras. Una ironía que evita caer en el aislamiento. Un gesto de complicidad que nos implica a todos. Es comunicación para cuidarnos, no para atacar a otros. Yo también soy el enemigo es pura comunicación desde y para el 99%. El enemigo, para ese triste jefe de policía se convierte entonces en cualquiera. Así se desdibuja el propio escenario del enfrentamiento, de la batalla entre bandos e incluso se disuelve la importancia que el Gobierno le otorga a la policía. Digamos que en la Primavera Valenciana, la policía ha sido un obstáculo, porque lo que dota de sentido a las protestas es poder estar en la calle demostrando que hay ganas, que los jóvenes no se resignan.

6. Actuar siempre cambia las cosas: El contagio valenciano ha vuelto a demostrar muchas cosas como la importancia del cuidado colectivo o la capacidad vírica de la comunicación. Pero no podemos olvidar el punto de partida: el deterioro de la educación pública y las expectativas de futuro para los jóvenes. Estudiantes, que ven cómo sus derechos básicos se deterioran, se movilizan cada vez más para que los políticos cumplan con su obligación. Pero el movimiento desplegado estos días no es sólo una reclamación. Los jóvenes están expresando su disposición a hacer algo, porque los que mandan, dan vergüenza y en ellos no pueden confiar. Cuando el PP y los medios de comunicación culpan a políticos de izquierdas de estar detrás de las protestas o acusan a los profesores de manipular a los estudiantes, están negando la capacidad de iniciativa de los chicos y chicas. Nosotros valoramos mucho ese gesto, estudiantes de secundaria que toman la iniciativa y son apoyados por madres, padres y profes. Un instituto no es igual después de esta experiencia y todos los estudiantes que han participado en las manifestaciones seguramente vivan de otra manera su relación con la educación.

De nuevo estos días hemos visto que cuantos más somos, cuantas más cabezas piensan juntas, más inteligencia, más potencia se pone en circulación. La cooperación a este nivel de intensidad dura pocos instantes, pero es sin duda un modelo replicable a menor escala para desarrollar alternativas frente a la impotencia y los recortes que nos imponen.



Leer más...

"EL PELIGRO EN CUBA ES LA CREACIÓN DE UNA BURGUESÍA NACIONAL"

Françoise Houtart: “El peligro en Cuba es la creación de una burguesía nacional”
28 febrero, 2012 | Filed underPortada | Posted by larepublica.es Guillermo Nova | La República | La Habana

François Houtart es un sacerdote católico y sociólogo marxista belga, fundador del Centro Tricontinental, referente de las luchas altermundialistas es conocido como el Papa antiglobalización, prefiere lo humano a lo divino, siempre con el alma en la tierra.

Algunos gobiernos progresistas de América Latina miran hacia países como China y Vietnam ¿que pueden sacar de esas experiencias?

Yo pienso que el desarrollo de China y Vietnam ha sido claramente impresionante, pero que adoptan finalmente la lógica del sistema capitalista para desarrollar las fuerzas productivas con las mismas consecuencias que en los países capitalistas, es decir destrucción del medio ambiente y también la construcción de desigualdades sociales, en este sentido tengo inquietudes de cómo se desarrollan las fuerzas productivas.

¿A qué desafíos se enfrenta la región?

Todo esto plantea un nuevo desafío para el pensamiento socialista y marxista en particular que es cómo definir el desarrollo de fuerzas productivas sin adoptar la lógica del sistema capitalista y eso me parece un desafío muy fuerte para los países latinoamericanos.

¿Las reformas económicas que se están produciendo en Cuba hacia donde pueden desarrollar las fuerzas productivas?


Aquí hay una preocupación muy grande sobre este problema para no caer en un retorno al capitalismo, las reformas emprendidas no sé si van a tener éxito o no eso lo dirá el futuro pero me parece que hay más consciencia en ese sentido que en otros países socialistas desde un punto de vista de las relaciones con la naturaleza y también de la construcción de nuevas relaciones de producción, pero yo creo que en Cuba era necesario agilizar las relaciones económicas controladas y no significan por ello el retorno al capitalismo, pero hay un peligro siempre.

¿Cuál es ese peligro?

Evidentemente el peligro en Cuba es la creación de una burguesía nacional, yo eso lo he visto en Vietnam y no es revolucionaria y pensar que esa clase nueva va a servir para dar un paso hacia el socialismo yo pienso que es una ilusión, porque realmente es un peligro.

El Papa Benedicto XVI va a visitar Cuba, ¿qué lectura hace de esa visita?

La única cosa que se puede sacar es mejorar la imagen de Cuba en el mundo occidental, que eso tal vez puede ser útil, por el resto no pienso que sirva para mucho.

Cada vez los protestante y evangélicos ganan más espacio en América Latina, ¿qué tiene que hacer la Iglesia católica para recuperar el
terreno perdido?

Por el momento estamos en un periodo muy reaccionario de la Iglesia Católica y eso hace que a corto plazo lo tenga difícil, en estos momentos no tiene un futuro real.


Leer más...

LO NUEVO, LO VIEJO Y EL FUTURO DE CUBA












Esto no es una utopía: lo nuevo, lo viejo y el futuro en Cuba
Julio César Guanche · · · · ·

26/02/12



Entre los temas de fondo recurrentes en el debate político actual en Cuba se encuentran la diversidad existente en la nación, la amplitud del registro de demandas sociales, la democratización de las prácticas partidistas y estatales, la urgencia de mecanismos de gobierno más eficaces, responsables y transparentes, la necesidad de regularizar la protección de derechos ciudadanos, y, en resumen, la demanda de «actualización» del modelo político.[1] A pesar de que estos temas no se reflejan en los medios, y tienen escasa presencia en los discursos institucionales, es imposible soslayar el movimiento reformista de la política y el alcance real de los cambios experimentados.


Lo nuevo


La imaginación que impulsa los cambios políticos en curso propone innovaciones notables. El Estado ha renunciado a una parte importante de su monopolio sobre la economía, el empleo y el control de los ingresos personales. Con esto, se han multiplicado los actores económicos e institucionales, lo que de facto limita el monopolio estatal sobre la actuación política. Un mayor número de personas se independiza del Estado, y queda sometido a la única disciplina de pagar impuestos, una cultura nueva en Cuba. Se introducen otros mecanismos de mercado, formas privadas de organización económica y se potencia un proceder basado en la «eficiencia económica». El nuevo modelo se define más bien por lo que impedirá: «el plan prevalecerá sobre el mercado», «nadie quedará desamparado» y se «evitará la concentración de la propiedad».

En este movimiento, se combinan acciones del gobierno, exigencias y críticas de la sociedad.

La «economía» se ha convertido en el campo preferente de experimentación de las nuevas políticas. Se han entregado en usufructo casi 1,4 millones de hectáreas a 150 mil agricultores, y se pide ampliar los límites originales del arrendamiento. Se han eliminado instancias estatales en la distribución de productos del agro, anunciando el fin del sistema centralizado de ventas. Se incentiva la producción de alimentos a escala local y se ha demandado potenciar la venta de equipamientos agrícolas e industriales a particulares, con rebajas de precios.

Se estimula el «cuentapropismo» —sector privado—, se reducen los impuestos sobre actividades económicas y sobre el costo de las licencias, en determinadas condiciones, para alquilar medios de transporte o renta de habitaciones y casas. Se ha admitido por vez primera la contratación de mano de obra asalariada por parte de propietarios privados de negocios, y se atenúan, o eliminan, los impuestos a pagar según la cantidad de contratados. Los restaurantes privados, que en los 1990 tenían autorizadas solo 12 sillas, ahora pueden situar 50. Se arrendarán locales estatales a privados o a cooperativas; se ha comenzado a otorgar créditos a los nuevos pequeños empresarios, se autorizó la compra y venta de casas y automóviles usados y la entrega de subsidios a personas de bajos ingresos para reparar sus viviendas. Si hace 20 años 95% de las personas empleadas eran trabajadores estatales, el gobierno se ha propuesto que 40% de la fuerza laboral pase al sector no estatal hacia 2015.

Se demanda un incremento de las formas cooperativas de producción, su extensión del campo hacia la ciudad, y se espera la posibilidad de aumentar el tipo de su oferta de bienes —hacia sectores de servicios e industria ligera. Ha sido aprobada ya la constitución de cooperativas de segundo grado (creadas por cooperativas ya existentes, pero con fines y personalidad distintos a los de estas).

El sistema empresarial estatal debe alcanzar mayor autoridad para dirigir sus propias actividades económicas y tener control sobre parte de sus ganancias y decisiones salariales —renunciando a los rasgos del modelo económico soviético aún vigentes— hasta estructurar una dinámica regulada entre planificación estatal y mercado; y se reclaman certezas que establezcan «hasta dónde» el plan y «hasta dónde» el mercado, fijándole «funciones sociales al crecimiento».

