miércoles, 31 de octubre de 2012

Felicidades Miguel

Felicidades Miguel


Un 30 de Octubre de hace 102 nacía el poeta Miguel Hernández en el seno de una familia humilde y criado en el ambiente campesino de Orihuela. De niño fue pastor de cabras y no tuvo acceso más que a estudios muy elementales, por lo que se convirtió en un autodidacta.



Con veinticuatro años viajó a Madrid y conoció a Vicente Aleixandre y a Pablo Neruda; con este último fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Las ideas marxistas del poeta chileno tuvieron una gran influencia sobre el joven Miguel, que se alejó del catolicismo e inició la evolución ideológica que lo condujo a tomar posiciones de compromiso beligerante durante la Guerra Civil.



Tras el triunfo del Frente Popular colaboró con otros intelectuales en las Misiones Pedagógicas, movimiento de carácter social y cultural. En 1936 se alistó como voluntario en el ejército republicano. Durante la contienda contrajo matrimonio con Josefina Manresa, publicó diversos poemas en las revistas El Mono Azul, Hora de España y Nueva Cultura, y dio numerosos recitales en el frente. El fallecimiento de su primer hijo (1938) y el nacimiento del segundo (1939) se añadieron como motivo inspirador de su obra poética. Fue militante del PCE



Terminada la guerra regresó a Orihuela, donde fue detenido. Condenado a muerte, luego se le conmutó la pena por la de cadena perpetua. Después de pasar por varias prisiones, murió en el penal de Alicante víctima de un proceso tuberculoso: de esta forma se truncó una de las trayectorias más prometedoras de las letras españolas del siglo XX.



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martes, 30 de octubre de 2012

Los mitos existentes en círculos intelectuales (incluidos de izquierdas)

oct 26

Los mitos existentes en círculos intelectuales (incluidos de izquierdas)


Política Catalana, Política Española

Entrevista a Vicenç Navarro publicada en la revista digital SISTEMA, 26 de octubre de 2012



Esta entrevista hecha por la Asociación de Estudiantes Progresistas de la Universidad Pompeu Fabra analiza algunas de las posturas adoptadas en círculos intelectuales (incluyendo algunos de izquierda), posturas que el profesor Navarro considera erróneas, tales como la supuesta desaparición de los Estados o la naturaleza de la dictadura española.Pregunta (P-)



De una manera creciente se está afirmando que los Estados están perdiendo poder y que en la economía globalizada su poder de decisión se está limitando. ¿Qué opina usted?



Respuesta (R-)



Que se está exagerando. Las derechas justifican la aplicación de medidas altamente impopulares, refiriéndose a que estas fuerzas globalizadoras que no les permiten hacer otra cosa. Así, el gobierno Rajoy recortó 6.000 millones de euros en sanidad pública, diciendo que no tenía otra alternativa, pues así se lo mandaba Bruselas. En realidad, hubiera conseguido casi la misma cantidad revertiendo la bajada del impuesto de sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros, bajada de impuestos implementada anteriormente, con el apoyo del PP y CiU, por cierto.



P-



El Estado continúa, pues, teniendo una gran importancia.



R-



No hay duda de ello. Es cierto que la integración de España en la Eurozona limita y condiciona, pero no determina lo que hace el Estado español. Constantemente se están externalizando las causas de, por ejemplo, desmantelar el Estado del Bienestar. Antes de que hubiera la Unión Europea y la Eurozona ya se decía que la globalización económica impedía al Estado español expandir su protección social, ignorando que uno de los países más globalizados del mundo, Suecia, que estaba plenamente integrada en la economía internacional, con un elevado porcentaje de su actividad económica centrada en su comercio exterior, resultado del pequeño tamaño de su población, tenía el Estado del Bienestar más desarrollado del mundo.



Ahora se dice que los recortes son resultado de la integración de España en el euro. Me levanté esta mañana con el programa de Manel Fuentes de Catalunya Ràdio, afirmando, una vez más, que los gobiernos Rajoy en Madrid, y Mas en Barcelona, no tienen otras alternativas que llevar a cabo tales recortes, unos recortes que, por cierto, están desmantelando el escasamente desarrollado Estado del Bienestar de España y de Catalunya. La evidencia de que hay alternativas es abrumadora, evidencia silenciada en los medios de mayor difusión del país.



P-



Usted el otro día en una de sus clases criticaba a las izquierdas por haber aceptado tal globalismo.



R-



Sí. Critiqué a autores como Eric Hobsbawm y Susan George, que asumen, por ejemplo, que los Estados han perdido influencia, siendo sustituidos por nuevas entidades, a las que llaman multinacionales, que se han convertido en las nuevas fuerzas que rigen el mundo. Esta interpretación está muy generalizada.



P-



Y usted está en desacuerdo.



R-



Sí. No hay multinacionales. No son empresas que sean propiedad de varias naciones. El hecho de que operen y estén en todas las partes del mundo no quiere decir que sean multinacionales. Si uno mira su propiedad y su gestión, verá que siempre son nacionales, centradas en un país. La General Motors es una empresa estadounidense. Telefónica es una empresa española. Son empresas transnacionales. Y cuando un conflicto ocurre entre ellas, siempre son los Estados los que se sientan y negocian. La evidencia es abrumadora. Es más, usted no puede entender el comportamiento internacional de la General Motors sin entender la relación entre esta empresa, cuya central está en Detroit, sin conocer la relación de su central con el gobierno federal de EEUU. Son empresas transnacionales, lo cual es distinto a multinacionales.



P-



Usted también criticó al italiano Negri, fundador del movimiento que se llama “autonomía” por su postura sobre el Estado.



R-



¬¬¬¬¬¬¬La postura de Negri es incluso peor. Celebra la desaparición de los Estados, creyendo que los Estados son antiguallas que deberían desaparecer. Puesto que no hay un Estado mundial, democráticamente elegido, me parece un profundo error eliminar las pocas instancias donde la ciudadanía puede todavía intervenir.



P-



Usted también criticó a Eric Hobsbawm por su negación del carácter fascista del Estado español. ¿Por qué?



R-



Hobsbawm no conocía bien la historia del sur de Europa, lo cual aparece en sus observaciones sobre la dictadura que en España se llama franquista. Hobsbawm reproduce acríticamente la sabiduría convencional existente en el establishment español que definía tal dictadura como un sistema caudillista.



P-



Y usted, ¿no está de acuerdo con esta definición? ¿Por qué?



R-



Porque era mucho más que un régimen caudillista. Era un régimen dictatorial, con un partido único, la Falange, un partido claramente influenciado por el partido fascista italiano que, convertido en Estado, tuvo gran influencia en, juntamente con la Iglesia católica, configurar una ideología totalizante, el nacional sindicalismo, que intentaba crear una nueva sociedad basada en la destrucción de la sociedad anterior, la República. Su ideología, como es la ideología fascista, era una ideología totalizante y totalitaria, con un nacionalismo extremo que se atribuía el derecho de conquista sobre otros pueblos, superioridad dada por su pertenencia a una raza superior. El día nacional se llamaba “el día de la Raza”. Negaba la existencia de clases, estableciendo los sindicatos verticales, característicos del fascismo. Tal dictadura fue enormemente represiva. Por cada asesinato político que cometió el fascismo italiano, el español cometió 10.000, según el investigador del fascismo europeo más conocido en EEUU, el profesor Malekafis, de la Universidad de Columbia en Nueva York. Tal dictadura intentaba controlar todos los medios productores de valores e información.



P-



Usted escribe sobre ello en su libro Bienestar Insuficiente, Democracia Incompleta.



R-



Sí. Escribí el libro a la vuelta de mi exilio. El profesor Malekafis había indicado que para definir a un régimen como fascista, éste debía tener ocho características.



P-



A las que usted añadió dos más.



R-



Exacto. Creía que el profesor Malekafis no había sido suficientemente exigente. Paradójicamente no había incluido en sus condiciones ni el racismo ni la negación de la lucha de clases que también caracterizaba al fascismo, con su establecimiento de los sindicatos verticales. Éstas eran también condiciones definitorias del fascismo.



P-



Y usted cree que el régimen español reunía todas estas diez características.



R-



Sí. Es una verificación empírica. Una vez definido el criterio, entonces la investigación consistía en comprobar empíricamente si el régimen reunía o no estas condiciones. Y la investigación concluye que sí que fue un régimen fascista.



P-



Pero muchos dicen que aún cuando lo era al principio, dejó de serlo más tarde con los tecnócratas del Opus Dei.



R-



Es otro error. Naturalmente que el régimen fue variando. También varió el régimen comunista en la Unión Soviética. La distancia entre Stalin y Gorbachov era enorme, mucho mayor que la distancia entre el Franco de 1936 y el de 1975. Y en cambio a tal régimen continuó llamándosele comunista hasta el último día de su existencia. Lo mismo debe, por lo tanto, hacerse en la definición del régimen dictatorial español. El hecho de que en los últimos años de la dictadura española fuera una cáscara vacía, carente de ideología, llena de oportunistas que constituían una mafia en el poder, no niega la definición de aquel régimen como fascista, de la misma manera que el vacío ideológico de la Unión Soviética y el control del aparato estatal por una oligarquía no negaba la definición de aquel régimen como comunista. Mi libro crítico de la Unión Soviética, escrito en la época Brezhnev –que dictaminó la prohibición de mis escritos en aquel país-, mostraba como la narrativa y los símbolos establecían tal continuidad con las épocas anteriores, lo cual justificaba el uso de tal término. Y lo mismo ocurrió en España. Recordemos que el símbolo fascista estaba en la entrada de todos los pueblos hasta el último día de la dictadura. Y los funcionarios tenían que jurar lealtad al movimiento fascista –el Movimiento Nacional-, con sus camisas azules y brazo en alto hasta 1978.



