miércoles, 29 de mayo de 2013

Manuel Monereo y la Revolución Democrática: conquistar el poder y transformarlo






Manuel Monereo y la Revolución Democrática: conquistar el poder y transformarlo



 Rodrigo Vázquez de Prada Periodista









Manolo Monereo, es, sin duda, uno de los pensadores marxistas más rigurosos de nuestros días. Forma parte, junto a José Ramón Capella, Toni Domenech, Víctor Ríos y el tristemente desaparecido en fecha reciente Francisco Fernández-Buey, entre otros de una valiosa escuela formada en torno a Manuel Sacristán, sin duda el filosofo español más influyente en el pasado siglo y al que se deben no solo las más exigentes traducciones a nuestro idioma de la obra de Marx, Engels, Gramsci y Luckacs sino también estudios de un especial rigor en la estela de los fundadores del materialismo dialéctico, y otros, en su última etapa, sobre pacifismo, ecología y lo que hoy llamamos “altermundismo”. Con Sacristán y sus discípulos, Manolo Monereo ha unido siempre la teoría y la práctica y ha concebido su labor intelectual como una expresión más de su intervención política.

Jienense de 63 años, Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y Doctor en Ciencias Políticas, con una tesis doctoral sobre el Che Guevara, fue secretario general del Partido Comunista del Pueblo Andaluz y formó parte de la dirección Federal de IU, de la que, actualmente, es secretario de Formación y Extensión Cultural. En la actualidad, forma parte, también, del “Frente Cívico. Somos Mayoría”, nucleado en torno al ex secretario general del PCE, Julio Anguita, todo un referente ético y político junto al que desempeñó tareas dirigentes en IU. Asimismo, fue director de la Fundación de Investigaciones Marxistas y hoy forma parte hoy del Centro de Estudios Políticos y Sociales, CEPS, que preside el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Malaga, Alberto Montero, y del Consejo de Redacción de CRÓNICA POPULAR.



Es coautor de libros como los titulados “Para que el socialismo tenga futuro”“Propuestas desde la izquierda”,“Los desafíos de la izquierda transformadora para el próximo siglo Foro Social Mundial/ Porto Alegre 2002”, “Hacia el partido de oposición. Ideas para otro desarrollo”,  “Alternativas de izquierda al neoliberalismo”, “Diversidad y desigualdad: Las razones del socialismo”, y “Cuba. Construyendo futuro. Perspectivas del Socialismo hoy”. Y es autor en solitario de dos importantes aportaciones al conocimiento del marxismo en América Latina, continente al que se siente muy vinculado y en el que vivió varios años: “Con su propia cabeza. El socialismo en la obra y la vida del Che”, una obra basada en su tesis doctoral en Ciencias Políticas, y Mariátegui, un estudio sobre el fundador del Partido Comunista del Perú. A él se debe, también, un excelente prólogo a la importante obra de Lucio Magri, “El sastre de Ulm. El comunismo del siglo XX. Hechos y reflexiones”, en el que el fundador, con Rosanna Rosanda, de “Il Manifesto”, analiza la historia del mayor partido comunista de la Europa occidental, el Partido Comunista Italiano, PCI, cuya disolución  fue decretada en su XX Congreso, en febrero de 1991, después de haber tenido 2.252.446 militantes en 1947 y 1.264.790 en 1990 y haber sido la segunda fuerza política de Italia.

“De la crisis a la Revolución Democrática” está integrado por un total de 13 trabajos, publicados en dos medios de comunicación que, desde hace ya muchos años, han venido siendo luminaria para la izquierda española:Rebelión  y El Viejo Topo”, sin duda alguna la publicación de mayor fuste en los ámbitos marxistas, creada ya en 1976 por un auténtico  resistente, Miguel Riera, y que es, precisamente, quien ha llevado a cabo la edición de este nuevo libro de Manolo Monereo.

La publicación del primero de ellos se remonta a septiembre de 2008; la del último, es reciente, de enero de 2013. Todos están insertos, por tanto, en el marco de la grave crisis sistémica del capitalismo y de  las devastadoras políticas aplicadas desde entonces y desde la ultrarreaccionaria óptica neoliberal. Una crisis que ya en 2008, cuando el presidente Zapatero todavía la negaba,  Manolo Monereo la caracterizaba como un auténtico cambio de época, en la que se registra una “gran transición” desde un capitalismo fordista- keynesiano, finiquitado en los años setenta, en la que la globalización no es otra cosa que una respuesta política y de clase que erosiona el Estado- nación y devalúa la democracia y la soberanía popular, y un proyecto para definir un nuevo capitalismo a nivel internacional”.