Se elevó a 99 años el tiempo en que los inversores extranjeros podrán utilizar tierras estatales para negocios inmobiliarios, lo que permitiría concretar proyectos de construcción de campos de golf y viviendas para extranjeros. El hecho ha desatado críticas tanto en lo político como en lo ecológico sobre sus consecuencias sociales y su sostenibilidad.

Hace unos años se calculó en 20% la pobreza urbana, aunque en zonas rurales es mayor. En las últimas dos décadas, ha aumentado la desigualdad social y la polarización del ingreso, lo que se expresa de modo diferenciado entre grupos sociales por color de la piel, género y lugar de nacimiento. El Estado ha declarado que «garantiza el apoyo a los ciudadanos más necesitados, a pesar de las restricciones económicas existentes», pero al mismo tiempo se está liberando de obligaciones hacia productos de primera necesidad que antes subsidiaba—de hecho, ha anunciado la desaparición de la «libreta de abastecimientos» y la introducción de subsidios personalizados. En este contexto, la cuestión central de la igualdad aparece aludida solo mediante la crítica al «igualitarismo», según la cual la igualdad es criticada como si fuese sinónimo de uniformidad.

En el campo estrictamente político, también hay novedades, que se expresan en una mezcla de anuncios, prácticas y exigencias sociales.

Las estrategias seguidas implican redistribución de poder desde la cúpula estatal hacia la sociedad, buscan generar prácticas de desconcentración y descentralización, transparencia y responsabilidad estatal, y se prometen garantías al pluralismo.

En el marco del VI Congreso del PCC, Raúl Castro se pronunció por la limitación del mandato hasta diez años a los máximos dirigentes, defendió la posibilidad de acceder a cargos estatales sin ser militante y reconoció la expresión de opiniones diferentes en tanto «derecho». Asimismo, criticó la aprobación de decisiones a través de la «falsa unanimidad», ratificó la importancia de distinguir entre Estado y Partido, y entre Gobierno y sistema empresarial, y destacó el papel que debe desempeñar la prensa y la consulta ciudadana.



En las nuevas provincias de Artemisa y Mayabeque (antigua La Habana) se desarrolla un proceso experimental orientado a la desconcentración del poder estatal, a partir de separar, por vez primera en la historia institucional pos1959, el Estado del Gobierno y favorecer la descentralización local. Los gobiernos provinciales y municipales tendrán control sobre empresas públicas de sus territorios, hasta ahora sometidas a una subordinación centralizada.

Los procesos de toma de decisiones se han institucionalizado. Se amplía el número de personas y organizaciones asistentes a reuniones del Consejo de Ministros, cuyas fechas son informadas y sus resultados publicados en síntesis. Se refuerza el carácter institucional del presupuesto asignado a cada acción prevista, como mecanismo de protección sobre decisiones tomadas asociadamente y de control sobre los decisores.

La sociedad demanda una reforma migratoria que elimine, entre otras trabas, los permisos de entrada y salida al país, y proteja derechos de los migrantes. El gobierno anuncia que trabaja en ella, sin ofrecer un plazo o adelantar su alcance. Existe, por otra parte, un empeño explícito en la lucha contra discriminaciones antes no reconocidas, o incluso cometidas por el propio poder, como la homofobia.

Raúl Castro califica a la corrupción como el principal enemigo del proceso revolucionario y da cuenta de críticas que señalan a la constitución de grupos que desde posiciones estatales acumulan riqueza y apuntalan posiciones hacia el futuro. Su enfrentamiento ha alcanzado a altos cargos, y a un importante número de empresas, aunque el nivel de información sobre estos procesos se mantiene muy limitado.

El discurso oficial presenta un tono crítico inédito, en tanto personaliza los culpables de errores en funciones de gobierno y es también autocrítico cuando reconoce, por ejemplo, que los acuerdos de anteriores congresos del PCC se han incumplido inveteradamente, lo que equivale a reconocer que la institucionalidad existente no ha sido el canal determinante para la toma y ejecución de decisiones.

El diálogo entre las iglesias y el Estado ha alcanzado niveles sin precedentes. La iglesia católica ha alcanzado el rol de interlocutor del gobierno en lo referente a indultos de presos por causas con un origen político y por delitos comunes. Se han construido nuevas instituciones religiosas, y se han multiplicado sus actividades de difusión y educación. En este contexto, se anuncia la visita del Papa. Se ha elevado la visibilidad y el reconocimiento oficial a las iglesias ecuménicas, así como a la judía.

En el último quinquenio se ha estructurado otra «esfera pública» a través del intercambio de correos electrónicos que facilita el intercambio de información y el ejercicio crítico, y han aparecido sitios webs, blogs, revistas, en tanto actores de opinión. Los periódicos, aunque no recogen la mayor parte de este debate, han incorporado líneas críticas estables dentro de su perfil editorial, dando cabida a reportajes críticos y a las cartas de lectores. Se ha criticado el llamado «secretismo», obstáculo para el ejercicio del derecho ciudadano a la información.

Ha surgido un pensamiento crítico —de izquierdas— del modelo vigente y de algunas de las nuevas políticas, opuesto a la disidencia, que discute problemas de representatividad respecto a la expresión de la propia diversidad revolucionaria. Por otra parte, ha aparecido una nueva oposición que se considera a sí misma como democrática liberal, con visibilidad internacional y apoyo de gobiernos y otras fuentes extranjeras que se oponen al proceso político cubano.

En fin, Cuba se mueve. La ruta y el destino del movimiento es lo que su sociedad tiene en discusión. Resulta obvio que existe un consenso nacional sobre la necesidad de una renovación. Pero este consenso se mira con mucha dificultad en el espejo de las políticas y de los documentos que las formulan. Los límites y contradicciones de los cambios influyen en su propia posibilidad, y limitan con ello la esperanza que pueden amparar.

El proceso de transformaciones comenzó en 2008 con la demanda de «cambios estructurales», pero está resultando una reorganización económica y un análisis del trabajo del Partido. Así, se mantiene una lealtad discursiva a los valores que fundaron el tipo de socialismo construido por décadas en Cuba, pero no un rechazo explícito a algunas de sus prácticas, perjudiciales para la ampliación de la construcción democrática. Ello pone de manifiesto lo incompleto del programa de cambios, y la dificultad para relaborar un tipo de política que tenga como interlocutora a toda la sociedad, capaz de proponer un nuevo horizonte nacional y de definir con claridad el nuevo modelo que se busca construir.





Lo viejo



A pesar de todo lo anterior, las nuevas políticas no han dejado atrás viejas lógicas y prácticas obsoletas sobre el socialismo, que hoy limitan el proceso de cambios. Es imposible resolver problemas sin cambiar la mentalidad que los creó, como lo es también resolver un problema con medios que no intervienen, transformándola, la estructura del propio problema, o que resultan limitados frente a la escala del dilema que buscan resolver. Asimismo, es insostenible andar el mismo sendero, si lo más «ecológico» resulta caminar en otra dirección.

Cuando el documento de la Conferencia Nacional del PCC afirma que es necesario «transformar, con un carácter más flexible y nuevos métodos, la atención» a las organizaciones estudiantiles y «reforzar la atención» a las organizaciones de masas, se repite una fórmula empleada desde hace décadas, no se plantean soluciones distintas. En vez de «perfeccionar» este modelo de relación, se trataría de conceder completa autonomía a dichas organizaciones, constitucionalizarlas en su interior con la obligación de un funcionamiento democrático y procesar políticamente el liderazgo del Partido hacia ellas, creando una combinación de actores efectivos de poder y abriendo canales de representación múltiple de lo social.

El mismo documento llama a «fortalecer la unidad nacional en torno al Partido y la Revolución (…), sobre la base de que Patria, Revolución y Socialismo están fusionados indisolublemente» y se critica la «falsa unanimidad». La convocatoria al IV Congreso del PCC, celebrado en 1991, refutaba también la unanimidad. Sin embargo, se sigue reivindicando una doctrina de Estado que determina la existencia de una voluntad política única —la estatal— sobre las voluntades políticas presentes en la sociedad. Por ello, la unidad deviene unanimidad, pues expresa no una voluntad política unificada sino única: una soberanía popular concebida de modo unitario. Por otra parte, se establece una continuidad entre el uso actual del concepto y el contenido que la unidad poseía en 1959. Sin embargo, su plataforma partía entonces de organizaciones con carácter independiente, con una identidad caracterizada en su membresía y medios de comunicación propios. Hoy la convocatoria a la unidad no parte del reconocimiento previo de diferencias sustantivas de origen —en tanto organización político institucional de la diversidad de opiniones—, y termina conduciendo implícitamente al unanimismo, pues reclama la unión no desde la diferencia, sino desde la uniformidad.