P-



Cambiando de tema, usted también ha enfatizado que el fenómeno que caracterizará el siglo XXI será la lucha democrática.



R-



Sí. Es la redefinición de la lucha de clases que no desaparece sino que se expande, transformándose en la lucha del capital, hegemonizado por el capital financiero, en contra de la gran mayoría de la población. Estamos hoy viendo la proletarización de las clases medias, que junto con las clases trabajadoras constituyen las clases populares, es decir, la mayoría de la población. Y hoy, el capital tiene una enorme influencia sobre el Estado y sus instituciones representativas. De ahí la pérdida de legitimidad de tales instituciones.



P-



Incluidas las de la UE.



R-



Exacto. Hoy Europa se está construyendo a espaldas de sus pueblos. De ahí mi desacuerdo con el filósofo alemán Habermas, pues estando de acuerdo en que, tal como él propone, Europa debería construirse en base a instituciones democráticas, estoy en desacuerdo cuando él asume que las instituciones existentes hoy en la UE pueden ser las bases para construir tal Europa democrática. Yo no creo que estas instituciones sean transformables. En realidad, el que no sean democráticas es por diseño.



P-



De ahí su desacuerdo también con el economista catalán Antón Costas.



R-



Sí. Este economista escribió un artículo en El País en el que atribuía el desarrollo de las políticas de austeridad a la incompetencia o ideologización de las instituciones gobernantes de la Eurozona. Creo que Costas se dejaba en el tintero lo más importante. Estas políticas y estas instituciones estaban diseñadas para defender los intereses del capital financiero. Y lo están haciendo muy bien. Lo cual se hace a costa de que a la gente le vaya muy mal.



P-



El punto de vista que usted representa apenas aparece en los medios de información en España ¿Cómo se siente?



R-



No hay plena conciencia entre la población en nuestro país, tanto en Catalunya como en el resto de España, de lo limitadísimo que es el abanico mediático en el que posturas críticas son sistemáticamente excluidas. Yo, que no tengo dificultades para tener mis artículos publicados en los países donde he vivido en mi largo exilio –Suecia, Gran Bretaña y EEUU-, tengo muchas dificultades para publicar en España. Y lo mismo ocurre, por ejemplo, con Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, y una de las mentes más claras y críticas en este país. Estamos bajo una dictadura mediática.



Naturalmente que me hiere, ofende y molesta que se me discrimine. Pero lo que me molesta más es que se prive a la ciudadanía del punto de vista que necesita para reaccionar y responder a la enorme explotación existente y a la cual está sometida. Mi preocupación es mayor por lo que significa para el país que la discriminación personal que ello implica, aunque también me molesta.



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domingo, 28 de octubre de 2012

Presupuesto, Huelga, Proceso Constituyente



Presupuesto, Huelga, Proceso Constituyente

by admin • 22 octubre, 2012 •
De Madrilo­nia



” …No hay sal­ida posi­ble a la cri­sis y a la relación deuda/expolio sino es a par­tir de un nuevo marco común de rela­ciones y dere­chos. Es decir, un pro­ceso constituyente…”



El próx­imo 23 de octubre se ini­cia la dis­cusión par­la­men­taria sobre los pre­supuestos gen­erales del Estado. No cabe duda, de que el déficit, y con ello la política de aus­teri­dad que se impone para cor­re­gir el supuesto despil­farro de las cuen­tas públi­cas, ha sido provo­cado por las medi­das de rescate ban­cario (inyec­ciones de dinero público a ban­cos y cajas); los ataques financieros sobre la prima de riesgo (que a su vez ele­van los costes de finan­ciación del Estado); el con­tinuo pro­ceso de con­ver­sión de deuda pri­vada en deuda pública (véase ahora el caso de Bankia), etc.



Tam­poco cabe mucha duda que ha sido la con­niven­cia política lo que ha con­ducido el crash de la bur­buja inmo­bil­iaria, un mod­elo económico ali­men­tado por los dos par­tidos may­ori­tar­ios. Y que la debil­i­dad de las cuen­tas públi­cas tiene tam­bién su raíz en la sub­ven­ción fis­cal a las rentas del cap­i­tal (véase espec­u­la­ti­vas) y las reduc­ciones arbi­trarias de impuestos a las clases altas y empresariales.



Y sin embargo, ninguno de estos males han sido siquiera plantea­dos, ni por los prin­ci­pales par­tidos, ni tam­poco por los grandes medios de comu­ni­cación. Seguimos sin una audi­toría de la deuda y sin prop­ues­tas de liq­uidación, y mucho menos de con­trol democrático, de las cajas en quiebra; seguimos sin ver a los cul­pa­bles de la bur­buja en el ban­quillo; seguimos sin plan­tarnos en Europa exigiendo una trans­for­ma­ción fuerte de la arqui­tec­tura insti­tu­cional de la Unión; seguimos sin mod­elo de crec­imiento alter­na­tivo y sin una reforma fis­cal que per­mita recau­dar más; seguimos recor­tando ser­vi­cios públi­cos, empe­o­rando la vida de los ciu­dadanos y ahogando la poca activi­dad económica existente.



Efec­ti­va­mente, la prop­uesta de pre­supuestos del gob­ierno se cen­tra en recortes del gasto público (sanidad, 22%; edu­cación; 14%; cul­tura, 20%; desem­pleo, 6%), en el pago de una deuda ilegí­tima (1 de cada 4 euros) y en la ausen­cia de prop­ues­tas de nuevos mod­e­los pro­duc­tivos. Y se basan además en predic­ciones mucho más opti­mis­tas que las del resto de insti­tu­ciones de análi­sis económico.



Además, la expe­ri­en­cia de los pre­supuestos pre­sen­ta­dos por el gob­ierno de Rajoy el pasado año nos ofre­cen algu­nas pis­tas sobre lo que podemos esperar de los mis­mos: su incumplimiento.



Tal y como ya hicieron, lo más pre­vis­i­ble es que a lo largo de los próx­i­mos meses se añadan nuevas par­tidas de recortes. Es decir, los pre­supuestos no son ya un mapa sobre ingre­sos y gas­tos, sino que for­man parte de una estrate­gia comu­nica­tiva des­ti­nada a con­fir­mar la pri­or­i­dad del pago de la deuda sobre cualquier otra vari­able pero sin aclarar de qué capaci­dades sociales bási­cas se piensa recortar.



Esta falta de trans­paren­cia se debe en parte a que, tras la reforma con­sti­tu­cional (de PP y PSOE) que ha impuesto el pago de la deuda como pri­or­i­dad máx­ima del Estado y dada la tutela de la Troika sobre la economía del país, las nuevas exi­gen­cias impues­tas por los acree­dores pueden dar una nueva vuelta de tuerca al expo­lio social. Dicho de otro modo, los pre­supuestos son ya una buena medida de la pér­dida de sober­anía y de la capaci­dad de con­trol pre­supues­tario por parte de los Esta­dos en relación a la Troika. O dicho de nuevo de otro modo, los pre­supuestos no son el prob­lema, sino el sín­toma del prob­lema. Y éste no es otro que la propia estruc­tura de poder de una Unión Euro­pea neolib­eral, así como la sum­isión del gob­ierno a las exi­gen­cias de sal­va­mento de la banca privada.



Los días 23 y 27 de Octubre, la Coor­di­nadora 25Sha lla­mado a rodear el con­greso de nuevo, para vis­i­bi­lizar el rec­hazo a dichos pre­supuestos pero, sobre todo, a la estrate­gia de expo­lio de la que es sólo su último resul­tado. Por ello, exigi­mos la dimisión del gob­ierno y la aper­tura de un nuevo pro­ceso constituyente.



La huelga gen­eral y de consumo



Uno de los grandes éxi­tos del 25s fue el señalamiento del Par­la­mento logrando que volviera a acti­varse de man­era notable el descon­tento ciu­dadano hacia un gob­ierno y unos rep­re­sen­tantes cada vez más ilegí­ti­mos. Esta con­vo­ca­to­ria, de mucho impacto con pocos recur­sos, mostró la debil­i­dad del gob­ierno, en su respuesta ultra-represiva, por ejem­plo, pero tam­bién en la reac­ción de la prima de riesgo: a veces los mer­ca­dos creen más que la gente en su poder de cam­biar las cosas; Es posi­ble que su éxito, en Nep­tuno pero tam­bién en las encues­tas (con un 77% de acuerdo con las razones de la mov­i­lización), haya movido a los grandes sindi­catos a lan­zar esta con­vo­ca­to­ria de huelga general.



Será la 7ª huelga gen­eral desde el instauró el rég­i­men con­sti­tu­cional de 1978 y nos trae dos novedades sus­tan­ciales: se con­voca a la vez en Gre­cia y Por­tu­gal, con lo que será una huelga gen­eral euro­pea; y con­voca además a una huelga de con­sumo. Asis­ti­mos pues a una con­vo­ca­to­ria con posi­bil­i­dades reales de acel­erar los cam­bios sociopolíti­cos que ahora atravesamos.



El carác­ter inter­na­cional de la con­vo­ca­to­ria de huelga es abso­lu­ta­mente rel­e­vante. La Huelga Gen­eral del 14N es, por su propia enun­ciación inter­na­cional, una huelga des­ti­tuyente del mod­elo europeo. Una huelga con­tra la deuda, la troika y los gob­ier­nos inter­me­di­ar­ios de la misma en España, Por­tu­gal, Gre­cia, etc.



A casi nadie se le escapa ya que la única sal­ida posi­ble a la cri­sis es un enfrentamiento directo entre las pobla­ciones euro­peas, hasta ahora exclu­idas de cualquier mecan­ismo de voz sobre el pro­ceso europeo, y la alianza for­mada, de un lado, por el poder político europeo lid­er­ado por Ale­ma­nia y, de otro, por los agentes financieros transna­cionales. Sólo de una for­mu­lación clara de este con­flicto puede sur­gir un nuevo espa­cio democrático europeo en el que podamos pen­sar nuevas for­mas políti­cas de vivir jun­tos. En esa clave podemos pen­sarla y a par­tir de ahí situ­arnos en ella como movimiento.



