La III República o Rescatar siglos: Un proyecto político, cultural y moral
29 febrero, 2012
Posted by larepublica.es José Luis Pitarch
Ponencia de apertura de las Jornadas de “Febrero Republicano” de Unidad Cívica Andaluza por la República (UCAR)
Permitidme comenzar líricamente, porque “la República” tiene una cara de sentimiento, emoción, y otra de necesidad, lógica, razón. En mayo de 2.008publiqué en
<<“Mataron a Federico/ cuando la luz asomaba./ El pelotón de verdugos/ no osó mirarle a la cara”. Mas la estirpe de Federico no somos revanchistas, aunque su recuerdo nos nuble la vista con llanto de Granada. No es la lumbre de nuestros ojos el desquite, aunque Miguel agonice a los treinta y un años comido de enfermedad su pecho intenso, herido de la vida, del amor, de la muerte, en lúgubre prisión de una dictadura terrorista, mientras canta a su pequeño hijo amamantado con pan y cebolla: “En la cuna del hambre/ mi niño estaba,/ con sangre de cebolla/ se amamantaba./ (…) Ríete, niño,/ que te traigo la luna/ (…) Tu risa me hace libre,/ me pone alas,/ soledades me quita,/ cárcel me arranca,/ (…) porvenir de mis huesos/ y de mi amor”. Miramos al futuro sin rencor del pasado que nos usurparon, mas no renunciamos a la memoria, porque sin ella no hay identidad y porque no tenemos derecho a la amnesia, al olvido de quienes todo dieron por un mundo con justicia. El fin natural de una sociedad democrática es la República, que aquí llegó dos veces democráticamente y sin una gota de sangre, y dos nos fue arrancada con máxima violencia, ilegalidad, ilegitimidad. No somos revanchistas, como no lo eran Federico, Miguel, Antonio Machado, sino apasionados por la dignidad. Son otros los aún revanchistas vergonzantes, los que en su fuero íntimo no renuncian a la “victoria” sobre media España. A ésos sólo les decimos “¡A la mierda!”, a lo Labordeta o Fernán-Gómez. Porque les cuadra el “diagnóstico del manco” que acuñó Unamuno para Millán-Astray: el tullido tiende a tullir. Nosotros creemos en la República como régimen político y moral superior a la monarquía, y reclamamos que ésta nos devuelva la fracción de Soberanía que sustrae, usurpa a las/os ciudadanos. Frente a la corrupción institucionalizada, heredera y continuadora de la España negra, frente a las hipotecas, embudos, trágalas de una “transacción” bautizada como “transición”, aspiramos a una definitiva Regeneración Democrática cuyo nombre es “III República”>>.
II
III República, decimos, o proyecto político-histórico enraizado, sucesor legítimo de la I y II Repúblicas. Ambas llegadas pacífica y democráticamente a este querido y tantas veces traicionado país tras, respectivamente, una reina y un rey Borbones indignos, cofrades y apoyados en militares traidores al pueblo (destaquemos entre éstos al “espadón de Loja”, Narváez, y al dictador Primo de Rivera; o a Franco, favorito de Alfonso XIII, quien fue incluso su padrino de boda).Y ambas Repúblicas linchadas por la conspiración o coyunda de siempre: la de dichos milicos golpistas metidos a politicastros, junto a eclesiásticos infieles a su Evangelio, señoritos canallas terratenientes expoliadores de los braceros, piratas contrabandistas como Juan March… “¿Y el pueblo?”, decía el gran Louis Blanc: “el pueblo despertó asustado por el ruido de pasiones que no eran las suyas”. (¡Ah!, pero aún en Sevilla padecéis la ignominia de tener al mayor terrorista de la historia de España, Queipo de Llano, asesino profesional, primero de moros, luego de andaluces, enterrado a los pies de la Macarena y con su fajín de general pistoleropresidiendo las procesiones. Decía Queipo: “Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado”). Quería fusilar a media España.Lo señalaba bien aquel hombre preclaro y bueno, don Antonio Machado (el de “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla… Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno”). Lo decía, sí, Machado: “Españolito que vienes al mundo… una de las dos Españas ha de helarte el corazón”).