Sería preferible afirmar el valor de la diversidad para desde ella construir articulaciones unitarias. Simultáneamente, sería revolucionario recuperar el nacionalismo democrático elaborado en Cuba por José Martí, que, sin marcar ideológicamente a la nación, procesa al unísono la inclusión social del pueblo y la igualdad política de la ciudadanía. La formulación de un nuevo proyecto de país supone aprender a procesar los desacuerdos, sin penalizar diferencias expresadas en virtud de un derecho fundamental, y considerar republicanamente el patriotismo: una pasión política que encuentra la patria allí donde se respetan todos nuestros derechos y nos exige lealtad al orden que lo hace posible.

Otro antiguo problema recurrente es que se anuncian fines extraordinarios y se propone un conjunto de medios ordinarios para alcanzarlos. Se conmina a la burocracia —calificada de enemiga pública del proceso de cambios— a deponer su poder y rendirse como actor político. Se le define simplemente como exceso de funcionariado, en lugar de encontrar el origen del poder burocrático en la carencia de control social, la cultura limitada de práctica de derechos y la desigualdad sostenida del consumo. Por ello, sería revolucionario «entrar a saco» al repertorio de principios que podrían impedir la reproducción de la burocracia como clase política: rotación frecuente de los ocupantes de cargos, límites temporales de mandato para todo el funcionariado, electividad de los cargos estatales que cumplen funciones públicas, incompatibilidad de funciones, autonomía de poderes públicos, canales de reclamación ante decisiones tomadas por funcionarios, combate contra los privilegios, apertura de la vía judicial para reclamaciones ante el mal desempeño de la gestión o lesión de derechos y, sobre todo, aquellos que atañen al control «externo» de la burocracia: estimular la autoorganización social para experimentar formas liberadas de organización de la vida personal, grupal y social, así como potenciar formas de poder negativo en manos de la ciudadanía que le permitan disputar con éxito decisiones estatales.

Se llama a «cambiar métodos y estilos de trabajo» —una demanda surgida hace varias décadas—, pero no se ventila política ni teóricamente la crítica del legado de los partidos «de vanguardia» en el siglo xx. Su desempeño produjo la expropiación por el liderazgo de la vida política en las bases partidistas, la burocratización extrema de su funcionamiento interno, la interacción impositiva con la sociedad, el extrañamiento «de las masas», la ideologización sectaria y excluyente del poder y la dificultad esencial para manejar la diversidad social.

El PCC no está sujeto a un deber constitucional de funcionamiento democrático ante toda la sociedad. Frente al incumplimiento de los deberes específicos del Partido, solo sus militantes pueden reclamar derechos. Esta diferencia entre derechos de los militantes y derechos de los ciudadanos respecto a la actuación de «la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado» mantiene una tensión conceptual y política, no resuelta desde 1976, en lo que atañe a la participación política de la ciudadanía en igualdad de condiciones ante la ley. Resolver esta contradicción supone replantearse revolucionariamente las funciones del Partido y el Estado y sus identidades: el Partido debería cumplir una función «político moral» —según la definía Gramsci—, que se legitime en la interacción política igualitaria entre actores empoderados y abra canales eficaces de control sobre su propio desempeño a favor de la ciudadanía; y el Estado debe seguir un criterio institucional de la política —ser un ente público no restrictivamente ideologizado.

Se combate la corrupción y es perseguida a través de controles, inspecciones y normativas, pero también sería revolucionario otorgar el control sobre el proceso productivo a los trabajadores, para que sean estos quienes lo produzcan democráticamente en sus propias empresas, a través de un proceso de descentralización que empodere primero a los trabajadores y luego a los administradores y jefes.

Einstein aseguraba que era más fácil romper un átomo que un prejuicio. El prejuicio surge de —y justifica un— complejo material de intereses y una específica distribución de poder en la sociedad. Acabar con los prejuicios y los viejos hábitos necesita romper esa estructura nuclear, y encarar una redistribución del poder dentro de la sociedad cubana que privilegie las acciones encaminadas a —es el único privilegio que puede permitirse la democracia— sostener la política como un espacio abierto para la intervención del conjunto de la ciudadanía sobre las normas que rigen su destino.

El futuro


El proceso de debate sobre los Lineamientos del VI Congreso del PCC contribuyó a discutir más allá de los medios y de la planificación técnica de las reformas, y motivó el examen sobre la naturaleza de un nuevo modelo socialista. Ese debate apenas se inició, y está lejos de haber producido un consenso sobre el socialismo que se busca, en un mundo donde, por solo mencionar algunos, los casos de China, Venezuela o Corea del Norte recuerdan que no existe una representación única de este concepto.

Es necesario continuar esos debates, más allá de una discusión acotada sobre medios, que permitan ampliar intensivamente los contenidos del «pacto social», mediante un ejercicio genuinamente democrático. La política democrática es la construcción colectiva de sentidos y de medios para vivir de acuerdo con ellos. El sentido del «socialismo» debe ser procesado en confrontación con los imaginarios existentes en la Isla, con la historia social vivida por ella y debe ser el primer tema de una discusión abierta a la disputa de alternativas. La imaginación sobre la revolución en Cuba necesita, ciertamente, de una nueva experiencia civilizatoria de la sociedad en relación consigo misma, que se entienda como democratización de todos los órdenes de la vida social.

El curso político actual critica las «desviaciones y errores» cometidos por tradición, pero un sistema que debate solo sobre medios está siempre debatiendo a posteriori. No alienta una esfera pública que posibilite discutir los fines del sistema, para fortificar la vida política de la ciudadanía y la autonomía en la elección de sus fines. Sin embargo, la construcción de un espacio democrático supone, precisamente, albergar la lucha social por el sentido de lo político.

El lenguaje popular cubano repite con mucha frecuencia estas frases: «no es fácil» y «vamos a ver». Ambas expresan un sentido inscrito en la cultura política nacional: todo lo fácil se convierte en difícil, lo difícil en imposible y se cree únicamente cuando se ve.

«No es fácil» asumir con éxito desafíos de la magnitud de los que se debaten en Cuba: defender la diferencia, promover la diversidad y combatir la desigualdad y la discriminación; trasformar el sistema estatal —el último Congreso del PCC que se pronunció sobre esto ocurrió en 1991— para hacerlo más representativo, garante de formas eficaces de participación ciudadana y de toma pública de decisiones; democratizar la propiedad y su gestión; potenciar la economía política popular sobre la economía del capital; establecer una planificación democrática para la economía; separar rigurosamente el Partido del Estado y fortalecer ambos para sus funciones respectivas; delimitar las atribuciones entre órganos elegidos y no elegidos; restituir el peso de las instituciones y de las organizaciones sociales en la vida pública nacional; promover el desarrollo institucional del gobierno; postular una política firme de desarrollo de la infraestructura de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y del acceso masivo a ellas; afrontar el relevo político generacional; estipular una reforma migratoria que defienda los derechos ciudadanos y proteja la seguridad nacional; propiciar que el sector estatal y el no estatal sean responsables social y ambientalmente; organizar formas materiales desmercantilizadas de organización de la cultura y el esparcimiento; descentralizar el poder político de modo que sea posible hacer política nacional desde lo local; recomponer el tejido nacional a través de una nueva relación con la emigración cubana; establecer relaciones soberanas e independientes y al mismo tiempo negociadas con el gobierno de los Estados Unidos; superar el bloqueo norteamericano y evitar la sujeción del país a la cultura mercantil si este fuese levantado; entre muchos otros.

«Vamos a ver» si puede radicalizarse democráticamente el socialismo. Pero el nacional escepticismo que contiene la frase puede ser derrotado solo con garantías: «ver para creer».

Hasta el momento, no ha habido marcha atrás en las decisiones aprobadas por el VI Congreso y se están tomando a través de un cauce institucional, que impide su retroceso por decisiones unilaterales. Es necesario que la Conferencia Nacional abra un camino más allá de su documento base, hacia todo lo que necesita el país en este momento.

Con todo, la democracia es siempre una pedagogía: se «ve» lo que a diario se actúa, se educa y se vive. Una política democrática construye las garantías y auspicia con ellas su esperanza: inscribe su fuerza y construye sus derechos desde abajo, escribe en la ley el contenido de su poder y sus derechos, desarrolla su Constitución según los cambios en las condiciones del proyecto, la reforma democráticamente, se obliga a cumplirla y establece consensos sobre sus retos. Quizás se encuentre aquí un camino para llegar a un nuevo lugar. Esto no es una utopía, es un ideal: ser para creer.



Nota:



[1]: Este texto se escribió originalmente para la revista Socialism and Democracy, de los EEUU. Esta versión en español ha aparecido en la revista cubana Temas.



Julio César Guanche es un jurista y filósofo político cubano, miembro del consejo editorial de SinPermiso, muy representativo de una nueva y brillante generación de intelectuales cubanos partidarios de una visión republicano-democrática del socialismo.