Segu­ra­mente en los próx­i­mos días se acti­vará de nuevo el dis­pos­i­tivo quince­may­ista exten­dido que fue “Toma la huelga“. Un espa­cio de agre­gación y acción pen­sado para dotar de otros con­tenidos y de otras for­mas de hacer y estar en huelga que incluyan a una amplia parte de la ciu­dadanía que no se siente inter­pelada por los grandes sindicatos.



Puede val­o­rarse tam­bién como éxito de los movimien­tos ciu­dadanos que en la con­vo­ca­to­ria hecha pública a través de la “Cum­bre Social” se incor­poren algu­nas dimen­siones de lo que ven­i­mos lla­mando huelga social. La huelga de con­sumo ha sido recla­mada desde hace meses por el15M y fue con­vo­cada con fuerza en última huelga gen­eral por Toma la Huelga junto con otras orga­ni­za­ciones como FACUA. Un paso más allá sería lograr que se parasen las opera­ciones financieras de todo tipo que pasen por algún servi­dor infor­mático español.



La democ­ra­cia avanza: Rodea el Con­greso – Pro­ceso constituyente:



Dig­amos alto y claro que el pasado #25S se abrió una nueva fase de movimiento. Una fase deter­mi­nada por tres ele­men­tos fundamentales.



1.- La iden­ti­fi­cación de una cadena clara de pel­daños a superar en el camino a oponer un con­flicto real a la Troika. El primero en esa cadena de opo­nentes es Mario Rajoy, “Final Boss” de la primera fase. Inter­me­di­ario de la Troika y rep­re­sen­tante de un gob­ierno que se sabe pre­scindible en el momento en que el rescate se imponga como real­i­dad y tenga que aplicar las nuevas medi­das que lo acom­pañan y la gob­ern­abil­i­dad sea imposible.



2.- El ADN fun­da­men­tal de la fase #15M com­bi­nado con las inno­va­ciones #25S: Hor­i­zon­tal­i­dad, par­tic­i­pación de cualquiera en los asun­tos comunes, política comu­nica­tiva muy intensa, pro­duc­ción de con­sen­sos sociales amplísi­mos a par­tir de deman­das fuertes que rompen dico­tomías ide­ológ­i­cas, delib­eración con­stante, etc. Unido a una capaci­dad inédita para con­struir con­flicto hacia arriba, iden­ti­fi­cación ene­mi­gos y com­bat­ién­do­los a par­tir de la toma de ter­ri­to­rios en la ciu­dad (El desplaza­miento Sol-Neptuno) El asedio-no vio­lento a los cen­tros de poder político retomando la tradi­ción del scrache Argentino, etc.



3.-La idea de que no hay sal­ida posi­ble a la cri­sis y a la relación deuda/expolio sino es a par­tir de un nuevo marco común de rela­ciones y dere­chos. Es decir, un pro­ceso con­sti­tuyente que, a par­tir de los dos ele­men­tos ante­ri­ores (El ADN político 15m-25S y la iden­ti­fi­cación clara de la jer­ar­quía de poder y los mecan­is­mos de expo­lio en la Unión Europa)



En las próx­i­mas sem­anas ten­dremos la opor­tu­nidad de avan­zar en estas dis­cu­siones en el Encuen­tro Europeo sobre Deuda, Dere­chos y Democ­ra­cia del 1 Al 4 de Noviembre.

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La cultura en apoyo del 14-N

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viernes, 26 de octubre de 2012

La trampa de la devaluación interna

La trampa de la devaluación interna


Posted on octubre 24, 2012 by Alberto Garzón Espinosa



En este artículo se expone una crítica a la teoría de la devaluación interna, abrazada por los economistas convencionales, gran parte de los sindicatos mayoritarios y también por el Partido Socialista. Se demuestra que los problemas de la economía española no son debidos a elevados salarios sino a la configuración del modelo productivo, la desigualdad interna y la estructura exportadora del país. Es un resumen de un texto más amplio y completo que será publicado en la revista ‘Pensar desde Abajo’ en las próximas semanas.





La economía española ha crecido durante las últimas décadas con importantes desequilibrios en su sector exterior, lo que ha tenido su reflejo en una cuenta corriente muy deficitaria y el consecuente endeudamiento externo que ahora lastra las posibilidades de recuperación clásica de la economía. Dicho de otra forma, dado que el crecimiento español ha sido financiado externamente… cuando los fundamentos de este modelo se han roto sólo ha quedado un reguero de deudas pendientes (de carácter privado fundamentalmente).



Históricamente este tipo de desequilibrios han sido corregidos a través de devaluaciones monetarias, las cuales permitían obtener artificialmente mejoras en la competitividad. Sin embargo, y debido a la actual existencia de una unión monetaria en torno al euro, esa opción es imposible. Por esa razón los economistas convencionales entienden que en el marco institucional actual (conservando la unión monetaria y respetando los tratados europeos) sólo cabe realizar una devaluación interna. Esto, traducido al castellano, implica aceptar que las ganancias de competitividad sólo se pueden lograr reduciendo tanto salarios como márgenes de beneficios empresariales [1].



La cuestión es que no sólo los economistas convencionales, asociados a la teoría neoclásica, han aceptado estas tesis. También los economistas políticamente socioliberales han apostado por esta salida. Esto es lo que explica que el propio Rubalcaba y los dos grandes sindicatos estén defendiendo la moderación salarial como vía de recuperación de la economía española [2].



Los desequilibrios externos de la economía española



La balanza de pagos de la economía española ha reflejado recientemente fuertes distorsiones derivadas de su modelo de crecimiento. Así, la cuenta corriente ha sido crecientemente deficitaria desde finales de los años noventa, especialmente empujada por la balanza de bienes y algo menos por la balanza de rentas (EUROSTAT, 2012). De forma paralela la cuenta financiera ha sido crecientemente superavitaria, explicando así cómo ha financiado la economía española su elevado déficit externo.









Hacia 1997 la balanza por cuenta corriente estaba relativamente equilibrada, con una contribución negativa de la balanza comercial y de la balanza de rentas que era compensada por la contribución positiva de la balanza de servicios y de las transferencias corrientes. Sin embargo, la balanza comercial (o de bienes) se va haciendo más deficitaria a medida que transcurren los años, sin que la contribución ligeramente cada vez más positiva de los servicios pueda contrarrestar esa tendencia.









Como se puede comprobar en el gráfico anterior, el creciente déficit externo se explica fundamentalmente por la evolución de la balanza comercial. No obstante, España ha conseguido fortalecer en este tiempo la mayoría de los productos que más contribuían positivamente a la cuenta comercial hasta la última década, y que son los productos agrícolas (vegetales, frutas y aceite). Sin embargo, se produce un cambio de signo en el sector automovilístico y un empeoramiento del saldo negativo de otros productos como los vehículos de cilindrada media, los combustibles, la industria farmacéutica, la maquinaria y la aeronáutica (Gracia, 2011). Esto significa, como recuerda el Consejo Económico y Social de España, que “las exportaciones se orientan en mayor medida hacia productos de contenido tecnológico bajo y medio” (CES, 2011).



Por el contrario, una situación inversa en términos comerciales ocurre con Alemania. Este país ha mostrado una cuenta corriente crecientemente superavitaria, lo que se explica por una especialización inicial en segmentos productivos de mayor gama y contenido tecnológico y por el abaratamiento relativo de las importaciones gracias a procesos continuados de deslocalizaciones de industrias de bienes intermedios (Vlachou, 2012). A diferencia del caso español, Alemania registra superávit de forma permanente en el conjunto de productos de alta tecnología, siendo la industria del automóvil, el sector de calderería, la industria farmacéutica, la aeronáutica y las telecomunicaciones los productos que más contribuyen a la generación de superávit (Gracia, 2011).









Efectivamente, Luengo y Álvarez (2012) insisten en que Alemania y los países nórdicos “colocan en el mercado de la UE productos sofisticados y que han conquistado posiciones de liderazgo en los segmentos de media y alta gama” mientras que países de la periferia como España, Grecia o Portugal tienen estructuras comerciales “dominadas por bienes de medio y bajo calado tecnológico, que acreditan niveles de sofisticación discretos y que están presentes en los tramos inferiores de gama”.



Estos desequilibrios crecientes se han logrado compensar gracias a una incesante financiación que, como veremos más adelante y ya adelantamos en la exposición del marco teórico, ha sido generadora de deuda.



Por lo tanto parece tener bastante sentido explicar la evolución de las cuentas corrientes de los países del centro y periferia (simplificados en los casos extremos de Alemania y España) a partir de la configuración de su modelo productivo y de la dinámica de especialización (Recio, 2010). Sin embargo, la visión convencional deja en un lugar secundario este hecho y se centra en el análisis de indicadores agregados para medir la competitividad.



La competitividad de la economía española



Volviendo al análisis de la cuenta corriente encontramos que para la mayoría de los autores la analizada dinámica de la balanza de pagos es indicadora de los problemas de competitividad de la economía española, si bien son fenómenos económicos que se repiten en otros países periféricos como Grecia o Portugal.



La visión de la competitividad dominante asume que la mejor forma de ampliar cuota de mercado es por la vía del precio, de modo que el objetivo de toda economía sería lograr vender productos más baratos que el resto de competidores internacionales. Si la estrategia es adecuada y el modelo de crecimiento económico resulta consistente, entonces la cantidad de exportaciones logrará superar al total de importaciones.