La I República, advenida de modo plenamente democrático, era el intento, con un siglo de retraso, de enlazar, engranar con “la Ilustración”, con los empeños de Campomanes, Floridablanca, Aranda, Jovellanos. De europeizar, en su mejor sentido, España, de sintonizar con Francia, que, tras tres dinastías en el siglo XIX (Bonapartes, Borbones, Orleans), recién había alcanzado la definitiva República, su Tercera. Como será régimen definitivo la III nuestra. No hay caso en el mundo cual el de los Borbones hispanos, que ya han venido ¡4 veces!, siempre en base a golpes de estado militares o guerras civiles. Somos país único: mientras en el planeta cada vez va habiendo una monarquía menos, nunca una más, como una especie en extinción, en España vuelve ¡por 4ª vez, a fines del siglo XX!, y por el dedo de un generalón golpista, dictador y genocida (eso sí, bajo palio como la hostia santa) que se hubiera quedado en sedicioso fracasado y fugadode España (para vivir muy bien con el dinero que le aseguraba el pirata Juan March si el golpe de estado fallaba) de no haber tenido como padrinos a Hitler y Mussolini, quienes le pasaron a la Península a unos soldados mercenarios, no españoles sino legionarios extranjeros del ¡Viva la muerte! y musulmanes que venían a hacer una cruzada católica consistente en el pillaje y botín, violar mujeres (a esto también les instaba el infame Queipo) o robar los copones de las iglesias. ¡Qué país de esperpento! ¡Qué cruzada! ¡Cuánto inmenso cinismo! ¡Y qué Iglesia, todavía hoy viviendo de las rentas, políticas y económicas, de una guerra de religión de 8 siglos en la Edad Media (caso único también en Europa, y probablemente en el mundo) y de una Edad “Moderna” en que se autodefinía como “brazo armado de la Iglesia” y “luz de Trento”, el gran concilio reaccionario que tanto lastró el futuro de España. Todavía lo reivindicaba el fascista-militarista Teniente General De Santiago y Díaz de Mendívil, Vicepresidente del Gobierno con Arias navarro, que dimitió en septiembre del 76 por legalizarse los sindicatos.Lo exigía su honor. Esperpéntica, patética estampa o hallazgo: un “honor antisindical”. ¡Qué contubernio, el de militarismo y fascismo! ¡Qué casta de militares franquistas, tratando de sabotear la democracia durante lustros después de morir el zorruno Franco! Que se sumó el último a la feroz cuartelada de julio del 36, perose las amañó y apañó para hacerse el preboste de la militarada. Sabía más que Briján (aquel Bryan inglés de las minas de Río Tinto que dio lugar al dicho).
A todo esto venían a intentar poner fin la I y la II Repúblicas, recuperando el atraso de siglos. La Primera con su Proyecto de Constitución federalista (lamás probable y verosímil solución para España, como vemos siglo y medio después), que comenzaba proclamando: “La Nación Española, deseando asegurar la libertad, cumplir la Justicia y realizar el fin humano a que está llamada en la civilización…”. Pero dos golpes de estado concatenados en 1.874, el de Pavía y el de Martínez Campos, la liquidaron. Ni tiempo le dieron a tener Constitución, ni Presidente de la República. Castelar había dicho: la República la trae una conjura de la Sociedad, la Naturaleza y la Historia. Pero había otra conjura más poderosa, la de los de siempre, que paró de nuevo la Historia en 1.874 y volvió a meterlaentre paréntesis. (Franco, con su régimen militar-fascista-eclesiástico-terrateniente-bonapartista, y cambiándose de chaqueta cuantas veces hiciera falta, llenaría luegode crímenes de lesa humanidad el último pillaje de este feroz contubernio de siglos. Que, ¡ojo!, aún no ha terminado, pues, pisoteando incluso las leyes dinásticas de los Borbones, el césar marroquí dejó su silla al Rey que se le antojó—lógico, España era suya–, al “Rey del Movimiento” o fascismo español, cuyos Principios juró Juan Carlos solemnemente, traicionando a su propio padre. Claro que Juan Carlos, cuando le convino, plagiando a Groucho Marx, fue y dijo: “Éstos son mis principios. Pero, si me conviene, tengo otros”).