Leer más...

lunes, 27 de febrero de 2012

SOCIALDEMOCRACIA Y LUCHA DE CLASES











Lucha de Clases y socialdemocracia
25 febrero, 2012 | Filed underOpinión | Posted by redaccion Chema Sabadell



Socialdemocracia y Lucha de Clases.



El uno de abril de 1939, las agencias de noticias de todo el mundo transcribían el siguiente mensaje del general Franco:

“En el día de Hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo,

han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.

La guerra ha terminado. El Generalísimo”.

Franco

Burgos 1º de abril de 1939



Este punto y final en un ciclo negro para el devenir de los españoles – incluso de aquellos que, presuntamente, ganaron la guerra – es el inicio del trauma del que emergería, no solo la nueva Europa sino el sistema social dominante en todo el occidente desarrollado, con amplias repercusiones en el conjunto de la sociedad planetaria.

Pero en el mismo momento que en España se abre esa etapa gris que nos va a configurar con el paso del tiempo como un tipismo, una anomalía, un contraste con las variopintas y dinámicas sociedades europeas, es decir, en el mismo momento en que el franquismo puede proclamarse vencedor y se inicia el periodo de los fusilamientos en masa en las noches de luna llena – o sin ella, apoyándose en los faros de destartalados camiones – en las paredes siniestras de los cementerios, en las purgas de aceite de ricino, en la opresión obsesiva de la victoria y la humillación no menos obsesiva de los vencidos, en ese mismo momento, una vez “resueltos los asuntos” en España, el fascismo europeo que tan decisivo fue en la victoria de las tropas nacionales, inicia también la carrera hacia el abismo. Pero veamos la cronología de los hechos:

• 3 de abril de 1939. Hitler presenta a la armada alemana el plan parta invadir Polonia.
• 7 de abril de 1939. Italia invade Albania.
•12 de abril de 1939. Víctor Manuel III de Italia es proclamado rey de Albania.
•28 de abril de 1939. Hitler denuncia los acuerdos con Polonia e Inglaterra y confirma su reclamación al gobierno polaco
• 1 de septiembre de 1939 la Lutfwafe invade Polonia.


El fascismo europeo ha estado pulsando durante tres años la capacidad de respuesta de las sociedades – los países – europeas en el “teatro de operaciones” que España representa. La intervención activa de la aviación alemana y del ejercito regular italiano son claves para el desenlace de la contienda española, máxime atendiendo a que a la (inoperante) Sociedad de Naciones (precursora de la actual ONU) esta contienda se le va las manos y acepta la decisión formal de las potencias de proclamar que la guerra de España es un asunto interno de los españoles y, en consecuencia, se imponer no intervenir, es decir: las potencias, con la cobertura de la Sociedad de Naciones, impone una política de no intervención. Política aplicada plenamente al bando republicano, mientras las potencias fascistas europeas – el gobierno alemán (nazi) e italiano (fascista) – intervienen de forma decidida, claramente determinante, en el conflicto.




Pero no solamente será la no intervención acordada por la Sociedad de Naciones, cuya finalidad no es otra que la de estrangular a la República española, sino que algunas de estas democracias de solera intrigan y maniobran a favor de Franco y, en consecuencia a favor del fascismo europeo. Tal es el caso de Inglaterra. Solo la Unión Soviética va a prestar un apoyo a la República, sin bien su grado de implicación en ningún momento llegará a ser de la magnitud del aportado por las potencias fascistas. El importante aporte que suponen las brigadas internacionales impulsadas por la III internacional (comunista) solo puede limitarse al encuadramiento de voluntarios, idealistas, llamados a luchar por la causa de la democracia que en esos momentos representa la república. Estos voluntarios son obreros, profesionales, estudiantes. Civiles, en definitiva, que han de formarse militarmente en nuestro país.



En cualquier caso, la lectura que las potencias fascistas hacen sobre lo sucedido en la guerra de España, es que pueden poner en marcha su maquinaria de guerra e imponer su voluntad en Europa. Eso explica la celeridad en el desarrollo de los acontecimientos según la cronología que más arriba se reseña. La derrota de la República española es el pistoletazo de salida para la derrota de Europa. El uno de Septiembre de 1939 se inician las hostilidades de la II Guerra Mundial.



La II Guerra Mundial, ese periodo siniestro que se extiende de1939 a1945, que asola a Europa y mata a unos cien millones de sus ciudadanas y ciudadanos – súbditos para el ideario fascista – va a encontrar su talón de Aquiles en las poderosas fuerzas de la Unión Soviética, que, en contra de lo que dice Hollywood y la historia oficial que cuenta el occidente capitalista, es el factor central de la derrota de las potencias del Eje. El Ejército Rojo aniquila 670 divisiones nazis, nada más y nada menos que el 80% del ejército nazi, en tanto que las Fuerzas Aliadas destruyen 176 divisiones alemanas.



Pero también en las retaguardias de los países ocupados por las tropas nazis, con frecuencia apoyados por gobiernos colaboracionistas y filofascistas, se forman importantes núcleos de resistencia que sabotean y, con frecuencia, combaten abiertamente al ocupante, y esos núcleos de resistencia se constituyen, normalmente, con clara hegemonía de los comunistas, tanto desde el punto de vista de la ideología que los cohesiona como del número de los integrantes en esos frentes de lucha. Eso es así en países como Francia, Italia, Grecia, los países balcánicos, etc. etc. una sangría en la retaguardia que merma notablemente la capacidad del ejército nazi.



La victoria sobre el nazismo va a fortalecer a las fuerzas populares de los países europeos y las opciones comunistas conquistan importantes cotas de poder: forman gobiernos o partes de los mismos en Francia, Bélgica, Finlandia e Italia y se han fortalecido en otros. Al mismo tiempo, la derrota nazi a manos de los soviéticos, supone un avance espectacular de territorios y poblaciones que empiezan a organizarse al margen del capitalismo. Son todos los países que después constituirían al Pacto de Varsovia, el área de influencia de la URSS consagrada en Yalta. Se empieza a escribir así otra historia de Europa que va a tener una duración aproximada de 40 años y que hoy vemos en claro proceso de liquidación.



Las ruinas de Europa van a ser restauradas por unas poblaciones endurecidas en la lucha real, en el frente regular, en la resistencia clandestina, en todos aquellos lugares en los que palpita la vida y se estimula el futuro. Son potentes movimientos populares que van a imponer derechos a un capitalismo insaciable pero que, en esos momentos, no tiene otra alternativa que aceptar compartir los beneficios de la producción con la mayoría de la población. Se inicia así, sobre la ruina del fascismo, la edad de oro de los trabajadores europeos, con una reducción sostenida de la jornada, crecientes niveles salariales, beneficios sociales, vacaciones, sanidad, educación, etc. En definitiva, se configura la sociedad que hemos conocido como Estado del Bienestar, en el que la propiedad publica ocupa un lugar central en la actividad económica. Los Estados participan decisivamente en sectores estratégicos de la economía, vitales para el funcionamiento de la sociedad y que le permiten orientar la actividad económica hacia objetivos, formalmente concebidos, como el bien común.



España, como en otros momentos de su atormentada historia, va a suponer el contrapunto a ese progreso europeo y desvastada como está después de esa sangrienta guerra civil, comprometida con las potencias derrotadas a las que el franquismo debe su victoria se va tener que enrocar en la esterilidad de una autarquía que precisará de mayores niveles de represión. Así, mientras Europa evoluciona hacia el bienestar sostenido de sus ciudadanos, en España se consolida la noche negra del franquismo. El país se cierra al progreso pero abre sus puertas a la emigración masiva de sus trabajadores que van a nutrir, en los años cincuenta y sesenta, las cadenas de producción de las ya prósperas sociedades europeas.

En esos años, en España, se va reconstruyendo, en la más estricta clandestinidad, la oposición al franquismo, una oposición que al igual que en los países ocupados por la Alemania nazi en los años de la guerra, en nuestro país va estar nutrida, prácticamente en su integridad, por organizaciones comunistas, básicamente por el PCE y el PSUC hasta tejer un movimiento obrero potente que, en su momento, tiene capacidad para poner en jaque al franquismo pero que va a ser progresivamente aniquilado con la “democracia” con una contribución decisiva del PSOE, cuya acción de gobierno – basada en la aniquilación de lo público y en la implantación en nuestro país de los dogmas del neoliberalismo con los resultados que hoy a la vista tenemos – es incompatible con un movimiento obrero potente, de ahí que someter, desmovilizar, a ese movimiento obrero haya sido una constante en su acción política.

