jueves, 10 de mayo de 2012
PALESTINA: INTIFADA DEL HAMBRE CONTRA LA OCUPACIÓN ISRAELÍ
Palestina: la Intifada del hambre contra la ocupación israelí
Daphna Thier · · · · ·
06/05/12
La política de detención administrativa de Israel y su abuso de los palestinos encarcelados equivale prácticamente a la tortura, según denuncian los organismos internacionales de derechos humanos.
Casi 1.600 palestinos en cárceles israelís comenzaron el 17 de abril, Día del Prisionero Palestino, una huelga de hambre indefinida. Otros 2.300 participaron este mismo día en una huelga de hambre de un día, lo que significa que más de las tres cuartas partes de los 4.700 palestinos retenidos en las cárceles de Israel rechazaron la comida durante al menos 24 horas.
Amani Sarahna, portavoz de la Asociación de Prisioneros Palestinos, declaró a la CNN que "los detenidos palestinos en huelga de hambre protestan por el trato que reciben en las cárceles israelís. Protestan por la política de detención administrativa de Israel y el confinamiento solitario de los prisioneros durante meses. Protestan por las multas arbitrarias impuestas a los prisioneros por las autoridades israelies y la prohibición de visitas familiares, especialmente para los de Gaza".
En solidaridad con los huelguistas, los palestinos tomaron las calles en Cisjordania y Gaza. Unos 3.000 palestinos se concentraron en Nablus, 1.000 en Ramallah, 1.500 en Hebrón, cientos más en Tulkarem y Qalqilya, y 2.000 en la ciudad de Gaza. Los manifestantes enarbolaron banderas palestinas y gritaron a favor de la libertad de todos los presos políticos.
La represalia de Israel contra los huelguistas fue rápida. "Todos los bienes de los prisioneros fueron confiscados, excepto sus toallas y zapatos" dijo Sarahna, añadiendo que las autoridades carcelarias llevaron a cabo registros en profundidad en las celdas de los huelguistas. Los guardas israelís incluso quitaron a los prisioneros la sal, el único nutriente sin calorías que ingieren.
La Red de Solidaridad con los Prisioneros Palestinos publicó una declaración detallando las peticiones de los huelguistas:
"Pedimos la liberación inmediata de todos los prisioneros palestinos detenidos por Israel. Han sido condenados por un sistema legal injusto y no igualitario. Su encarcelamiento refleja el sistema injusto y racista que es Israel. Además, Israel debe cesar inmediatamente sus prácticas de detención administrativa, tortura y malos tratos a los detenidos, confinamiento solitario y aislamiento, el recurso a los tribunales militares en el territorio palestino ocupado, que juzga ilegalmente a los civiles impidiendo un juicio justo al utilizar pruebas secretas contra el acusado, arrestando a grupos vulnerables, como niños, discapacitados, ancianos y enfermos".
Otras fuentes añaden que las reivindicaciones de la huelga también incluyen el derecho a visitas de familiares y el derecho a recibir fotografías familiares. Además el periódico israelí Ha'aretz informa que los huelguistas también protestan por el trato humillante de sus carceleros, incluyendo registros desnudando a los familiares visitantes y registros nocturnos de las celdas.
Entretanto, la salud de ocho prisioneros con largas huelgas de hambre –incluyendo a cinco presos actualmente en el hospital de la prisión de Ramleh, entre ellos Bilal Thiab y Thaer Halahleh, que en el momento de escribir no comen hace 56 días – se ha deteriorado dramáticamente, según médicos que siguen su situación.
El ejemplo de Khader Adnan
El éxito de la huelga de hambre de Khader Adnan ha inspirado la ola más reciente de protestas de miles prisioneros, que se han optado por esta estrategia.
El 17 de Diciembre, Adnan, un panadero palestino de Cisjordania, fue arrestado en mitad de la noche y mantenido en detención administrativa. Adnan había sido arrestado y detenido anteriormente en ocho ocasiones y ha pasado un total de seis años en las cárceles israelís, sin que nunca se le haya acusado de un crimen.
Desesperado por evitar otro período indeterminado de detención y abuso, Adnan empezó una valiente huelga de hambre que duró 66 días y finalmente terminó el 17 de febrero, después de que sus abogados negociaran con Israel su libertad en abril. Adnan –detenido únicamente en base a su afiliación política con la organización palestina Jihad Islámica –casi murió y tardó más de 50 días en recobrarse totalmente. El caso de Adnan fue objeto de atención mediática mundial e Israel lo dejó en libertad el Día de los Prisioneros Palestinos.
En el momento de la última detención de Adnan había otros 320 palestinos en detención administrativa, 21 de los cuales, son miembros del Consejo Legislativo Palestino.
