domingo, 28 de febrero de 2010

Charla-Coloquio



PROSTITUCIÓN:

VIOLENCIA DE GÉNERO


Intervienen:


LORENA PAJARES (Consultora de Género y Desarrollo) -

CARMEN MARTIARENA (Responsable Secretaría de la Mujer del PCE-EPK)


MIÉRCOLES, 3 de MARZO

7 DE LA TARDE

CASA DE CULTURA DE BARAÑAIN


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LORENA PAJARES: LA LUCHA CONTRA EL TRÁFICO DE MUJERES

Cada vez que recorro una de esas calles flanqueadas de mujeres que se prostituyen, o que paso por la carretera frente a uno de esos lóbregos y decadentes clubes de alterne que tanto han proliferado en los últimos tiempos, siento una profunda decepción. Y siempre me hago la misma pregunta: ¿por qué, si es sabido por todos que la mayoría de esas mujeres han llegado engañadas, amenazadas, atadas a deudas que difícilmente podrán pagar, las autoridades no hacen algo para ayudarlas? ¿Por qué nosotros, la sociedad civil, no sumamos fuerzas para que estas personas, que no están en el otro extremo del mundo sino en la periferia de nuestras ciudades, dejen de ser explotadas?

Las respuestas a estas preguntas me las da Lorena Pajares, fundadora de AFESIP en España, organización que desde 2003 lucha contra la prostitución y el tráfico ilegal de niñas y mujeres.

Lorena me recibe en su oficina. Un sobrio despacho cuyas paredes están cubiertas de carteles de campañas por los derechos de la mujer. Me llama la atención un afiche en el que se lee: “Cada año cuatro millones de mujeres son vendidas como esclavas. Posiciónate contra la esclavitud del siglo XXI”.


Apenas nos sentamos en la sala de reuniones, Lorena describe la situación de la prostitución en España. Las cifras demuestran con elocuencia que no se trata de una cuestión marginal: 900 mil hombres acuden regularmente a prostitutas gastando unos cuarenta millones de euros al día. Baleares es la comunidad autónoma con mayor consumo de prostitución, seguida por Asturias y Galicia. Como bien sentencia Lorena: “El nuestro es uno de los países de la Unión Europea en que la cultura de la prostitución está más arraigada”.
Lo primero que me explica es que la mayoría de los hombres que acuden a prostitutas no lo hacen para satisfacer sus deseos sexuales sino para ejercer poder sobre las mujeres. Y, por esta razón, ella se opone radicalmente a la legalización de esta actividad, ya que sería una forma de dar normalidad a una relación basada en la dominación. “Sería mandar el mensaje a la sociedad de que se puede pagar para someter a una mujer”, explica.

A quienes defienden que se trata de un trabajo como cualquier otro, Lorena les responde que no es así, que el 90% de las prostitutas en España son extranjeras que llegan huyendo de la miseria, que viven padeciendo maltratos y vejaciones. “¿En qué otro trabajo el 15% de los trabajadores se termina suicidando? ¿En qué otra “profesión” el 90% de los trabajadores sufre constantes agresiones físicas”, se pregunta.

Llega el momento de hacerle la pregunta que ha motivado mi visita: ¿Cómo es posible que esto suceda en España? ¿Por qué no se actúa de manera eficiente? Lorena cree que la Guardia Civil no obtiene los resultados esperados porque se trata de un “cuerpo eminentemente masculino”, que no tiene entre sus prioridades la lucha contra la prostitución.

Con respecto al Ministerio de Trabajo y al Instituto de la Mujer, no sabe por qué no realizan más estudios sobre el tema, por qué no impulsan la penalización de los clientes (medida que en países como Suecia ha hecho descender un 80% el tráfico de mujeres). Lo que sí afirma es se trata de un problema de educación: “Todavía vivimos en una sociedad basada en la desigualdad de género”.

Lorena también critica duramente a los medios de comunicación. Afirma que muchos de los anuncios que ofrecen relaciones sexuales generan, como consecuencia, tráfico y explotación.

“Y nosotros, los ciudadanos, ¿por qué permanecemos cruzados de brazos?”, le pregunto.
“Yo creo que debemos dejar de pensar que las mujeres lo hacen porque quieren, que esto es bueno para ellas porque al menos les permite enviar dinero a sus familias. No es cierto. Estas mujeres están siendo esclavizadas, violadas, maltratadas. Lo primero que tenemos que hacer es cambiar la forma en que vemos las cosas”.