III
Tras la I República vino el tinglado llamado “Restauración”, iniciado con el corto reinado de Alfonso XII (hijo de la destronada Isabel II y de cualquiera de susnumerosos amantes, verosímilmente el apuesto capitán valenciano Puig Moltó), quien moriría muy joven, tuberculoso; y después un monarca necio, “Rey soldado” por excelencia, Alfonso XIII el Africano, rodeado de favoritos militares africanistas a los que concedía ascensos a capricho, atrincherándose tras ellos y llegando hasta pisotear una Constitución (la de 1.876) que le concedía enormes poderes de Jefe de Estado y de Gobierno, instaurando –contra dicha Constitución—una Dictadura pura y dura, la de Miguel Primo de Rivera. Tanta traición e incapacidad del monarca, tanto hartazgo, desprecio y hastío de grandes sectores de la sociedad, produjeron un contundente pronunciamiento republicano en cuanto hubo unas Elecciones, el 12-4-31. Y así cayó, entre inmensa y pacífica alegría popular, la prostituida monarquía, arribando la II República.
¡La II República, la nueva promesa de Regeneración, de rescatar siglos! Un régimen, al fin, de Dignidad y Cultura, de esperanza para todos (no sólo para los poderosos). En su Título Preliminar, el Art 1º definía a España como “una República democrática de trabajadores de toda clase, en régimen de Libertad y de Justicia”. El 3º rezaba: El Estado español no tiene religión oficial”. El 6º: España renuncia a la guerra”. Entre los derechos de los españoles, como primerísimo: “No podrá ser fundamento de privilegio jurídico la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas”. También: las Órdenes religiosas se someterán a las leyes tributarias del país. Los padres tienen, para con los hijos habidos fuera del matrimonio, los mismos deberes que con los nacidos en él. El trabajo es una obligación social. La República protegerá al campesino, y a los pescadores. La República legislará para facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza. La jurisdicción penal militar queda limitada a los delitos militares y a la disciplina de los Institutos armados. En fin, no seguimos con más Artículos: una auténtica revolución democrática, de recuperación de siglos de atraso moral, cultural, político, paraacabar con la muralla de privilegios, sinecuras, patentes de corso social y económico. Por eso los de siempre, la España oscura, ultraconservadora, la de esos privilegios, patentes y bulas, se puso a conspirar desde el día siguiente para destruir aquel futuro de regeneración y esperanza.
Y, con un enorme sostén de los fascismos europeos, éstos de siempre, más verdugos que nunca del pueblo, hicieron una guerra inicua y destructiva a la II República, seguida de una cruenta marcha atrás de cerca de cuatro décadas de dictadura de lesa humanidad, que todavía fusilaría a españoles en septiembre de 1.975 en Madrid, Barcelona, Burgos. Más otra década al menos de persistentes amenazas, pues la condicionada y parcialmente coaccionada democracia que siguió a la muerte del césar marroquí conoció desde sediciones como la del “manifiesto de los cien” (diciembre 81) a intentos de directo golpe de estado al menos hasta 1.985, con la tentativa militar-civil de La Coruña de asesinar a toda la cúpula del Estado y Gobierno.