De forma convencional se asume que la competitividad vía precios está determinada por la evolución tanto de los salarios como de la productividad, cuya relación se suele analizar a partir del indicador de costes laborales unitarios nominales (CLUn). En el siguiente gráfico podemos ver cómo han evolucionado recientemente estos costes laborales unitarios en algunos de los países de la zona euro. Se puede observar cómo el crecimiento de los mismos en Alemania ha sido realmente moderado en comparación con el resto de países de la zona euro. Esto puede explicarse a partir de la evolución salarial (menores salarios en Alemania) o de la productividad (mayor productividad en Alemania), o bien una combinación de ambas.









Dado que los costes laborales unitarios nominales son la relación entre los salarios y la productividad, conviene desglosar ambas variables. Y de acuerdo con los datos, lo que encontramos es que Alemania ha estado manteniendo una política muy agresiva de control de los salarios. Esa política ha disparado una carrera hacia la baja en los salarios que países como España o Grecia no han podido, sabido o querido seguir.









Sin embargo, aunque los salarios en España y en Grecia hayan crecido más rápido siguen siendo menores que en Alemania, como puede observarse en la siguiente tabla. Ello significa que si la productividad laboral y el modelo productivo hubieran sido los mismos en las tres economías, los países periféricos deberían haber sido los vencedores en la batalla competitiva vía precio.









En consecuencia, tanto la productividad como el modelo productivo son los que deben explicar las diferencias de competitividad vía precio. Y, como podemos comprobar a continuación, la productividad de Alemania es muy superior a la de España o Grecia, lo que sin duda tiene que ver con el modelo productivo de ambos países.









Esto nos sitúa en un plano de análisis nuevo y muy distinto al convencional, pues sugiere que la menor competitividad vía precio es debida al diseño productivo y el nivel de productividad laboral y no tanto los salarios y su crecimiento en el tiempo. Pero aún podemos avanzar preguntándonos si, efectivamente, el indicador de costes laborales unitarios nominales es el más adecuado para medir la competitividad. Pues los CLUn no tienen en cuenta más que el componente salarial del precio, dejando a un lado los márgenes de beneficio.



Por esa razón algunos autores han planteado serias críticas a este indicador a la vez que recomiendan otros alternativos (Kumar y Felipe, 2011). Estos economistas explican que aunque los costes laborales unitarios tienen sentido en términos físicos (sillas producidas por trabajador, por ejemplo) cuando se produce una agregación para una economía nacional no queda más remedio que valorarlo todo en términos monetarios. Esa valoración monetaria agregada incluye un sesgo que provoca que, en realidad, lo que se está midiendo es la participación de salarios y beneficios en la renta multiplicada por un deflactor de precios.









Dicho lo cual podemos concluir que es la relación entre la participación salarial en la renta y el deflactor de los precios lo que determina la evolución de los costes laborales unitarios nominales (Rein, 2011). Y, como podemos observar a continuación, los costes laborales unitarios reales han caído en España.









Si los CLUr han caído en España a la vez que han subido los CLUn debemos explicar dicho fenómeno por el comportamiento del deflactor del precio. Como aseguran Kumar y Felipe (2011), “el incremento en los costes laborales unitarios (en todos los países) fue debido a un incremento en el deflactor del precio usado para calcular la productividad laboral”.



Dado que los costes laborales unitarios reales (CLUr) son la participación salarial en la renta y de esa forma la inversa del mark-up agregado (del margen de beneficio), lo que estamos diciendo es que el crecimiento del deflactor del precio tiene que ver con la subida de precios impuesta por las empresas con objeto de mantener o aumentar sus márgenes de beneficio.



Kumar y Felipe (2011) sugieren dos posibilidades para explicar este fenómeno. La primera, que los sectores menos expuestos a la presión de la competencia exterior hayan incrementado sus márgenes de beneficios y además hayan ganado peso en la economía. La segunda, que estas empresas no expuestas a la competencia hayan subido los márgenes más que la bajada que han tenido que hacer las empresas sí expuestas a la competencia.



En todo caso, y aunque es necesaria más investigación, podemos concluir algunas cuestiones. En primer lugar, que el indicador de costes laborales unitarios nominales no tiene sentido económico y no mide adecuadamente la competitividad vía precio. En segundo lugar, que los problemas de competitividad de las economías de la periferia no tienen que ver con su peso salarial sino con el diseño del modelo productivo. Como aseguran Storm y Naastepad (2011) “el problema real de España, Grecia, Italia y Portugal es la falta de competitividad más allá de los precios”.



Las pruebas empíricas



Yendo un poco más allá podríamos poner a prueba la tesis convencional según la cual los costes laborales unitarios nominales muestran una pérdida de competitividad. En un contexto de globalización económica en el que China ha emergido como un extraordinario competidor, debería haber supuesto una reducción sistemática de las cuotas de mercado de los productos españoles. Sin embargo, los datos aportados por la Organización Mundial del Comercio muestran que España es uno de los países que menos cuota de mercado ha perdido en las dos últimas décadas.









Mientras es evidente que la irrupción de China en el tablero global ha ido en detrimento de países como Alemania, Francia y Reino Unido, no puede decirse lo mismo de España.



Bajando un poco más a lo concreto podemos observar cómo, de hecho, la cuota de mercado de España es la que menos decrece en casi todas las partidas de bienes entre los países seleccionados, habiendo incluso casos (como en las prendas de vestir) donde se ha ganado cuota de mercado.









Estos datos señalan que en España se da la llamada Paradoja de Kaldor, la cual mostraría que crecientes costes laborales unitarios nominales son compatibles con mantenimiento o crecimiento de la cuota de mercado.



Conclusiones



Lo que estas notas aportan es que el problema económico de España, Grecia y Portugal está asociado con su modelo productivo y su inserción en la economía mundial. Eso significa negar que la clave de la explicación de la crisis resida en un comportamiento supuestamente elevado de los salarios, de lo que derivaría la receta de la devaluación interna.



Una devaluación interna, de hecho, sólo puede conseguir agravar el problema de la recesión. Que es lo que se está demostrando en los países que se “benefician” de rescates y planes de ajuste con esa filosofía. Eso sí, la devaluación interna marca un horizonte de incremento de desigualdad, deterioro de los servicios públicos y, en general, reconfiguración del modelo de sociedad que es perfectamente funcional a los intereses económicos del capital productivo y financiero alemán. Que es, casualmente, quien pilota esta máquina de la actual Unión Europea.



NOTAS:



[1] Recordemos que a nivel contable el valor añadido se puede dividir en la participación salarial y en la participación empresarial, lo que explica que los precios puedan verse como la suma de un margen por unidad de producto al salario por producto. Explicación detallada.



[2] Con anterioridad a la última reforma laboral del Partido Popular, en enero de 2012 los sindicatos de C.C.O.O. y U.G.T. pactaron con la patronal un programa titulado “II Acuerdo para el empleo y la Negociación Colectiva” que pivotaba sobre la asunción de compromisos para con la moderación salarial. El líder del Partido Socialista, el diputado Rubalcaba, se felicitó por aquel acuerdo y desde entonces no ha dejado de defender la moderación salarial como fórmula para salir de la crisis, aunque buscando matices en los que diferenciarse del Gobierno. Estas fueron sus palabras el 23 de octubre de 2012 en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado 2013:



“Ustedes tenían dos fórmulas de abordar el tema de la moderación salarial, que es algo en lo que nosotros coincidimos: tenían un pacto de rentas o tenían una reforma laboral que deja en manos de los empresarios el descenso de los salarios de forma unilateral. Ustedes han optado por esta segunda. Yo creo que es un error. Es un error desde el punto de vista de la demanda interna y desde el punto de vista del consumo. Es un error, pero sobre todo es un error desde el punto de vista de la justicia social, porque se pide moderación siempre a los trabajadores y se olvida uno de los beneficios, y por lo tanto de los precios. Es un error, pero ustedes están en eso: austeridad y moderación salarial. Esa es exactamente la política que usted presenta en estos presupuestos.”







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miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Conoces el Barómetro social?





¿Conoces el Barómetro social?

Colectivo Ioé

Martes 23 de octubre de 2012





Amigas, amigos:



Para quienes no lo conozcáis con este mensaje queremos presentaros la web del Barómetro social puesta en marcha en 2008 y que acaba de ser renovada.



Se trata de un instrumento de uso libre que recopila más de 180 indicadores sobre la situación social, agrupados en índices sintéticos, en series temporales desde 1994 hasta la actualidad.



La información se estructura en once ámbitos de interés: Renta y patrimonio, Empleo, Salud, Educación, Seguridad y justicia, Participación ciudadana, Desigualdades de género, Vivienda, Protección social y Desigualdades internacionales.



Toda la información puede consultarse en línea o bien bajando los ficheros de hoja de cálculo. Toda la información está disponible bajo licencia Creative Commons.



Además, la web inaugura una sección de “Novedades” en formato blog. En ella se recogerán comentarios y análisis que se derivan de los nuevos indicadores incorporados al Barómetro o de otras fuentes que permitan informar y generar debate acerca de los cambios sociales ocurridos en el país.



Esperamos que encontréis de utilidad la información del Barómetro social y, en la medida en que ello ocurra, contribuyáis a su divulgación.



Un cordial saludo,



Colectivo Ioé



http://barometrosocial.es/

www.colectivoioe.org



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martes, 23 de octubre de 2012

Reino de España: las elecciones que preceden a la tormenta

Reino de España: las elecciones que preceden a la tormenta


Antoni Domènech · G. Buster · Daniel Raventós · · ·



22/10/12




La calma que precede a los tormentones suele ser engañosamente larga. Esa es la impresión que tienen de la situación en el Reino de España The Economist o el Financial Times. Y no sólo económica. Transcurre el mes de octubre con acopio de elementos nuevos en una crisis que es financiera y económica, que es social y que lo es también de configuración político-territorial. Se dibuja claramente en el horizonte una verdadera crisis de régimen, el fin de trayecto de la Segunda Restauración borbónica.