Cuando el ayuno de Adnan estaba en su novena semana y su salud se deterioraba, cientos de prisioneros palestinos se uniron a él, en una huelga de hambre solidaria de un día, el 13 de febrero. El resultado fue la deportación de 80 internos a la prisión de Negev, donde las condiciones del desierto son duras y la lejanía del emplazamiento dificulta las visitas de las familias.
Los palestinos también se manifestaron en el exterior de la prisión de Ofer en Cisjordania, donde las fuerzas armadas israelís los dispersaron con balas de goma y gases lacrimógenos. Este tipo de armas fueron también utilizadas profusamente contra manifestaciones no violentas de palestinos en los Territorios Ocupados.
Si bien Adnan sobrevivió a la huelga de hambre más larga hasta la fecha, no ha sido el primero en utilizar la táctica de la huelga de hambre para llamar la atención sobre su caso y la política de detenciónes administrativas israelí. De hecho, para los prisioneros palestinos que no tienen ningún otro medio de protesta, la huelga de hambre es uno de los pocos instrumentos disponibles.
Las recientes protestas tienen su antecedente en una huelga de hambre masiva en 2011. El 27 de septiembre del año pasado, unos 50 prisioneros políticos palestinos empezaron una huelga de hambre en protesta por las malas condiciones de las cárceles israelís. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu utilizó medidas penales restrictivas y abusivas contra los prisioneros para presionar a Hamas y conseguir un acuerdo de intercambio que liberase al soldado israelí capturado Gilad Shalit.
Las medidas comprendían, entre otras cosas, la prohibición de recibir libros y ropa nueva, mayor recurso disciplinario del confinamiento solitario y reducción de las visitas de familiares. A los pocos días, el número de huelguistas de hambre había aumentado hasta casi 250 y otros 60 activistas palestinos de Cisjordania se unieron a ellos en solidaridad. La huelga duró varias semanas.
Hana Shalabi, otra residente de Cisjordania detenida por Israel, también utilizó con éxito la huelga de hambre para conseguir su liberación, rechazando la comida durante un total de 43 días antes de ser liberada y deportada a Gaza.
Shalabi había permanecido en prisión anteriormente durante 30 meses bajo una orden de detención administrativa, hasta que Israel la liberó y la perdonó junto a otros 1.026 prisioneros en 2011 a cambio de la libertad de Gilad Shalit. Poco después de su liberación, Shalabi fue detenida de nuevo. Cuando Adnan concluyó su huelga de hambre, Shalabi comenzó la suya, pidiendo no solamente su propia libertad sino también el fin de la política de detención administrativa de Israel.
La politica de detención administrativa de Israel
Aunque los comentaristas en Israel y en otras partes del mundo no han ahorrado acusaciones en el sentido de que los prisioneros liberados a cambio de Shalit han vuelto al "terrorismo", el caso de Shalabi es llamativo. Shalabi quedó traumatizada como consecuencia de su encarcelamiento y tras su liberación como parte del intercambio por Shalit, casi nunca salía de la casa familiar en la Franja de Gaza.
Más allá de su auto exclusión de la vida social, Shalabi nunca debería haber sido arrestada, porque como el resto de los prisioneros liberados en el intercambio por Shalit, fue perdonada por el Presidente israelí Shimon Peres. La más mínima protección jurídica impide a los gobiernos castigar dos veces el mismo crimen o servirse de un crimen perdonado como justificación para otra condena.
Activistas de todo el mundo, incluyendo Washington D.C., Nueva York y Chicago, organizaron vigilias y acciones de protesta pidiendo el fin de la detención administrativa de Adnan y luego de Shalabi. Amnistía Internacional y muchas otras organizaciones de derechos humanos también hicieron llamamientos para la liberación de los huelguistas. Ello dio esperanzaa y animo a otros prisioneros políticos palestinos, que comenzaron sus propias huelgas de hambre.
La política de detención administrativa fue adoptada por primera vez por la Administración Colonial británica. Este tipo de legislación preventiva confería a la Administración Colonial en Palestina el "derecho" a detener a un prisionero palestino hasta seis meses, pasados los cuales la orden de detención podía ser renovada. Esta política es una violación de los derechos humanos básicos y de las libertades políticas, ya que Israel nunca tiene que inculpar o ni siquiera presentar pruebas contra el detenido. Lo que significa que los prisioneros palestinos no tienen ninguna manera de impedir su detención.
Se permite así a las autoridades israelies encarcelar indefinidamente a un individuo en base a la mera sospecha de que pueda ser una "amenaza" para la seguridad de Israel. Obviamente esta acusación puede hacerse a un individuo por cualquier motivo, inclusive por sospechar que pueda ejercer el derecho internacionalmente reconocido de resistir a la ocupación extranjera del territorio palestino por parte de Israel.
