miércoles, 8 de febrero de 2012

PRIMERA VALORACIÓN DEL II ACUERDO PARA EL EMPLEO Y LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA 2012, 2013 y 2014 POR LA SECRETARÍA DEL TRABAJO DEL PCE

Primera valoración del II Acuerdo para el empleo y la negociación colectiva 2012, 2013 y 2014



Secretaría del Mundo del Trabajo / 02 feb 12




En este siglo XXI y en nuestro país se han hecho 4 reformas laborales, en realidad 5 con la que se viene, casi una cada dos años y todas ellas, salvo una, sin acuerdo entre empresarios y sindicatos, por lo tanto por decreto-ley gubernamental. Todas estas reformas laborales no han conseguido sus grandilocuentes objetivos (impulsar el empleo, disminuir la temporalidad) pero si han cumplido con bastante efectividad su verdadero propósito, socavar los derechos de los trabajadores con la excusa de flexibilizar el mercado laboral. La actual reforma cubre también aspectos de la negociación colectiva, en donde la última (junio de 2011) también se resolvió por decreto-ley.

A lo largo del proceso negociador la postura de los sindicatos mayoritarios, los únicos que intervienen en el proceso, ha sido totalmente defensiva, cosa no muy comprensible, dado que se parte de dos reformas impuestas -la primera de las cuales provocó una huelga general-, sus planteamientos parecen haberse limitado al rechazo de las peores propuestas de la patronal.

La patronal ha adoptado una postura mucho más agresiva, que a grandes rasgos ha sido: la congelación salarial; la desvinculación de los salarios de la inflación y su vinculación a la situación de las empresas; la flexibilización de la mano de obra, tanto interna como externamente; la práctica eliminación de la negociación colectiva a nivel superior a la empresa; una mayor intervención de las ETT's; en la intermediación, en la contratación, en la formación, el apoyo al contrato único y el impulso del trabajo a tiempo parcial; el abaratamiento de la contratación y el despido, la disminución o eliminación de las diferentes tasas empresariales. El gobierno, que comenzó su legislatura diciendo que esta reforma era la prioridad absoluta, incluso más que el exceso del déficit, se ha limitado a decir que si no había acuerdo impondría su reforma y ahora que hay uno sobre negociación dice que el resto, el mercado laboral, lo va a hacer de forma mucho más dura pero no ha explicado ni siquiera los rasgos generales.

La situación ahora es que existe un acuerdo para la negociación colectiva y un aviso (o amenaza) del gobierno del PP de aprobar su reforma laboral en tres semanas.


De todos modos hay tres cuestiones previas que conviene recordar porque muestran la verdadera realidad del acuerdo. Las dos primeras proceden del informa de FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), que en sus propuestas puede enmarcar la reforma gubernamental, pero que parte de una realidad no discutible, tal reforma "debe responder a las necesidades de la sociedad en su conjunto, y no a las empresas grandes y los trabajadores protegidos" y "debe ser una reforma de calado, evitando más atajos y chapuzas que perpetúen los privilegios de algunos en detrimento de otros" (1). La tercera procede de los datos estadísticos oficiales, los asalariados cubiertos por convenios de empresa firmados a lo largo de cada año está alrededor del 7% de total, las empresas con más de 50 trabajadores son solamente el 2'5% del total (2).

El acuerdo del 24 de enero recoge en términos generales la ofensiva de las propuestas empresariales con ligeras matizaciones, prácticamente irrelevantes, de los dos sindicatos mayoritarios y está dividido en cinco capítulos -el quinto dedicado a formalidades- que repasamos muy brevemente:

1) Estructura de negociación colectiva y flexibilidad interna. Según el acuerdo, los convenios de ámbito superior a la empresa deben apostar de forma decidida por la descentralización de la misma, propiciando la negociación en la empresa y respetando los acuerdos a nivel de empresa, deberían incorporar la flexibilidad interna para hacer frente a la coyuntura, tanto en el tiempo de trabajo como en materia salarial, aceptando que los salarios tengan complementos variables en función de la situación y resultados de la empresa; la flexibilidad interna y externa se deja prácticamente en manos del empresario; y el convenio sectorial no es un acuerdo de mínimos. De hecho se pretende potenciar la negociación a nivel de empresa cuando una parte mayoritaria de dichas empresas no están en condiciones de llevarla a cabo debido a su escaso tamaño y número de trabajadores, y muchas legalmente no poseen delegados sindicales.

2) Empleo. Formación. Teletrabajo. Reestructuraciones y observatorios. Derechos de información y consulta. En el empleo el acuerdo se limita a una relación de buenas intenciones sobre mantenimiento y recuperación del empleo, fomentar el empleo indefinido y reducir la temporalidad, pero con algunos matices peligrosos, como la falta de una decidida actuación contra el encadenamiento de contratos temporales, el fomento de contratos de fijos discontinuos, la aceptación sindical de impulsar contratos fijos a tiempo parcial, el reconocimiento del teletrabajo, o el débil enfoque de las prácticas de subcontratación y reestructuración, todo lo cual indica una tendencia a aceptar la precarización dentro de los trabajadores fijos y a no frenar los incrementos de la temporalidad.

3) Criterios en materia salarial. El acuerdo contempla una práctica aceptación de la congelación salarial a lo largo de los próximos 3 años, dado los máximos de referencia en los incrementos.

4) Descuelgues negociados en la empresa. Las posibilidades de descuelgue se amplían del régimen salarial a éste más horario y distribución de la jornada, turnos, sistema de remuneración, trabajo y rendimiento y funciones, se negociarán a nivel de empresa y cuando no exista representación de los trabajadores por los sindicatos mayoritarios.

En realidad y como comentario final, para este viaje no hacían falta alforjas.

NOTAS:
1.- L. Garicano, S. Bentolila y J.J. Dolado, "Una reforma laboral de verdad" en "El País. Negocios" (15-01-2012) pg. 17. Sentado el acuerdo con esos dos principios el autor de este artículo debe señalar su absoluto rechazo al enfoque general y a la gran mayoría de las propuestas.

2.- D. Lacalle, "Hacia la enésima reforma laboral", en "Noticias Obreras" (HOAC, enero 2012).

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