jueves, 2 de septiembre de 2010

OTRA MIRADA AL POETA MIGUEL HERNANDEZ

Otra mirada al poeta en Yo soy la mujer de Miguel Hernández
Homenaje a través de una visión de Josefina Manresa bajo la dirección de Nacho Marraco
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Publicado el Miércoles 1ro de septiembre de 2010, a las 09:53





Yo soy la mujer de Miguel Hernández
Una imagen de la obra.
Foto: Julio Castro.



Julio Castro – laRepúblicaCultural.es

La figura del escritor, poeta y activista político Miguel Hernández fue ocultada por el fascismo español durante toda la dictadura y aún después, de manera que salvo momentos concretos y hechos puntuales movidos desde el mundo de la cultura y desde determinados círculos políticos, ha sido un poeta desaparecido hasta este año en que se celebra oficialmente su aniversario. No es extraño pues, que ahora sea una explosión lo que ocurre con su figura en todos los ámbitos desde los cuales pueda hacerse un homenaje. No todos los homenajes son lo mismo, porque encontramos a algunos de los herederos de aquel fascismo que, desde la misma tierra natal del escritor, pretenden tergiversar su figura y hacer creer que él no fue lo que fue, y que ellos no hicieron lo que hicieron: lamentable, pero no les daremos más fama.

Es muy interesante, entre la oferta de homenajes y obras que se ofrecen, encontrar algo como este trabajo que se puso ya en escena en el mes de marzo la compañía Teatro del Barro, bajo la dirección de Nacho Marraco, toma una visión completamente diferente a otras, para darnos la perspectiva de esa vida en ojos y boca de Josefina Manresa, la mujer de Miguel Hernández.




En Yo soy la mujer de Miguel Hernández, la excusa es una entrevista realizada por un periodista de investigación casi cuatro décadas después de la muerte-asesinato de Miguel encarcelado. Josefina tiene su mirada, y tiene su forma de ser, de manera que el contraste entre el poeta, explosión de luz y de lucha por las libertades (y por su libertad), contrasta con la visión más conservadora de la mujer, que debe aprender a mirarlo desde su perspectiva más cerrada y retrógrada, basada en una educación arcaica y religiosa encerrada en las rejas de su pueblo natal en Orihuela. No obstante, todo cambiará a través de quien pelea por todos y mira a su familia con un tremendo amor, que le hace sufrir en sus escritos, pero también gozar de esas alegrías.

Se trata de un gran montaje, como digo, de contrastes, en que se incorpora la música y la poesía en directo, con las composiciones de Luis Callejón, que interpreta las mismas en directo intercalándolas en la escena y haciendo de la obra un trabajo redondo, en el que destaca la actuación de Carlos Chacón en el papel de Miguel Hernández, y de Imán Padellano (conocida artísticamente como Imán Padellano), como Josefina Manresa. No obstante, debido a cuestiones profesionales, en esta ocasión Inma Martín estará tan solo la primera semana, para dejar paso a continuación a Rocío Mostaza, otra magnífica y joven actriz y dramaturga del panorama teatral español, a la que hemos podido ver en otros trabajos como El Lazarillo, ¡Un niño de mundo!, una obra para todos los públicos con una visión muy social.

Desfilará por escena el amante, el esposo y el desesperado padre que pierde una criatura, pero también el poeta, el comisario político por la defensa del Estado, el luchador. Y sobre todo Josefina, esa mujer que, dentro de sus ideales más conservadores de la época, apoya a Miguel, sufre los rigores del momento casi en silencio y comparte lo mejor de la vida de aquel, para defender su memoria hasta el final, incluso durante y después de la dictadura, negándose a ser la viuda del poeta proclamándose la mujer.

El desarrollo de la obra, como decía, incluye la música en directo con textos del poeta, a cargo Luis Callejón que ha compuesto cinco temas, en un CD que puede conseguirse a la salida del espectáculo, pero más allá de esto, se trata de una participación musical en escena, con un estupendo encaje dentro de la obra, que viene a dar una pincelada peculiar que complementa el propio texto teatral.

Un trabajo lejos de las ñoñerías y también de las malintencionadas tergiversaciones que, seguramente, no quiere competir con nada ni con nadie, pero que consigue enriquecer la memoria del poeta desde un ángulo diferente.

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