De esta forma los palestinos son encarcelados regularmente sin ninguna prueba de culpa. Los motivos de Israel son muchos: puede ser como castigo, venganza, represalia por activismo político o como método de control social por parte de los servicios de inteligencia israelies.
También hay diferencias en el uso de la detención administrativa según un individuo sea arrestado dentro de Israel o en los Territorios Ocupados.
En Israel una orden de detención administrativa solo puede obtenerse con el consentimiento del Ministro de Defensa y en un plazo de 48 horas el detenido debe ser llevado ante un juzgado civil y posteriormente, de nuevo cada tres meses. En los Territorios Ocupados un oficial de cualquier rango puede firmar una orden de detención administrativa y, a continuación, un comité militar decide si ejecutarla o no. Los prisioneros solo tienen acceso a un tribunal militar de apelación.
Por ejemplo, según la Addameer Prisoner Support and Human Rights Association un palestino que se enfrenta a cargos penales puede ser retenido en custodia durante ocho días antes de ser llevado ante un juez o un comité. Un ciudadano israelí, en cambio, puede ser detenido como máximo durante 24 horas antes de ser llevado ante un juez.
La situación en las cárceles israelies
Además de los 320 palestinos en detención administrativa en las cárceles palestinas, hay docenas retenidos en bases militares israelies. Unos 80 prisioneros han sido retenidos sin cargos durante períodos de seis a doce meses, 88 durante uno a dos años y 16 durante dos a cuatro años y medio.
Estas estadísticas incluyen menores. Por ejemplo, en 2010, un joven de 16 años fue detenido sin cargos durante nueve meses. En el censo general de prisioneros palestinos hay 31 prisioneros menores de 16 años y 172 de entre 16 y 18 años.
Tal como ha escrito Daoud Kuttab, un laureado periodista palestino que reside entre Jerusalén y Amman: "Israel, que siempre se jacta de ser la única democracia de Oriente Medio, utiliza diversas leyes de emergencia y órdenes administrativas para controlar a la población palestina bajo su mando militar. El estado de derecho es convertido por los israelís en un gobierno por decreto – esto es, por decretos militares – con el que el ejército israelí decide como controlar a millones de palestinos".
El maltrato de los prisioneros palestinos empieza con su primer contacto con las fuerzas israelís. Los arrestos suelen ir acompañados de golpes, perros y granadas de conmoción, así como destrucción de propiedad, vandalismo y robo.
Luego viene el interrogatorio y la tortura. Se han descrito de todo tipo: privación del sueño, sesiones intensivas de interrogatorios, uso de "posturas dolorosas", ahogo y estrangulación, así como abusos verbales y mentales. Posteriormente, los prisioneros pueden ser mantenidos en confinamiento solitario o celdas de aislamiento por períodos prolongados de tiempo.
Shawan Jabarin, director de la organización de derechos humanos Al-Haq ha descrito el maltrato de los prisioneros palestinos por Israel en una entrevista: "La mentalidad punitiva guía las prácticas y políticas israelís. Cada día se crean nuevas reglas, [los prisioneros] deben quitarse la ropa mientras las celdas son registradas, [las autoridades carcelarias] trasladan a los prisioneros, aislándolos durante años. Es una tortura psicológica. Es parte de una venganza, una mentalidad de castigo. Privar [a los palestinos] de su libertad no es suficiente".
Los prisioneros palestinos solamente pueden recibir visitas de su familia inmediata, a excepción de hombres mayores de 16 años. A los miembros inmediatos de la familia mayores de 16 años se les impide visitar las prisiones del interior de Israel y si lo hacen es con un permiso especial que obtienen solamente una o dos veces al año. Pero en la práctica cientos de familias nunca reciben permisos debido a "cuestiones de seguridad" secretas.
Cuando las visitas de la familia son permitidas, se llevan a cabo dos veces al mes durante 45 minutos, bajo condiciones de máxima seguridad. El viaje a la prisión es en sí mismo una medida punitiva, puesto que puede llevar hasta 15 horas de viaje dependiendo de la identidad y la residencia de las familias y del número de puestos de control y registros que deban pasar.
Evidentemente, los palestinos que se embarcan en un viaje así nunca saben si van a llegar a su destino. El 6 de Junio del 207 Israel suspendió las visitas de familias a la Franja de Gaza, impidiendo efectivamente cualquier medio de comunicación entre los prisioneros de Gaza y el mundo exterior. Lo que se sumo a la prohibición ya existente de comunicaciones telefónicas con los prisioneros de Gaza.