Galicia y Euskadi



Las elecciones gallegas han servido de momentáneo anticiclón de las Azores en la cadena de frentes fríos que, en forma de elecciones autonómicas, amenazan del centro a la periferia la hegemonía territorial del PP: Galicia y la Comunidad Autónoma Vasca el 21 de octubre, Cataluña el 25 de noviembre (a tan solo dos meses y medio de la manifestación del 11 de septiembre), y probablemente, la Comunidad de Madrid a un año vista. Todo ello después del mantenimiento del gobierno del PSOE en Andalucía, con la participación de IU, y la vuelta al de Asturias, con los apoyos parlamentarios de IU y UPyD. La insistencia en el carácter “autonómico” de las elecciones, sin implicaciones de índole general, no puede ocultar el temor a que la erosión del apoyo social a los recortes del Gobierno Rajoy –reflejada en todas las encuestas— termines encontrando un cauce de expresión electoral. Así lo entendieron Feijoo y Rajoy en la precampaña, en un pacto de distanciamiento mutuo, aun en la común defensa de las idénticas políticas de ajuste y privatización neoliberales.



El dato decisivo de estas elecciones autonómicas, en Galicia como en Euskadi, es que la suma de los votos del PP y del PSOE, los dos pilares de la Segunda Restauración, sigue disminuyendo, y en proceso acelerado. En Galicia, el ganador, el PPG, después de tres años de gobierno monocolor de Feijoo, pierde 137.566 votos (un 17,42%) y el PSG, 231.707 votos (un espectacular 53,95%). En Euskadi, el PSE, después de tres años de gobierno de Patxi López apoyado parlamentariamente por el PP, pierde 106.173 votos (33,37%) y el PP, 16.241 votos (11,11%). La erosión del electorado de la derecha española continúa, pero el herido electorado de centro-izquierda no puede olvidar lo que considera la traición neoliberal del Gobierno Zapatero, incluida la chapucera modificación express de última hora, acordada con el PP el pasado año, de la sacrosanta e intocable Constitución.



Destaca en Galicia la fulgurante irrupción de la “Syriza galega”, la AGE brillantemente capitaneada por el veterano Beiras en alianza con IU y con varios grupos ecologistas, que en una campaña relámpago y sin apenas financiación ha conseguido más de 200 mil votos (un 13,3% del sufragio emitido) y 9 diputados. La crisis de las formaciones de oposición tradicionales, el PSG y el BNG (que ha perdido también el 53% de su electorado) es lo que explica que la visible erosión del sostén social de la derecha no haya tenido traducción institucional, permitiendo a Feijoo aumentar en 3 escaños su mayoría parlamentaria. Hágase el milagro y hágalo el diablo: el discípulo más aventajado de Rajoy puede ahora, sin sonrojarse demasiado, presentar sus resultados como un espaldarazo indirecto a la política económica y social neoliberal del gobierno del PP en Madrid.



En el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, todos los partidos pierden votos y escaños a favor de EH Bildu, formación que, con sus 21 escaños, abre la posibilidad de una abrumadora mayoría parlamentaria soberanista. El PNV, con 27 escaños, se encuentra quieras que no ante una disyuntiva que quiere evitar a toda costa: o una mayoría parlamentaria soberanista o una coalición con el PSE. Queda un tercera fórmula, la de un gobierno minoritario al que no se querrá censurar, precisamente para que no tenga que elegir entre las otras dos opciones vitandas…por el momento.



Tanto en Galicia como en Euskadi el énfasis en la crisis económica y social ha buscado situar en segundo plano la crisis territorial, a la espera de las elecciones catalanas del próximo 25 de noviembre. No va a ser la derecha española del PP la que plantee otra cosa que el statu quo como instrumento de sus políticas de ajuste fiscal, como se vio en la Conferencia de presidentes autonómicos del pasado 2 de octubre. La crisis territorial sólo se convertirá en una crisis constitucional a partir de una renovada mayoría de CiU en Cataluña, cuya primera exigencia es un régimen fiscal propio, similar en sus efectos al vasco. EH Bildu tenía sobre todo interés en crear las condiciones objetivas de una mayoría soberanista que arrebatase al mismo tiempo espacio político al PNV; ese interés se tradujo en campaña en un discurso de “nuevo estado europeo”, cuya concreción final, sin embargo, ha sido la posición conjunta de los dirigentes del PNV y CiU, Urkullu y Más.



Si bien se siguen acumulando factores en la crisis territorial, los resultados electorales en Galicia y Euskadi refuerzan evidentemente el frente de la resistencia antineoliberal con la irrupción de Alternativa Galega de Esquerda y de EH Bildu, que recogen los votos por la izquierda de todos los otros partidos y se convierten en elementos imprescindibles para la construcción de alternativas de izquierda más amplias.



Si un Rajoy que gobierna con un programa improvisado que nadie votó puede aplazar ahora, gracias a Feijoo, las consecuencias internas en el PP de su creciente crisis de legitimidad, lo cierto es que Rubalcaba lo tiene harto más difícil en el PSOE. Después de 9 meses de “oposición responsable”, incapaz de romper con la herencia del giro neoliberal de mayo de 2010 del Gobierno Zapatero, el PSOE de un Rubalcaba convertido en mero capataz de diputados sigue siendo el partido más castigado, con una incontenible hemorragia de votos que, cuando no van a parar a otras fuerzas de izquierda, fluyen derechas al sumidero de una abstención comprensiblemente desencantada de la impotencia de la política. El fantasma de la “pasokización” –el desfondamiento de sus bases tradicionales, la esclerotización de sus vasos de capilaridad social, como en Grecia— es real, como lo prueban la pérdida de más de la mitad de su electorado en Galicia y la deserción de un tercio de sus votantes en Euskadi. Las enormes presiones internas, que han obligado a Rubalcaba a barajar contradictoriamente y buen tuntún el naipe de los llamamientos a la “unidad nacional” frente a la crisis económica y territorial con el naipe del apoyo declamatorio a la huelga general del próximo 14 de noviembre, solo pueden acelerar una crisis interna, en la que el PSOE se juega el ser o el estar, o lo que es lo mismo –se ve ya en el PSC—, su supervivencia, no ya como fuerza hegemónica del centroizquierda, sino como pilar principal de la Segunda Restauración.



El Consejo europeo y las meditaciones sobre el rescate



Con todo y con eso: más importantes aún que los resultados electorales autonómicos y las tendencias que éstos dibujan, han sido las conclusiones del Consejo Europeo del pasado viernes 19, que han venido a revisar, y en buena medida a revocar, las del pasado mes de junio. El retraso de la entrada en vigor del mandato de supervisión bancaria del BCE hasta el 2014 aplaza a su vez la posible recapitalización directa de los bancos españoles a través del MEDE. A pesar de que según Rajoy “40.000 millones no son tan importantes”, un aumento equivalente al 4% del PIB de la deuda soberana hace trizas su estrategia de negociación desde mayo de este año para el rescate del sector financiero español, torna inverosímiles sus ya increíbles presupuestos para el 2013 y le aboca inevitablemente a un rescate de la deuda soberana española en un escenario enrarecido y con mucha menor capacidad de negociación. Y ello si es posible, y cuando lo sea.



Porque la promesa del presidente del BCE Mario Draghi de intervenir en los mercados secundarios si fuera necesario para salvar al euro –en la que descansado la reducción parcial de la tasa de interés y del diferencial de la deuda soberana española— ha quedado finalmente sujeta a la caprichosa interpretación las circunstancias que la harían aconsejable. La Bundesbank alemana ha podido quedar en minoría, por el momento, a la hora de interpretar la necesidad de dos de esas intervenciones en el pasado. Pero ahora Draghi y la mayoría del consejo del BCE tienen que calibrar no solo la gravedad coyuntural del estado de salud de la moneda única como consecuencia de los ataques especulativos contra la deuda soberana de un estado miembro, sino también las consecuencias de actuar sin el acuerdo del parlamento alemán y con peligro de los efectos retroactivos de una decisión contraria del Tribunal Constitucional de Karlsruhe. Los matices de análisis se convierten así en dudas tácticas, y esas dudas, en parálisis estratégica.



De modo, pues, que la enérgica oposición de fuerzas significativas del arco parlamentario alemán a financiar con más dinero del contribuyente germano los errores comerciales crediticios de la banca privada de estados miembros como el Reino de España nos vuelve a situar en la primera casilla de este grotesco juego de la oca: el Gobierno Rajoy refinanciará el agujero negro de la banca privada española exclusivamente con el dinero de los contribuyentes españoles. Sin preguntarles previamente y sometiéndoles a las consecuencias sociales cruelmente inéditas de una depresión económica que –avisa el FMI— se prolongará hasta el 2018. Ya puede concluir Rajoy que el Consejo europeo ha dado un pequeño paso en el proceso de construcción europea; pero supone un gran paso hacia el abismo para la deuda soberana y la economía española.



Para tranquilizarnos, el Ministerio de Economía informa de que tiene cubiertas en un 90% sus necesidades de colocación de deuda de 2012 y que la media de la tasa de interés a medio plazo de los bonos españoles está en el 5,5%. No parecen argumentos demasiado convincentes para la banca española, la francesa y el resto de los tenedores de bonos (sin olvidar a las comunidades autónomas que han pedido a su vez el rescate), que exigen cuanto antes que el Gobierno Rajoy solicite el rescate y la intervención del BCE para asegurar en el mercado secundario sus beneficios y alejar cualquier peligro de quita de la deuda (que calcula en definitiva el diferencial con el bono alemán). No ayuda, desde luego, a calmar ese nerviosismo el que Italia haya situado en el mercado el día 18, y por si acaso, bonos a cuatro años por valor de ¡18.000 millones de euros!



