María Pulido desde la Flotilla de la Libertad
¿Libres?
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01:46h. del Jueves, 14 de julio
María Pulido desde la Flotilla de la Libertad
La autoridad portuaria se ha presentado en el Gernika a primera hora de esta mañana y después de muchas preguntas, alguna tensión y dos revisiones (una rutinaria y otra de las comunicaciones del barco), nos ha dado permiso para zarpar. Por fin el Gernika vuelve a ser libre para navegar por aguas del Mediterráneo, como debió ser siempre. Parece ser que para el gobierno griego, gracias al encierro en la Embajada, la huelga de hambre de los compañeros y otras acciones –como la manifestación griega de anoche-, comenzábamos a ser una seria molestia… Y es que molestar es lo que esta Flotilla de la Libertad II ha sabido hacer bien desde el principio.
Ahora volvemos a casa. Con la pena de no haber podido acariciar Palestina pero con la satisfacción de haber desenmascarado la realidad que se encuentra tras el bloqueo a Gaza. Escribía Chomsky que se avecina un tsunami en Israel y creo que no es muy presuntuoso decir que Rumbo a Gaza, como parte de la Coalición Internacional, ha sido clave fundamental para que aumente el oleaje. Por eso, y aunque el manotazo del sionismo a los derechos internacionales haya sido terrorífico (por espantoso y desmesurado), podemos retirarnos de la batalla con un buen sabor de boca. Eso sí, nos retiramos para hacernos más fuertes y continuar la lucha. Porque tenemos la recompensa de haber cumplido en gran parte con el objetivo que nos planteamos cuando nos embarcamos en esta acción pero también el convencimiento de que la lucha está aún por decidir.
Será porque como mis compañeras y compañeros soy una provocadora y una ilusa, pero creo que después de lo sucedido en Grecia este junio nada volverá a ser lo mismo: hemos demostrado que no somos ciudadanos y ciudadanas libres como nos venden, que los check points israelíes llegan hasta puertos y aeropuertos de todas las ciudades de Europa, que el Derecho se compra y se vende al mejor postor y que la escena política internacional es tan desalentadora y dolorosa como pudiera imaginarse (apunto que desde Creta, donde se encuentra atracado el Gernika, parten los cazas que se dirigen a bombardear Libia y cuyo sonido refleja ese mismo dolor).
Por eso tenemos que demostrar ahora también que no nos vamos a resignar. Que no normalizaremos lo acontecido como si fuese una noticia más de las que van y vienen en las portadas en verano. Toca estar juntas y juntos. Ser uno. Ser fuertes, tener claro por qué se lucha y contra quién y ponernos manos a la obra. El Gernika es libre y en unas semanas conseguiremos ponerlo a salvo en algún puerto del estado español, pero para que nosotros consigamos ser libres aún queda un largo camino por andar. Empecemos, como ahora hacemos desde nuestro bote tras un mapa del Mediterráneo, a trazar la ruta.
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