Un contexto, por demás, en el que se está efectuando una profunda redistribución del poder a nivel mundial y en el que la Unión Europea ha expropiado a los Estados, incluido el nuestro, para poner la soberanía en manos de los poderes económicos organizados desde el Banco Central Europeo, la Comisión y el Fondo Monetario Internacional, la llamada “troika”. Un contexto, en fin, en el que el euro constituye la pieza clave de esa arquitectura institucional europea que, dando un giro radical a la orientación central de la llamada integración, se comenzó a construir tras la disolución del Pacto de Varsovia, la desintegración de la URSS y, sobre todo, la unificación de Alemania.

En esta obra se expresa, por tanto,  una intensa pulsión intelectual y política que opera entre el análisis de la involución a la que asistimos, respondiendo a lo que Marx denominó “la furia de los privados”,  y la forma en que, desde la izquierda, se tiene que abordar la lucha contra el capitalismo de nuestros días. Por ello, a lo largo de sus páginas discurre un hilo conductor muy pertinente: en primer lugar, una profunda reflexión en torno a cómo se define la naturaleza, el carácter y las consecuencias de la actual crisis, quizás la más grave de las más de cien crisis financieras de los últimos veinte años, como contabiliza Susan George y recuerda Monereo. Porque, como atinadamente subraya, tal definición “marca el debate sobre la organización de las alternativas que permitan la transformación de las relaciones de poder”.

Para Manolo Monereo está claro que “las crisis, que nunca son parálisis sino reestructuración, transformación, modificación de equilibrios económicos y sociales, ponen de manifiesto la verdadera naturaleza explotadora del capitalismo. Y, al analizar nuestra presente historia, afirma que “vivimos una triple crisis, de régimen, de Estado y de la política democrática, en un contexto de crisis orgánica del capitalismo español y ante un sufrimiento humano de enormes dimensiones”. Pero, aún más, Monereo subraya que nos encontramos en “un estado de excepción que se está convirtiendo en permanente, en el que su sustancia se encuentra en el dominio de los grupos de poder económico y la suspensión del derecho, y su forma se expresa en la democracia oligárquica, en la que la autonomía del Estado se reduce, las políticas económicas responden abiertamente a los intereses del capital y los derechos sindicales, laborales y sociales de los asalariados son cuestionados por las constricciones sistémicas – paro y precariedad- y por las estrategias de gestión puestas en práctica por el Gobierno y la patronal”.

Hegemonía y desaparición del imaginario en las clases trabajadoras
Late también en las páginas de este libro, tal como pone de relieve Miguel Riera en su espléndido epílogo, una preocupación seria por el hecho de que el capitalismo posea la hegemonía; ese concepto esbozado vagamente primero a finales del siglo XIX por Plejanov, acuñado después en 1901 por Axelrod, desarrollado en 1902 por Lenin en su célebre “¿Qué hacer?” y con mayor profundidad aún entre 1929 y 1935 por Gramsci, en sus“Cuadernos de la cárcel”.

Manolo Monereo constata que “el éxito del neoliberalismo ha consistido, sobre todo, en ganar la batalla cultural” porque, tras situar como “enemigos a batir el Estado social, como instrumento de control y regulación de los mercados, la democracia de masas, como modo de intervención y participación política de los trabajadores, y el pleno empleo, como objetivo central de las políticas económicas y fuente del poder social de la clase obrera, la derrota del “socialismo real” cerró el círculo y legitimó la nueva cultura hasta convertirse en el sentido común de una época, en el pensamiento único”.

Y, a partir de ahí, señala uno de los graves problemas estratégicos de nuestros días: “la desaparición, por parte del imaginario de las clases trabajadoras, de la creencia en la deseabilidad y factibilidad de una sociedad alternativa al modo de producir, consumir y vivir del capitalismo, eso que las clases subalternas han llamado socialismo”. Por esa razón, y frente a tal estado de cosas, propugna que “la reconstrucción del poder social de las clases subalternas tenga un componente político-cultural fundante: organizar un imaginario emancipatorio alternativo a la crisis del capitalismo realmente existente, con voluntad transformadora y proyectos socialmente factibles”.

No hay regeneración democrática que no pase por la ruptura del bipartidismo
Monereo sabe diseccionar la realidad española y los componentes entrelazados que la conforman en el contexto de crisis orgánica del capitalismo español. Por eso denuncia con rotundidad el bipartidismo, cuyo cuestionamiento profundo- afirma-  se encuentra detrás de la crisis de régimen, porque “la alternancia” no ha sido sino diferencias entre partidos dominantes siempre resueltas a favor de los poderes fácticos. Para él resulta diáfano que “no hay posibilidad de regeneración democrática en nuestro país que no pase por la ruptura con el bipartidismo y la construcción de una gran fuerza democrático popular que derrote a la derecha, dispute la hegemonía al PSOE y neutralice a la extrema derecha”.