Somaly Mam fue vendida a un burdel de Phnom Penh, la capital de Camboya, cuando era una niña. Durante varios años fue obligada a prostituirse, pasando de mano en mano, hasta que su actual marido la ayudó a escapar en 1991.

En 1996, Somaly Mam, que no lograba olvidar las terribles vejaciones que había padecido en los burdeles, creó la organización Acción por las Mujeres en Situación Precaria (AFESIP). Desde entonces ha rescatado a más de tres mil niñas de las garras de la explotación sexual.

En 1998, Somaly Mam recibió el Premió Príncipe de Asturias. Año en que el jurado quiso poner especial énfasis en la situación de la mujer en el mundo.

Licenciada en Derecho, Lorena Pajares conoció a Somaly Mam en Camboya, donde llevaba un año y medio desempeñándose como voluntaria. Tras trabajar durante un tiempo junto a la activista social camboyana, regresó a Madrid para fundar el capítulo español de AFESIP.

Lorena no encuentra muchas diferencias entre la situación de las trabajadoras sexuales en Camboya y en España. “Las mafias mueven a las mujeres por el mundo respondiendo a la demanda, y las tratan de la misma manera, se encuentren donde se encuentren”, afirma. Tanto es así que Lorena conoció en un burdel español a una mujer rumana que había sido traficada primero a Tailandia, donde solía ser golpeada por los proxenetas, para luego ser traída a España. Un millón de mujeres llega cada año a Europa para dedicarse a la prostitución.

Según explica Lorena, las mujeres son tratadas como verdaderas esclavas. Los proxenetas les sacan los pasaportes apenas pasan la frontera. Después, cada veinticuatro días, cuando tienen la menstruación, las cambian de club de alterne para que no puedan establecer lazos con los clientes o con otras trabajadoras sexuales. Además, les pegan, las amenazan con tomar represalias contra sus familias si los denuncian, les cobran precios abusivos por el alojamiento y la comida haciendo que les resulte casi imposible pagar las deudas que contrajeron antes de venir a España.

(Texto recogido del blog titulado "EL CUADERNO DE HERNÁN Z.") Leer más...

lunes, 22 de febrero de 2010

INFORMACIÓN CHARLA SOBRE HAITI

desde la Asociación Cultural "Poeta Miguel Hernández" nos ponemos, una vez más en contacto con vosotr@s, para informaros de la Charla-Coloquio que hemos organizado conjuntamente con la Asociación de Estudiantes "Eraldatu", para este próximo miércoles, 24 de febrero, a las 12 horas del mediodía, en el Aula 05 de la Universidad Pública de Navarra, bajo el título "La Otra Cara de Haití". Partiendo del terrible terremoto que ha asolado el país caribeño, se expondrá una visión histórica de lo que ha sucedido allí en los últimos 200 años, tratando de demostrar que no es algo casual el hecho de que las catástrofes naturales se ceben especialmente con determinados pueblos y naciones del planeta. Asimismo, se debatirá cómo afronta Haití su futuro y qué alternativas se barajan para su reconstrucción. La citada Charla correrá a cargo del historiador Alfredo Mazariegos, miembro de la Asociación Cultural "Poeta Miguel Hernández".

Muchas gracias y un saludo.

Junta Asociación Cultural "Poeta Miguel Hernández". Leer más...

REFLEXIONES SOBRE HAITÍ Una perspectiva histórica

Detengámonos a reflexionar un momento. Detengámonos a reflexionar y analicemos con eso que algunos denominan “espíritu crítico” (pero que yo, personalmente, prefiero tildarlo con la etiqueta de “espíritu democrático”, por cuanto se trata de un proceso enclavado en las antípodas de la alienación perenne a la que se empeñan en someternos los guardianes del sistema que padecemos), qué entendemos por una dinámica positiva y otra negativa.

En 1804 se consuma el éxito de una Revolución en Haití (emprendida en 1769). Territorio eminentemente de esclavos procedentes de las costas africanas, que surte de opulentas ganancias a su metrópoli francesa, se convierte en el primer país del centro y del sur del continente americano en proclamar su independencia. Constituye, por lo tanto, un hito histórico de enorme trascendencia, y también ¿positivo? No. En absoluto. El ejemplo brindado por una legión de harapientos, parias y desheredados, que se han revelado capaces de tomar las riendas de su propio destino y de doblegar a un imperio en auge, al que le han privado de una de sus fuentes de ingresos y de negocio más lucrativa, junto al hecho de la ubicación geográfica privilegiada del Estado recién formado, se considera una afrenta mayúscula, y en las cancillerías occidentales se impone el criterio de que conviene atajar tan nociva referencia. Con el pretexto, primero, de impedir que la “peste” (que supuestamente asolaba a la población haitiana), se extendiera a otros lugares de América, y, después, esgrimiendo la tan manida “inestabilidad política” reinante allí, los Estados Unidos invadieron Haití en 1915, prolongando su presencia militar hasta 1935. Paralelamente, Francia, que se sentía agraviada por una colonia díscola que la había humillado, decretó sanciones económicas contra ella, en forma de pago de compensaciones derivadas de las pérdidas ocasionadas a raíz del fin del tráfico de esclavos. Un pago que Haití terminó de abonar en 1947.