IV
Mas quizá no sobre añadir breves palabras respecto a esa democracia monarquicona de la Constitución de 1.978, democracia otorgada, concedida, condicionada. Pues los francofascistas —y a su cabeza, de “padre de la Constitución”, quien había sido el despiadado mentidor oficial de ese fascismo franquista como Ministro de “Información” (¡uf!), Sr. Fraga, que en cualquier país de Europa hubiese corrido la suerte de Goering, Ribbentrop, Frank, Frick, Keitel, Rosenberg o el francés Laval, o cuando menos la de Speer o Pétain; Fraga, que decía (diciembre de 2.006) que sí, que Pinochet cometíó “algunos excesos” pero fue muy bueno para Chile; Fraga, que fichó al terrorista argentino de extrema derecha Almirón como guardaespaldas; Fraga, ahora homenajeado, ensalzado por un “Partido Popular” que así exhibe sus carencias democráticas y su apego al fascismo hispano— los francofascistas, decíamos, espetaron a los demócratas: o aceptanustedes tal y tal y tal (trágalas y guetos) o no hay democracia. Lo primero, tragan al Rey del Movimiento. Y en República o referéndum sobre la forma de Estado, ni piensen. Y nada de responsabilidades por los crímenes de la dictadura. Ni de reconocimiento a los últimos soldados de la República, los guerrilleros “maquis” que ejercieron el sagrado derecho de resistencia a la tiranía, que viene de Aristóteles, Tomás de Aquino, Locke. ¡Qué inmensa vergüenza, héroes estos guerrilleros en toda Europa, del este y del oeste, con medallas, pensiones, grados militares, menos aquí!: de nuevo, España caso único europeo. Ya sólo quedanvivos 3 ó 4 guerrilleros, traicionados por esta democracia condicionada de la que presumimos. Pareciera que los dos grandes partidos piensen que a ver si se mueren todos ya de una vez.
Por todo esto, igual que respecto a los militares de la UMD, muy insuficientemente reconocidos, subtitulé a un reciente libro mío —disculpen la autocita— “La reconciliación del embudo”. No toca extenderse en la materia, pero ningún militar “fichado” como de la UMD (de aquellos que no encarcelaron, para evitar que se supiese que “los úmedos” no eran sólo 8 ó 10 gatos de Madrid, sino bastantes más, especialmente en Barcelona), ninguno ha ascendido a general, aunque fueran cabeza de promoción, diplomados de Estado Mayor, etc; además de que fueron discriminados para obtener destinos, etc. Mientras sí han ascendido a generalquienes, como Blas Piñar hijo o Juan Cañadas, difundieron públicamente un escrito apoyando a los golpistas del 23-F-81. Y, cuando la Ministra de Defensa Carmen Chacón dio una medalla de consolación a los nueve miembros de UMD condenados a penas de prisión de no pocos años, estas medallas fueron contestadas abrupta, chulesca y públicamente, tildándolas de “barbaridad”, por el guaperas general García de Dios, sin que la Ministra le impusiera un inmediato correctivo, como era su obligación (de la Ministra). Y uno tiene que preguntarse: ¿qué temía la Ministra de los militares tardo o retrofranquistas, qué temía todavía en 2.010?
En fin, los francofascistas, decíamos, dejaron clarito a los demócratas: o aceptan ustedes tales y tales trágalas y guetos o no hay democracia. Ya hemos citado a los guerrilleros antifascistas y a los militares de la UMD. Valga un breve vistazo a otros trágalas de consideración de esta Constitución monárquica. Por ejemplo: Europa difícilmente iba a admitir que la Constitución incluyera la pena de muerte que había en el franquismo; pero los Fraga y compañía coaccionaron para que en los Ejércitos sí pueda, constitucionalmente, haberla (en tiempo de guerra). E ídem de ídem respecto al tribunal de honor, antigualla gremialista, sectaria, sin garantías democráticas, impropia de un Estado de Derecho, que permitía echar a la calle a un funcionario/a o a un miembro de las organizaciones profesionales: la Constitución del 78 lo prohibió en la Administración Civil y en dichas organizaciones, pero (trágala) lo permite en los Ejércitos. Y citemos también el inadmisible Referéndum no vinculante que nos impusieron. No vinculante ¿por miedo, o por desprecio al pueblo? De remate, a la monarquía puesta por Franco la acorazaron doblemente en el Art. 168 de la Constitución, que hace prácticamente imposible licenciarla aunque lo quieran la mayoría de losespañoles/as. Y el Rey —o su hijo o hija sucesores, listos o zotes, honrados o metidos en negocios turbios— con enorme poder, como decidir el candidato a Presidente del Gobierno pasando, si quiere o le interesa, por encima de la mayoría de diputados del Congreso. Y todo bajo la vigilancia de un Ejército síndico del “atado y bien atado”.