Pero la socialdemocracia – ausente durante los cuarenta años de lucha clandestina en España – es una fuerza decisiva en Europa, y aquí está claramente vinculada con el capitalismo, tiene claro que el enemigo a batir no es otro que los comunistas y las organizaciones de los trabajadores que propugnan la transformación social y la construcción de una sociedad socialista radicalmente democrática, de forma que la demonización de la URSS, que tantos muertos se deja en la lucha contra el nazismo, es su leit motiv y en estrecha alianza con el imperialismo yankee dedica todo su esfuerzo a socavar al “imperio del mal”. El imperialismo americano, por si solo, no habría sido capaz de reducir la esperanza que durante muchos años representó la propia existencia de la Unión Soviética, necesita imperativamente de la colaboración socialdemócrata, de ahí que toda su acción gira en torno a endurecer, tanto como sea posible, la imagen de la URSS, imagen, no lo olvidemos, sobre la que se apoya una parte sustancial del progreso y el equilibrio de las sociedades de la Europa Occidental. El correlato entre la destrucción del Estado del Bienestar en buena parte de Europa, y la aniquilación del incipiente Estado de esas características en países como el nuestro – Grecia, Portugal, Italia, Irlanda – tiene, quiérase o no, una vinculación directa con la aniquilación de la URSS, con la laminación de las fuerzas comunistas y con la paralización del movimiento obrero. En ese proceso la socialdemocracia tiene una responsabilidad directa.

Haríamos bien en entender que los pueblos solo podrán avanzar si son capaces de reconocer con claridad a sus aliados y a sus enemigos. Y esto es así por muy abultado y poderoso que sean estos enemigos.

Chema Sabadell. Febrero 2012


Leer más...

domingo, 26 de febrero de 2012

HAY QUE DAR UNA RESPUESTA CONTUNDENTE









HAY QUE DAR UNA RESPUESTA CONTUNDENTE .

.Compartir
Salvador López Arnal entrevista a Pedro Montes, Presidente de Socialismo 21


"Se requiere de la izquierda y los trabajadores la respuesta más contundente que se pueda dar"


Me gustaría preguntarte sobre el Real Decreto ley de “medidas urgentes para la reforma del mercado laboral” del pasado 10 de febrero de 2012. Antes de ello, unas cuestiones para situarnos. ¿Cuál es la situación a grandes rasgos de eso que llaman “mercado laboral”?

El mercado laboral es el ámbito donde se negocia el precio y las condiciones de una mercancía llamada “fuerza de trabajo”. En nuestro país, con más de 5 millones de parados, una precariedad altísima sin comparación con la del resto de los países de la Unión Europea, un ritmo de destrucción de empleo pavoroso, una recesión económica ya cantada, sin perspectiva alguna de que la crisis vaya a remitir y menos a remontarse, determinan unas condiciones para los trabajadores en ese mercado laboral tan desfavorables que todos son retrocesos.

Además los sindicatos mayoritarios hace tiempo que se olvidaron de concienciar a la clase obrera de su gran poder, de unir a los trabajadores y de luchar consecuente y firmemente por sus derechos. Cabe añadir, que la burguesía y los gobiernos que para ella trabajan, insaciables como son, tienen la presión de los imperativos de la Europa de Maastricht, en la que son los derechos laborales y sociales el instrumento para tratar de mejorar la competitividad de una economía que, ciertamente, no está en condiciones de sobrevivir en la zona euro.

El paro en España no es algo nuevo. Comparado con otros países de nuestro entorno, las cifras españolas destacan siempre negativamente en general. ¿Por qué? ¿Qué problemas tiene la economía española para generar empleo y empleo de calidad?

El paro nuestro país siempre ha sido comparativamente mucho más elevado que en el resto de los países europeos. Hay razones históricas que lo explican cómo el abandono de la agricultura por los trabajadores del campo, sector que embolsaba la mano de obra excedentaria; la incorporación de la mujer a la población activa con retraso con respecto a Europa; la vuelta de emigrantes que tuvo lugar al tras desatarse la onda larga recesiva de la economía capitalista a partir de los años 70. Más recientemente, habiendo sido la construcción el sector más dinámico en los últimos años de expansión económica, el estallido de la llamada burbuja inmobiliaria ha generado una destrucción de empleo enorme. Por lo demás, la paralización está sufriendo la economía por la falta de crédito está llevando a muchas empresas razonablemente rentables y productivas a desaparecer, con un impacto muy fuerte sobre el empleo. Añádase el de la crisis financiera de las administraciones públicas sobre el empleo y los servicios públicos y tenemos ya los datos básicos de la situación actual del empleo.


¿No hay muchos trabajadores que figuran en las listas del paro o en las encuestas a la población activa pero que, realmente, no están desempleadas sino que trabajan en lo que suele llamarse “economía sumergida”?

Es un tema este que se comenta con frecuencia como explicación a la relativa paz social que existe frente a las terribles cifras oficiales de paro. No alcanzo a calibrar el nivel de la economía sumergida, por eso se llama sumergida. En un intento de ser ecuánime podría decir que debe haber bastante gente tratando de sobrevivir como pueda en unas circunstancias tan dramáticas de paro. Pero al mismo tiempo, aparte de las cifras oficiales que no veo la razón para poner en duda, todo el mundo tiene ya la sensación de que el paro es abrumador y afecta a casi toda la población de un modo directo o indirecto. Por lo demás en concursos, oposiciones, anuncios de empleo, la masa que acude pone de manifiesto la terrible situación del paro. Es un subterfugio inadmisible de los poderes públicos recurrir a la economía sumergida para eludir la responsabilidad que tienen de que más del 25% de la población activa se encuentre en paro. No hablemos de la tasa del 50% de los jóvenes.

Voy al decreto. Socialismo XXI, una asociación que creo presides, ha señalado que el gobierno del Partido Popular ha asestado un terrible golpe a los derechos de los trabajadores, al menguante “Estado del bienestar” y, en consecuencia, a la Democracia. ¿Por qué a la democracia?

La democracia se entiende como el ejercicio del poder por el pueblo. Pero si en una sociedad de clases, una de ellas, amparándose en aspectos formales, como la mayoría actual que posee el PP en el parlamento por una antidemocrática ley electoral, o por aspectos más profundos como la debilidad que he señalado de los trabajadores en estos momentos, adopta medidas que rompen el marco de las relaciones laborales vigentes y atentan contra derechos establecidos, con ello se acentúan gravemente los rasgos no democráticos de la sociedad. Cuanto más igualitaria sea la sociedad más democrática se la puede considerar, y el decretazo profundiza agudamente las desigualdades. Una democracia en la que unos lo pueden todo, o se les concede todas las ventajas, y otros quedan al albur de los que manda sin otra opción que aguantar o abandonar, sencillamente, no es una democracia. El “lo llaman democracia no lo es” es más que un eslogan de protesta.

Dime los principales golpes que el decreto ha asestado a los trabajadores.

Evítame repasar las nefastas consecuencias que el decretazo tiene, porque excelentes estudios circulan por la red, más completos y afinados de lo que yo pudiera comentarte. Además, aparte de los cambios más groseros, el decretazo tiene una gran complejidad y muchos recovecos y trampas legales que es necesario expurgar por especialistas. De modo esquemático te diré: en primer lugar, se atenta contra derechos básicos de los trabajadores, muy en particular a todo lo referido a los despidos individuales y colectivos. En segundo lugar, en el seno de la empresa se otorga a los empresarios un poder descomunal –jornada, salarios, funciones, etc.- por el que quedan los trabajadores sometidos a unas condiciones tan leoninas y miserables que la semejanza con la esclavitud tiene sentidos. En tercer lugar, se ataca frontalmente a los sindicatos, que después de todo y a pesar de sus dirigentes, son organizaciones de la clase obrera. La negociación colectiva queda arruinada y la descomposición de la unidad de los trabajadores asegurada. El tema de la falta de autorización para los EREs da un gran poder a los empresarios y anula el poder negociador de los sindicatos. Como te digo, el decretazo encierra tales efectos destructivos y corrosivos sobre el marco actual de los derechos y las relaciones laborales, que con toda legitimidad se puede hablar de un antes y después, se trata de un cambio social cualitativo.

Habláis del PP pero ha habido otros partidos que no han puesto ninguna pega a esta infamia. CiU es un ejemplo destacado.

Burguesía catalana, pero burguesía. Aparte la recomposición de relaciones que están llevando entre el PP y CiU para gobernar cómodamente en Madrid y Cataluña. Da envidia la derecha: después del decretazo, los patrones dicen que va en la buena línea, para indicar que ellos tienen más reivindicaciones. CiU, lo acepta, pero tiene más reclamaciones. Y puestos a pedir algo significativo que mejor que modificar la legislación sobre la huelga, para de este modo maniatar a los trabajadores, impedir sus luchas y protestas, y atizarles duro inmovilizados. Sería bueno aprender de la derecha, que aun negando la lucha de clases la práctica con vehemencia y sin miedo a las críticas.

¿Crees que el decreto degrada aún más una Constitución agotada y deslegitimada?