Israel también practica una política sistemática de negligencia médica respecto a los palestinos en sus cárceles y centros de detención. Las largas esperas y un tratamiento médico de mala calidad son la norma. Aunque todas las prisiones tienen una clínica, los médicos están de servicio de forma errática y no hay especialistas.
Cuando los prisioneros obtienen algún tipo de atención médica, el tratamiento habitual es la prescripción de analgésicos. El traslado a un hospital por necesidades médicas urgentes puede retrasarse durante semanas e incluso meses. Las organizaciones de derechos humanos estiman que entre 2000 y 2008, 17 prisioneros palestinos han muerto a consecuencia de negligencias médicas.
La respuesta israelí a la huelga de hambre palestina
Cuando Khader Adnan fue entrevistado por Al-Jazeera sobre el trato dispensado por las autoridades carcelarias, contestó: "se dedicaron a humillarme hasta el último día en el hospital de la prisión, por ejemplo abriendo la puerta para mirarme cada vez que iba al baño o a la ducha. Cuando estaba en huelga de hambre se ponían a comer y beber expresamente frente a mí. Me insultaban, me llamaban perro. Uno de ellos me dijo que esto no era nada todavía. No tienen escrúpulos. Intentaron provocarme diciéndome que mi mujer me engañaba y que mis hijas no eran mías".
Los guardianes de la prisión someten a los prisioneros a duras penalidades en respuesta a las huelgas, protestas o desobediencia y con frecuencia imponen castigos colectivos. A veces impiden a los prisioneros durante meses recibir ayudas financieras o les confiscan sus bienes personales. O también les imponen largos periodos en confinamiento solitario y les cortan el acceso al agua y la electricidad. Los prisioneros se han quejado de que los guardianes a veces irrumpen en sus celdas disparando al aire o llevan a cabo registros durante la noche.
En vispera de la huelga de hambre masiva del 17 de abril, el portavoz de la Administración Penitenciaria, Sivan Weizman declaró: "Nos hemos apañado cuando ha habido huelgas de hambre en el pasado y estamos preparados para hacerlo nuevamente". Durante los primeros días de la huelga, Addameer informó que los prisioneros palestinos se enfrentaban a una dura represión por parte de los oficiales de la prisión y los prisioneros han declarado que se les confisco sus bienes personales y sus ropas de abrigo. En respuesta a ello, los internos de la prisión de Nafha amenazaron con dejar de beber.
La red de solidaridad con los presos palestinos Samidoun también ha informado que:
"Un grupo de prisioneros palestinos asociados al Frente Popular de Liberación de Palestina que participaba en la huelga en la prisión de Eshel han sido trasladados a la prisión de Ohalei Kedar como represalia, mientras que los prisioneros de Hamas en huelga de hambre en la prisión de Eshel fueron separados los unos de los otros y trasladados a las celdas de los prisioneros de Al Fatah, para intentar exacerbar las tensiones entre facciones...
En la prisión de Ramon, los palestinos en huelga de hambre han sido trasladados a celdas de aislamiento y a los prisioneros en huelga de hambre en las cárceles israelís se les niega el acceso a médicos independientes. Al abogado de Addameer, Samer Sama'an, se le ha prohibido visitar a los prisioneros durante seis meses, la segunda vez que una prohibición de este tipo ha sido impuesta a un abogado de Adameer durante las huelgas de hambre de las prisiones".
En respuesta, los huelguistas han emitido una declaración reafirmando su intención de continuar su huelga de hambre hasta que sus reivindicaciones sean satisfechas.
Tras su liberación de la detención administrativa, Adnan decidió, para conmemorar el Día de los Prisioneros Palestinos, visitar las familias de otros prisioneros políticos antes de ver a su propia familia. Adnan quiso expresarles así su agradecimiento por su apoyo durante su huelga de hambre y mostrar su solidaridad con quienes sufren la "angustia de tener a los seres queridos trás de los barrotes de la ocupación israelí".
Adnan añadió: "mi libertad es incompleta debido a los prisioneros que he dejado atrás. Saludamos a todos los prisioneros: Lina Jarbouni [la prisionera política más antigua], Sheikh Ahmed Hajj [el prisionero de más edad en huelga de hambre], Omar Abu Shalalah, Jaafar Ezzedine, Hassan Safadi y, naturalmente, Thaer Halaleh and Bilal Thiab...
Esta masiva huelga de hambre es una señal para toda la gente oprimida e indefensa en todas partes, no solo los palestinos. Es un mensaje para todos aquellos que sufren la injusticia, bajo la bota de la opresión. Esta lucha tendrá éxito, si Dios quiere, y conseguiremos los derechos de los prisioneros".
Daphna Thier es una militante del movimiento de solidaridad con la causa palestina en EE UU y periodista del semanario Socialist Worker
Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga
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