¿Qué objetivo “humanitario” se perseguía con la invasión estadounidense? Ni más ni menos que instalar en el poder de manera férrea y brutal a la minoría mulata, que se había ofrecido para garantizar que los intereses de las potencias occidentales nunca más se vieran seriamente comprometidos, frente a las masas populares de afrodescendientes, relegadas a la marginalidad, la miseria y a soportar el yugo implacable de sus nuevos amos. En este contexto, surge, en 1957, la figura de François Duvalier, bautizado con el apelativo cariñoso de “Papa Doc”, una marioneta en manos de los sucesivos gobiernos de Washington, y que en 1964 obtuvo las credenciales de “presidente vitalicio”. ¿Acaso hemos de calificar esto de “acontecimiento de tipo negativo”? Pues tampoco, ya que Duvalier garantizó que los vientos revolucionarios que soplaban en otros lugares del Caribe y de América Central y de Sur no se registraran también en este emplazamiento antillano, aunque fuera a costa de instaurar una dictadura militar que aplicó algunas de las recetas más oprobiosas de cuantas la CIA recomendaba a los líderes regionales “amigos”. Todos deberíamos solazarnos por el hecho de que Haití continuara encuadrada dentro de las naciones del “mundo libre” y mostrar nuestro agradecimiento a “Papa Doc” por su tremenda lealtad a los postulados de la “primera Democracia” del planeta.

Como en los mejores cuentos, a Duvalier le sucedió su hijo, Jean-Claude Duvalier (apodado “Nené Doc”), en 1971, siempre de acuerdo al ordenamiento constitucional vigente, algo que no carece de importancia, por cuanto incluso los sátrapas más sanguinarios pertenecientes al bando de los “buenos”, el bando que Occidente representa, tienen la obligación de atenerse a unas normas legales muy escrupulosas si aspiran a sentarse en nuestra misma mesa (neo)liberal. Sin embargo, en esta ocasión, la degradación alcanzó tales extremos que, en enero de 1986, se desencadenó una insurrección popular que expulsó al tirano de su trono, enviándole al exilio. ¿Una buena nueva que ensalzar? No penséis eso ni por asomo. Inmediatamente, el Ejército de Haití, bien aleccionado por sus colegas norteamericanos, reaccionó con celeridad para restaurar la “legitimidad” del antiguo régimen, aunque esta vez, como la familia Duvalier se hallaba enormemente desacreditada, el mando lo asumió directamente un general llamado Henri Namphy.

A partir de entonces, se asistió en Haití a una constante pugna de las élites dominantes por ascender a la cúspide de la hegemonía política, y un golpe de Estado simplemente significaba un breve paréntesis antes del estallido de alguna revuelta social, que, a su vez, desembocaba en otra intentona golpista. ¿Un drama nefasto? Nada de eso. La desestabilización permanente supone una auténtica bendición para las empresas multinacionales, por cuyos favores rivalizaban los ambiciosos candidatos y clanes enfrentados entre sí, y facilitaba mucho las cosas a la hora de acometer empresas de gran magnitud y nunca lo suficientemente bien ponderadas como la deforestación salvaje y concienzuda de los bosques. Ojalá en todas partes se encontraran nuestros ilustres magnates y empresarios con tantas facilidades como en Haití.