Si, la constitución fue un producto de la relación de fuerzas en el momento de redactarse, y a lo largo del tiempo ha ido degradando sus componentes sociales, aunque fuesen formales, eso de la economía social de mercado, o de la importancia de lo público, o de cierta planificación. El neoliberalismo no está impregnado de humanismo. Con el alevoso cambio que sufrió el año pasado, por imperativo de los poderes económicos europeos, se amortizó totalmente la vertiente social y quedó deslegitimada porque no fue votada por los ciudadanos, sino por los parlamentarios del PSOE y del PP. El decretazo supone la ruptura de un determinado equilibrio de las relaciones sociales que sobre el papel recogía la constitución. Hace tiempo que murió y ahora está lista para su entierro. Así lo empiezan a sentir amplios sectores sociales que impulsan ya un nuevo proceso constituyente.

Refútame el siguiente argumento: si disminuimos los derechos –los privilegios dicen algunos- de los trabajadores, si ayudamos a las pequeñas empresas con una fiscalidad menor (o casi nula en ocasiones), si rompemos los convenios de sector que son bridas que encorsetan, entonces se animarán los empresarios, contratarán a más, a mucho más trabajadores, aunque sea con menor sueldo y con derechos demediados. Entre la nada y el cuatro, lo segundo es mejor opción. El empresariado español es así: o nos vamos a China o que trabajen como los chinos.

Todo eso encierra un conjunto de argumentos que es fácil demostrar que son falsos, y tan falsos son que el propio gobierno ha tenido que reconocer que la reforma decretada no creará empleo en los próximos tiempos. Cuando cambien las circunstancias dice, pero cuando cambien las circunstancias ello no demostrará que era preciso hacer la reforma. Hay un grave problema de competitividad de la economía española que no se resuelve con salarios más bajos y mayor explotación. Hay un problema igualmente de falta de liquidez que por bajos que sean los salarios no llevan a aumentar el empleo. La demanda está hundida, las nuevas condiciones laborales la hundirán aún más, y en esas condiciones no se creará más empleo. Como estoy seguro de que la crisis ha venido a quedarse, dejemos que sea el tiempo el que refute las esperanzas de los más simples de espíritu que creen los argumentos de los apóstoles del neoliberalismo.

¿Qué podemos hacer? ¿Hay que convocar una huelga general?¿Cuándo? ¿Quiénes?

Unos cambios tan profundos y desfavorables como introduce el decretazo, que se inserta además en una política de ajustes y recortes y en una agresiva y reaccionaria política social e ideológica, requieren de la respuesta más contundente que pueda hacer la izquierda y los trabajadores. La sociedad española no es especialista en huelgas generales, estamos desentrenados y faltos de gimnasia, pero no se me ocurre otra medida que esté a la altura de las circunstancias y que al mismo tiempo sea posible alcanzar. Se puede lograr una extraordinaria huelga general, que sirva para compensar y balancear la agresiva política de la derecha. Los sindicatos mayoritarios están muy desprestigiados. Cabe recordar aún el respaldo a la ley de pensiones y la reciente firma del acuerdo con la patronal, con cesiones salariales imperdonables y mucha de la flexibilidad otorgada a los empresarios ahora en el decretazo. Ellos solos no están en condiciones de conseguir una huelga general, que no se siquiera si están dispuestos a intentarla. En nombre de todos los trabajadores han firmado ese acuerdo, pero no se han atrevido en nombre de todos los trabajadores a convocar ya la huelga general. No obstante, hay que en el conjunto de la sociedad bastante indignación, deseos de lucha, y relativa capacidad de movilización, como se ha visto en algunas luchas sectoriales y algunas manifestaciones en Madrid o Barcelona por ejemplo, que permiten pensar que se bien organizada la preparación de la huelga, surgiría una gran lucha que marcaría un nuevo por periodo político para la izquierda. Los sindicatos deberán revestirse de modestia y saber que el seguimiento social a la huelga no es por ellos sino a pesar de ellos. Las fuerzas de la izquierda y los movimientos sociales no tienen nada que agradecer a las direcciones de los sindicatos, me refiero todo el tiempo a las direcciones de CCOO y UGT, pero el movimiento obrero es necesario para dar la respuesta contundente que las circunstancias nos reclaman. Así que si se logra unir a toda la izquierda, sindicatos por supuesto incluidos, cabe esperar la convocatoria de una muy exitosa huelga general, que no debe ser más que el inicio de un período esperado y necesario de luchas sociales. Por lo demás, Euskadi y en Galicia se están convocadas huelgas generales para el día 29 febrero. Ese es el camino.

Grecia ha hecho quince huelgas generales. ¿Qué han conseguido? Apenas nada dicen algunos. ¿Para qué repetir el mismo error?

Estoy seguro que no me quieres argumentar, como en su momento hicieron algunos descerebrados sindicalistas para justificar la desmovilización, que ni los griegos ni los españoles hemos conseguido nada pero al menos nosotros nos hemos evitado el esfuerzo de haberlo intentado.

No, no quiero argumentar una barbaridad así.

Está muy bien que traigas a colación el ejemplo de Grecia, porque Grecia nos queda mucho más cerca de lo que piensan las clases dirigentes este país y muchos españoles. NI el caso de la tragedia griega está cerrado, ni la crisis española tiene visos de superarse. Como se diría popularmente, queda mucha tela que cortar todavía en ambos países. Y te devuelvo entonces la pregunta: ¿qué es preferible un país luchador, unos trabajadores combativos y con conciencia o un país apagado, resignado y sin afán de lucha?

Se oyen voces que hablan de inconstitucionalidad del decreto. ¿Es así en tu opinión? ¿Por qué? ¿Crees que hay que abonar también esa vía jurídica de oposición?

No soy un experto para saber a ciencia cierta si esa vía es explotable. El decretazo tiene muchos matices y no es improbable que contenga algunos aspectos inconstitucionales. He leído que algunos Inspectores de Trabajo ven en el “contrato Rajoy”, el de los con un año de prueba, elementos inconstitucionales, pero debe haber más, que irán surgiendo del análisis detallado del decreto. Y no tengo duda de que haya que plantear cuantos recursos tengan una base jurídica sólida, siempre que ello no signifique trasladar la lucha de la calle a los tribunales. De tener éxito, sería un golpe político muy fuerte al gobierno y un respaldo moral a todos lo que se sumaran a las movilizaciones contra el “decretazo”.

Por lo demás, desde un punto de vista empresarial, ¿el derecho despeja el campo para la productividad, las ventas, la financiación y el crecimiento económico?

Esto lo dejo sin contestación. Creo que rompe la línea de las últimas preguntas, ya de carácter apolítico, y en parte está contestado con la respuesta a si la reforma generará empleo.

De acuerdo, tienes razón, no me he lucido mucho con ella. Recogí un comentario que he leído en algunas páginas. Gracias por tus respuestas.


Leer más...

LAS SEMEJANZAS ENTRE LA GRAN DEPRESIÓN Y LA CRISIS ACTUAL

Las semejanzas entre la Gran Depresión y ahora

EE.UU., Economia política, Europa, Internacional, Neoliberalismo y Globalización, Política Catalana, Política Española

Artículo publicado por Vicenc Navarro en la revista digital SISTEMA, 24 de febrero de 2012

Este artículo analiza las grandes similitudes que existen entre la época previa a la Gran Depresión de principios del siglo XX y ahora. El artículo subraya también las semejanzas que existen entre las respuestas que inicialmente hicieron los gobiernos estadounidenses y europeos a la Gran Depresión con las respuestas de tales gobiernos ahora, señalando la diferencia entre Estados Unidos y Europa.
En el último número (Ene-Feb 2012) de la revista de economía “Challenge”, publicada en EEUU, hay un artículo (“The 1929 Crash and the Great Recession of 2008: Why the Policy Response Is Different but Not Different Enough”) muy interesante del profesor Yiannis Kitromilides, del Center for International Business and Sustainability de la London Metropolitan University, que analiza los escritos de uno de los economistas que mejor ha estudiado las causas de la Gran Depresión de principios del siglo XX y sus consecuencias, el famoso John Kenneth Galbraith. Tal artículo muestra los enormes paralelismos que existen entre la situación que desembocó en la Gran Depresión y la situación actual, tanto en EEUU, como en la Unión Europea (UE). La enorme concentración de la riqueza y de las rentas en sectores muy minoritarios de la población, la escasa regulación de los mercados financieros, la gran regresividad fiscal, el gran desempleo y los bajos salarios son situaciones que caracterizaron el periodo pre-Gran Depresión y también el existente ahora. Pero el profesor Kitromilides señala no sólo las semejanzas en la situación pre-Gran Depresión de entonces con las de ahora, sino que también muestra las similitudes en las respuestas de los gobiernos estadounidense y europeos de entonces, con las respuestas de los mismos Gobiernos ahora.