© Mundo Obrero
© Mundo Obrero
De otro lado, considera el 15M como “la emergencia de un nuevo “espacio público” sobre el terreno y en la lucha democrática”, indica que sus movilizaciones reflejan “dinámicas sociales y políticas mucho más profundas de lo que parecen”, pone de relieve que este movimiento ofrece a la izquierda una gran oportunidad para renovarse social y culturalmente y hacer desde el poder de la ciudadanía “un instrumento de cambio del sistema político y económico”. En su caracterización del 15M, Manolo Monereo da un paso más aún, cuando señala que “este movimiento sigue sigue siendo hoy la posibilidad más clara de encontrar una salida democrático-republicana a la presente crisis”. Una valoración realmente alejada de la de quienes no mostraron más que desconfianza y recelo hacia la bocanada de aire fresco que, desde su irrupción en la Puerta del Sol hace ahora dos años,  representa el 15M en la vida política española.

A partir de las anteriores consideraciones, plantea como decisiva la construcción de una alternativa de poder. Es decir, la articulación del Bloque Social y Político. Para él, el instrumento para una amplia convergencia nucleada en torno al proceso constituyente y para ganar para la política democrática y la transformación social a una parte mayoritaria de la población que hoy está desesperada, que no ve futuro y que se encuentra con una identidad social quebrada, como el sujeto de una amplia alianza social, política y cultural”.

No tocar el poder a cualquier precio
Manolo Monereo lo dice con toda claridad: “Esa debería ser nuestra principal preocupación y no tocar poder a cualquier precio”. Y, como un corolario de lo anterior, al abordar el diseño de una política de alianzas, rememora “la vocación de mayoría” que IU tuvo en lo que él califica de “su mejor época”, y rechaza abiertamente la alianza con el PSOE. Para él, “la alianza con el PSOE esconde casi siempre la derrota de la idea de la Alternativa. Se pactan o se realizan supuestas alianzas, acuerdos con el PSOE porque se desconfía de las fuerzas propias, de la capacidad política y organizativa para construir un proyecto mayoritario”.  Y afirma sin vacilar: “Al final, en nombre del realismo se acaba siendo la izquierda complementaria del partido socialista, la izquierda del PSOE. Continuar con esta política en plena crisis de régimen y de Estado es conducir a la izquierda real, social y política al callejón sin salida de la restauración autoritaria del capitalismo”. Dicho con otras palabras: “la izquierda transformadora debe aspirar a vertebrar una nueva mayoría social capaz de crear y organizar un nuevo régimen político al servicio de una sociedad de hombres y mujeres libres e iguales. Porque, en suma, afirma, “se trata no solo de conquistar el poder, sino de transformarlo, de democratizarlo”.

En uno de sus primeros textos, la introducción a su análisis de “La filosofía del Derecho” de Hegel, publicado en 1833, el joven Marx hablaba de dos momentos distintos de “las restauraciones de las políticas reaccionarias” en Alemania, “una vez porque nuestros amos – escribía metafóricamente-  tuvieron pavor y otra porque nuestros señores no tuvieron miedo”.  Salvando las distancias históricas y políticas, hoy nos encontramos de nuevo en una revival de esa segunda etapa de la ofensiva del capitalismo. En una etapa en la que el capitalismo no tiene miedo.

De  cómo se desarrolla esta ofensiva y  de cuál es la tarea que debe abordar la izquierda transformadora para cambiar el curso de la Historia, exactamente de qué es lo que hay que hacer, como planteaba Lenin, es de lo que trata este libro de Manuel Monereo. Un hombre que, como Julio Anguita señala en el prólogo, “estudia, escucha, aprende y tiene la funesta manía de pensar”.

Los periodistas, conscientes de la humildad de nuestro oficio, decimos siempre que los artículos que se publican en los periódicos son flor de un día. Es posible que así sea en la mayoría de los casos. Pero, aunque los trabajos que conforman este libro de Manolo Monereo hayan pasado primero por las páginas virtuales de Rebelión y por las de papel de El Viejo Topo no entran de ninguna manera en esa categoría del efímero jardín periodístico.

En uno de ellos, apunta atinadamente que los rasgos que caracterizan al capitalismo imperialista en la presente fase requieren mucha atención, finura analítica y radicalidad político moral. Desde luego, estas tres virtudes son las que ha volcado Manolo Monereo en sus escritos y las que presiden desde el comienzo hasta el final el libro “De la crisis a la revolución democrática”, escrito con una gran lucidez y una rica prosa que hace aún más atractiva su lectura. Una lectura que nos enriquece y fortalece para abordar la lucha por una Revolución Democrática para una República plebeya, como señala Manolo Monereo, en unos sombríos momentos como los que estamos viviendo, en los que la bajeza moral de la derecha pretende empobrecer en todos los órdenes, incluido el intelectual y educativo, a la sociedad española y machacar, literalmente, a las capas populares.




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