Pero el cronograma de Rajoy ya no está en sus manos, sino en las de la canciller Merkel y su ministro de finanzas Schäuble. En plena precampaña electoral alemana. La “urgencia” del rescate ha dado paso a la “virtualidad” del rescate, lo que significa que la aplicación de las medidas de ajuste y recorte procíclicas, eufemísticamente denominadas “reformas”, deben ser capaces de producir en el precio de los bonos los mismos efectos en los mercados que la intervención del BCE…Y si no, mala suerte.



Un presupuesto increíble, una crisis de régimen en marcha



Calificar todo lo anterior de política económica “seria”, o aun atribuirle algún impacto causal previsible, es cosa de todo punto risible. En cualquier caso, nos lleva inevitablemente a la cuestión de los presupuestos de 2013, cuyo debate parlamentario se inicia esta semana. Un proyecto que establece una previsión de caída del PIB cifrada en un -0,5%, cuando el FMI prevé que sea de -1,5%, no merecería mayores esfuerzos analíticos. Ejemplos mayúsculos del empecinamiento en el error de la política de ajuste fiscal: que el déficit público no hace más que crecer y se situará en el 90,5% a finales de año; que ninguna de las administraciones públicas podrá cumplir los objetivos marcados, a pesar de la gravedad de los recortes; que el servicio de la deuda ya es equivalente a todas las partidas ministeriales; que la presión fiscal ha caído en 6 puntos del PIB (con el índice de desigualdad Gini más alto de la eurozona); y que, en fin, y por terminar en algún sitio, los ingresos fiscales han caído del 41% al 35% del PIB, muy lejos de la media de la eurozona, haciendo insostenible la financiación del gasto social de nuestro “estado del medioestar”. Sin ejemplo histórico en los anales parlamentarios, todos los grupos van a presentar enmiendas a la totalidad del proyecto.



No es, pues, de extrañar, que las encuestas de opinión apunten, una tras otra, a la falta de apoyo ciudadano a las políticas neoliberales del PP. La del CIS de septiembre y la de Metroscopia de octubre son apabullantes en este sentido. Desde comienzos de septiembre, la cadena de protestas sociales, sectoriales y generales, ha ido in crescendo, para desembocar en la próxima huelga general del 14 de noviembre y en la exigencia de un referéndum sobre las políticas neoliberales del Gobierno Rajoy.



La idea de que vivimos un fin de régimen es fácil de enunciar. Menos lo es sacar las consecuencias políticas del diagnóstico. Un fin de régimen se caracteriza también por esto: los distintos representante políticos, incluso los más mediocres, se ven crecientemente empujados a abandonar rutinas, y a tomar cierta distancia de los intereses que rutinariamente decían representar en tiempos tranquilos. Entre otras cosas, porque esos intereses se hacen superlativamente tornadizos en las condiciones de una crisis económica, social y política vertiginosamente acelerada. El (buen) dirigente político deja entonces de ser un leal y prudente agente fiduciario de esos intereses, y la fuerza misma de las cosas le empuja a pensar en situaciones extremas y en los cambios que esas situaciones provocarán, también en los intereses sociales por él representados. Y hay que decir que en este punto las fuerzas políticas de izquierda llevan retraso: es verdad que empiezan a decir que estamos en un cambio radical de época, pero para, a continuación, insistir hasta la obsesión en problemas mas o menos pequeños y más o menos rutinarios, como si la que está cayendo fuera un accidente más o menos pasajero, y no la peor crisis capitalista mundial desde los años 30, y no el inopinado descarrilamiento a cámara lenta de la Eurozona, y no la más grave crisis constitucional española desde el final de la dictadura franquista, y no la más atroz manifestación de impotencia de la política democrática ante la insolente exhibición de poderes económicos privados de carácter transnacional. Por eso el audaz aldabonazo de Mas en Cataluña tomó por sorpresa a tantos. Porque las derechas patrias –la catalana y la vasca, pero también la española— han empezado a comprender mejor lo que está en juego. Y lo que está en juego, va más allá de la capacidad de Rajoy de retrasar la petición del rescate, las elecciones generales, el debate sobre el modelo territorial, o lo que haga falta, hasta agotar su período gubernamental con un mandato ciudadano desvanecido y una legitimidad disipada. Lo que está en juego es si el Reino de España sobrevivirá a la crisis de la eurozona. Se admiten apuestas.



Antoni Domènech es el editor de SinPermiso. Gustavo Buster y Daniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso.





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lunes, 22 de octubre de 2012

La clase obrera y el hecho nacional

La clase obrera y el hecho nacional


Artículos de Opinión



Maite Mola y Paco Jiménez *



21-10-2012





La izquierda (me refiero a la anticapitalista, no a la que es una pieza del capitalismo neoliberal) apuesta por que Cataluña, Euskadi y Galicia se constituyan como ESTADOS SOBERANOS, y por lo tanto con Derecho de Autodeterminación. Así se ha visto en el Congreso de los Diputados cuando Izquierda Unida ha apoyado la cesión de la Competencia sobre Referendums a Cataluña, junto a los partidos nacionalistas. Hasta ahí mis afinidades con las derechas catalanas, vascas y gallegas. El resto del artículo se dedica a las discrepancias.






En primer lugar, lo táctico. CiU, en plena crisis, plantea que la situación económica que atraviesa Cataluña es por causa de sus relaciones con España. Estos señores de CiU han apoyado todas las propuestas del capitalismo español y europeo: Tratado de Maastricht, Tratado de Lisboa, Reforma Constitucional de Agosto del 2011 (para pagar las deudas antes que la Sanidad y la Educación). Asimismo, han apoyado todas las reducciones de impuestos al capital: eliminación del Impuesto de Patrimonio, deducciones a los Impuestos de Sociedad, creación de las SICAV y la venta de empresas públicas rentables y generadoras de ingresos para el Estado. De aquellos polvos vienen estos lodos. El Estado, tanto Central como Autonómico, incluida Cataluña, no generan suficientes ingresos y es una de las causas del incremento del déficit publico. Ahora culpan a “España” en general (pero no a las clases dirigentes de España), de que Cataluña no tiene dinero. Estos mismos nacionalismos de derechas han sido avanzadilla de los recortes en Sanidad y Educación en Cataluña, con una dureza a veces más implacable que la del PP. Ahora se envuelven no sólo en la “Senyera” sino en el “anti-españolismo” para tapar su corresponsabilidad en la situación actual. Es muy antiguo que los explotadores echen las culpas a otros en momentos de crisis (judíos, inmigrantes…). Así, no se habla de la crisis-estafa, de los parados, del hambre, ni en los medios catalanes ni en los españoles: ¡como coinciden en sus intereses!






Pero vayamos a la estrategia. Hoy existe una oligarquía financiera mundial, que maneja fondos financieros a veces superiores al PIB de muchos Estados. En Europa esas oligarquías financieras controlan las instituciones y colocan a las personas que las dirigen: Draghi, Barroso, Almunia, y a veces ponen directamente a los jefes de Gobierno, como en Italia o anteriormente en Grecia. En España las empresas del Ibex 35 son un gobierno en la sombra, y están compuestas en buena parte por burguesía de esas mismas naciones periféricas: Banco de Bilbao, Caixa, Iberdrola, etc…





Para enfrentarse a ese enemigo que pretende recortar los salarios y los derechos conseguidos a lo largo de los años, los trabajadores deben abanderar las luchas nacionales, en vez de permitírselo a esas burguesías. Y además unirse con toda la clase obrera, que al final es única, en la lucha, con huelgas generales a nivel de España y Europa. Y mantener en lo concreto aquello que les une, como es la Caja Única de la Seguridad Social, que es el más apetitoso negocio de esa “banca sin patria” que pretende primero su descentralización y luego su privatización.





Otra diferencia entre las burguesías nacionalistas y los intereses de la clase obrera respecto a un Estado soberano, es que a ésta última le interesa que el Derecho de Autodeterminación se extienda a lo económico y lo social, para que el pueblo decida no sólo sobre la unión o no a España, sino sobre si acepta los recortes y las políticas neoliberales. Es casi seguro que esas derechas nacionalistas que claman por el Derecho de Autodeterminación, se negarían a que el pueblo determinara la política económica en un referéndum. También es contradictorio que apuesten por la soberanía frente a España, pero no discuten la cesión de soberanía a instituciones no democráticas como las europeas, que pretenden imponer las decisiones del capitalismo (lo que se está llamando “la gobernanza”), sin pasar por la decisión popular. Por eso SOLAMENTE LA CLASE OBRERA PUEDE ENCABEZAR LA LIBERACIÓN REAL DE LOS PUEBLOS, que para ser auténtica debe acabar con el sistema capitalista, causante de la crisis, de la miseria del enfrentamiento entre pueblos, de las guerras, y apostar por el SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.



La propuesta, desde la soberanía de los Estados, pasa en España por una República Federal que haga frente a esas oligarquías, apostando por la amistad y la solidaridad de los pueblos. Federalismo que parte de la libre decisión, para acordar cómo debe ser el nuevo Estado, qué competencias se adjudican al Estado Federal y cuáles se mantienen en los Estados Federados. Garantizando siempre la igualdad en derechos y deberes de la ciudadanía. Una República Española de los pueblos, de los trabajadores, laica, con participación democrática, que ponga la economía al servicio del pueblo, heredera de aquella que se enfrentó al fascismo y que nada tiene que ver con la España de la monarquía, del 12 de Octubre, del nacional-catolicismo, y del “Una, Grande y Libre”.