En realidad, el artículo nos recuerda que incluso el candidato Franklin D. Roosevelt llevaba en su programa la propuesta de equilibrar el presupuesto del Estado Federal, reproduciendo así la sabiduría convencional del establishment estadounidense de aquel momento. Fue la presión popular y el enorme deterioro de la situación económica -consecuencia de las políticas de austeridad que habían caracterizado el periodo pre-Gran Depresión-, lo que hizo cambiar al Presidente Roosevelt, iniciando un giro de 180 grados en sus políticas públicas, iniciando las políticas de inversiones masivas, tanto en infraestructuras físicas como sociales, reforzando además a los sindicatos, a fin de que aumentaran los salarios y con ello el consumo y la demanda. El Presidente Roosevelt y su Administración, regularon la banca, estableciendo la Ley Glass-Steagall que dificultó los comportamientos especulativos de la banca (Para ver una exposición de las políticas públicas del New Deal, leer mi artículo “Como salir de la II Gran Depresión” Sistema Digital 29.05.09, colgado en mi blog www.vnavarro.org, sección política económica).

Es interesante notar la enorme hostilidad que el establishment financiero tenía hacia el profesor John Kenneth Galbraith. Éste había sido subdirector de la Agencia Federal encargada durante la II Guerra Mundial de controlar los precios de los bienes y consumos, lo que le creó grandes enemistades en el mundo empresarial, puesto del que tuvo que dimitir en 1943 por presiones de las fuerzas conservadoras que dominaban el Congreso de EEUU, para las cuales el profesor Galbraith mostraba “tendencias comunistas peligrosas”. Tuve oportunidad de conocerle personalmente en los años setenta. Era amigo de Paul Sweezy, fundador de la revista Monthly Review, otro gran economista odiado por el establishment económico y financiero estadounidense. Sweezy me honró con su amistad y a través de él conocí a Galbraith. Cuando éste fue Presidente de la Asociación Americana de Economistas en 1972, favoreció la creación de una asociación de economistas críticos, que más tarde establecieron la bien conocida Union for Radical Political Economics (URPE), de la cual yo fui miembro activo. Muy crítico de la sabiduría convencional que imperaba en los círculos económicos, John Kenneth Galbraith citó frecuentemente el Gran Crash como ejemplo de lo equivocadas que eran las teorías económicas dominantes. Tales políticas, que hoy definiríamos como neoliberales, tuvieron un impacto devastador.

Es un indicador del sesgo neoliberal de la mayoría de los premios Nobel de Economía (otorgados, no por la Fundación Nobel, sino por la banca escandinava) que, mientras Milton Friedman, cuya interpretación del Crash se ha manifestado como errónea, recibió tal galardón, Galbraith o Sweezy nunca fueron considerados para tal distinción. Y, sin embargo, como señala Kitromilides, toda la evidencia acumulada en la literatura científica muestra que Galbraith, y no Friedman, tenía razón. Tal como había dicho Keynes (que había sido maestro de Galbraith), la raíz de la Gran Depresión era la escasez de demanda y la desregulación del capital financiero que facilitó el comportamiento especulativo de la banca. La acumulación y concentración del capital y la baja rentabilidad del capital productivo (consecuencia de la escasa demanda), llevaron al desastre económico, conocido como la Gran Depresión, tal como está ocurriendo ahora.

Lo que es interesante notar es que, como Kitromilides también muestra, cuando la crisis explotó en EEUU y en la UE en 2008, la primera respuesta en 2009 sí que fueron las políticas expansivas. El 2009 fue un año de grandes inversiones, aunque nunca semejantes en tamaño a las ocurridas en los años treinta en EEUU y en Europa. Pero la mayor parte de tales inversiones fue para mantener el sistema financiero, sin que se aprovechara la situación para hacer cambios en tal sistema. Fue el mayor gasto público que haya existido en el mundo capitalista desarrollado, y que se gastó en los subsidios y “préstamos” a la banca. Las inversiones no financieras, en cambio, fueron muy limitadas.

A pesar de ello, la reunión del G-20 en Londres en el 2009, fue un intento de seguir las líneas expansionistas del New Deal del Presidente Roosevelt. Fue un momento (breve) de políticas expansionistas que pararon la Gran Recesión e impidieron que tales economías entraran en la Gran Depresión. Pero tal como ocurrió en los años treinta, tan pronto se revirtió la recesión, se volvió a las políticas de austeridad que hicieron tanto daño entonces y continúan haciéndolo ahora. Había ocurrido ya en 1937, en EEUU, cuando la economía comenzó a recuperarse. Inmediatamente los fanáticos del déficit (hoy los podríamos llamar los talibanes del déficit) presionaron al Presidente Roosevelt para que bajara el déficit, alertando de grandes catástrofes en caso de que no se redujera. Se redujo y apareció inmediatamente el desastre. El desempleo se disparó y el crecimiento económico paró. El Presidente Roosevelt expulsó de su Gobierno a los talibanes del déficit de entonces y volvió a sus políticas expansivas, acentuadas más tarde por la gran expansión del gasto público consecuencia de los preparativos para la entrada de EEUU en la II Guerra Mundial.


¿POR QUÉ NO ESTÁ OCURRIENDO LO MISMO EN EUROPA O INCLUSO EN EEUU? ¿POR QUÉ, A LA LUZ DEL DESASTRE DE LAS POLÍTICAS DE AUSTERIDAD, NO SE VUELVE A LAS POLÍTICAS EXPANSIVAS?

La causa es que el capital financiero es mucho más poderoso e influyente ahora de lo que lo era entonces. Cuando el Presidente del Banco Santander, el Sr. Botín, dijo que la culpa de la crisis era de los políticos, tenía un componente de razón, pues, aún cuando, tal como el profesor Juan Torres, una de las mentes económicas más claras que tiene España, ha señalado, con razón, que el comportamiento de la banca ha sido determinante en la aparición de la crisis, el hecho es que tales comportamientos tuvieron la clara complicidad de los políticos gobernantes. Aunque Emilio Botín, al hacer su declaración, intentó disculpar a la banca, cargando la responsabilidad de la crisis en las espaldas de los políticos, la realidad, bien documentada (véase la entrevista del que fue Presidente de la banca City Group, realizada por Bill Moyers en PBS, en mi blog www.vnavarro.org) es que la banca había captado a la clase política, poniéndosela en el bolsillo.

Por cierto, aprovecho para contar una anécdota significativa de lo que estoy describiendo. Cuando Juan Torres, Alberto Garzón y yo estábamos escribiendo el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, que la editorial Aguilar deseaba publicar, ésta hizo presión para que cambiáramos algunos de sus contenidos. Y uno de ellos fue que no publicáramos el hecho, ya ampliamente documentado, de que la vicepresidenta del Gobierno de Zapatero, Mª Teresa Fernández de la Vega, presionó a los jueces para que éstos no enjuiciaran a Botín, por los muchos actos ilegales cometidos por tal señor como Presidente del Banco de Santander. Ejemplos de esta complicidad hay miles. La editorial Aguilar, a pesar de haber ya promocionado el libro en Amazon y otros medios, retiró el libro (forzándonos a publicarlo en otra editorial de menor difusión).

Pero no puedo terminar este artículo sin citar también la complicidad entre la banca y algunos centros de investigación económica financiados por ella (y que son la mayoría en España), como Fedea y otros centros de promoción del dogma neoliberal. Uno de tales centros en EEUU es el centro de estudios The Peterson Institute for International Economics, próximo a las compañías de seguros y a la banca, que ha tenido como objetivo principal convencer a la sociedad estadounidense de que la Seguridad Social es insostenible y que debe privatizarse. Pues bien, una economista de tal centro, Carmen Reinhart junto con Kenneth S. Rogoff, publicaron un estudio que pronto se convirtió en la Biblia de los abogados de la austeridad, (Carmen M. Reinhart and Kenneth S. Rogoff, This time is different: Eight Centuries of Financial Folly, publicado por Princeton University Press 2009), en el que se concluía que las políticas de austeridad son en realidad políticas expansivas, pues reducen los intereses de la deuda pública y privada. Tal conclusión derivaba de un estudio, con gran fondo matemático, que había recogido datos de muchos países.

Jaime Guajardo, Daniel Leigh y Andrea Pescatori, sin embargo, han mostrado los graves errores de tal estudio (ver su artículo “Expansionary Austerity: New International Evidence” IMF Working Paper 11/158. July 2011). Tales autores basaron su análisis en un número mayor de países. Y concluyen que, al revés de lo que escriben aquellos autores, las políticas de austeridad reducen, en lugar de expandir, el crecimiento económico. En realidad, la evidencia es tan abrumadora que ha hecho que uno de los editores de nada menos que el Financial Times, Wolfgang Munchau, escribiera “No entiendo como alguien con formación macroeconómica, y con un mínimo de honestidad y decencia, puede apoyar hoy la fantasía de que las políticas de austeridad estimulan la economía” (Why Europe’s officials lose sight of the Big Picture. The Financial Times. Oct.16, 2011). A pesar de ello, los Gobiernos continúan con tal fantasía y los gurús de la economía neoliberal, que los medios promocionan constantemente en España, continúan reproduciendo tal falsedad.