“Constitución bajo coacción” o coacciones, pues, y por tanto ilegítima en una serie de puntos (en otros, particularmente en la gran mayoría de Derechos Fundamentales, en que copió a las europeas occidentales, la aplaudimos). Conque a tragar monarquía y al Rey puesto a dedo por Franco. Y nada de responsabilidades o reparación por los crímenes de Estado de la dictadura. Ahí estaba, junto a Fraga, el falangista Gabriel Cisneros, también de “padre de laConstitución”. Y Herrero de Miñón echando una manita, verbigracia para meter el fasciomilitarista Artículo 37 de la Ley Orgánica del Estado de Franco, que asignaba misiones de política interna al Ejército, camufladito en el Artículo 8 de la flamante Constitución. Lo cual usó el teniente general Mena Aguado en Sevilla el 6-1-06, en la llamada “Pascua militar”, reclamando un derecho del Ejército a “intervenir” en relación al Estatuto de Cataluña. Ante todo esto, la conclusión es evidente: el Estado español está y estará en interinidad política mientras no haya un referéndum vinculante Monarquía-República. Como dijo G. Puente Ojea, la “transición” ha sido el mayor timo de la Historia de España.
Y un dato final o “guinda”, que no sé si llamar de esperpento o de auténtico menosprecio al pueblo español: todas las Constituciones monárquicas que hemos tenido en España antes de la actual, la de 1812, la de 1.837, la de 1.845, la de 1.869, la de 1.876, situaron a las Cortes, como representantes de la Soberaníapopular, por delante del Rey o Reina. Y, del mismo modo, la Constitución republicana de 1.931 las ubicó antes que la Presidencia de la República, como también había hecho el Proyecto oficial de Constitución de 1.873 de la I República. Mas, ¡oh maravilla!, la Constitución de 1.978 pone al Rey (Título II) por delante de las Cortes (Título III). Otro inmenso trágala. Suena a seguir la estela del franquismo (el cesítar antes que todo). ¡Uf!
V
No os sorprenderá, consecuentemente, que pronuncie con porfía: somos jacobinos, no girondinos, y creemos profundamente en la libertad, igualdad y fraternidad humanas. Aunque no pretendemos cortar la cabeza al Rey, como Robespierre el Incorruptible. (Sí querríamos que Su Majestad, que habla tanto y de tantas cosas, mencionara y censurase muy explícitamente la corrupción). Y, por creer en tal tríptico, somos republicanos, único régimen compatible plenamente con la democracia. ¿Cómo ignorar que el fin natural de una sociedad democrática es la República? Venzamos de una vez a la conspiración de epulones, eclesiásticos infieles a su Evangelio, militares roídos por la lejanía al pueblo o adoctrinados en el fascismo, terratenientes adoradores de Queipo. En epítome: acabemos con la inmadurez histórica y política de España. Y cumplamos con la legislación internacional sobre derechos humanos que el Estado español se ha comprometido, voluntariamente, a cumplir. Pues la monarquía hereditaria transgrede la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ninguna desigualdad “al nacer”, Artículo 1º; y ello “sin distinción de ninguna índole, ni por origen ni por nacimiento”, Artículo 2º). También transgrede el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ídem, Artículos 2 y 25). E incluso el propio Artículo 14 de la actual Constitución Española (ídem, igualdad jurídica sin discriminación, recogida también en el Artículo 7 de la citada Declaración Universal de DHs). La monarquía hereditaria conculca incluso los siguientes Artículos de la Constitución vigente: el 1 o primero (que consagra la igualdad como “valor superior” de nuestro ordenamiento jurídico), el 9 (la igualdad ha de ser “real y efectiva”) y el 23 (“derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos”).