En 1990, a los haitianos se les concedió, por vez primera, el inmenso honor de poder votar con un ápice de libertad mayor que hasta entonces, a su presidente. El Muro de Berlín había caído hacía pocos meses, el “ogro” soviético se desplomaba paulatina e inexorablemente, la Administración estadounidense proclamaba el advenimiento de un “nuevo orden mundial” que reportaría por fin la paz, la justicia, la solidaridad y la democracia a todos los rincones del orbe, y se juzgaba oportuno transmitir siquiera la ficción de que tan extraordinario hecho se estaba produciendo. También en Haití. Sin embargo, el pueblo llano, el “vulgo” del que hablaban los antiguos romanos, tiende a obstinarse en alternativas y opciones, cuando se adueña de él el entusiasmo, que colisionan frontalmente con los preceptos básicos de los que dominan el cotarro, y por esa razón, los haitianos cometieron el inmenso error de designar en las urnas a Jean-Bertrand Aristide para que les gobernara. Este párroco de una pequeña parroquia de Puerto Príncipe que se yergue sobre uno de los barrios más miserables de la capital, el de La Saline, evidenció una inclinación hacia sus compatriotas más pobres que excedía los márgenes de la caridad cristiana. Claramente se significó como un “izquierdista” peligroso, y eso le valió que se orquestara contra él un golpe de Estado, en septiembre de 1991, que lo condujo al exilio.

Aquello no funcionaba, porque la población haitiana veneraba a su derrocado presidente, lo cual entorpecía mucho la tarea de las multinacionales, de forma que, transcurrido un tiempo, en octubre de 1994, los Estados Unidos intervinieron de nuevo directamente con lo más granado de su arsenal para restituir a Aristide, imaginando que el período de “reeducación” que le habían aplicado había resultado un éxito y que ya no retornaría a sus pasadas veleidades “izquierdistas”, y, de paso, se acometía un lavado de imagen por parte de la Casa Blanca que, por una vez sin que sirviera de precedente, no movilizaba a sus poderosas legiones para promover a un dictador sino para devolver la poltrona presidencial a alguien que había accedido a ella a través de cauces innegable e intachablemente democráticos. Pero no. Hete aquí que Aristide regresó aún más “izquierdista” de lo que se había marchado. Tanto es así, que se atrevió a firmar un decreto-ley según el cual los paupérrimos salarios de los trabajadores haitianos se incrementaban en diez centavos de dólar y, para más inri, hasta coqueteó con la idea de que su país ingresara en el ALBA, esa monstruosa alianza urdida por Cuba y Venezuela, y que preconiza, entre otras muchas cosas, unos intercambios comerciales justos, éticos y equitativos.

Así pues, en cuanto se agotó la paciencia de la “comunidad internacional”, allá por 2004, a Aristide le introdujeron en un avión rumbo a Sudáfrica (de donde, muy probablemente, sus antepasados nunca debieron haber salido), y nombraron un gobierno interino que comandaba… ¡el jefe de los “marines” en la zona! Todo un acontecimiento estelar, por cuanto dicho personaje exhibía una tez blanca como nunca antes se había contemplado por aquellos lares. Enseguida, por supuesto, la ONU otorgó su beneplácito a semejante atropello, de modo que los “marines” se transmutaron en “cascos azules” que cumplían una misión “humanitaria”, a la que con emoción indisimulada se sumaron potencias tan bienintencionadas como Francia (que nunca acaba de fiarse de su “querido amigo” yanqui y siempre asoma para certificar que el imperialismo de éste no implica un detrimento de su propio afán imperialista), Brasil, Marruecos o… España. Había costado lo suyo, pero finalmente se podía afirmar, que, salvo por conatos aislados de violencia “terrorista”, reinaba de nuevo la armonía en la lejana Haití.

Un seísmo de 7,0 en la escala de Richter, ha arruinado temporalmente las expectativas de que la situación en Haití continuara indefinidamente por esos mismos derroteros. Pero la conmoción ha durado poco. Lo justo para diseñar una nueva estrategia que permita apretar aún más la clavijas a una población castigada por más de dos siglos de injerencias y de represión. Sólo les faltaba ahora que les sobreviniera la “doctrina del shock”, ésa que con tan excelentes resultados se ha desarrollado en otros puntos de América Latina, Asia, África, Europa del Este o incluso en los mismísimos Estados Unidos (y si no, recordad el “efecto Katrina”). Menos mal que con Barack Obama al frente de las operaciones, toda esta dinámica de ocupación militar, reparto desigual de la ayuda (sólo destinada a rescatar de entre los escombros y los cascotes a los más pudientes, comenzando por los extranjeros), y explotación de los recursos naturales todavía más acentuada, el retrato no se nos antoja tan nauseabundo como en la era Bush. ¡Si por algo la sabiduría popular afirma que no hay mal que por bien no venga! Leer más...

