miércoles, 30 de junio de 2010

LOS EE.UU. PREPARAN UN PRESUPUESTO DE EMERGENCIA PARA LA GUERRA DE AFGANISTAN

Lo que significa en EE.UU. el presupuesto de emergencia para la guerra
Consume, adáptate, obedece


Manuel García Jr.
CounterPunch


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens







“La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, dice que está comprometida con la aprobación de un suplemento de emergencia para la guerra [ley de financiamiento para gastos del Pentágono en Afganistán] antes del receso del 4 de julio, informa Roll Call.”

¿Por qué se trata de una “emergencia”?

El tan anhelado Oleoducto Unocal (desde los tiempos de Clinton, cuando Bill hospedó a los talibanes en Washington para sobornarlos a fin de que aceptaran el plan), que apuntaba a vaciar el petróleo de la cuenca del Caspio (desde Kazajstán, etc.) a través de Afganistán y Pakistán (por lo cual EE.UU. “invierte” bombardeando esas tierras empobrecidas), diluye así la influencia económica de las exportaciones de petróleo de Irán y consigue el control de vastas reservas petroleras cercanas a China –denegando a la República Popular China una fuente importante de potencial de crecimiento económico (y político-militar)– seguirá existiendo aunque a McChrystal y a cualquiera de los demás insensatos los saquen de Afganistán.

Los rusos tratan de desarrollar un gasoducto lateral, combinado a toda prisa con acuerdos propuestos con los petrolistanes de la región del Caspio, que irá al oeste, hacia Turquía, para cargar buques cisterna. Los rusos tienen actualmente gasoductos que van hacia el oeste, a Europa (por ejemplo para la calefacción en Alemania), y han tenido algunas riñas al respecto con los ucranianos (que tenían deudas por el gas ruso comprado y utilizado). Pasan por territorios de algunas repúblicas al sur de Rusia. Los chinos quieren oleoductos que vayan hasta el este (desde la región del Caspio) y hacia el noreste (desde Irán). El plan de EE.UU. es tomar un atajo ante los sueños de poder petrolero de los rusos y chinos, e introducir su propio catéter norte-sur, para descargar en buques cisterna en los puertos que construirían en la costa paquistaní.

Entonces la armada de EE.UU. podría “proteger” semejantes puntos de embarque de petróleo y colocarse en posición de un modo igualmente conveniente para bloquear (perdón, “proteger”) la salida del Golfo Pérsico, ante la costa iraní.

Lo importante en este juego no es el consumo de petróleo, aunque ciertamente es un espléndido beneficio tener una posición determinante; lo que importa es controlar las fuentes de petróleo de las que hay que depender. Quien lo logre se convertirá en el guardián del zoológico mundial: el que distribuirá el alimento a las bestias cautiva y puede recompensar, y castigar a las que se niegan a que las entrenen para presentarlas en el circo del amo.

E, igual que cualquier pandilla de chicos en el patio de una escuela, o zoquetes en un centro comercial, o bobos en un casino, EE.UU. no quiere “perdérselo” por abandonar el juego (porque el juego es estúpido, derrochador, inmoral y fatalmente corrosivo para cualquier cualidad que haya que tener en una sociedad) dejando “que otro consiga las mercancías”. Los planificadores estadounidenses saben que la decadencia del poder económico y militar de EE.UU. (porque todo el embrollo que hay aquí se derrumba por los fallos en cada uno de los aspectos de la construcción social) sólo disminuye la probabilidad de que EE.UU. consiga el premio en el futuro.

Por lo tanto, la “emergencia” es entrar y agarrar el premio (“un anillo para someter a todos”) lo más pronto posible, antes de que “nosotros” (es decir nuestros amos capitalistas) perdamos más poder y las ventajas de EE.UU. para poder hacerlo. Soldados muertos, economías colapsadas, entornos contaminados, honor nacional mancillado, poblaciones desanimadas, son simples trivialidades en comparación con el premio.

Lo que se ve en EE.UU. actualmente es la encarnación viva de la sentencia de Lord Acton: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Nosotros, en la “economía interior”, somos el cuerpo hambreado, marchito y desperdiciado de una mentalidad de administración capitalista demencial, adicta al poder, delirante con una codicia que va más allá del dinero, y más allá de toda razón o sentimiento humano. Todos nuestros “problemas”:

el colapso de la economía interior: puestos de trabajo, sustento, viviendas;
la catástrofe ecológica (el geiser de petróleo en el Golfo de México, la absurda reducción de todo a la línea de la rentabilidad);
el envilecimiento de la educación pública a un sistema rutinario de adoctrinamiento público con propósitos de control social por la administración capitalista (entrenando y podando los procesos de pensamiento de los niños de la actualidad,para que sean los robots del consumo masivo del futuro derroche socializado, de la usura “privada” excluyente);
la destrucción de los servicios públicos (la penuria planificada del gobierno local por el conservadurismo apasionado);
el juego con el sistema financiero nacional y el robo de recursos públicos (seguros de las ganancias, subvencionados por regalos tributarios para los jugadores de apuestas financieras “demasiado grandes para fracasar”);
la absoluta negativa de los responsables políticos de EE.UU. a abandonar a Israel y toda esa conspiración pirata racista-colonialista;
el agujero negro fiscal que se amplía continuamente en el consumo del Pentágono de recursos nacionales, y su excesiva influencia política;
y el resultado directo de esos gastos, la erosión de los derechos civiles de verdaderos individuos humanos (a diferencia de ‘personas’ corporativas);
Todas las fallas de la política estadounidense actual son un resultado directo del demencial desenfoque, de la adicción al poder global por la el tipo de administración capitalista de la nación, y la adhesión irreflexiva de una gran parte del público a roles deshumanizados –como circuitos de retroalimentación de codicia y consumo- formulados para ellos por los programadores sociales de la administración nacional (no hace falta leer, las instrucciones se televisan).

Por eso Pelosi tiene ante sí una “emergencia”, y se apresura a presionar al Congreso en busca de una reacción positiva. Si fueras una persona que cuenta, lo entenderías. Si no lo entiendes, no se supone que lo hagas: simplemente haz lo que te dicen cuando llegue el momento: consume, adáptate, obedece. (Para que no quepan dudas: ocultarse y “no hacer nada” cae bajo “obediencia”).

La única opción que queda es la rebelión (El hombre rebelde, ver Camus) y puede ser algo arriesgado en cualquier vida individual. Pero podría hacerte humano, y pienso que saber que has logrado verdadera humanidad es el único camino que te puede llevar a resignarte a la muerte.



Manuel Garcia, Jr. es un físico retirado que trabajó en ensayos de bombas nucleares; su correo electrónico es mango@idiom.com

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