VI
Hablemos finalmente de Cultura, pues la III República es, quizá sobre todo, un irrenunciable proyecto cultural. Cultura tiene más de una definición o acepción, ya que Cultura es paradigma, cosmovisión, pensamiento, forma de ver las cosas, ética. A uno le gusta particularmente la definición del gran valenciano de Sueca Joan Fuster: cultura como sistema de referencias. En todo caso, Cultura remite a sociedad, conocimiento, entender qué pasa; y a Moral y Derecho. Y también a Historia del grupo social, y a Futuro (decía Teilhard de Chardin: el pasado descubre la estructura del futuro). Mas Cultura remite no sólo a pensamiento, razón, sino también a Acción. Y una cultura republicana se despliega en lucha ideológica y comunicativa, contra la inmovilidad, atontamiento y abulia ideológica actual en grandes capas de población.
Una cultura republicana equivale, así, a Civilización y Respeto en su mejor sentido: derechos humanos, dignidad de la persona (que es fundamento del orden político y de la paz social, como bien recoge el Artículo 10 de la Constitución de 1.978… aunque luego lo contradiga en parte de su articulado). Y, desde luego, no es poder sin más, dominio, negocios, manipulación, dinero. Cultura (no falseada, bastardeada) debe ser, en fin, parte importante de la superestructura social y política. Y, por supuesto, no cabe llamar cultura a esa degradación de la televisión basura, el tarot, agüeros, hechicerías, que desactivan la conciencia colectiva, cada cual en su rincón, en el no pensar, en la desestructuración y la ignorancia. Parece que el lema (instado por el poder, por las clases políticas frecuentemente, por el terrorismo financiero) fuese no pensar, reír a lo sumo.
¡Ah!, pero nada es casual (la casualidad es el dios de los tontos, decía Federico el Grande, gran amigo de Voltaire), otra cosa es que se desconozcan las causas o motivos. Y lo que buscan imponer los inmensos poderes económico-financieros de hoy, dominantes de los medios de comunicación, contaminando a las/os ciudadanos con su ideología, es mantener un “orden” social y económico al servicio de una exigua minoría, sofocando antes de nacer cualquier conato de insumisión o rebeldía frente a esos poderes omnímodos. A los que no les haga falta detener, torturar, aprisionar, les baste con entontecer. Es frente a todo esto que propugnamos la “lucha” republicana, de concienciación ideológica y comunicativa.
VII
Mas, habiéndonos referido al concepto “Ideología”, “ideológico”, puede que no sobre señalar brevemente cómo se incuba en el pueblo honrado de a pie la “ideología dominante”, de mantenimiento de las relaciones de poder, propiedad, producción, para inmenso lucro de unos pocos. Controlando la sociedad y la cultura popular. Con muchos gobernantes de capataces de esos inmensos poderes egoístas, mientras un niño muere de hambre cada 5 ó 6 segundos. (En España, por ende, disfrutamos de una Iglesia aliada mayoritariamente con tal sistema, y con su eterno y productivo vicio de controlar las conciencias, las mentes). Grandes filósofos y pensadores como Gramsci (ver sus conceptos “hegemonía”, “bloque hegemónico”) o Althusser (“aparatos ideológicos”, etc) tienen bien descrito este fenómeno de inocular, transfundir al pueblo la ideología, opiniones, “códigos” de los amos explotadores, seduciéndolo, sometiéndolo.