HONDURAS, LA INTERMINABLE SENDA DE LA REPRESIÓN

Se celebraron recientemente “elecciones democráticas” en Honduras, se embarcó a Manuel Zelaya rumbo al exilio, calló la comunidad internacional (especialmente la occidental –Estados Unidos y la Unión Europea-, aunque no sólo), los medios de comunicación mayoritariamente se envainaron sus ataques y sus críticas para mejor ocasión (Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador o Argentina ya les brindan una munición más propicia y acorde con los intereses de sus patronos), la opinión pública permaneció anestesiada y, gracias a la combinación de todos estos factores, se ha transmitido la sensación de que la “normalidad” se ha reinstalado en ese lejano y humilde enclave (para nosotros, prácticamente insignificante), de América Central. ¡Qué hermoso resulta todo cuando todo sale tan bien!

Y sin embargo, la única “normalidad” que continúa padeciendo el pueblo hondureño es la de la represión sistemática y brutal, tan terriblemente cotidiana como pertinazmente silenciada. La más reciente denuncia al respecto la ha emitido el eurodiputado de Izquierda Unida, Willy Meyer, cuando, en su intervención ante el Parlamento Europeo se refirió al asesinato, el pasado lunes 15 de febrero, del sindicalista Julio Fúnez Benítez, al tiempo que relataba otros muchos casos de tortura e intimidación que el movimiento popular contrario a legitimar la operación golpista en Honduras continúa sufriendo.

La Policía y los grupos paramilitares gozan en aquel país de total impunidad por parte de las autoridades políticas a las que el golpe de Estado perpetrado en junio de 2009 ha reinstaurado en el poder, y por lo tanto, no han cesado en absoluto los abusos y los crímenes que se cometen contra los integrantes del denominado “Frente Nacional de Resistencia Popular” (en forma de asesinatos, torturas, persecuciones administrativas y hasta desapariciones, lo que nos evoca otros lugares y otras épocas tenebrosas en la dramática y convulsa Historia de América Latina). Obviamente, el objetivo de toda esta campaña de terror reside en la pretensión de amedrentar y desmovilizar a aquellos sectores de la sociedad hondureña que han plantado cara con enorme coraje a las oscuras maniobras de los poderes fácticos de su país y que únicamente aspiran a algo tan simple y que, a priori, debería concitar el elogio y el respaldo general, como la vuelta de la legalidad democrática y constitucional que esos mismos poderes fácticos se encargaron de arrebatarles.

A Julio Fúnez Benítez (miembro del Sindicato de Trabajadores del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados, y que había participado en la I Asamblea del Frente Nacional de Resistencia Popular celebrada en Siguatepeque), le acribillaron a balazos en la puerta de su casa. Tres días antes, el 12 de febrero, a Hernán Reyes, también vinculado al FNRP, le secuestraron los paramilitares, que le sometieron a una sesión intensa de torturas para tratar de sonsacarle información acerca del movimiento de resistencia, lo que casi le cuesta la pérdida de un ojo. Porfirio Ponce, que milita en el Sindicato de Trabajadores de la Industria de Bebidas y Similares, se encontró con que unos hombres, que se identificaron como agentes de la Policía, se dedicaron a allanar y destrozar su vivienda. Una semana antes, los cuerpos de Seguridad del Estado arrestaron a Edgar Martínez (otro militante de FNRP), junto con su esposa y el resto de sus familiares. A todos ellos les mantuvieron durante dos días encerrados, siendo torturados.

Estos nombres, estos atropellos, estas ignominias, constituyen hechos conocidos; muy probablemente una ínfima parte de lo que en realidad sucede en Honduras. ¿Cómo reaccionan las grandes potencias e instituciones que tanto se indignan en otros casos y por otros motivos similares o, incluso, infinitamente menos graves? ¿Qué postura han adoptado los Estados Unidos, por ejemplo, o la Unión Europea, que ahora preside el Gobierno de España del “socialista” José Luis Rodríguez Zapatero? ¿Acaso esta campaña de dura represión, que se prolonga ya desde hace demasiados meses y que amenaza con perpetuarse, resulta compatible con los principios que, según proclaman nuestros mandatarios, deberían regir la política de las relaciones exteriores de la UE y, por ende, del Estado Español? Reflexionemos mínimamente sobre ello porque, para nuestra desgracia y, muy especialmente, para desgracia de los pueblos a los que nuestro cinismo y nuestra hipocresía acaban condenando a un futuro sin porvenir, Honduras no se erige en el único supuesto donde nuestros gobernantes funcionan con la doble vara de medir que le dictan unos determinados intereses económicos y geoestratégicos. Leer más...

