domingo, 24 de abril de 2011
"EL EVANGELIO DE SAN JUAN", LA PALABRA HECHA PENSAMIENTO CRÍTICO POR OBRA DE "EL BRUJO"
El Brujo preconiza el despertar de la conciencia en El evangelio de San Juan
Una nueva muestra del arte dramático como forma de mover el pensamiento crítico
Publicado el Miércoles 20 de abril de 2011, a las 13:18
El Evangelio de San Juan
Julio Castro – laRepúblicaCultural.es
Plantearía este gran trabajo de Rafael Álvarez como un acto de suprema provocación que, afortunadamente, tiene respuesta y comprensión por parte de un público bastante numeroso. Sin embargo, me parece que se quedaría corta la definición de lo que el actor y dramaturgo quiere y consigue a través de El evangelio de San Juan, un texto de Speck-Silva cuyo reestreno en Madrid con ciertas modificaciones respecto del trabajo original se presentó hace unos días.
Quien piense que el actor no se implica, y que deja al público la libertad de decisión, en primer lugar no le conoce, en segundo lugar la religión le ha hecho perder la noción de la realidad, el sentido crítico y el del humor. Un aire que sin duda me recuerda al trabajo de San Francisco Juglar de Dios, pero en un formato más completo, permite una nueva incursión en las facetas de la mito-historia del cristianismo a través del que debiera ser el más creíble de los textos que originan esa religión, y que como refiere de pasada en un momento dado, sus claves están bajo llave en el archivo Vaticano, por si a alguien le da por explorar la realidad.
Dos broches cierran la obra, uno de ellos dice “El drama es el despertar de la conciencia en la humanidad”, primera de las dos últimas frases en escena, que culmina el trabajo de este “evangelio”, a la vez que sintetiza el contenido, la intención, la función principal del teatro y lo que algunos queremos que se rescate y se transmita desde los escenarios. Del resto, permanezcan atent@s en sus butacas.
De nuevo creo que El Brujo es un monstruo de la escena como hay pocos, y que ha nacido para ser uno de esos elementos del pueblo, con capacidad de trasladar al público en masa lo que la mayoría de los medios de comunicación no conseguirían con una manipulación más cara y complicada. Si en algunos trabajos escénicos ha tratado de parecer sentado en las butacas con el público, en tanto que en otros se limitaba a exponer su texto desde el escenario (desde mi punto de vista, siempre de forma magnífica), en este caso es capaz de hacer ambas cosas a la vez y parecer que está en la butaca contigua y en escena a la vez, de manera que es público de sí mismo y comparte el resultado de lo que hace. Únicamente a un par de personas he visto lograr esto, y es que es un estilo muy peculiar del entorno teatral de Dario Fo, un teatro que genera escuela y que no todo el mundo puede ser capaz de abordar con el nivel adecuado.
Con su peculiar gracia y humor, El Brujo nos hará una síntesis con acompañamiento de músicos en escena (que esporádicamente intervienen en el texto), de manera que el recorrido del bautista junto al maestro tendrá en ocasiones la faceta de protagonista, en tanto que en otras será el objeto de descripción. El milagro de las bodas de Caná (con un inmenso lienzo de fondo que reproduce la obra a cargo del Veronese, para permitirse criticar la visión fastuosa de la nobleza veneciana), el milagro de la multiplicación de panes y peces en forma de bocata, Lázaro que se levanta y camina con las piernas vendadas y todo, el discípulo que se cita como “ese”, pero que no se sabe quién es pese a aparecer en los momentos clave… y la música y los músicos que se integran como si a Rafael, El Brujo, le saliera del cuerpo, que no del alma.
Quien haya visto anteriores trabajos suyos podrá observar cómo integra movimientos y gestos ya trabajados, y tan suyos, en los personajes que reaparecen respecto de aquel San Francisco, que le ha servido en tantas ocasiones para llegar a un público en aquellos intermedios participados que hacía y que alargaban la obra un buen rato más, como en El Testigo metía fragmentos de otros trabajos hasta incrementar la duración hasta una hora, o el Quijote, que sólo le duraba diez minutos de trama central, pero hasta tres horas de trabajo escénico (a voluntad).
Es cierto que la puesta en escena de Una noche con El Brujo me sigue pareciendo el trabajo más entrañable, honesto y sincero del actor, pero incluso en un trabajo como el de El Contrabajo, de Patrick Süskind, me parece que es uno de los grandes genios de la escena que, espero, no le conduzca nunca a la cumbre de la estulticia social, porque dejaría de ser él mismo.
Sin duda, con este trabajo se completa un nivel de su trayectoria teatral, con un ramillete de obras que permitirán al público recuperar parte de su sentido crítico, a la vez que el teatro retoma un fragmento de su integridad que, en tantas ocasiones, tiende a venderse o desperdiciarse en numerosas taquillas.
Sinopsis
El Evangelio de San Juan es el título del nuevo trabajo que presenta El Brujo. El espectáculo hunde sus raíces en las más antiguas tradiciones orales del Mediterráneo.
Esta particular versión de El Evangelio de San Juan se inscribe en el ámbito propio de la juglaría, con el humor, la vitalidad y el ritmo propios de la comedia, pero al mismo tiempo con una fuerte carga poética, provocada por el lenguaje propio del texto y la ternura y simbolismo de alguna de sus situaciones.
Si el lenguaje es el espejo del poder, el Jesús de San Juan es un escándalo. Ejerce violencia poética sobre el lenguaje caduco del mundo, lo subvierte con fuerza y renovando así el lenguaje, renueva la vida. La novedad radical del mensaje de Jesús, su “libertad de expresión” choca brutalmente contra la inercia opaca del poder.
En resumen: La Palabra viene al mundo, pero su luz ciega, confunde al mundo. Y finalmente el poder crucifica La Palabra.
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