Pamplona 17 de octubre del 2012








* Maite Mola y Paco Jiménez PCE-EPK y IUN-NEB



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viernes, 19 de octubre de 2012

La Gran Recesión, la crisis de la deuda soberana y las alternativas de la izquierda europea

La Gran Recesión, la crisis de la deuda soberana y las alternativas de la izquierda europea


G. Buster · · · · ·



14/10/12




El FMI y la OCDE han anunciado que, tras cinco años de la mayor recesión desde la década de 1930, la prevista recuperación de 2013 – mas débil, lenta y sin creación de empleo que ninguna anterior- simplemente se aplazará. En el caso del Reino de España hasta el 2018. Ello es consecuencia de a) La crisis de la deuda soberana de la eurozona y la recesión que ha provocado; b) la retirada de estímulos en EE UU en 2010 y la debilidad de su reintroducción en 2012 por la situación electoral; c) el enfriamiento de las economías de China e India. El paro, por lo tanto, aumentará, sobre todo en los países desarrollados; los precios de las materias primas, con algunas excepciones temporales (energía, oro, alimentos), tienden a caer con consecuencias graves para los países emergentes y en vías de desarrollo; y la falta de crédito ahogará a muchas economías. Solo EE UU y Alemania habían recuperado los niveles de crecimiento anteriores a 2007. Ahora, con el resto de la economía mundial –con muchos países que simplemente no habían salido de la recesión- vuelven a caer por debajo de ese umbral. El comercio mundial, que tras cinco años de contracción parecía volver a crecer en 2010, vuelve también a los niveles de 2006. Los ritmos de la crisis de las distintas zonas económicas del mundo cada vez son más simétricos y sus efectos negativos se retroalimentan.







La explicación marxista de las causas estructurales de la crisis sigue siendo validas: la tendencia a la caída de la tasa de ganancias en el sector industrial. La recuperación neoliberal de los años 80 y 90 se situó por debajo de la media de los años 45-70. Y ello a pesar de la utilización masiva del crédito privado y la deuda pública, que mantuvieron el consumo al mismo tiempo que caían los salarios y aumentaba el paro. La burbuja del "capital ficticio", como lo llamaba Marx, la "financiarización" –uno de cuyos aspectos ha sido la burbuja inmobiliaria- permitió una tasa de ganancia del conjunto del capital muy por encima de la del sector industrial, una situación insostenible a medio plazo al estar sustentada en los sectores no productivos de la economía. La dinámica de crecimiento de la V Onda Larga del Capitalismo (1983-2007 ¿?), la época del neoliberalismo, se ha agotado porque estaba basada no en un aumento de productividad gracias a nuevas tecnologías u organización y sistemas productivos, sino en la sobreexplotación relativa y absoluta de la fuerza de trabajo (jornada, salario directo e indirecto, derechos laborales), la expansión del mercado mundial (exURSS, China..) y la creación sin precedentes de "capital ficticio", de la "financiarización", a través del crédito y la deuda pública.







Esta interpretación marxista de la crisis implica comprender la fase en la que estamos: la crisis es un mecanismo de reestructuración para recuperar la tasa de ganancias del capital en todos los sectores, pero especialmente en el industrial, a través de un cambio estructural de la correlación de fuerzas entre capital y trabajo. Porque mientras las crisis del capitalismo se producen por su propia lógica interna como consecuencia de la competencia de múltiples capitales, la recuperación solo es posible a través de mecanismos exógenos resultado de la lucha de clases, avances tecnológicos o nuevas formas de organización de la producción.







En este sentido, los programas de resistencia, de reforma en el marco del sistema capitalista, que son imprescindibles para la defensa inmediata de los intereses de la mayoría de la población, se agotan en un periodo más o menos corto de tiempo en el que son capaces de frenar la tendencia general de la crisis. Pero su importancia a medio y largo plazo es sobre todo como actúan en la correlación de fuerzas entre las clases, si refuerzan la conciencia y la organización de clase de los trabajadores, en un proceso acumulativo no lineal.







Esta experiencia de autoorganización de clase, de aprendizaje de los mecanismos de gestión institucional democráticos, solo son posibles en periodos largos de crisis y de lucha de clases, de resistencia y de reformas, de experiencias unitarias y colectivas que permitan que la clase obrera se conciba como una alternativa a la clase dominante, con su propio proyecto democrático y republicano de organización económica y social. Y estos periodos, en los que esta en juego la correlación de fuerzas, que dependen de la intervención política en la lucha de clases y que son más o menos largos dependiendo de las victorias o derrotas en la resistencia social, se inician en la fase de agotamiento de las ondas largas, como la que vivimos actualmente. De ahí la importancia de comprender el periodo en el que vivimos, sus contradicciones y desafíos.







II







Aunque la crisis tiene muchos frentes y todos ellos son fundamentales -como podemos ver en el ejemplo de la importancia de las exportaciones e inversiones financieras de China, su efecto electoral en la campaña presidencial norteamericana y el impacto internacional de la creciente conflictividad laboral en China y la India, que contrarresta directamente la política de recortes salariales neoliberal en todo el mundo- el eslabón débil de la crisis 2007-200¿?…se sitúa en Europa y, más en concreto, en la Eurozona. La profundidad de la recesión en Europa, como consecuencia de la crisis de la deuda soberana y las contradicciones de la zona monetaria del euro, es el factor más importante, aunque no el único, de la prolongación de la crisis económica mundial.







La profundidad de la crisis de la zona euro es el resultado combinado del efecto de la recesión que contrae el crecimiento; del estallido de la burbuja inmobiliaria en Irlanda y España por la caída de la demanda; de la activación de los mecanismos de estabilización automáticos (subsidio de desempleo, estímulos económicos), que aumentan la deuda pública si no van acompañados de reformas fiscales progresistas cuando caen los ingresos públicos; de la crisis de impagos del sector bancario; y, además, de un diseño institucional neoliberal de la unidad monetaria entre unos estados miembros de mayor productividad y superávit comercial, que forman el centro del sistema, y aquellos otros que, por su menor productividad en la división de trabajo europea, están condenados a transferir valor añadido al centro y al déficit comercial.







Los distintos tratados de construcción neoliberal de la UE, desde Maastricht en 1991, hasta el Pacto de Estabilidad Fiscal de 2011, que hace ley el equilibrio fiscal, mantienen este entramado semi-colonial de división del trabajo en la zona euro regulado por las instituciones europeas. En las épocas de crecimiento anteriores, la transferencia ha operado del centro a la periferia en forma de crédito-"capital ficticio"- para mantener el consumo interno del mercado único y con los fondos estructurales del presupuesto de la Comisión, que no llega al 1% del PIB de la UE. Cuando el apalancamiento de esta deuda privada en la deuda pública, a través del rescate de la banca europea, se ha combinado con la deuda soberana de los estados de la periferia, el trasvase ha cambiado de dirección y a comenzado a operar sobre todo de la periferia al centro, disminuyendo el plusvalor por la caída de la producción y aumentando el del capital a través del pago de intereses de la deuda soberana, y también de la deuda privada.







El BCE es el instrumento regulador de los flujos financieros de este trasvase centro-periferia en la zona euro. Y lo es como único banco emisor de la moneda en la zona euro, con el mandato exclusivo de mantener un flujo monetario antiinflacionista -a diferencia de la Reserva Federal de EE UU cuyo mandato es también anti-cíclico-. Su independencia de las otras instituciones de la UE, le dejan en manos de las aportaciones de capital de los estados miembros, que imponen lógicamente sus intereses y subordinan los de los otros estados miembros de acuerdo con el volumen de sus aportaciones, que dependen en última instancia del volumen de sus economías y sus propias políticas monetarias. El mejor ejemplo de las contradicciones de este mecanismo regulador es que estatutariamente el BCE no puede financiar directamente los déficits fiscales de los estados miembros –como la Reserva Federal de EE UU- llegando al extremo de intervenir en la crisis de la deuda soberana prestando el dinero que crea como emisor a los bancos privados al 1%, para que estos compren a su vez deuda soberana que renta al 5% e interviniendo, además, en el mercado secundario para recomprar esa deuda soberana en manos privadas. Mucho más sencillo y barato seria comprar directamente deuda soberana a los estados miembros o, aun mejor, emitir eurobonos de deuda soberana europea con la que financiar fiscalmente a los estados miembros.







La política neoliberal de gestión de la crisis de la deuda soberana consiste ante todo en forzar una "devaluación interna" en los estados miembros que permita a la vez un aumento de la tasa de beneficios y un mayor trasvase de plusvalía de la periferia al centro, en una espiral competitiva hacia abajo que aumente la competitividad exportadora del conjunto de la zona euro, pero sobre todo del centro. Esa "devaluación interna" -combinación de recortes y de contrarreformas de derechos como los aplicados por el Gobierno Zapatero en 2010 y después por Rajoy- condiciona la intervención del BCE para mantener la deuda soberana dentro de los límites considerados "disciplinarios" en una primera fase y después, cuando la banca privada y los estados miembros ya no pueden acceder al mercado privado de capitales, financiar directamente la recapitalización de la banca privada y pública y la deuda soberana. Lo que antes era un trasvase de plusvalía regulado a través del mercado se convierte ahora en una regulación directa institucional del trasvase de plusvalía y activos vía pago de la deuda. Pero esta política neoliberal es insostenible por sus efectos recesivos, la huida de depósitos y capital, y su bloqueo del flujo crediticio y de la economía real, por una parte, y, por otra, la conflictividad social que implica en sociedades con sindicatos más o menos fuertes y derechos sociales extendidos o universales.