lunes, 8 de febrero de 2010

José Saramago. Ateo pesimista y genio lúdico

Maude Vergnol
L'humanité en español


Desde su infancia en el seno de una familia de campesinos sin tierra hasta el Premio Nobel de literatura, la trayectoria del escritor portugués José Saramago es excepcional. A los 87 años, continúa combatiendo la apatía intelectual. La literatura no le ha sido servida en bandeja de plata. “Yo no he sido educado en medio de libros, he tenido que ir a buscarlos”, señala José Saramago, que recuerda, a menudo, sus raíces bereberes y su infancia modesta. El escritor nació en 1922 en una pequeña localidad del centro de Portugal, en el seno de una familia de campesinos “sin tierra” analfabetos. Hacer estudios no era factible. Adolescente, abandona el instituto para seguir la formación de cerrajero, aunque soñando con llegar a ser escritor. Ávido de lecturas, frecuenta la biblioteca de Lisboa. Auténtico autodidacta, escribe muy pronto y publica, sin éxito, una primera novela a los 25 años. Diseñador industrial, corrector, encargado de producción en una editorial, más tarde periodista, sólo será a los 58 años cuando se dedique definitivamente a la literatura, después de haber participado activamente en 1974, en la Revolución de los Claveles. “Me dije : es el momento, ahora o nunca de saber si puedes ser lo que crees que eres, un escritor”.


Aunque llega tarde a la escena literaria portuguesa, Saramago se impone en ella durante los años 80, publicando “Alzado del suelo”, una novela épica sobre la revuelta de los campesinos pobres, que despierta la memoria colectiva de un pueblo machacado por más de treinta años de dictadura. Siguen, en menos de cinco años, tres novelas mayores : “Memorial de Convento”, “El año de la muerte de Ricardo Reis” y “La balsa de piedra”. Obras que revisan con una ironía volteriana los mitos de la historia portuguesa. Genio lúdico que no duda en recurrir a lo fantástico, el estilo, el “estilo Saramago”, es torrencial, de una rara riqueza sonora, liberado por una puntuación reducida al mínimo indispensable. Sin embargo su obra está lejos de lograr consenso, no tanto por sus cualidades literarias como por razones políticas. “El evangelio según Jesucristo”, publicado en 1991, suscita un escándalo nacional. El escritor realiza aquí el retrato de un dios cansado del pueblo hebreo, que decide, gracias a la intervención de Jesús, extender su influencia al mundo entero. Pero resulta que Jesús se rebela, se une con una prostituta llamada María Magdalena… y rechaza morir para fundar una nueva religión. Una insolencia herética muy pasoliniana que ocasiona una protesta airada de sus compatriotas católicos. El gobierno le acusa de “atentar contra el patrimonio religioso de los portugueses” y censura el libro sin ningún proceso.
Aunque retirado a la isla de Lanzarote, Saramago no renuncia a nada. Publica entre otras “Ensayo sobre la ceguera”, violenta alegoría sobre la deshumanización de mundo. En 1998, la academia sueca recompensa el genio del escritor. A los 76 años, recibe el Premio Nobel de literatura, lo cual no gusta nada al Vaticano que lamenta su “visión políticamente orientada y antirreligiosa”. Él declara “el Nobel es como miss Portugal, el año próximo se la habrá olvidado”. Desde luego, el escritor no tenía necesidad de esta consagración suprema, él, que mantiene un vínculo permanente con sus lectores.

Sin embargo, el Nobel le habría podido asegurar una acogida más calurosa entre sus compatriotas católicos. Pero la Iglesia no parece haber tragado la píldora. El pasado octubre, la publicación en Portugal de su nuevo libro “Caín”, un retrato muy personal del personaje bíblico, desencadenó una nueva polémica, el episcopado le acusaba de entregarse a una “operación publicitaria”. “La Biblia es un manual de malas costumbres que ha tenido una influencia muy grande sobre nuestra cultura y hasta sobre nuestra manera de ser, replica Saramago. Sin la Biblia, seríamos otros, probablemente mejores.” Y añade que su libro “no causará problemas en la Iglesia porque los católicos no leen la Biblia”.

La suerte está echada. Porque, más allá, de su inagotable talento de novelista, Saramago es un ensayista hábil y divertido, como lo testimonian las crónicas que publica en su página en la Red desde 2008. Del conflicto israelí-palestino a la elección de Barack Obama, pasando por su interpretación de la Europa neoliberal, Saramago, este “ateo pesimista”, como se define a sí mismo, proporciona análisis sobre política internacional. Pesimista pero no desesperado, de una ironía glacial, este “cuaderno” es un concentrado de inteligencia, un testimonio esencial de una de las grandes conciencias contemporáneas.