Leer más...

viernes, 24 de febrero de 2012

SIRIA: LA INTERVENCIÓN DE RUSIA FRENA LA AGRESIÓN IMPERIALISTA










Se termina la partida en el Medio Oriente .
.Compartir
Thierry Meyssan de Red Voltaire

Hace 11 meses que las potencias occidentales y las monarquías del Golfo se empeñan en desestabilizar la nación siria. Varios miles de mercenarios han sido infiltrados en el país. Reclutados por Arabia Saudita y Qatar en los medios extremistas sunnitas, estos elementos armados llegaron a Siria para derrocar al «usurpador alauita» Bachar al-Assad e imponer una dictadura de inspiración wahhabita.


Cuentan con el más moderno equipamiento militar, incluyendo equipos de visión nocturna, centrales de comunicación y robots para el combate urbano. El apoyo encubierto que les proporcionan las potencias de la OTAN les garantiza además acceso a datos indispensables en materia de inteligencia militar, como imágenes satelitales de los desplazamientos de las tropas sirias e intercepciones de las comunicaciones telefónicas.



Esta operación se presenta al público occidental de forma tendenciosa, como si se tratara de una revolución política ahogada en sangre por una implacable dictadura. Pero no todos se creen esa mentira. La rechazan Rusia, China y los países latinoamericanos miembros del ALBA [Alternativa Bolivariana para las Américas. Nota del Traductor.]. Y es que las experiencias históricas de estos países les han permitido comprender clara y rápidamente el trasfondo de la operación montada contra Siria. Los rusos recuerdan lo sucedido en Chechenia, los chinos no olvidan los acontecimientos de Xinjiang y los latinoamericanos tienen muy presente las guerras sucias contra Cuba y Nicaragua. En todos esos casos, más allá de las apariencias ideológicas o religiosos, la CIA recurrió a los mismos métodos de desestabilización.




Lo que más sorprendente resulta en esta situación es ver cómo los medios de prensa occidentales se autoconvencen de que los salafistas, los wahhabitas y los elementos armados de Al-Qaeda son individuos amantes de la democracia, a pesar de que siguen utilizando los canales de televisión vía satélite de Qatar y Arabia Saudita para lanzar constantes llamados a degollar a los herejes alauitas y a los observadores de la Liga Árabe. No importa que Abdelhakim Belhaj (número 2 en la jerarquía de Al-Qaeda desde la muerte oficialmente proclamada de Osama ben Laden) llame a desencadenar la yihad en Siria. La prensa occidental sigue tratando de imponer su romántica versión de la supuesta revolución liberal.
Lo más ridículo es oír como, al hacerse eco de los informes del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos sobre los crímenes del régimen y sus víctimas, los medios occidentales siguen divulgando servilmente las acusaciones cotidianas que profiere la rama siria de la Hermandad Musulmana. ¿Desde cuándo esa hermandad de golpistas se interesa por la defensa de los derechos humanos?


Ayman Al-Zawahiri, principal jefe de Al-Qaeda desde el anuncio oficial de la muerte de Osama ben Laden, ha lanzado un llamado a hacer la yihad junto a los occidentales en aras de derrocar al régimen baasista sirio.
Sólo bastó que los servicios secretos occidentales sacaran del sombrero un títere llamado «Consejo Nacional Sirio», con un sociólogo de la parisina universidad de la Sorbona como presidente y con una portavoz que no es más que la amante de un ex jefe de la DGSE [Dirección General de la Seguridad Exterior, la agencia de inteligencia de Francia. NdT.], para convertir a los «terroristas» en «demócratas». Como por arte de magia, la mentira se convierte así en una verdad mediática. Las personas secuestradas, mutiladas y asesinadas por la Legión Wahhabita se convierten, por obra y gracia de la prensa, en víctimas del tirano, mientras que los jóvenes sirios de todas las confesiones que sirven en el ejército nacional para defender su país de la agresión sectaria son presentados como soldados alauitas que oprimen a su propio pueblo. La desestabilización de Siria por parte de fuerzas extranjeras se convirtió a su vez en un episodio de la llamada «primavera árabe». El emir de Qatar y el rey de Arabia Saudita, dos monarcas absolutistas que nunca han organizado elecciones en sus propios países y que no vacilan en encarcelar a todo el que protesta contra sus regímenes, se convirtieron a su vez en defensores de la revolución y de la democracia. Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, países que acaban de asesinar a 160 000 libios en violación del mandato que el Consejo de Seguridad de la ONU les había otorgado, se transformaron por su parte en filántropos protectores de la población civil, etc., etc., etc.

El doble veto ruso y chino del 4 de febrero de 2012 representa el fin de la guerra de baja intensidad que la prensa occidental y la del Golfo habían venido enmascarando con su campaña mediática. La OTAN y sus aliados han recibido una clara advertencia de que deben cesar las hostilidades y retirarse si no quieren tener que asumir una verdadera guerra de carácter regional, o incluso mundial.



El 7 de febrero llegó a Damasco una importante delegación rusa que incluía entre sus miembros a los más altos responsables de la inteligencia rusa, delegación que recibió una cálida acogida dispensada por una multitud entusiasta, segura de que el regreso de Rusia a la escena internacional significa el fin de la pesadilla. La capital siria y Alepo –la segunda ciudad sirie en importancia– se vistieron de blanco, azul y rojo y sus habitantes desfilaron por las calles portando banderolas en ruso. En el palacio presidencial, la delegación rusa se reunió con las de otros países, esencialmente de Turquía, Irán y Líbano. Se procedió entonces a la conclusión de una serie de acuerdos con vistas al restablecimiento de la paz. Siria aceptó proceder a la entrega de 49 instructores militares que habían sido hechos prisioneros por el ejército nacional. Turquía intercedió para lograr la liberación de los ingenieros y los peregrinos iraníes secuestrados, incluyendo a los que se encontraban en manos de los franceses (y de paso fue eliminado el teniente Tlass, quien mantenía secuestrados a los ingenieros iraníes por cuenta de la DGSE). Turquía puso fin a toda forma de apoyo al «Ejército Sirio Libre», cerró sus instalaciones en suelo turco (con excepción de la que se encuentra en la base que posee la OTAN en Incirlik) y entregó a su jefe, el coronel Rifat al-Assad. En su papel de garante de la aplicación de dichos acuerdos, Rusia fue autorizada a reactivar la antigua base soviética de intercepción del monte Qassium.
Al día siguiente, el Departamento de Estado estadounidense informó a la oposición siria en el exilio que no debe contar en lo adelante con la ayuda militar de Estados Unidos. Al darse cuenta de que han traicionado a su país sin obtener nada a cambio, los miembros del Consejo Nacional Sirio se han lanzado ahora a la búsqueda de nuevos padrinos. Uno de ellos llegó incluso a escribirle a Benjamin Netanyahu pidiéndole que invada Siria.



Despliegue del ejército libanés en el marco de la operación emprendida en el norte de su país.
Al cabo de un periodo de 2 días, plazo imprescindible para la aplicación de estos acuerdos, el ejército nacional de Siria se lanzó al asalto de las bases de la Legión Wahhabita. En el norte del Líbano, cuyo ejército también emprendió una ofensiva contra la Legión Wahhabita, un gigantesco arsenal fue confiscado en la región libanesa de Trípoli y 4 oficiales occidentales fueron hechos prisioneros, en la zona de Akkar, en una antigua escuela de la UNRWA convertida en cuartel general militar. En Siria, el general Assef Chawkat dirigió personalmente las operaciones. Al menos 1 500 elementos armados han sido capturados, entre ellos un coronel del servicio técnico de la DGSE, y más de mil personas resultaron muertas. No ha sido posible determinar, por el momento, cuántas de las víctimas mortales son mercenarios extranjeros, sirios que colaboraban con las fuerzas extranjeras o civiles atrapados en una ciudad en guerra.

Líbano y Siria han restablecido su soberanía en sus territorios nacionales.

Algunos intelectuales polemizan ahora sobre si Vladimir Putin ha cometido un error al proteger a Siria arriesgándose a tener que enfrentar una crisis diplomática con Estados Unidos. Se trata de una cuestión mal planteada. Al reconstruir su potencial a lo largo de todos estos años y consolidar ahora su posición en la escena internacional, Moscú pone fin a dos décadas de un orden mundial unipolar que permitía a Washington seguir extendiendo su propia hegemonía hasta alcanzar una dominación global. La alternativa planteada no era aliarse a la pequeña Siria o aliarse al poderoso Estados Unidos, sino permitir que la primera potencia mundial procediera a la destrucción de un Estado más o modificar la correlación de fuerzas y crear un orden internacional más justo


Leer más...