Por eso, la salida neoliberal de la crisis va acompañada de propuestas a medio y largo plazo que pasan por una reforma institucional de la UE y la zona euro, creando los mecanismos de financiación necesarios para la gestión de la deuda soberana en un contexto de "devaluación interna" (FEEM, MEDE), limitando la capacidad de intervención del BCE en los mercados secundarios o interbancarios solo a "situaciones extraordinarias" e imponiendo el protectorado económico de la Troika, que supone un recorte más de soberanía en política económica de los estados miembros. Creadas las condiciones que aseguren el éxito de la "devaluación interna" en toda la eurozona, Francia ha propuesto, y Alemania estaría dispuesta a estudiar, pasos progresivos de unión fiscal (que institucionalizarían el protectorado de la troika a toda la eurozona), formas de comunitarización limitada de la deuda soberana, regulación común bancaria etc…En resumen, se procedería a una regulación única del proceso de financiarización neoliberal en toda la eurozona, apalancado y garantizado por la capacidad de emisión de moneda del BCE. Este proyecto, que esta aun en fase de borrador con varias opciones, no cuenta aun con el consenso de las oligarquías europeas, en especial de la alemana, que sigue manteniendo abiertas otras alternativas, como la ruptura de la eurozona en dos zonas monetarias, y/o la expulsión del euro de los países de la periferia que no acaten o puedan llevar a cabo satisfactoriamente las "devaluaciones internas".







En definitiva, la cuestión pendiente es si será posible resistir a las "devaluaciones internas" en los estados miembros, cambiar la agenda política, construir alianzas y movilizar a nivel de la eurozona para modificar la correlación de fuerzas donde se producen las decisiones de política económica determinantes. Sin esa resistencia, sin cambios electorales políticos como los que han permitido entrever los ascensos de Syriza en Grecia, del Partido socialista holandés o del Front de Gauche francés, sin coordinación y movilización sindical europea, sin cambios en la opinión pública de las clases dominadas no solo en la periferia, sino en el centro de la eurozona, la evolución de la crisis estará dominada y dirigida por los intereses y la hegemonía de las oligarquías europeas. La expulsión del euro o la obligación de salir de él de un estado miembro supondría una brutal devaluación externa que multiplicaría el volumen de la deuda, empobrecería a la población y provocaría la venta de activos al exterior, sin por ello cambiar el nivel de integración en la división de trabajo europea por falta de alternativas reales ni poder controlar en realidad la emisión de la nueva moneda, que tendría que ser financiada por la banca europea y, en última instancia por el BCE, como hoy ocurre con los países bálticos. No existen "soluciones en un solo país" a la crisis de la eurozona después del largo proceso de integración comunitario, ni "alternativas revolucionarias en un solo país" sostenibles a corto y medio plazo. El único marco posible de la crisis en Europa pasa por un cambio en la correlación de fuerzas a nivel de la UE y el desarrollo de un modelo alternativo federal , democrático y social, de construcción europea.







Es desde esta perspectiva que hay que juzgar las propuestas de reforma alternativas a corto plazo de la eurozona, así como las propuestas de movilización social y políticas en los estados-miembros y en la eurozona. Como la "Propuesta Modesta" de Yanis Varufakis y Stuart Hollande, los programas económicos de Syriza, el Bloco de Esquerda portugués o el Front de Gauche francés. La "Propuesta Modesta", por ejemplo, es un programa de resistencia inmediato a nivel europeo para acompañar la renegociación radical por futuros gobiernos de izquierda de los términos de las "devaluaciones internas" impuestas a los países rescatados. De manera muy esquemática, consiste en la transformación del MEDE en un mecanismo de recapitalización directa de la banca europea (un "banco malo" europeo); la refinanciación automática de la deuda soberana de los estado miembros hasta el 60% de su PIB (limite fijado en Maastricht) y su conversión en bonos del BCE; y un programa europeo de crecimiento financiado por el BEI a través de eurobonos, que actuaría como un Plan Marshall europeo. Programas de este tipo tienen que combinarse con propuestas de reforma estructural de la eurozona, el BCE y la UE en el marco de un auténtico proceso constituyente europeo, recuperando el espacio abandonado por la izquierda tras el No francés y holandés a la pseudo constitución neoliberal europea, para plantear un modelo constitucional de construcción europea para los pueblos y los ciudadanos desde la izquierda.



III



La verdadera conexión entre el programa de resistencia (mínimo) y el programa de alternativa hegemónico (máximo) no es la "lógica interna" del propio programa, sino la experiencia colectiva que permite acumular a través de la movilización, de los avances y retrocesos tácticos, de la unidad de clase y popular forjada; en definitiva, de los cambios en la correlación de fuerzas así conquistados. Lejos de ser una "hoja de ruta" prefijada, la construcción de una alternativa hegemónica es un proceso vivo de experimentación y acumulación de fuerzas por los propios sujetos sociales que van emergiendo. Esa es la mejor lección que podemos concluir de la lucha contra el fascismo en los años 30 y 40, que creo las bases del estado social y de derecho en Europa en el difícil entorno geopolítico de la Guerra Fría.







En 1981 Reagan derrotó a los controladores aéreos en EE UU y en 1984 Thatcher a los mineros británicos. Fueron los inicios de una larga ofensiva neoliberal contra las organizaciones sindicales en los países desarrollados, que continua hasta hoy con el objetivo de limitar o acabar con la negociación colectiva, reducir sustancialmente los derechos laborales y sociales conquistados, como el llamado "estado del bienestar", privatizar los servicios públicos, y recortar los salarios. Este aumento de la explotación relativa y absoluta de la fuerza de trabajo ha sido el principal mecanismo de la recuperación de la tasa de ganancias en el neoliberalismo.







De 1981 hasta las huelgas generales del sector público francés en 1995-96, que abrieron un nuevo ciclo de movilizaciones en Europa hasta el 2003, el único éxito sindical importante en el mundo desarrollado a la hora de frenar la desregulación del mercado de trabajo fue la huelga de la Unión Internacional de Estibadores y Marineros de 1992-93. El ciclo de huelgas generales europeas de 1995-2003, en el que el sector público tuvo un papel decisivo, a pesar de su importancia no pudo frenar los ataques de las políticas neoliberales. Sin embargo, fue decisivo para crear el clima político de deslegitimación y resistencia, del que dieron testimonio los Foros Sociales Europeos, como el de Genova (2001), que bloqueó con el NO francés y holandés el pseudo Tratado Constitucional neoliberal europeo en 2005, una importante derrota política de las oligarquías europeas, que abrió un espacio potencial para iniciar la construcción de una alternativa de izquierdas. Lamentablemente, y este es un error político que aun pagamos y que no se puede repetir, el sectarismo de sectores importantes de la izquierda europea bloqueó la construcción de frentes políticos electorales amplios capaces de condicionar por la izquierda a la socialdemocracia y a las direcciones sindicales europeas, resistiendo y acumulando fuerzas. El periodo de 2003 a 2010, ante la falta de pequeños éxitos de la fase de resistencia anterior, la división sectaria de las izquierdas y el desconcierto de las direcciones sindicales europeas, supuso una fase de desmovilización intensa y de giro electoral a la derecha, que solo se ha roto a partir de 2009 en respuesta a las políticas de choque de la "devaluación interna".







Una vez más, el nuevo ciclo de resistencias abierto en Europa, y que vivimos con especial intensidad en los dos últimos años por no hablar en los últimos cinco meses, plantea todos los problemas descritos: gran radicalidad de huelgas generales defensivas en muchos países, 13 en Grecia por ejemplo, que no han sido capaces de frenar hasta el momento el ritmo de los ajustes impuestos por la UE y solo la combinación de los movimiento sociales y sindical portugués ha supuesto hace unas semanas un cambio parcial en este sentido; la subordinación de la socialdemocracia a la política de salida de la derecha europea; crisis aun limitadas de los PS por escisiones de alas izquierdas (creación de Die Linke, escisiones del PASOK, candidatura alternativa presidencial del PS portugués, creación del PdG y el FdG francés); estancamiento cuando no crisis de sectores de la izquierda alternativa (Bloco portugués, NPA, Alianza Roja- Verde danesa, Rifondazione) y de los viejos PCs….







Comenzar a resolver estos problemas exige una metodología distinta:







· En primer lugar, partir de la resistencia real de abajo a arriba sobre la base de la unidad de acción más amplia de los movimientos sociales y de los sindicatos. Evitar el sectarismo movimentista y superar el frentismo sindical (nacional y alternativo) excluyente. Las grandes movilizaciones capaces de cambiar la correlación de fuerzas y resistir de manera real los ritmos de los recortes solo pueden tener éxito implicando al conjunto de la izquierda social y sus aparatos, tanto a las vanguardias como a los sectores con mayor miedo y menor conciencia de clase.



· Plantear y construir Frentes Amplios electorales con todos los sectores de la izquierda implicados en la resistencia anti-neoliberal, tanto reformista como revolucionaria, tanto federal como soberanista y, si no es posible antes de las elecciones, dejar la puerta abierta para incorporaciones posteriores, alianzas o colaboración común en los distintos niveles institucionales. Construir una, dos, tres, muchas Syrizas….



· Mantener la presión sobre la socialdemocracia y otras opciones políticas interclasistas con propuestas de movilización social antineoliberales y por el derecho a decidir (autodeterminación). Sin rupturas importantes, evoluciones condicionadas de sus políticas y giros a la izquierda o trasvases de sus bases sociales no es posible construir la mayoría necesaria, ni cambios sustanciales en la correlación de fuerzas y construir alternativas con vocación hegemónica.



· Ampliar la coordinación de la izquierda social y sindical, con especial interés en los comités de empresa europeos y la CES, hoy muy desarticulada, renovar el Foro Social Europeo…



· Construir y reforzar los lazos de las distintas izquierdas a nivel del Reino de España y de la Unión Europea, como el PIE y otras instancias de coordinación política, poniendo el énfasis en campañas comunes y en el debate de una alternativa de izquierda a la UE neoliberal.











Gustavo Buster es miembro del comité de redacción de Sin Permiso. Esta fue su ponencia en el seminario sobre "Crisis y Libertad Nacional" organizado por la Fundación Socialismo sin Fronteras el 29-30 de septiembre en el valle de Baztan, Navarra.






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