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jueves, 4 de febrero de 2010

CONTRA LA GUERRA Y POR LA RETIRADA DE LAS TROPAS DE AFGANISTÁN

LLAMAMIENTO DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL “POETA MIGUEL HERNÁNDEZ”:


Desde que se inició la intervención militar de las fuerzas de los Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, en octubre de 2001, so pretexto de combatir al terrorismo primero y de instaurar la democracia y reconstruir el país después, se han dilapidado miles de millones de dólares y, más importante aún, se han truncado muchas miles de vidas no sólo de soldados y de combatientes de las diferentes milicias que se enfrentan al invasor extranjero, sino también de personas civiles inocentes (en especial, mujeres y niños), en una misión que se revela cada día más inútil y carente de sentido, salvo por el hecho de que la ocupación del territorio afgano sólo contribuye a afianzar un proyecto de nítidas connotaciones imperialistas en la zona, diseñado por las grandes potencias occidentales para favorecer sus intereses económicos y geoestratégicos allí.



El Estado Español se sumó desde un primer momento a esta aventura bélica de manera entusiasta, tal vez previendo una rápida victoria de las tropas estadounidenses y, por lo tanto, ansioso por compartir los frutos y los beneficios derivados de la misma. Sin embargo, esta implicación (que, además, se presume todavía mayor si, finalmente, se consuma el incremento del contingente desplegado en Afganistán, tal y como el Gobierno del señor José Luis Rodríguez Zapatero pretende plantear en el Congreso de los Diputados en fechas próximas), únicamente ha servido para aportar nuestro granito de arena a la devastación generalizada que allí se está produciendo a diario, y para que se contabilicen hasta un total de 91 bajas de soldados que prestan sus servicios en el Ejército español, la última de ellas registrada el pasado lunes, 1 de febrero, en la persona de Felipe Romero Meneses.



Por esta razón, la Asociación Cultural “Poeta Miguel Hernández”, que ha expresado en varias ocasiones su rechazo a un conflicto que únicamente se encamina hacia un apaño político con los talibanes (lo que perpetuará las condiciones de injusticia y de exclusión de, por ejemplo, las mujeres afganas), y que no reporta más que sufrimiento, dolor y sangre tanto a la población afgana como a las tropas allí enviadas y a sus familias, reclama del Gobierno español la retirada inmediata de nuestros soldados y el cese también inmediato de las hostilidades, permitiendo que sean los propios afganos los que decidan su futuro en libertad y sin ningún tipo de injerencia exterior. Asimismo, animamos a la ciudadanía a participar en la concentración convocada para este sábado, 6 de febrero, a las 12 del mediodía, ante la Delegación del Gobierno en Pamplona.

NO A LA GUERRA – GUERRARIK EZ
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lunes, 1 de febrero de 2010

Patricio Lumumba, el rostro olvidado del genocidio negro

49º aniversario del asesinato del líder africano Patricio E.Lumumba
Carlos Ml. Vega Bolaños


"Ninguna brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres". (Carta escrita a su esposa e hijos por Patricio Lumumba pocos días antes de su muerte).

El mes de enero de cada año, aunque el poder mediático mundial hace lo posible por borrar de la memoria histórica la existencia del genocidio negro en el continente africano, provocado por las potencias occidentales en su afán de hacerse por las grandes riquezas de su pueblos, es meritorio recordar al gran líder negro Patrice E Lumumba.

Hace ya 49 años, Patrice Lumumba, jefe del gobierno de la República del Congo, fue asesinado por una conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con la complicidad de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de las Naciones Unidas. Su cadáver condenó al Congo a la rapaz dictadura de Mobutu y una sucesión de sangrientas guerras civiles. Durante más de cuarenta años se ha mantenido el silencio sobre este crimen, en donde se rumorea que su cadáver y el de otros colaboradores, fueron disueltos en ácido sulfúrico para no dejar rastros.

El pensamiento de Lumumba, constituyó un peligro para las potencias occidentales explotadoras de los pueblos africanos, fue ministro, líder, enemigo del colonialismo y pionero por la unidad de los pueblos africanos y por su liberación. Buscaba la descolonización del Congo y destruir totalmente el poder colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente, una persona así, no merecía continuar viviendo y por eso, se fraguó su asesinado a pocos meses de haber asumido el poder en la República del Congo.