Particularmente consternante es el control de la Información y los mass media. En Unidad Cívica por la República, verbigracia, padecemos lo que llamo“conspiración contra la República”: imposibilidad de obtener subvenciones para actos (no ya ahora, en momentos de grave crisis económica, sino de siempre), no asistencia de los medios de comunicación a ruedas de prensa que convocamos, etc. Y no busquen ustedes en Valencia una calle del general valenciano Vicente Rojo, Jefe del Ejército republicano en la guerra civil, no la hay. Ni el PSOE ni el PP se la concedieron, y eso que era un gran católico. Y el 24-8-2004, conmemorando el 60º aniversario de la Liberación de París del yugo nazi, fui testigo de la infamia y tergiversación de Javier Rojo, Presidente de nuestro Senado, quien, en su turno de palabra, se refirió numerosas veces a “los españoles” (sic) que entraron en cabeza de la División Leclerc, cuando la placa conmemorativa, la tarjeta de invitación que todos teníamos, el discurso del Alcalde parisino, Bertrand Delanoë, decían mil veces “los republicanos españoles” (sic).Pero J. Rojo se comió veinte veces la palabra “republicanos”.
Podríamos citar muchas más ignominias, pero hay una que constituye auténtico arquetipo de cómo el francofascismo antirrepublicano goza de hondas raíces ylarga mano hasta hoy mismo. Nos referimos al pueblo de cinco mil habitantes Numancia de la Sagra, (La Sagra, comarca norteña de la provincia de Toledo), a cuarenta kilómetros de Madrid. Pueblo llamado durante mil años “Azania” y luego “Azaña”, probablemente derivado del árabe, con significación de “noria”. Pueblo tomado a sangre y fuego por tropas africanistas de Franco en aquellos comienzos de otoño de 1.936. Además de pasar a cuchillo a quienes quisieron,robaron su nombre milenario al pueblo, dándole el de “Numancia”, de la unidad franquista conquistadora a sangre y fuego. Pues bien, un alcalde de UCD, cinco del PSOE y cuatro del PP (incluido el actual) no han querido o no se han atrevido (¿cuál de ambas cosas sería peor?) a restituir su nombre “Azaña” al pueblo,sino han conservado la falsificada denominación militar-fascista. ¡Y el inefable Sr. Bono, cacique de Castilla-La Mancha, Presidente de la misma durante seis legislaturas con mayoría absoluta, residente en Toledo, al ladito como quien dice de “Azaña/Numancia” tan ancho. ¡Puaf, qué náuseas!
Terminemos. Hablábamos de Cultura, propugnando una cultura republicana, liberal, progresista, sin fisuras antidemocráticas. Llevamos siglo y medio luchando por ella, reclamando la DEVOLUCIÓN (no nos queda tiempo de explicar el concepto británico de “Devolution”, ahora tan sobre el tapete respecto a Escocia, y algo menos en cuanto a Gales), la Devolución a la Sociedad de la parte de Soberanía que retiene la familia Borbón gracias a Franco. Pero “algo se está moviendo”. Una encuesta en la página 12 del diario “El País” el 6-12-09 daba un 25% de ciudadanas/os que creían que “lo mejor para España es pasar a ser una república”. Y otra fiable encuesta reciente (nos contaba Martín Medem en las Jornadas de Unidad Cívica por la República en Granada, noviembre de 2.011), que ha sido ocultada, daba el 50%. Mas los hechos no dejan de existir por más que se oculten o ignoren. Por eso sigue plena la absoluta legitimidad republicana arrebatada a tiros, bayonetas y obuses por Franco, Queipo, Mussolini, Hitler. Por eso creemos con Labordeta que “habrá que empujarlo para que pueda ser”. Y comulgamos con el gran Pedro Garfias: “Por lo noble, por la paz, por la justicia, por el trabajo, por la libre República del pueblo, ¡peleamos, peleamos!
José Luis Pitarch, Presidente estatal de
Unidad Cívica por la República (UCR)
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