A 49 años del asesinato del líder africano Patrice Lumumba, en su patria, la República Democrática del Congo, la guerra es un genocidio oculto que ha producido más de 5 millones de muertos en los últimos años; este genocidio puede ser detenido, pero la comunidad internacional, las democracias del Norte, no quieren detenerlo, convirtiendo al Congo en un pueblo activamente crucificado.

La ironía: poseer grandes riquezas naturales como las que tiene la República Democrática del Congo, se ha convertido en una tragedia.

En las montañas orientales del Congo hay valiosos minerales como el coltán y niobio, además de oro, diamantes, cobre y estaño. El coltán, abreviatura de colombio-tantalio, está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de años. Se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos esenciales para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de armas de guerra. Alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el Congo.

Por el control de estos minerales escasos hay una guerra tremenda. Los poderes multinacionales quieren controlar la minería de la región. Conclusión: “el motivo del genocidio son estos minerales que buscan las corporaciones” y además están destruyendo la segunda área verde del planeta después del también amenazado Amazona.

Cuando se trata de actuar en África, hay una discriminación inherente”. Lo afirmó el antiguo coordinador de operaciones humanitarias de Naciones Unidas Jan Egeland, quien, junto con otros 15 dirigentes mundiales de conocido prestigio, ha firmado una carta enviada a los jefes de Estado de los países de la Unión Europea llamando la atención sobre la falta de acción internacional en el Este de la República Democrática del Congo.

Jan Egeland, que durante su periodo en Naciones Unidas siempre tuvo una reputación de decir las cosas directamente sin andarse por las ramas, dijo: “Nunca hubo esta indecisión cuando se trató de intervenir en los Balcanes, en Irak o en Oriente Medio”. Ciertamente no la hubo, pero cuando se trata de intervenir en crisis africanas parece como si la vida humana no tuviera el mismo valor en todas partes”. Esta es la doble la moral que practican los abanderados de los derechos humanos en el mundo.

Zenit, agencia de noticias del Vaticano, dijo hace poco que “la crisis humanitaria más olvidada en nuestro planeta es la del Congo”. De vez en cuando en los medios asoma la tragedia pues ya no hay modo de ocultarla. Pero lo que se dice de ella es todavía irrisorio e insultante en comparación con la magnitud de la barbarie y el genocidio. Y no hay llanto, ni pedir perdón, ni propósito de enmienda.

En el fondo, no se trata sólo de que a África se la discrimine cuando ocurren guerras que se ceban en los más inocentes, sino de algo más que merece la pena escarbar y descubrir que detrás de esta guerra se esconden los intereses de potencias como Estados Unidos, Inglaterra, Holanda y Bélgica, quienes apoyan al régimen de Kagame en Ruanda, de cuyos aeropuertos salen para estos países el preciado coltán (indispensable en la fabricación de armamento, teléfonos móviles y ordenadores portátiles de última generación, etc) que los soldados extraen con el trabajo forzado de niños y jóvenes en el Este del Kivu y envían en camiones y helicópteros a Kigali. Es triste constatar que en muchas ocasiones, esas “indecisiones” ante los problemas africanos podrían ser una forma camuflada de dejar que los acontecimientos se desarrollen de forma provechosa para los más poderosos, aunque sea a costa de que mueran millones de inocentes.

Hoy entiendo más que antes las razones por las cuales, un enero de 1961 fue atrozmente asesinado el patriota africano Patrice E. Lumumba, un ser humano así era imposible que continuara con vida, cometió el pecado capital de soñar que Otra Africa era Posible, una África unida en el desarrollo, en combatir la injusticia social y en la cooperación entre países para la educación. Devolver las riquezas del continente al pueblo africano, era su más profundo Sueño. El pensamiento de Lumumba se apoyaba sobre los siguientes tres pilares: la justicia, la independencia y la libertad.

Hoy hace 49 años, murió como un mártir de la lucha de los pueblos contra la injusticia, la expoliación, la humillación impuesta por las potencias europeas que a los cuatro vientos se proclaman democráticas. Es un mártir de la causa popular por un mundo más justo y más humano, por la fraternidad humana. Lumumba fue asesinado pero vivirá siempre en nuestros corazones. Él forma parte del genocidio olvidado de millones de hermanos africanos que han caído en el camino para que en el mundo blanco, unos pocos disfruten de grandes comodidades y amasen fortunas impregnadas de sangre inocente.

Me enorgullezco, al igual que decenas de miles de egresados que habitamos los cinco continentes, de haber estudiado en la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, centro de estudios universitarios de clase mundial fundado en su memoria y que en febrero próximo cumple 50 años de vida en la preparación de cuadros profesionales para los países en vías de desarrollo.

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